Llega la noche arrastrando la pavesa y en la carencia oculta desamor, frío del alma, hostil silencio hoy me torturas… ¡Cómo me duele la insana herida de la traición!
En la negrura de la noche desahogo la soledad, quien ampara el interior de un corazón ya lastimado… Fue insuficiente el sentimiento, a la deriva termina el amor desamparado sin atención.
Sigo en la noche mustia, vasta la hilera abierta de agravios y evocación, sombras cenizas no me abandonan en cada noche… ¡Cómo lamento la insana herida de la traición!
Frío en el alma, no se detiene y en los recuerdos te veo en ellos al lado de él… Tiende la noche su manto negro, entonces enjugo el llanto amargo de mi ilusión.
Julio Medina 29 de septiembre de 2012
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