Cuando quise abrir los ojos ya era tarde… Demasiado tarde, y no logré seguirle el rastro al adiós anticipado que en la distancia se pierde.
Tuve una oportunidad teniéndote dentro del ámbito trastocado de alteraciones, pero no pude evitar tensar las agitaciones.
Y no es hasta que escucho la voz del silencio auscultándome los sentidos uno por uno, averiguando porque a tu querer renuncio.
Te dejé ir, así fue el descuido de importuno que me tiene arrastrando esta bohemia; los golpes que da la vida son la mejor academia.
Siento pasar veloz el viento llevándose la época sin tratar de detenerse en donde estoy parado, -quizás la visibilidad era muy poca-.
Parece ser que todavía sigo desalentado, está el barbarismo en mi recuerdo vagando; al paso lento del tiempo continúo esperando.
Julio Medina 10 de abril del 2014
|