El Camión Azul
Fecha
3-10-2013 15:47:14
Tema:
Prosas Poéticas
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Estoy tendido de espaldas en la nada. Hay un camión azul de mi infancia entre las piedras. En su caja amarilla, retira las piedras que cubren mi corazón. Las piedras del derrumbe de mi fe. Mi corazón sepulto no se queja; si por él fuera seguiría enterrado de por vida. Pero el camión azul trabaja con ahínco: ¡patina, lucha! Para impulsarse, afirma su culata en mi mentón, y sus rueditas traseras arañan suavemente mi garganta, recordándome las cosquillas que de niño, me hacía mi madre.
Cargado de piedras hasta el tope, arranca pecho abajo. Me deja su olor a plástico en las narices, mixturado con el de ciertas cosas que yo, cuando la fantasía me hacía su invicto conductor, le cargaba a él: tierrita suelta, piñas de pino de la playa, botones de semilla de eucalipto, gramilla fresca... Pero por sobre todo, le cargaba ilusiones. ¡Ah, el aroma de la ilusión!
A pesar que ya no le doy voz con mi boca a su silente motor, nunca a contra mano, el camión azul toma por mi pierna derecha, sube y baja cuidadosamente mi rodilla, se descuelga a un lado del obstáculo que le significa el empeine de mi pie, y se aleja a volcar su carga quién sabe dónde. Ya volverá a mi pecho, sobre mi corazón. Es que él aún confía en mí; cree firmemente que algún día, aunque más no sea a mis setenta o cien años, yo tendré un camión azul de verdad; es decir, un buen proyecto cumplido. En fin, habrá que hacer algo al respecto entonces; pues, por más desengaño que conlleve el mucho existir, jamás debe uno defraudar el cándido propósito de un juguete.
Ahí viene otra vez...
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