Simple, en la llanura es esta tierra.
Honesta la extensión, ventana franca del pecho,
confines sagrados del puma.
Pero una hiedra fatal nace aquí desde su suelo,
un herrumbre de cadenas viejas
que ahoga la pastura, ¡cuanto edicto
prepotente secó la raíz del lugareño!
Vuela un aire circense
que no empuja la hojarasca del recelo,
desconfianzas, avaricias, custodios todos ellos
de la sombra que se instala.

No quiso querer su herencia feraz.
Por eso llego con los ojos
viendo lo antes visto,
lo que duerme bajo el limo
y que quizás ni le interese al hombre que la habita.
Aquí, donde se revela la reflexión que antes no veía,
desde un revoltijo que con ironía todo lo esconde.

©Gustavo Larsen, 17/04/2014