El preso

Fecha  18-8-2013 16:01:25 Tema:  Poemas
Tras los barrotes de aquella cárcel,
condenado a una perpetua cumplir,
por malos caminos con trágicos vientos,
una desgracia de donde no pude salir.
Quebraba el destino a mi santa madre,
quien en su lecho desconsolada
con lágrimas afrontaba la desdicha
de no volverme a ver…
Una mañana partió hacia el cielo,
dejándome un inmenso vacío
en el espíritu doblegado
por la justicia injusta del hombre.
Hay tanta crueldad en estas cadenas
arrastradas durante este hueco
-a quien no puedo llamarle tiempo-.
¡Porque el tiempo pasa,
y éste aquí sigue prisionero conmigo,
muriéndose en una celda,
en donde todo sucede y nada amansa!

En una tarde lluviosa, cuando del cielo gris
una luz salida de un endeble rayo,
alumbraba aquella fortaleza impasible;
en aquella tarde,
cuando el silencio era solo interrumpido
por el sonido
de las finas goteras de lluvia al caer,
vi a mi madre cruzar
por el patio de la prisión
hasta llegar a mi celda,
allí le miraba una y otra vez ¡estupefacto!
Mis ojos brotados del asombro
esculcaban aquella imagen transparente
llegada de las blancas nubes;
y ella con sus mejillas mojadas
de tanto llorar me decía:
-Hijo mío, por última vez he venido a verte.
¡Y yo caminaba hacia ella tratando de abrazarla,
pero su imagen como el humo se deshacía,
se me escapaba de entre los dedos!
Mientras la lluvia arreciaba
y el relampaguear destellaba el lugar…
Pasado un rato el aire silencioso,
otra vez, volvió a ocupar su espacio,
y con ese silencio desolador
me despojé de la mal oliente camisa
y la atornillé
alrededor del cuello,
y le apreté, y le apreté, y le apreté
con todas las fuerzas
que dentro de mi ser existían,
hasta que el cuerpo se desplomó
sin un aliento de vida.

Julio Medina
18 de agosto del 2013







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