Amber

Poemas, frases y mensajes de Amber

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LA POESÍA DEL PIRATA MODERNO

Me embarcaba noche y día,
navegaba por una calle peatonal,
en mi rostro, un semblante cordial,
en mis venas, mi espíritu salado plañía.

Siempre me asolaba la misma tormenta,
la niebla, encapotaba el catalejo,
me iba a la deriva junto a un ron añejo,
me moría, descarga a descarga lenta.

Por proa, venía el viento al contrario,
por popa, colgaban boyas de fiambres,
a babor, me abordaban olas en enjambres,
a estribor, abretonaba mal los cañones del calvario.

Siempre codicié una fragata,
rápida, me haría temible como Barbanegra,
pero no lo conseguí, aunque me alegra,
me enamoré de un Bergantín cual capitán pirata.

Dos palos, velas cuadradas,
como salido de la canción de Espronceda,
era casi como Benito Soto en esta vereda,
pero sin ser gallego y con compañías abolladas.

Amaba mi velero baldío,
amaba mi libertad fingida,
no me preocupaba mi constante abatida
o mi sueño de coraje bravío.

Hasta que me abarloé en este mar de cemento,
hasta que fondeé y miré con calma,
pues era un esclavo sin nada en la palma,
cambié mi tesoro por unas cadenas sin descuento.

Mi amado bergantín resistía,
surcaba a toda vela con la quilla rota,
soñando con comandar mi propia flota,
pero en vez de abordar se escoraba y huía.

De mascarón llevaba una máscara,
me dejaba caer hacia mi derrotero marcado,
oculto en ella, un cobarde atrincherado,
reprimiendo la única dirección clara.

No se si fue por sotavento, si por barlovento,
no se si las estrellas ardían, si el sol crecía,
no se si el verano florecía, si el invierno trinaría,
solo se que lo tiré todo al garete y escapé en un momento.

Ahora, mi bergantín temible,
mi tricornio sombrero,
mi sable de acero,
mi parche inflexible.

Ahora, mi loro locuaz,
mis tragos abundantes,
mis blasfemias tajantes,
mi gula voraz.

Ahora gritan, saltan, festejan,
pues su señor es libre de ataduras,
pues vuela con el viento a grandes alturas,
pues hoy la ansiedad, el dolor y la represión se alejan.

Hoy soy todo lo que quiero, todo lo que ansío,
hoy mi dios viaja conmigo,
en mi patria, la mar, donde no hay castigo,
en mi bergantín de nombre “Mi albedrío”.

Este poema está inspirado en La Canción del Pirata de José de Espronceda, composición que me encanta por su ritmo y tema, como se puede apreciar en esta poesía hay ciertas referencias a esa obra y el tema de base de esta es la libertad, un tema también importante en la obra de Espronceda, sin embargo yo lo adapto a la sociedad actual y de forma abstracta intento definir el miedo que tienen las personas en nuestra sociedad a ser libres, debido sobretodo al estado de bienestar tan alabado, cuando en realidad nos ciega y aprisiona.

SOMOS...

Somos gritos, cegados por trenes,
somos lloros, berrinches, angustias,
somos dolores, tristezas, alegrías,
somos efigies viviendo en las sienes.

Somos espadachines de verde manzana,
somos estupores, mal tragos, destierros,
ovejas sin pastor ni lana,
tortugas en españoles encierros.

Somos lúgubres, incesantes labriegos,
somos el luto enlutado de deseosas peloteras,
somos trémulas en la voz de las antenas,
somos talegos habitados por ciegos.

Somos alabastros recipientes,
olvidados en las arenas el desierto,
somos recodos mentales por cada
palabra, beso, riña, acierto.

Somos remansos de infelicidad,
disfrutando de los problemas en secreto,
de un pequeño momento de felicidad incierto,
cantando con la soledad a dueto.

Somos férreos, turgentes almas,
livianas, intrascendentes,
somos mortuorios vivientes,
condenados al olvido de nuestras gentes.

Somos víctimas de la noche intempesta,
bebés perdidos encontrados en la cesta,
somos la lujuria, el robo, la muerte, el engaño,
los pecados de Sodoma y Gomorra sin regaño.

Somos poetas de la tinta a borbotón,
tercetos desvencijados de un soneto,
somos, vivimos desorientados, vertiginosos,
somos de la rima esclavos y esposos.

Somos piratas de agua dulce,
pilotos de agua salada,
somos amargos, salados, ácidos,
del sabor de la fresa agridulce.

Somos llamadas, mensajes, ¡te quiero!,
olvidos, ausencias, ¡te odio!,
somos un dejar en visto, un like por inercia,
un comentario vacío, una foto en el podio.

Somos la última hoja de la libreta,
blanca, vacía, que se tira a la basura,
somos corruptos, desastres, tormentas,
somos tortura, perjura, locura, bravura.

Somos nuestra familia, nuestros amigos,
un hola y un hasta luego,
un abrazo y un a ti me entrego,
una caricia y un ruego.

Somos una madre amorosa, una odiosa,
un padre admirable, uno decepcionante,
un hermano querido, uno cargante,
una hermana cariñosa, una caprichosa.

Somos la empatía selectiva,
el abandono egoísta,
el engaño ambicioso,
la gula insaciable.

Somos la envidia, la soberbia, la pereza,
lo somos todo para nosotros,
nada para los otros, polvo en el viento, ...,
escarabajos en la maleza.

Buenos días, este poema esta inspirado en la canción “Más de Cien Mentiras” de Joaquín Sabina, es una de mis canciones favoritas y quería intentar componer algo así pero con mi estilo, en este caso este poema es una descripción de lo que somos como seres humanos, lo bueno y lo malo, espero que os guste.

LA DISTOPÍA DEL ASPERGER

¿Por qué?,
¿por qué esa felicidad?,
¿por qué esos problemas?,
qué envidia,
qué fastidio.

Esos morbosos neurotípicos,
voluminosos se ceban sin parar
de un placer que no ven,
del que no se dan cuenta,
qué fastidio.

Felices, propietarios capitalistas
a punto de aumentar su patrimonio,
yo no puedo sentir eso,
solo veo un montón de papeles verdes
con poder para dominarlos,
inconscientemente les han dado la misma consciencia,
no puedo sentirlo,
qué envidia.

Cuan fácil sería hablarte si por cada mirar tuyo
alguien me chivara los versos
que habría de pronunciarte.

Cuan fácil sería estar contigo si
viviéramos en una guerra de amor,
si mañana mismo nos separase la espada
y nos guardase el escudo en distintas trincheras
sin fervor.

Cuan fácil sería esta criba de amores,
que fácil sería si por cada manzano nacieran mil inviernos
que dieran piedad a un solo fruto de mismos olores.

Cuan fácil sería una conversación
si no cubriera el odio su manto,
si no se instalara en mi cabeza el tedio canto.

Cuan fácil sería escuchar tu voz
si cuando se entonara
no me secuestraran aturdimientos,
mal pesares de viajes lentos.

Cuan fácil sería atender al primordial tema
si no viniera casado con la mosca de los desvaríos,
si pudiera ver con tus ojos
y no con los míos,
si este estrés flatulento e hinchado
no estuviera junto a mí en mi almohada,
si no me vislumbrara con toda placentera
vida ajena y sus amoríos.

Hay veces en las que contemplo el blanco techo
de pintura desgastada y busco la luz que no veo,
esa que no veo por culpa de otra
que lo revela y esconde todo;
le falta vacío,
le falta el negro color que me permita
ver mi luz deseada en este sentir tardío.

Otras veces contemplo la marrón puerta
de madera lijada,
en su manilla dorada se esconde mi estañado
destino,
en el que pienso mucho,
al que no doy la mano por temor,
no muevo la manilla por el horror de la
madera resquebrajada,
porque resista la divina puerta
y me guarde junto al techo
de pintura ya sonada.

Muchos me creen loco,
otros me creen raro,
yo también lo pienso,
también farfullo entre el sí y el no,
aunque en el fondo no me sienta así.

Todos somos humanos,
todos estamos locos;
loco el que no es normal por ser distinto
y el normal, loco también por ser igual a todos.

En este poema intento hacer una crítica corta y un poco abstracta a como veo el mundo, desde el punto de vista de una persona con Asperger.

Enamoramiento

Fue tu dulce voz,
la voz que me regaló sus versos,
unos versos despiertos por tu amor,
un amor que me deseaba con fervor.

Y de tu voz salió una melodía,
una melodía dueña de mis sueños y pesadillas,
unos sueños acalorados y fortuitos,
unas pesadillas de temerosas y sangrantes letrillas.

Como temeroso estaba yo del porvenir incierto,
porque era incierto tu tenaz envite hacia aquí,
ese envite en palabras pícaras lanzadas,
y pícaro emanaba tu aliento embelesante hacía mí.

Embelesado me plantó en mi sueño actual,
un sueño en el que muero baladí
si no estoy contigo y tu mirada atrapante,
porque me has atrapado sin poder volver allí.

Allí donde vivía gris antes de leerte,
allí donde todo era vacío e infierno,
allí donde frío temblaba en el averno,
allí donde triste creía que nunca podría tenerte.

Y leyéndote me enamoré de tu primera frase,
una frase tantas veces escuchada por tantas bocas,
pero que saliendo de la tuya calentaba mi alma,
la elevaba sobre tus nubes y mis esperanzas pocas.

Porque poco era el sentido que dolía en mi vida,
poco era el que ardía, el que sentía, …, el que quería,
porque de no querer nada pasé a quererlo todo,
todo y mucho más, querer, sentir, …, salir de este lodo.

Me hiciste salir de mi oscuro refugio,
de un oscuro, lúgubre y solitario abismo,
solitario, con la soledad de celestina tuerta,
porque tuerto y medio sordo andaba siempre alerta.

Alerta de todo rápido o lento movimiento,
y rápida era mi huida a ese citado abismo,
porque escapaba raudo de todo dejando atrás mi alma,
un alma hostigada y hastiada de un cuerpo sin calma.

Pero halló calma al final mi cuerpo con el tuyo,
porque tocándome rompiste mi fina tela,
una tela que escondía mis luces y mis sombras,
un claroscuro que aceptaste cálida, que ya no me desvela.

En este poema de amor se expresa el proceso del enamoramiento y las razones del mismo partiendo de una descripción del protagonista.

Retrato de Ansiedad

LETRA

En el bulevar de la copa de cristal
se vierte un líquido retrato,
en esta avenida de arte pasado
se pincelan en lienzo mortal ansiedad
y arrebato.

Entre cuatro esquinas
y obsecuente vino derramado
tremebundas historias
se desparraman ante mi conmocionado.

Me duelen las corneas con presta
paleta de colores,
como una brújula al norte de
mi hemisferio
giran sin control
partituras con gustos de olores.

Al pie del alma se muestra
un riachuelo de turbulenta furia
arremolinada entre elocuentes tartamudeos,
un manto fluido de gritos, lloros
y arrepentimientos que muere en un marco
de madera encolerizada ante bífidos siseos.

Junto a las cientas aguas pasadas
aparece una cabaña de madera de musgo
en corcho con ruidos silenciosos,
ruidos de niñas,
figuras de fantasmas nunca sufridos
que juegan con cochecitos de madera
y plásticos de muñecas morriñas.

En lo alto del escenario actúan
montañas de grano de arena,
montañas acurrucadas en una hoguera
de fuego de copo de nieve
que cubre vertiginosas heridas
de tostada quemada,
montañas de tormentas cómico-sarcásticas
de preocupación olvidada.

A lo lejos en la cola de las montañas
se observa una borrosa ciudad desvirtuada,
malcriada en enjambres tóxicos,
devastada por nubes de lluvia que
cae hacía arriba como intentando
retroceder el tiempo,
atesorada en rascacielos de portales nocturnos
y carmín del carbón del cielo eclipsado.

Un tejido cielo de soles a lustros
que no parpadean mueve el viento en la noche,
en el día una luna azul y verde
ronca en los aposentos del baile carnal,
el sol trazado cuyos brazos salen disparados
como fogones a la cacería de mi llama rosa de amor
se mantiene constante al circuito del lucero polar.

Y en un último esfuerzo de visión indeseable
una brisa de constrictora venenosa
repta en los campos ondulando
con delicada necesidad
una flora gris muerta de estrés y descontrol,
unos pétalos de caleidoscopio que no
quieren volver a la tierra
de un ciclo de vida de entonación baja bemol.

Descripción: En este poema estoy intentando expresar mi angustia y ansiedad ante el ambiente que me rodea, para ello no solo lo describo sino que lo hago intentando que el lector sienta pesadez por lo que está leyendo, juego con una descripción del entorno un tanto abstracta y pesada, un tanto excesiva y angustiosa.

Si tú no estás aquí...

Fue tu suspiro involuntario

escapando de tu alma,

de tu aliento que gritaba tu deseo,

subiendo por mi espalda a mis oídos,

ese suspiro, ese cruel suspiro.



Fue tu sonrojada sorpresa,

titubeante ante mi mirada,

la que me habló entrecortada,

desnudando tus sentimientos atada,

desnudando tu excusa armada.



Fue una gaviota graznando,

anunciando nuestro sino,

tan feliz al principio,

tan triste al final,

¿por qué no entendí ese canto camino?



Hoy te fuiste

tan rápido como llegaste,

como enamorada de la muerte,

tan prendada que no me avisaste,

solo quedó tu cuerpo inerte.



Si tú no estás aquí,

los mares anegarán la tierra,

una tierra antes vivaz, feliz,

una tierra ahora sangrante, en guerra,

una guerra que va desde mi copa hasta mi raíz.



Y bajo el agua,

se apagarán todas mis llamas,

la alegría, la tristeza,…

una silueta vacía ya sin ramas,

un rey vagabundo sin nobleza.



Si tú no estás aquí,

los vientos llorarán tu nombre

y entrecortados con espasmos dejarán de respirar,

no quedará nada que me asombre

y el calor abrasará mi desteñido telar.



El suelo se agrietará rogándote

por tu regreso del desamor cadáver,

esa parca maldita que te robó

del pincel grisáceo de tu amante autor,

que te llevó y te juzgó con dolor.



Si tú no estás aquí,

tu melodía abandonará los bosques,

y secándose te añorarán mientras mueren,

las flores, los campos, los animales, todos morirán

mientras buscan sin consuelo aquello que quieren.



Y en el fin de mi mundo,

pensaré en tus ojos antes de precipitarme,

pues te has convertido en la celestina de la muerte,

pues tus recuerdos me atormentan para guiarme,

pues me he enamorado de la parca para volver a verte.

En este poema expreso el dolor de la pérdida del ser amado, hasta el punto inlcuso de sucumbir ante la realidad y sin poder soportarla terminar con todo.

Imagina...

Imagina que fueses el dios
de los poetas sangrantes,
imagina los versos infinitos pensándote,
adorándote, vertiendo su sangre.

Imagina que volases sobre
los oscuros pensamientos,
con un gesto, una mirada,
pudieses atormentar a las tormentas pensantes,
pudieses aclarar nuestro cielo juicio.

Imagina que sintiendo los latidos del mar
te sintieran los peces, los moluscos, los crustáceos,…
os sintieseis juntos y pudieseis conversar,
romper fronteras con versos danzantes.

Imagínate rodeado de soñares,
sirviéndolos en bandejas doradas,
imagina las súplicas desechas,
los ruegos dormidos,
los lamentos ajusticiados.

Imagina que mirando al abismo te viese de vuelta,
imagina que os besaseis entre calores
desesperados y fríos vacíos,
que os comprendieseis como nadie
y os aceptaseis como nunca.

Imagina que surcases el arcoíris
de norte a sur, de este a oeste,
en busca de tesoros de oro y plata,
de la suerte imaginaria
de la que todos carecemos.

Imagina los albores del tiempo,
puros, caóticos, desordenados, estruendosos,…
pero pacíficos, bellos, silenciosos,…
voces en el antiguo desolado,
sin nadie que las escuche, apagadas.

Imagina que les dieses vida con tus latidos,
como espectador de lo nunca visto,
como oyente de lo nunca oído,
como palpante de lo nunca tocado.

Imagina, imagínate divino,
dios de cada sílaba silbante,
señor de sonetos y odas,
general de haikus y canciones,
de elegías, de letrillas, de madrigales, …

Imagínate junto a la diosa Inspiración,
dándonos sentido a los mortales,
a tus siervos poetas de pluma perecedera,
desplumándonos con cada verso minuto.

Y mientras se nos caen las plumas tejedoras,
imagínate los miles de poemas olvidados,
sepultados por el tiempo, apartados del recuerdo,
imagina que dolor sentirlos a la mayoría perdidos.

Pues esta es la realidad de tus siervos,
meros peones de tu amante Inspiración,
esclavos, cautivos, prisioneros
de una dicha que a pocos corresponde,
que a muy pocos destaca en este guión.

En este poema estoy interaccionando con el lector, invitándolo a imaginarse como el dios de los poetas, con todos sus dones y misterios, y al final intento transmitir una sensación de dolor y vacío ya que la realidad es que la mayoría de obras caen en el olvido, y las que no son recordadas poco tiempo. Son muy pocas las que perduran recordadas.

El Recelo de Una bestia

Situase en escena la bestia de las montañas de seda
que duerme entre cartones mojados,
una marinera de caña de azúcar con exceso
de cafeína en té,
una frugal bala perdida,
una cínica de los pudores,
la consumida por agravios,
si, el tronco otoñal escondido por
finas hojas cortantes en el corazón.

Baldosa a baldosa entre teclas de notas
negras sin grises,
cae de pozo a pozo abismal,
siniestro paraje de semejantes,
arrastrando pensativas cadenas enmorriñadas
de barrotes va la sombra bestia por el oscuro
a la par de miedo y amigable traicionera curiosidad.

Paso previo paso muévese ella con cuidado
en colgante puente de vida,
esta alma acuchillada y mutilada en desventajada
matanza desafortunada,
esta bestia por mudas palabras concebida,
por soledad precaria criada y protegida.

Porta estandarte,
bandera de pan mojado a rallas,
tangentes de polluelo en suelo con colores en alba
de secretos,
cambiaría presto su destino solitario con
nuestro ángel de alas negras en el infierno,
estaría más que dispuesto a rezar con sus demonios.

Deseoso de poseer unos ojos del marrón
más mundano abraza la envidia de caminar
con ellos,
de que se le borre el rostro y ronde
en silencio como uno más en el suyo feliz ajetreo.

Sin recuerdo de la razón que le llevó
a soportar tediosa vida,
no es más que otro trozo de carne humana
en descomposición,
viviendo en un eterno viaje hacia el perdón
de sus oscuros sentimientos,
y a la vez en su “Notre Dame” sin el
atrevimiento de saber si su puerta esta
cerrada o abierta.

Se lamenta putrefacto de la paz que
le otorga su ataúd de madera
antioxidante,
solo ama el dilema de proteger sus secretos
con empeño mientras quiere revelarlos a este mundo
desinteresadamente molesto.

Entre odio y amor,
esquina y callejón,
la basura habla de su pasado perdido
entre lencerías y suelos de mármol,
sombras de espanto en el recuerdo de ella,
protagonista,
y su rostro entre mundos,
se escapa de su piel cabezona
el tacto pasado de su drama corazón,
soñó con conocer la poesía de su
cuerpo pero solo conoció
la tragedia de su adiós.

Que te podría enseñar esta bestia
si aún no se ha inventado a ella misma
y ni si quiera ha encontrado todavía
alguna alegre melodía,
si siempre está acompañada de un verso prohibido
en una delicada estrofa vergonzosa,
si nunca ha tenido musa ni invitación
alguna a virtuoso concierto.

Y yo pregunto:
¿quién será ofrecido juez
para esta pobre criatura?,
¿quién doblará con veloz trote
las esquinas de su burbuja de adicción?,
¿quién?;
¿quién será el valiente héroe que la libere
si estamos todos en la misma
situación?

Este poema habla sobre una bestia, antaño humana, que intentó aventurarse hacia el amor pero salió escaldado sin ni siquiera probar un poco de su dulzor, ahora vaga solitaria con la soledad como abrigo y única compañía eterna.

DEBAJO DE LA CAMA

En silencio observa la habitación,
cada noche, cada día, …
observa a la protagonista de este cuento,
de esta pesadilla.

Siete años había pasado junto a su gato,
de pelo negro azabache,
de ojos azules marinos,
de siniestro andar y maullido cautivo.

Cada noche lo mismo,
fuera llena, nueva, menguante o creciente la luna,
sonaba ese ruido,
golpes debajo de la cama.

Y justo cuando se iba a asomar
salía el gato del oscuro,
mirándola fijamente se volvía a ocultar,
como quién te detiene para estar seguro.

Al principio se asomaba hasta que la detenían,
unos ojos felinos al borde del abismo,
ahora ya no se asoma, ignora golpe tras golpe,
pues será su gato jugando consigo mismo.

Las noches pasaban
hasta salir la luna del ocaso,
esa noche lloraba abatida la niña,
triste rogaba por su gato desaparecido.

No lo encontraba, no lo veía,
se fue, desapareció como polvo en el viento,
no lo encontró en ningún rincón,
claro u oscuro, grande o pequeño.

Pero se percató la niña como cada noche,
golpes, golpes debajo de la cama,
sonrió creyendo en la vuelta de su amigo,
sonrió esperando a su gato al borde del abismo.

Pero no vio su cara crespada,
sus ojos azules ya no la detenían de mirar debajo,
despacio se acercó al borde y planto la mirada,
buscó algún rastro de su amigo con esperanza cebada.

Y lo encontró donde siempre pensó que estaba,
pero no lo encontró con la misma fachada,
de un salto cayó al suelo horrorizada,
desmembrado entre sangre maloliente temblaba.

En sus últimos segundos miagó como nunca antes,
tan fuerte que ahuyentó lejos a la niña,
hasta el otro lado de la habitación,
tapándose los sentidos por esta función.

Se ahogó el maullido con su último latido,
en silencio se aproximó la niña para llorar a su amigo,
y mirándolo de cerca la miró una sombra lejana,
más allá del cadáver se movía una sombra en desgana.

Algo reptaba debajo de su cama,
algo grande, pesado, largo,…,
unos ojos del color de la muerte la miraron,
contemplaron su presa deseada por años con odio amargo.

No se movían, se detuvieron expectantes,
mirándola hipnóticos la llamaban,
dejándose llevar se introdujo en la sombra,
fue hacia esos ojos que la nublaban.

En el luto de esa última luna
salió el sol más fuerte que nunca,
en la habitación solo quedaban sombras,
sombras mundanas, normales, sin muecas algunas.

Todo era una copia de la noche anterior,
todo excepto la cama, vacía y ensangrentada,
unas sábanas roídas, manchadas, mutiladas,
sin un solo desperfecto más, sin recuerdos ni baladas.

Las puertas y ventanas, vírgenes, no se habían abierto,
el aire entonaba miedo, rugidos, alaridos,
la habitación lloraba en silencio, acostumbrada,
sin soltar prenda, con miedo a que la observaran.

Siete años vivió la familia bajo ese techo,
siete años felices, de cuento y calma,
ahora espera a la siguiente familia con hambre,
el horror indescriptible debajo de la cama.

Descripción: Este es una poema de terror