Quiero dedicar al tuno un poema en su memoria por ser el manjar, la gloria del que comer nunca tuvo.
Gracias mi tunera amiga por regalarnos el fruto, tú llenaste la barriga desde el más sabio al más bruto, en los tiempos que no había nada que echar en la boca. Culpa de una guerra loca, que entre españoles se hacía.
Luego vino la mundial y te portaste igual, de una forma muy sencilla se aprovecharon tus pencas para sembrar cochinilla y fabricar colorantes de manera natural.
Porretas e higos pasados de la penca y de la higuera, el queso y gofio amasado, todo aquel que los tuviera era un ser privilegiado.
Recuerdo que muchos chicos, aprovechando la lluvia, íbamos a "esmondigar" esto era un arte, pelar los tunos llenos de picos tan solo con el pulgar.
Ahora estos son caprichos que se comen por placer, nadie los quiere coger, pues le temen a sus picos.
Pero, cuando están barridos y frescos de la nevera, amigo mío, ya son lujos que no los tiene cualquiera.
Mel
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