Por incoar al improperio

Fecha  24-1-2014 3:06:55 Tema:  Poemas
Por incoar al improperio

El aliento ha perdido las ventanas
con una cruz boca abajo.
¡Incoando al ultraje diario!
Es ahí, dónde el ojo ama la paja
y el camello fabrica agujas
dónde los cerdos perlas lanzan
con la desesperación afilada.

¡Eléctricas y embriagantes reptando!.

¡Mira!. Ya siembran el olvido
con monedas en la lengua y
licores de invernales moscas
con los esqueletos del tabaco.
¡Qué mata cementerios con saliva!.


Y aquí empieza la historia de pasadomañana, es decir,
sin prejuicios de ningún tipo, en la categoría de langosta
con el poderío avasallador de millones de mentiras a la
velocidad de la luz, y en el cumplimiento del deber de hacer
más grandes los problemas de los dramaturgos locales,
y abaratar las exportaciones de ignorancia en los puestos
de frutas y verduras de alta tecnología, con una flotilla de
transbordadores y llantas sabor fresa, que ha intentado
ofrecer al lector los saberes vigentes en cada época del
pasado, incluida la inteligencia de modo simultáneo, y en
un frasco hermético de buena Ética multisabor, pionera
en el tratamiento moderno de las heridas informáticas.

Ahora bien, los acontecimientos demuestran que la calle
se ha especializado en profilaxis nutricional, y alimenta con
sangre el asfalto evitando las erupciones cutáneas, y la
acción bactericida de las pestañas de las nubes, difíciles de
encontrar en bicicleta de remos, cuando se incorpora un ojo
de silencio y cenicero, quejándose de las restricciones en
cuanto a motores fuera de borda, y a diez kilómetros del
naranjo más cercano, muy útiles valiéndonos de la gran
cantidad de ilustraciones, que evitan la intrusión de fuerzas
extrañas en el corazón de los más modernos ataúdes, en
los habitaciones dónde duermen las velas, y se planea
construir un centro turístico con los huesos de una granja abandonada,
por los insectos más actuales al cambiar el lote de las dunas pasajeras
con el mal hábito de juzgar sólo el presente, por las impresiones microscópicas
de las rocas, sin las tensiones modernas de la civilización.

Y mientras sucede todo ésto, el dueño de los perros se introduce
rápidamente en el reino de la realidad con toda su salvaje honestidad,
con la quietud de la más hermosa tormenta, y a consecuencia de un
remordimiento de zapatos, encima de las aguas, y al preguntar por los
niños que cultivan ciervos en la luna naciente. Pues mucho se ha
progresado en el análisis del comportamiento de las mariposas, y en
la investigación de todo tipo de betabel enamorado de zanahorias y de
ciruelas para conocer a fondo las influencias del suelo, y la calidad de
los abonos que impiden los escalofríos a las raíces acostumbradas a
la ingestión de té de apio y coliflor, según el gusto del consumidor.

De tal manera, que este tipo de improperio es material privado de
uso exclusivo para el agnosticismo, y en la descripción más correcta
del ánimo fluctuante de los cocodrilos, que naturalmente eluden herir
la sensibilidad de lápices y plumas con tanta devoción y entusiasmo
por el amor a las hipótesis menos inteligibles, y a la herencia del sol
en los productos domésticos por su incapacidad para el dibujo.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez



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