ERA

Poemas, frases y mensajes de ERA

Selección de poemas, frases y mensajes mais populares de ERA


Su nombre atravesado en la garganta.

El hombre camina por las calles de la que consideraba su ciudad en medio de una zozobra que le eleva en aires de desasosiego. Los organismos de seguridad han comprometido la suya. Siente que las esquinas tienen ojos y que le señalan sin misericordia. La divina providencia viste de camuflado y se esconde tras un pasamontañas; lleva un nombre escrito en una pequeña hoja, una dirección y una foto grapada en la esquina. El hombre camina con las manos en los bolsillos, pasa la mirada de esquina a esquina, se detiene de repente, mira hacia atrás pero no ve a nadie; siente que alguien le espera.
El reloj se detiene a eso de las 2:10 pm. Suenan dos disparos y un cuerpo cae. El minutero vuelve a caminar, indiferente, cómplice, para él ya es común detenerse por algunos segundos cada dos o tres días, son ordenes de la divina providencia y de no obedecer puede terminar sobre una acera con las manos en los bolsillos.

Algún fulano mira el cuerpo de aquel hombre mientras pasa por su lado, cierra los ojos y siente que alguien le susurra al oído que es el próximo. Una lágrima, un nombre atravesado en la garganta, un sueño frustrado, un amor que no llegó a feliz término-nunca supo si ella lo amaba, tal vez nunca lo sepa- Al fulano le quedan pocos días y muchos textos sin terminar. La divina providencia no sabe lo que es misericordia, solo piensa en hacer justicia estatal.

Y si el fulano no vuelve a ver a su amada...
Y si la amada no vuelve a ver al fulano...
Y si la amada no escucha aquel te amo-guardado desde hace tanto- en voz del fulano...
Y si el fulano no siente los labios de su amada y el calor de su cuerpo...
Entonces fulano habrá de morir con el nombre de su amada atravesado en la garganta.

ERA

Cómo duelen las palabras cuando no se dicen

Cómo duelen las palabras cuando no se dicen.
Cómo duele el silencio obligado, la bala lanzada con el índice sobre los labios.
Cómo duele reír en silencio cuando la felicidad es delito y lo que se permite es llorar;
Cómo duele cuando se sabe que el dolor de muchos es la felicidad de unos pocos.
Y quisiera gritar pero el temor no me deja.
¡Cobarde!
Sí, soy un cobarde.
Soy uno de esos cobardes que habla en murmullos para no ser escuchado,
Uno de esos cobardes que se esconde de la divina providencia, no sea que escuche y me crucifique sobre una cruz de olvido.
Cómo duele callar la memoria;
Duele en los huesos la indiferencia.
Cuántos años lleva el cartel con la foto de él o de ella y un letrero en la parte inferior que dice “impunidad”.
Desde hace cuánto es el olvido quien nos enseña a recordar.
Cómo duele el silencio cuando es una condena autoimpuesta.

ERA