La tarde está cayendo y el crepúsculo asoma a las puertas de un cielo majestuoso. Dichosa vislumbro un milagro de vida y alegría, Una silueta de mujer en la plenitud de su horizonte.
Frente al espejo del tiempo. contempla el recuerdo de los caminos que ha recorrido, derechos o sinuosos, a veces cálidos, otros fríos, pensando siempre hallar su arcoíris amigo.
Cada día sumándole a las páginas de su historia, dejando en sus huellas el sentido de pertenencia, la búsqueda del propósito y lecciones de vida que poetizó como estribos en escalones de sabiduría.
En la puesta del sol, la femenina silueta descubre un día más, diciéndole sí a la vida que de vez en cuando, cobarde, quisiera abandonar, y que agradece cuando en la plenitud de su horizonte, frente al espejo del tiempo, escucha la poderosa voz de la naturaleza que le dice “vives, y eres parte importante de este universo”.
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