VACANTE LÁCTEA
En La Nebulosa en la vía. De las ecuaciones voluptuosas de los cosenos. En La superficie helada desfilaba un féretro. Mientras llegaban tres aires tristes. A los pies cubiertos del camino. Noches caídas al filo de una hoja. Sombreando de amarillo el paisaje.
Otoño bajo de estatura descansando. El dodecaedro resbala extasiado. En paz completa la esquina enorme. De la voz carnal de los cajones. Al peso algebráico del sueño variable. Bruscamente estremecidos palpitares. Antes enamorada conmutativa.
Con la visión sumergida interrogante. En los suspiros rectangulares. Contemplando estaba la curiosidad esquiva. Al momento magnético del cortejar. Llegó húmeda sin ser la cosecante. El tumulto del diapasón que emana. El amor a su lado en paralelo. Los cándidos rostros etiquetados de improviso. En la pasión de la curva por el cilindro.
¡Láctea la vía vacante!...Astro y cometa. Otra vez, los dedos lanzan las manos. En la mesa al hombro envuelto en fichas. Por el solemne reproche que rebotan. Los rincones sucios al derrumbarse. La indiferencia oficinista lenta. Con todo el yo que nos sepulta. Por el áspero alfiler inesperado. ¡En el tú que olvido a diario!. ¡En el hacer un relámpago grisáceo!. Por el aparador de las terrazas meciendo. ¡Quedan campaneados mil silencios!. Anegadas las ausencias ignoradas. ¡Al desdoro del afilado fondo!.
Vacante. Láctea. ¡Vía desastrada!. La superficie. Un féretro. Desfilaba. Helada.
Del cuento, desalada historia, secreta del azúcar.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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