TENTACIONES UNDOSAS
En la cortina un parpadeo al umbral persigue del soñar una antesala de apariencia colgando al árbol en las hojas de la luna un grito. ¡Undosas tentaciones!. Por el silencio del esculpir la voz del pensamiento en las orejas del minuto añejo de las palabras el reloj de caña cana come.
La temblorosa audición perdida, ¡Tentaciones undosas!. Por hacer del reloj el vuelo de plumas arroyos estaciones de seda treinta cloroformos olor tabaco al turista vigilante de los pianos pinos inclinando macetas y ventanas.
¡Undosas tentaciones!. En la vista del recuerdo música dónde ciego apenas, luce opaca, los pasos de la mano en caravanas, del dolor qué a diario undoso sigue. transparente hemorragia en crisis. ¡Tentaciones undosas!.
De aluminio agitando al vidrio, en la sopa bajo la mesa fantasmal, del tambor una linterna esquelética, deja al monumento al empedrar al mar decorando la hermosura de ausencia y fuga, ¡Undosas tentaciones!.
Yertas en el pecho de la consciencia. ¡No, no sólo ahí!... Sino en todo aliento extinto. Se indigna el mismo viento mar y tierra, viviendo. Porqué carcome a diario el paraíso incesante ya. Con la carne del cementerio que arrastra en cada vena. ¡Tentaciones Undosas!.
¡Al olvido rinde culto, adorando hueso y ceniza!. En las ruedas del palomar atigrado escarabajo. En la esperanza del cruel pastel. En la caja del cenicero almibarado. Embriagando las carretas de exóticos latidos. ¡Undosas tentaciones!.
A pedacitos del respirar gratuito de salir del presente vano, maldito. ¡Nace esa nada qué nada niega en todo!. Siendo la esencia, del dolor de la ceniza un acordeón. Interminable engendro, que al césped maldice cada verde. ¡Tentaciones undosas!. Por enrabietar las nubes de paz gris sangrantes Injuria, ultraje, escarnio, destrucción de miles de hogares. ¡Ahogó en la frente las orillas de cualquier luz!. Por los años qué protestan inmóviles viandantes. las barajas del meridiano entre dados cargados dedos. ¡Undosas tentaciones!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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