Poeta Del Puerto (poema barroco 1)
Fecha
14-1-2014 23:13:28
Tema:
Poemas
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Retorna embarcaciones el mal tiempo. En su bohemia, feliz y confortado, escribe el poeta sus rachas inspiradas, a mano, prestos, la botella y el tabaco. En su desván, reducto vista al puerto, insomne lámpara se sueña un faro y una monótona gota discurriendo en gris arpegio de acoso milenario, declama oculta de creación y desafía la concordancia del reloj a lo inexacto.
Bocas abiertas de los bodegones cual crematorios de pesares burdos piden su prosa, a más de perniciosa, esa que jura sobre 'amores puros' (los defraudados bajo cien banderas). Y escribe el poeta con previsto triunfo donde le erijan entre aplausos beodos, pipas y habanos, pedestales de humo por bien tirado como la cerveza, barra embebiendo, cada verso suyo.
Diluvia y pendular el alumbrado, destila raudas esquirlas de diamante. El bardo, ama su entorno, lo disfruta. En él madura la sustancia de su arte. Todo transita con la prisa de su pulso; El tiempo cierto tan sólo se rehace, si merma el paso riguroso de su musa. Pero su genio sagaz, no le da chance: como al amor, la esperanza, la fortuna, la pierde y la conquista delirante.
Ya se disipa la tormenta presumiendo del adoquín lloroso, su quebranto. Hijo dilecto de la noche, el vate, halla sustento de materno amparo en lunar seno magullado y lírico. Pero si un alba de realismo impávido captura su trovar entre sus redes o repentina sirena de algún barco y a la deriva en el río la abandona para probar si su motivo es válido,
entonces, rema, ¡rema el poeta! ¡Arpón tenaz, su pluma de utopías! Y si la pesca, festeja con un trago el épico rescate de su estigma. Es joven el poeta, viejo el puerto. Sensible uno, rudo el otro, su rutina. Puerto severo como padre adusto pero dichoso del crío que se inspira en su cántico de proas imperiosas y su fanfarria de gritos en la estiba.
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Mas éste poeta en realidad concibe, las loas que ansía su falaz quimera: Nadie lo aguarda. Ni los bodegones. Noche ni puerto su versar festejan. La vida ignora su afán, impasible, porque su poema, feliz o con pena, es yuyo de grieta del bastión retórico. Y él, como bizarro juglar sin escuela: 'Si no soy poeta, -se pregunta terco- ¡¿de qué flojedades, se forja un poeta?!'
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