Amar es encontrar en la felicidad del otro tu propia felicidad. Gottfried Wilhelm Leibniz
Sólo el canto de los ángeles Coreándome el ave María Podría acercarse a todo el amor Que a ti yo te entregué un buen día.
Porque tú vivías en el aire que tocaba Eras musa, música celestial brillando En un inmenso pentagrama de oro… Más allá, mucho más allá de Dios.
Las ondulantes olas de tu cuerpo El verde mar que acariciaba con mis pensamientos Y estas manos desgarradas de ausencia Esperando con angustia, ¡esa hora!, la que nunca llegó.
Sedoso caía tu pelo por mi rostro En la lluvia pertinaz que me mojaba Fraccionada en gotas de rocío con franjas de arco iris Donde tú sonreías, y viéndote, trataba de besarlas todas.
¡Yo era muy feliz entonces… Porque con las yemas de mis dedos te tocaba No me detenía ni el lodo ni la maleza Ni la crueldad de las horas, porque más allá, estabas tú!
¡Más allá de la gloria de cada amanecer Sólo seguir vivo y pensar en ti Se convirtió en mi religión, mi fuerza y mi razón! Creo que ahora sabes cuánto te quise, y que siempre te querré.
Delalma 03/03/2013 12:51 p.m.
Retornando después de algún tiempo, el trabajo extenuante por algunas provincias del centro de mi país y sus enfurecidas lluvias me llevó a retrasar el trabajo más allá de lo previsto. Pero bueno, por alguna razón he vuelto. Mis disculpas a todos y gracias por seguir leyéndome.
|