[img align=center width=500]http://fviso.blogspot.es/img/barcofantaasma.jpg[/img]
La lejanía de mi ojo abatido
veía el cielo engordado de truenos.
Yo, como patriarca de los portales del Infierno salado,
saboreaba el idioma del peñón engarzado en la espuma.
Bebí de pequeño lo arcano de la esmeralda líquida,
contado por el faro, el espigón y un buque carguero.
Me extasié con los labios de la rompiente
y las sagradas loas a lo gualdo de una tromba en la alborada.
Ahora marchaba,
por la arenga inescrutable de Poseidón
y ofreciendo mi torso curtido al relámpago,
al ojo maldito que devoró camaradas de armas
que antes creía imbatibles como el joven cachalote.
Desfilaba el paño henchido a incrustarle mi proa afilada…
a hundirle el mástil en su pecho negro.
Mi velamen bramó su grito de guerra…
mi orza le hachó a su infinita anchura el tajo mortal…
El plomo del cielo eléctrico se derretía sobre nuestra piel,
impaciente…furioso… anticipando el final del combate.
Caímos los dos de bruces, cuando el clarín de la gaviota
y el sol del naciente ensangrentado
fueron otra vez los amos del desierto de agua.
Yazgo ahora en huesos de carey al fondo de su vientre,
pero la cabalgo ufano cuando ella despierta,
junto a las cohortes de ánimas perdidas…
en mi mar milenario.
©Gustavo Larsen, 23/07/2013
|
