QUIZÁ QUISE QUIETUD
Por mover ese silencio entre las ramas, de las nubes cinceladas en el pecho, en el aliento de las flores secas, por las virtudes en claras ruinas.
Entre los versos y vasos blancos, entre los cielos y tierra dura, entre los pasos y puente blando, entre los peces y monte rosa.
Quizá son lágrimas de hielo. Quizá quise acariciar el fuego. Quizá quise quietud en el océano.
Quizá quizá, el mármol está marchito. Quizá quise verlo viviendo. Quizá quise quietud ante la muerte.
*** PORQUE ***
Por el espinoso violáceo danzan tristes arroyos que al mirar los bosques van dibujando melodías y esmeraldas, donde la luna tejió unos perfumes dorados. Y en ese querer perdí mi muerte postrera viviendo.
Quizá quise quietud, estando muriendo demasiado. ¡Quizá, quizá, viviendo demasiado!. Quise querer como se debe a la vida. Quise quietud como se debe en la muerte.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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