Lourdes Aguilar

Poemas, frases y mensajes de Lourdes Aguilar

Selección de poemas, frases y mensajes mais populares de Lourdes Aguilar

52 años

EL MANTO INVISIBLE

Una de esas noches en las cuales se busca un sitio solitario para no pensar, una de esas llenas de hastío en las cuales la soledad es la compañía más noble mis pasos se dirigieron a un parque de grandes árboles, eran más de las diez de la noche y la mayoría de los vecinos ya se habían retirado con sus niños, yo caminaba descuidadamente cuando mis pasos se dirigieron a un gran árbol, era magnífico: su tronco tendría un diámetro de casi dos metros y era muy frondoso, recordé que en mi infancia solía desear una casita en un árbol, un sueño nunca cumplido, tal vez por ese motivo tuve ganas de treparme, no era difícil, el tronco se ramificaba a poca altura del suelo por lo que sin mucho esfuerzo me vi montada en una de sus gruesas ramas, ahí estuve muy tranquila hasta que sentí un fuerte golpe en la frente, me sacudí y busqué a mi alrededor la posible causa pero estaba oscuro y casi no se podía distinguir nada entre el follaje, entonces, sentí de nuevo otro golpe, esta vez en la nuca, confusa giré de nuevo pero fue inútil, a los pocos minutos el golpe me llegó de costado en una sien, con mi mano abaniqué el aire y fue entonces cuando oí una risa chillona a poca distancia de mí, al concentrarme y fijar mi vista hacia donde se escuchaba la risa observé una figurita oscura con alas colgada en una rama, se trataba indudablemente de un murciélago divirtiéndose con su travesura, lo cual me molestó y le grité :
-¿Tú me estuviste golpeando bicho feo?¿Por qué si no te hacía nada?
Para mi sorpresa el animal respondió sin dejar de reír:
-Estás en mi árbol y me estorbas cuando paso, no tengo la culpa que seas tan torpe y no me veas acercarme cuando vuelo.
-¿Te estorbo? Se supone que ustedes pueden detectar los objetos precisamente para no chocar, entonces el torpe eres tú.
-Yo no tengo por qué esquivarte, estás en mi árbol, ya te dije.
-Los árboles no tienen dueño.
-¿No? entonces tú no tienes casa.
-Eso es diferente.
-Es lo mismo, ¿por qué te subiste?
-Porque quería estar sola, relajarme, sin que nadie me vea.
-¿No quieres que te vean? Hubo una mujer que se hizo invisible con un manto.
-¿En serio? ¿y por casualidad no salía a pasear en alfombra voladora? –inquirí con sorna, pero el murciélago, muy formal continuó sin inmutarse.
-Era una mujer hermosa que tenía por esposo a un mago el cual la amaba sin medida, tanto que usaba incluso sus poderes para complacer todos sus caprichos y vaya que era caprichosa, lo que más le gustaban eran las joyas y el mago tenía el poder de materializar cualquier objeto, por lo cual su mujer podía lucir las joyas más costosas, joyas que por otros medios hubieran mermado su fortuna, fortuna que comenzó desde muy joven, cuando descubrió sus cualidades y se unió a un circo ambulante, el cual dejó al cabo de unos años para presentarse por su cuenta, logrando hacerse famoso con el tiempo, luego conoció a su mujer y se enamoró perdidamente, no le fue difícil conquistarla dada su capacidad de materializar cualquier cosa y se casaron al poco tiempo, la mujer no sabía cómo podía regalarle tantas joyas y tampoco le interesaba, como tampoco sabía que al materializarlas disminuían también las capacidades de su esposo, capacidades que ni te imaginas, pero que guardaba en riguroso secreto precisamente para evitar que ella abusara, hasta que un día no le bastó su vida lujosa ni el amor desmedido de su mago…
-Nunca oí hablar de tal mago – dije, pero no me hizo caso y prosiguió su narración.
-Vivian en una mansión y viajaban constantemente, sus trucos eran impresionantes y atraían gran cantidad de gente, bastaba anunciarse para asegurar un lleno total; luego de las presentaciones a las que ella siempre asistía, él se dedicaba a atenderla y consentirla, cenaban en restaurantes lujosos, la llevaba a teatros y fiestas donde lucía sus valiosas joyas y ella, coqueta, se ponía melosa, contoneándose provocativa, su encanto y sensualidad no pasaban desapercibidos, cualquiera pensaría que eran la pareja perfecta, él por su parte no se cansaba de acariciarla, de halagarla, estaba siempre pendiente de sus deseos, sí, la amaba con delicadeza, con delirio, pues para él era lo más valioso que tenía en la vida…
-Seguramente era un mago feo, chaparro y barrigón.
-Eran muy pocas las ocasiones en que él salía solo para atender sus asuntos, y entonces ella buscaba otras actividades para entretenerse, un aciago día, durante una exposición de obras de arte le presentaron a un herrero, pero éste herrero era muy especial pues hacía aleaciones increíbles, elaboraba complicados diseños y fabricaba objetos como juguetes, maquinaria, instrumentos musicales, esculturas y toda clase de trabajos para residencias o fábricas, sus cualidades misteriosas lo hacían muy cotizados y ella quedó impresionada con sus creaciones, pero lo que más la impresionó fue cuando le dio la mano para saludarlo, sintió como su temperatura corporal se elevaba, y cuando le miró a los ojos se sobresaltó al creer ver en sus pupilas oscuras chispas doradas, como si en ellas hubiera una pequeña fogata, eso la ruborizó, porque por primera vez alguien le hacía sentir vulnerable, así fue como se encaprichó con él, pues se trataba de un hombre de fuego…
-¿Has dicho un hombre de fuego?
-Sí, de ésos que pueden crear fuego con las manos, manipular las llamas, conducir el calor, por eso sus trabajos eran tan especiales, no requería instrumentos o moldes especiales para manipular el metal fundido y podía fusionarlos creando nuevos con propiedades desconocidas, era un ser solitario y silencioso como los volcanes, pero a ella descubrió también su temperamento explosivo durante las noches de pasión que siguieron a ese encuentro: imagínate la sensación de hervir por dentro, de que todas tus átomos giren a gran velocidad como si literalmente hirvieran, ser como el metal fundido, así de maleable, así de brillante sí, tocar el fuego sin quemarse, algo intenso, tan diferente al dulce vaivén del mago.
-No hay hombres así.
-Oh, sí que los hay. hombres y mujeres también, así como los hay de aire, tierra y agua, yo los he visto, nacen aparentemente normales pero no lo son, las llamas les atraen desde pequeños y pueden pasarse horas jugando en el sol sin sentir hambre, yo supe de un caso donde una mujer estaba tan enfadada que literalmente le saltaron chispas de la cabeza e incendió su casa sin querer, siendo una casa de madera y paja ardió rápidamente, pero ella salió ilesa, sí, esos individuos existen.
-Dices puros disparates, mejor cuéntame qué pasó con el mago.
-Ella se dejó llevar por la pasión del hombre de fuego, traicionando la devoción de su mago, quien había empobrecido sus dones con tal de complacerla, por eso, al ver que ya no era la misma, que ya no le correspondía como antes supo que algo había pasado y no tardó en descubrir su engaño, la decepción y rencor fue tan grande que usó todo su talento para fabricar un manto especial, fabricado con hilos de oro, incrustado de diamantes y piedras preciosas, algo que sabía que su mujer no podría resistir, sin avisarle dio la noche libre a todos los sirvientes y le entregó el manto fingiendo ignorar sus relaciones e inventando un viaje intempestivo mientras ella quedó fascinada mirándose en el espejo con su nuevo regalo, no pudo esperar para estrenarlo y en la noche, cuando su esposo ya había partido para siempre decidió salir a exhibirlo ante su amante.
-¿A dónde fue el mago?
-No se supo, pero aquél manto representó lo último que podía materializar, tal vez dejó se ser mago y haya muerto, herido de amor y de celos, o tal vez no esté muerto aún y viva en alguna parte, a salvo de las mujeres pérfidas.
-¿Y qué pasó con el hombre de fuego?
-La mujer llegó deslumbrante y hermosa a su encuentro a su mansión, una mansión con altas rejas de herrería artísticamente trabajada, todas las ventanas y las puertas estaban así mismo profusamente decoradas y exhibían vitrales de colores donde predominaba el rojo, y el amarrillo, la gente del lugar no se acercaba porque decía que eran los colores del infierno y que el herrero había construido su casa de ese modo porque había vendido su alma al diablo, ¡qué tontería!, él la esperaba en el porche metálico de su mansión, que a la luz de la luna relumbraba como si fuera todo hecho de oro, en un sillón plateado muy mono, jugaba con sus dedos, tronándolos para producir chispitas que caían y rebotaban en el suelo, las chispitas se enfriaban quedando duras y negras como balines que usaba como canicas, frente al porche había un huerto con limoneros llenos de azahares que despedían un delicioso aroma, todo propicio para otra candente noche; ella se acercó sigilosa y le rodeó el cuello, pero él sólo sintió una leve brisa, ella se sorprendió, habló con seductor acento, le acarició el rostro, le besó los labios, pero el hombre permanecía inmutable, entonces se alarmó y lo abrazó con fuerza sin lograr asirlo, entonces gritó, trató de sacudirlo pero el hombre seguía sin percatarse de su presencia, concentrado en su juego mientras ella lloraba y gritaba a sus pies, tratando de comprender qué estaba pasando pero de nada sirvió, luego el hombre, aburrido, se levantó y entró a su mansión ignorándola; ella salió a la calle y se dio cuenta que la gente y los carros la atravesaban sin herirla, en su desesperación trató de quitarse el manto pero no pudo, estaba fuertemente adherido como si fuera una extensión de su piel, y entonces comprendió lo que el mago había hecho, pero era tarde, jaló y tiró del manto tan fuerte que éste se rasgó pero lo único que consiguió fue lastimarse, hilos de sangre corrían por sus pliegues dorados tiñéndolo de rojo, entonces arrepentida decidió regresar a su mansión y esperar a su esposo para pedirle perdón, una vez ahí, al verla vacía, silenciosa y oscura tuvo miedo, se dirigió a su habitación temblando y en el gran lecho conyugal descubrió un conejito blanco, ella sintió una desolación enorme al pensar que se trataba de una implícita despedida y desesperada trató de atraparlo, pero éste escapó corriendo, ella lo persiguió, pero el conejo siempre la esquivaba, corrió toda la noche por las calles desesperada, sin importarle ya su aspecto ni el peligro hasta las afueras de la ciudad, adentrándose al bosque hasta que lo perdió de vista, entonces, exhausta se dejó cerca de una gruta, durmiéndose enseguida mientras amanecía.
-¿Y entonces llegaron los tres osos y la adoptaron? –pregunté sin importarme la desgracia de la mujer, el murciélago, como si no me hubiera oído prosiguió:
-Estaba sola y cansada, con la ropa hecha jirones, casi desnuda, demacrada, pero aún así, ¿sabes? seguía siendo hermosa, no sabía que había llegado a la morada del rey murciélago y cuando éste regresó de sus correrías nocturnas y la encontró, la introdujo a su cueva, estuvo todo el día durmiendo intranquila y al despertar ya entrada la noche se sentía tan desdichada que ya no le importó dónde ni con quién estaba, cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra pudo distinguir las formas de ésta nueva mansión, era grande y todo estaba hecho de piedra tallada y pulida con columnas y cúpulas, habían fuentes esculpidas que se alimentaban del agua que escurría de las paredes, no había luz pero sí destellos, la habían curado y dejado alimentos a su alcance, la mujer estuvo un tiempo deprimida por lo que había sucedido, añoraba al mago por todo el inmenso amor que no supo corresponder pero también recordaba con estremecimientos sus encuentros fogosos con el hombre de fuego, cuando el rey murciélago regresó ella se sobresaltó al verlo transformarse de una criatura pequeña en un ser alto y fornido, claro que no era guapo como los otros hombres, físicamente era mitad humano y mitad bestia, pero sumamente inteligente e intuitivo, tanto que él sí era capaz de verla y sentirla, podía leer sus pensamientos y comunicarse al principio con ademanes, luego le enseñó su lenguaje, no se trataba de un ser agresivo y salvaje, sino gentil y ameno, así ella aprendió a apreciar su compañía, descubrió que vivir aislado no lo hacía ignorante, su morfología era de por sí fantástica y sus vastos conocimientos abarcaban diferentes áreas, poco a poco superó su depresión, hasta perder el interés de regresar a su antigua vida, gozando con él además una nueva forma de amar: en la oscuridad ella podía sentir su cuerpo peludo como un abrigo de piel que la envolvía y la enardecía, sus ojos rojos se le figuraban dos brazas ardientes y eso también la excitaba, su larga lengua llegaba a lugares hasta entonces inalcanzables para otro, en fin, ella descubrió con satisfacción que el rey contenía todo lo necesario para hacerla feliz y aceptó de buena gana su destino; empezó a explorar los túneles y galerías como la nueva reina que ya era y le gustó, pues en ellos había tesoros escondidos y en muchas paredes la roca tenía incrustaciones de oro y piedras preciosas que no se cansaba de tocar, dejó de ser ambiciosa, pero no por eso perdió su atracción hacia las joyas aún cuando no fuesen para exhibir y en su nuevo hogar abundaban; luego, cuando sus heridas cicatrizaron por completo pudo usar el manto como alas, aprendió a moverse en la oscuridad, acompañaba al rey en sus correrías, jugaban bajo el cielo nocturno, era maravilloso ver la ciudad dormida sentir la fresca brisa, no sentirse ya más humana y no estar ligada a los vicios que ello conlleva, había renacido en muchos sentidos y no volvió a poner sus ojos en nadie más ni le importó el mundo al cual había pertenecido hasta entonces, ¿sabes? Ella siguió siendo hermosa y sus descendientes también lo fueron, aunque con la apariencia de su progenitor.
-No pude evitar una sonora carcajada y dije: ¡Qué ridículo! ¿quién te contó ese cuento?
A pesar de su color negro, el murciélago se oscureció aún más si eso es posible y sus ojos enrojecidos brillaron intensamente como brasas, lo cual me hizo más gracia, enervando más al animal que exclamó:
-¡Te estoy hablando de mi familia!, ¡eres una humana muy incrédula y estúpida!, ¡mira que burlarse así de mi ilustre linaje, pero ahora mismo llamo a mis hermanos y entre todos te tiramos de esa rama y te dejamos más calva que un balón!
Y diciendo este comenzó a revolotear emitiendo agudos chillidos, nunca se sabe de lo que es capaz un murciélago ofendido, mucho menos si se trata de un príncipe con quizá decenas de hermanos, por eso me bajé rápidamente del árbol y me alejé corriendo sin voltear a ver por si acaso había un ejército real lista para atacarme, más adelante me alegré de ver unos muchachos jugando basket ball en la cancha, eso me tranquilizó y en adelante me abstuve de andar subiéndome a los árboles.

SENDERO DEL ALMA

Si te cansa caminar
Si te duele recordar
Piensa, cariño, que no estás tan solo
Somos tantos, tantos...
Y aquí están mis brazos que con fuerza te estrecharán

A veces el fango nos llega al cuello
La herida más profunda no se puede ver
Y aunque la mente evada
Y aunque la mente intente
A través de los años continúa sangrando sin cicatrizar

Si no hay cimiento que sostenga
Si los muros amenazan con caer
Piensa, cariño, que a alguien importas
Y si la distancia es mucha
De alguna forma te acompañaré

A veces el gentío abruma
Y nadie es capaz de insuflar aliento
Pero yo estoy contigo
Y si nos aplastan juntos no me quejaré

Amor, si de impotencia lloras
Y confundido no sabes que hacer
En el planeta estás para dejar tus huellas
De ti depende sean dignas de seguir
Tiene sentido todo tu esfuerzo
Tiene sentido soportar derrotas
Aprende a quererlo a pesar de su maldad

Amor, si estás agotado
Si en el suelo te hallas
Si es necesario me acostaré contigo
Hasta que estés listo para continuar
No importa si tardas un siglo
En sutiles mundos el tiempo no transcurre y tú sonrisa plena lo compensará

Les invito a escuchar la canción "senderito de amor" del inolvidable ídolo Pedro Infante gracias al cual surgieron éstas líneas

EL TLACUACHE

Como pidiendo perdón
Por su existencia inmunda
Se la pasa escondido
Entre cerros de basura
Hasta que el hambre aprieta
Mejor que no salga la luna

No es la calle el mayor peligro
Aunque constantemente
Sus huesos crujan bajo las ruedas
Ni los perros montaraces
Cuando entre zarandeos
Les clavan los colmillos
Exprimiéndole la vida

Hay otra bestia peor
Pues con gran saña lo tortura
Con piedras, con cuerdas o con palos
Si por desgracia es avistado

A las madres le desprenden
De su bolsa una a una a sus crías
Y juegan, arrojándolos entre risas
O simplemente las atraviesan con barretas

Mira sus manos de marsupial
Tan parecidas a las nuestras
Sus orejas, finas y delgadas como pétalos
Sus ojos de niño abandonado
Su andar lento, en busca de su monte
El monte que se haya fraccionado
Dividido por muros y paredes
Donde ni un árbol crece
Pues no hay ni un trozo de tierra sin tapar
Donde él es ahora un intruso
Un indeseable portador de virus
No hay alimento, sólo desechos
Mejor es para él, si no amanece mañana

ESPACIO

Ya sé que te hubiera gustado otro lugar, más lejos, donde nadie te conociera, pero aquí, como en cualquier otro sitio nos empiezan a conocer en el momento en que nos topamos con otro y nos estudiamos con la mirada durante unos momentos, pero no te preocupes, aquí, como en cualquier otro lugar, en realidad no nos importa quién se cruza en nuestro camino, muchos no somos más que otra cara de las miles que a diario vemos; para ti al menos ya no serán miles, de hecho serán muy pocas y por fortuna estarán tan fuera de tu vida como tú de la de ellos.
Te adaptarás, aquí hay espacio, silencio y por la noche también oscuridad, espacio para caminar, yo sé que sólo eso harás, y si acaso corres como en otros tiempos te da por correr tus carreras serán cortas, hay espacio suficiente para oírte tu mismo y escuchar tu voz recién desprendida como algo ajeno a tu cuerpo, tu voz cuyo timbre te identifica y que verás trepar los muros, reptar entre las copas de los árboles, buscar un escondrijo entre la ranura entre las rocas o diluirse en los charcos que dejó la lluvia, quizá se deslice por alguna puerta, pero todos aquí están acostumbrados y a ti seguramente te dará gusto verla libre, dirás, que por lo menos ella lo es y eso te animará, podrán salir más si así lo deseas, más de esa voz medrosa tantas veces reprimida , la irás sacando hasta quedar vacío,tanto como un globo desinflado; pero no te preocupes,respirarás muy a tu pesar para reiniciar el ciclo. No es tan malo, aquí tienes espacio para que esa voz siga brotando como la hierba mala, solo que ya no tratarán de arrancarla y serás solo tú quien le de forma, color e intensidad, quizá te ataque sólo por diversión, con sus odiosas e inoportunas preguntas, no importa, no las necesitas ahora, ni siquiera la que te trajo aquí; por fin te has dado cuenta de que ni siquiera tú las puedes responder, tienes toda una madeja revuelta en tu cabeza llena de ellas así que tienes tiempo suficiente para desenredarlas o simplemente desecharlas como se sesazolva la suciedad de un drenaje y si eso no funciona ya se te ocurrirá otra estrategia, lo importante es que ya no tendrás que dedicarte a otra cosa.
Aquí puedes formular todas las preguntas que quieras y asignarles así mismo una respuesta, ¿Qué más da? existen infinitas posibilidades para combinar si alguna no te satisface simplemente la sueltas, a lo mejor te deja herido mientras la manipulas,a lo mejor trata de aferrarse como una lapa y tratas de alejarla con desesperación, si te pones violento no te preocupes, alguien vendrá a tranquilizarte y te hundirás en la inconsciencia aunque tu cuerpo todavía sufra espasmos, pasará porque ahora tu mente no está estancada en la realidad que antes te exigían, solo tienes que recordar, recordar esas imágenes que te cautivaron hace mucho tiempo, los paisajes donde tus ojos se clavaron con tristeza, las personas que tuvieron contigo un gesto amable, los libros que devorabas y a los que te aferrabas para no ver lo que a tu alrededor te deprimía; te mantendrán ocupado, porque aquí solo existe lo que tú creas, eres desde ahora dueño y señor de tu espacio.

ACUARELA

Un día de campo es llegar cada vez
A posar las mariposas de mis manos
en el llano recién llovido de tu espalda
bajo los cálidos rayos de tu mirada
libar el exótico elíxir de tus labios
envolverme en el fresco rocío de tus brazos

Llegar a la tierra prometida
Es recorrer juntos una playa solitaria
escalar una pirámide, cruzar un bosque
saber que en sus arenas, en su roca o su verdor
nuestras huellas, nuestra risa y algo más
quedará grabado
una choza, una cueva o hierba seca, da igual
el placer no requiere de fotografías ni testigos

Conocer el limbo es ofrecer mi espacio
flotar a tu lado, fluir contigo
retroceder a la primera infancia
Cuando todo era curiosidad y juego
Cuando el temor se desvanecía
Como pavesas dispersados por el viento

El último beso siempre es el primero
comprimido para durar así una semana
un mes o el tiempo necesario
tiempo estival de ramas quietas
donde hibernan los latidos en el pecho

DESPEDIDA

Te has ido
y en todo el perímetro de tu anterior dominio
no se nota
te fuiste sin siquiera presentarte
¿quién eras?
acaso tú mismo lo ignorabas
hay una caja hermética (como tú mismo eras)
contenieniendo cenizas que nadie llora
te has ido sin yo conocerte y tú sin despedirte
un misterio impenetrable para mi fue tu vida
me hubiera gustado
que la compartieras conmigo
sin importar lo banal o trágica que fuera
(para ti nunca tuve la edad o los méritos
que me hicieran digna de escucharla)
yo pude sin embargo, contarla con gran pompa
agregarle pinceladas de cariño
improvisarte gestas y jolgorios
pude darte dotes de alcurnia y heroismo
como si de mi personaje favorito se tratara
bastaba tu sonrisa
bastaba solo tu palabra
es irónico
que conozcamos más de ti ahora que no estás
pero no hay puente que cruce la laguna
formada con tanta lágrima acumulada
de tan estancada ya pestilente y cenagosa
¿Qué piensas ahora?
¿Ahora que en esa dimensión te hallas
imposibilitado para volver sobre tus pasos?
Existías
pero la orfandad para nosotros era patente
estabas entronado en ese espacio que sin ti
ahora es igual a cualquier otro
estabas empeñado en que los demás
acataran tus designios sin remilgos
¿Has escuchado ya el eco de tu voz?
¿Has podido soportarla al sentirla
penetrar en tus oídos como dagas?
¿Sabrás entonces cómo gritan las paredes?
¿Sabes que día y noche
vaga el alma atormentada que nos legaste?
¿Que en los linderos de la razón
hay una piedra con la cual siempre tropiezo?
no es un reproche ni es un rencor calcificado
(eso quedó disuelto hace mucho)
es, tal vez una incertidumbre
un hilo que venías arrastrando
y siento también que a mi me jala
¿Qué más puedo decirte?
te has ido
como se va la paloma o el cuervo
que se posan brevemente en un árbol
y por su apariencia y sin motivo
a unos enternece o amedrenta
eso solo Dios lo sabe
Te has ido
y hemos de seguir nuestra existencia
con la mancha informe de tu sombra
Te has ido
y hemos de incluirte con respeto
en el mismo altar donde agasajamos
cada año a los que vienen de visita
junto a los humildes y amorosos
o que por lo memos una breve reseña
de su paso por el mundo conocemos

LUZ Y SOMBRAS

Mi finca era muy hermosa: una casona de techos altos, grandes ventanales, pisos de mármol, muebles de madera tallada con intrincados diseños sus techos de teja coronados por cúpulas le daban un aire de mezquita, estaba amueblada y decorada sobriamente pero con buen gusto, las balaustradas de sus balcones miraban a huertos bien podados y jardines coloridos, una laguna de aguas turbias demarcaba los límites, éste es el mundo donde inició mi existencia hace treinta años y del cual salí a los seis años con el fin de recibir mis primeras enseñanzas académicas y a donde regresé cuatro años después, cuando me expulsaron del internado por despertar a toda la escuela con mis gritos a medianoche, ocasionados por pesadillas que no era capaz de recordar. No sé si el ambiente escolar incubó esas pesadillas que salieron en profusión dos meses antes de que me expulsaran, los médicos del internado intentaron descubrir la causa de mis sobresaltos sin resultado, averiguaron que en mi finca yo no era el único niño, pero sí el único hijo del patrón y por los antecedentes de mi madre los peones procuraban mantener a los suyos alejados de mí, razón por la cual no me acostumbré a relacionarme con chicos de mi edad ni a ser partícipe de sus juegos, comportamiento que abarcó a mis compañeros de escuela, a los cuales más bien detestaba con elegancia, no sentía hacia ellos deseos de camaradería, que tampoco yo les inspiraba, mi apatía y mis evasivas me libraron también de ser blanco de ataques y burlas despiadadas o al menos eso creí, lo cierto es que al inicio de las pesadillas ellos fueron los atemorizados, seguramente sospechaban que me encontraba poseído por algún mal espíritu y respiraron aliviados cuando los médicos del internado me hicieron todo tipo de exámenes hasta que decidieron entregarme a mi padre sugiriéndole que mejor me tratara un psiquiatra ya que ningún mal físico fueron capaces de encontrarme, él se enojó, pero nada pudo hacer para que mi aprendizaje continuara en ese lugar y tampoco quiso probar en alguna otra institución, seguramente para evitarse otra vergüenza por lo que decidió contratar un profesor particular con quien terminé la educación básica y acondicionó una habitación como aula y biblioteca, la cual con el tiempo se llenó de diversos volúmenes, entre comprados, donados o rescatados, ese era mi lugar favorito, rodeado de historias donde personajes audaces grabaron su nombre en sus páginas, donde ideas ridículas en su tiempo dieron lugar a avances e inventos hoy cotidianos, había toda una gama de temas con los cuales podía distraerme sin necesidad de cercanía humana por horas.
En la finca las pesadillas aparentemente dejaron de atormentarme, pero empecé a desarrollar una repulsión al anochecer que con el tiempo se intensificó obligándome a dormir con la luz encendida, era como un presentimiento, un miedo a que algo se introdujera en mi sueño, la incertidumbre de que aquéllo pudiera dañarme de alguna manera aprovechando las sombras, era tanto el temor que en algún momento la luz no fue suficiente, también necesitaba sonidos, sonidos que camuflaran la presencia que yo presentía sólo conseguía dormitar unas cuantas horas, papá siempre pensó que con el tiempo, buenas amistades y el aire puro de la finca podría llevar una vida normal, me alentaba, me enseñaba lo necesario para mantener estables nuestras ganancias, así él se distraía administrando y animándome a viajar, a conocer muchachas y formar una familia, pero en mi mente había lagunas, mi niñez parecía sumergida en una bruma de la que emergía cada día un poco más crecido, con poco más de conocimiento del mundo pero sin pertenecer a él, siempre quise indagar más acerca de mi madre, cómo mi padre la había conocido, el por qué no habían celebraciones en la finca, por qué todos los días con sus respectivas actividades parecían una calca del anterior, pero todas esas interrogantes que le caían en cascada le entristecían, y con voz apagada me contestaba que él la había conocido durante un viaje y la atracción fue recíproca, regresaron a la finca ya casados, cosa que ni su familia ni la familia de ella les perdonaron, pues los de él la consideranan inculta y vulgar y los de ella eran demasiado conservadores para aceptar un matrimonio precipitado con un desconocido ajeno a sus costumbres. Pasó el tiempo y mi madre comenzó a padecer una fuerte depresión porque no lograba engendrar un hijo, desafortunadamente cuando lo logró ya su mente estaba perturbada y una noche aciaga se ahogó en la laguna, entonces bajaba la mirada llegando casi al llanto, eso me hacía sentir culpable y prefería ocuparme en alguna otra actividad hasta que después de un rato él me buscaba con su sonrisa de siempre y volvía a ser el hombre alegre y bondadoso que gozaba cabalgando conmigo todas las tardes, yo crea ser feliz a pesar de su ambigua información acerca de mi madre, lo que me quedaba claro fue que la amó profundamente, en las en las escasas fotografías guardadas con celo pude comprobar que fue una mujer hermosa, de grandes ojos negros, piel ambarina y larga cabellera, lucía bellos vestidos que realzaban su breve talle, redondeadas caderas y bustos, sin embargo su mirada era triste y ausente, una breve sonrisa le daba aire de misterio, en mi imaginación le cambiaba el vestuario; a veces como bailarina de ballet, con un primoroso tutú, otras como andaluza, ocultando su rostro hasta la altura de los ojos con un abanico, también como odalisca, como campesina rusa, como india cheyene, como hawaiana pero ninguno le sentaba tan bien como el de gitana, con su paliacate ceñido a la cabeza y su falda amplia que hipnotizaba con el movimiento de sus caderas, podía escuchar sus pulseras al chocar entre sí y una risa amplia, como la que negaba en las fotos, quizá lo que le hacía falta después de todo, era precisamente eso: era trepar en un carromato para recorrer el mundo en ferias populares.
El tiempo corría y creí ser feliz a pesar de mi aislamiento, a pesar de las lagunas de mi mente que comenzaba a borrar los rostros de mis parientes, los recuerdos de sus visitas esporádicas y breves, algunos de los cuales ya habían fallecido o crecido pues desde niño ya no los veía, a veces fantaseaba y confundía a las personas que llegaban a tratar negocios con mi papá o a los vecinos que llegaban a conversar sobre asuntos triviales, reuniones en las que él insistía para que yo estuviera presente y aprendiera a ser hospitalario y cortés. Siempre me consideré una persona muy tranquila, algo desapegada de la realidad pero inofensiva, con posibilidades de llevar una vida recatada y decorosa.
Un día el caballo de mi padre se encabritó inesperadamente cuando rodeábamos la laguna, y él, desprevenido fue lanzado contra una roca, lo que ocasionó su muerte instantánea, yo lo vi tendido, con el hilillo de sangre corriendo desde la nuca, estaba paralizado, sentí la bruma que me envolvía, fría y espesa, congelando el instante, instantes rotos después de un tiempo que me pareció eterno, hasta que algunos peones se percataron del suceso y se encargaron de levantar a mi padre, yo dispuse de su entierro, sin una sola lágrima, y con escuetas y breves palabras durante todo el velorio, ni los abrazos ni las palabras de peones o familiares que asistieron, tal vez con el alivio de cortar de una vez todo lazo pudieron sacarme de ese estado, desde entonces dejé de montar, tenía entonces veinte años y mi temor por las sombras empeoró al grado de buscar compañía nocturna por cualquier medio, no podía tolerar la casona con sus habitaciones oscuras y silenciosas por tantas horas así que organicé veladas por las noches para las pocas amistades con que contaba, los seduje con mi bien surtida biblioteca, música variada, una mesa de ricos bocadillos y vinos y licores de calidad, al principio siempre lograba convencer a alguno de pasar la noche en casa y de esa manera su sola presencia y la luz de mi habitación encendida me daban cierto sosiego, para ese entonces comencé a pensar que terminaría envejeciendo en mi finca sin cura para mi fobia ni con más compañía que la de mis sirvientes, después ya no fue necesario convencer a nadie de quedarse, siempre había alguno con motivos para hacerlo, a veces llegaba acompañado expresamente para ello, a mí eso no me molestaba en absoluto, aunque tenía mucho cuidado de ocultar mis verdaderas razones, después los acompañantes de mis invitados se empezaron a multiplicar hasta que las veladas se hicieron más animadas, para todos menos para mí, yo, siendo anfitrión terminé por deambular de un lado para otro entre grupos desconocidos que me ignoraban cortésmente, pero eso tampoco me importaba, mientras más ruido hubiera mejor, ellos me hacían un favor sin saberlo y todos contentos.
Mi tranquilidad se alteró una tarde cualquiera, yo estaba sentado tomando el té en la biblioteca cuando entró Darío, nada más de verlo supe que se trataba de alguien familiar a quien no veía desde hacía muchos tiempo (mi memoria era tan volátil que no podía retener por mucho tiempo los rostros de las personas); me dio un breve saludo y tomó un libro de geografía, su favorito, no lo esperaba y menos con su descortés actitud, así que le pregunté quién era y donde había estado todo ese tiempo, Darío me contestó sin levantar la vista que su viaje lo había cansado pero ya no se iría más, ello no contestaba mi pregunta así que insistí para que fuera más específico, pues si había tardado tanto en regresar también tendría mucho por contar, pero no me hizo caso y siguió su lectura, en cuanto a mí, que había vivido solo tanto tiempo pensé que me resultaría difícil una invasión a mi intimidad, pues una cosa eran las veladas nocturnas y otra diferente compartir mi espacio durante las horas diurnas sobre todo cuando tengo tan poca; porque fuera de atender la quinta y realizar las diligencias, mis pasatiempos los realizaba en silencio, cosa que mis sirvientes respetaban desde la muerte de mi padre; en cuanto a mis veladas, éstas ya eran muy conocidas y concurridas y mis invitados sincera o hipócritamente las halagan como las más elegantes y amenas del lugar, en lo personal me considero de gustos refinados y procuro tener bocadillos en abundancia, licores y vinos de calidad, en cuanto a la música he logrado combinar sabiamente la alegría, el romance y la nostalgia para conseguir una sensación de pesar a cada invitado que se retira, por lo general cuando ya el sol ha aparecido por completo.
Como he dicho, la oscuridad de la noche me provoca un miedo irracional que no he querido compartir con siquiatras, por la sencilla razón de que ellos nada pudieron hacer por mi madre, papá lo repetía incesantemente, considerándolos a todos como inútiles y ladrones, su muerte es un recuerdo confuso, su imagen pálida flotando sobre las aguas en la bruma y a la luz de la luna llena me persigue durante el sueño, papá pensó que yo no lo presencié y yo nunca se lo confesé, por eso siempre creyó que mis pesadillas no tenían nada que ver con ella, después de todo mamá siempre fue como una sombra en la casa: no sonreía, no se oían sus pasos, hablaba sola en murmullos casi inaudibles y se la pasaba mirando las rosas del jardín, papá a veces se sentaba a su lado y acariciaba su mano, sus mejillas, pero ella permanecía callada y ausente, en cuanto a mí no recuerdo ningún beso o abrazo suyo, a veces la seguía, como un perro faldero, en ese entonces yo no conocía el miedo y deseaba sentarme en su regazo para saber cómo era su voz y mirarle los ojos, pero siempre me evadía por eso pensé que no los tenía, que los suyo eran dos preciosas cuencas vacías que podía rellenar en mi imaginación con relojes de pulso, con carbones encendidos, con canicas, con guayabas, o simplemente dejarlas así, huecas, llenas de una insondable oscuridad donde yo podía meter mi mano y sacar pañuelos de colores o golosinas, otras veces me parecían dos cuevas de donde salían bandadas de murciélagos, enjambres de avispas o ejércitos de arañas que cubrían toda la casa mientras los criados gritaban y corrían a esconderse donde pudieran mientras yo reía y brincaba tratando de alcanzar la plaga en el aire agitando un abanico, un plato u otro objeto si volaban o pisoteándola si eran rastreros. Pues bien, mi madre murió sin que pudiera llamarle conscientemente madre y papá se hizo huraño y sobre protector conmigo, mis tíos y primos fueron frecuentando la casa cada vez menos debido a ello y él siempre parecía estar muy ocupado para visitarlos, yo, a pesar de la vastedad y belleza de la finca sentía una melancolía insondable, más aún cuando me acercaba al jardín de donde sobresalían los cuatro hermosos rosales: uno rojo encendido, otro amarillo pálido, otro rosa intenso y el último blanco como la nieve, para mí mirarlos era a la vez hermoso y amargo, a eso se agregaba un incipiente pavor cuando el sol comenzaba a declinar, siempre he tenido deseos de cortar esos rosales, pero le prometí a papá que no lo hacerlo pues eran casi una réplica de mi madre según él, esa parte no la entendía entonces.
Como he dicho, las veladas al principio comenzaron con algunas amistades del rumbo, luego ellos fueron trayendo a su vez otras amistades hasta convertirse en una muchedumbre dividida en grupos de acuerdo a sus preferencias, y aunque algunas ocupaban su tiempo en orgías discretas no incomodaban a nadie, los temas eran muy variados y entre música y bocadillos se planeaban y desbaratan conspiraciones, se escribían y satirizaban libros, se palpaban y vibraban cuerpos, se reía a carcajadas o se lloraba a mares, mi quinta se hizo el sitio de reunión preferido de los más extravagantes personajes, lo cual era placentero para mí pues la noche transcurría en un parpadeo y podía recuperarme con unas cuantas horas de sueño durante el día.
Irónicamente, para todos los invitados lo más hermoso de la quinta eran la laguna y los rosales, y cada vez que los halagan yo procuraba desviar su atención hacia asuntos menos personales, aunque debo reconocer que independientemente de las sensaciones tan desagradables que tengo de ellos son lugares casi mágicos, las leves ondas de la laguna sólo son interrumpidas por una familia de cisnes llegados quién sabe de dónde y que tampoco me gusta mirar porque me imagino el cadáver de mi madre multiplicado por cuatro flotando inerte como esa noche, sus antifaces negros me recuerdan sus cuencas vacías y si no me atreví a exterminarlos fue para no convertirme en asesino múltiple de difuntos, más de una vez los ofrecí como regalo entre los invitados a quien pudiera atraparlos pero los malditos parecían advertir sus intenciones pues se esfumaban cuando el interesado en turno llegaba equipado con la intención de llevárselos, así pues tuve que tolerarlos como parte de la finca; alguna vez intenté venderla e irme lejos e iniciar otra vida, pero no lo conseguí, los compradores sufrían algún percance antes de iniciar las gestiones y tratándose de mi única posesión me resultaba impensable arreglármelas sin otros recursos que me proporcionaran la vida holgada que siempre había llevado, así pues las veladas fueron mi último recurso para mi problema, y durante un tiempo fue el estilo de vida perfecto para mí.

En total son 13 páginas que voy a editar en 3 partes. Saludos

DIA DE MUERTOS

La lluvia precede la apertura del limbo
los ausentes salen conforme avanzan los rezos
en cada casa hay un altar oloroso a copal
servida está la mesa, las fotos y adornos
se escuchan pisadas y murmullos:
la muerte no tiene prisa
la muerte a todos nos llega

La procesión ha partido y las ánimas
buscan convivir con los suyos
la muerte no tiene preferencias
la muerte a todos nos llega

Los hay muy ancianos
los hay angelitos nonatos
cada uno trae un recuerdo
para aquéllos que los amaron u odiaron

hay risas, lágrimas y quejas
de aquéllos que ya han partido
los vivos recuerdan su estancia
con pensamientos de pesar o alegría
ellos repiten la innegable verdad:
la muerte no permite equipaje
la muerte a todos nos llega

"Puedes decidir como quieres vivir"
dice algún tío bebiendo su atole
"pero has de saber que al final
lo que debas hay que saldar"
El niño abortado quiere un abrazo
la madre abandonada ofrece perdón
el padre cruel baja la vista
y una hermana suicida llora su sino

Con su jícara en mano
chiich así dice: "¿Bix a beel?
¿baax ka wa·alik chan x·Maria?"
otro invitado apenado se asoma:
"Cualli tlapoyohualtli, tlazohcamati"
mis queridos difuntos
y los que no lo son tanto
departiendo conviven
el momento presente
la muerte no respeta las fechas
la muerte a todos nos llega

En esta morada son bien recibidos
beban y coman, jueguen y hablen
el tren sigue su marcha infinita
y cuando cruce también ese túnel
otros quizás me recuerden
el sepulcro es solo otra estación
que en todo el país se celebra
los difuntos a coro repiten:
el hombre teme más a la vida
la muerte no es verdugo ni juez
la muerte siega parejo
la muerte a todos hermana

CICLO

Cuando el mundo se haya sumido
en la más temible oscuridad
y todo esfuerzo parezca nulo
ante tal calamidad avecinada
unos siempre quejándose irán
otros recurrriendo al rezo
pero sin desprender las manos
para trabajar
los menos con gran ahínco
redoblan esfuerzos
pues el tiempo es oro
y no quieren cerrar las ojos
hasta concretar al menos
uno de sus numerosos sueños

Pareciera que la vida
en todas sus formas
sin ningún remedio perecerá
y mientras está la abejita libando flores
concentrada produce la miel
que otros disfrutarán
sigue la pequeña hormiga llevando su carga
nada la detiene y trabajando morirá
el aire sigue corriendo ofreciendo
aliento a quien cansado esté
a pesar del gran dolor
hasta el animal más simple
si está enfermo o es herido
se aferra y trata de sobrevivir

Observa cómo en las aguas turbias
solo el amor nos mantiene a flote
lo que llevamos dentro se refleja afuera
y tarde o temprano habrá que enfrentar
hemos olvidado tal vez el regalo divino
que nos hizo únicos entre las demás especies
y sin analizar buscamos complicar la vida
en aras de apariencia y comodidad
no nos basta un solo proyecto
por miedo u orgullo abarcamos más y más
e imprudentes naufragamos sin saber nadar

¿A dónde vas, atribulada alma?
con todo ese lastre no se puede volar
no necesitas irte al Tíbet para meditar
busca un rincón propicio y calla un rato
deja que la divinidad te halle
y con nuevos bríos podrás continuar

Deja que se cierre el ciclo
deja que las noticias fluyan
con su torbellino malsano
arrastrando conciencias
solo la tuya puedes proteger
y antes que la siguiente embata
aprovecha esa tregua para disfrutar

Disfrutar es risa al amanecer
es dar gracias al anochecer
es ser amable, es ser templado
con las espinas que inevitablemente
en cada tramo nos suelen herir
no necesitamos iglesia o credo
si aprendemos a ofrecer y dar amor
es medicina que sana el cuerpo
ilumina el alma y hace progresar

FELIZ AÑO

ESE HOMBRE

Mis palabras son solo migas
que el espíritu esparce
a veces amargas y otras dulces
como la vida se muestra tantas veces

Pero hay un hombre con alma de juglar
que como buen samaritano las recoge
como si fueran finas perlas extraídas
del más profundo y fiero mar

Será acaso que él sabe como
sortear en su navÍo la tempestad
sabrá tal vez cómo remontar el cielo
para ir en pos de la ilusión

A veces me imagino que por equipaje
en una mochila carga excelsos poemas
y silbando una canción emprende el viaje
cruzando llanos e intrincadas selvas
mis palabras siguiendo como pistas
que lo guían al Yucatán

Pienso que en mi presencia
desbordaría esos poemas
como se desbordan de los ríos los caudales
y en su pecho incendiado me mostrara
todas esas migas reluciendo como joyas

A veces me imagino en la canoa
acompañada por escuadras de nacomes
y bordeando la amada América
como a un santuario por destino

Y entregarle como ofrenda
solo a paganos Dioses destinada
guirnaldas perfumadas de pasión
sabrá el cielo si algún día
pudiera tal quimera consumar

Mientras ese hombre que se desvela
creando tantas rimas como estrellas
las palabras siempre son bellas
cuando las escribe el corazón

nacóm es el título que se le daba a los militares mayas de mayor rango, fungían además como sacerdotes
otro dato silenciado por la historia es que los mayas fueron diestros navegantes

UN CUENTO PARA DOS

En la orilla de un cenote
Se bañaba una mestiza
De repente sintió una punzada
Como cuando clava sus aguijones el pesar
Rodó entonces una lágrima
Encerrado en ella un trocito de corazón
La sintió tan ligero el agua
Que desde el fondo la corriente lo arrastró
Oh milagro de los cielos!
Al pedacito salieron aletas y por océanos viajó
Quedó varado luego en un río
El río de la Plata habrá sido
Y como para Dios no hay imposibles
Las aletas transformó en alas
Y así las pampas sobrevoló
Hasta el hogar de cierto gaucho
Dónde en versos su historia le narró
Lo escuchó muy atento el noble gaucho
Y en su mismo pecho preparó
Un rinconcito que fuera solamente para él
Y soñó desde entonces con aluxes y con selva
Soñó tambores y pirámides
Y con una mestiza que sin verla cautivaba
Ella meciéndose en su hamaca se imaginaba
Al galope abrazando la cintura
De un vaquero de las pampas
Se sorprendía en las mañanas
Sosteniendo en sus manos boleadoras
Y en las brumas de sus sueños repetía:
Argentina, Argentina

NINFA DE ORIENTE

Nunca pensé que todo el oriente
existiera una joya sin par
nunca pensé ser testigo
de que tal maravilla pudiera existir

Como una leyenda cautivaste mi mente
y al rojo vivo en mi corazón
tu imagen dejaste grabada
encantado, perturbado, ni yo mismo lo sé

Cuántos volcanes no envidiaron tus senos
cuántas grullas no confundieron tu porte
al pasearte en tus lagos
por contemplarte los lotos se abrieron

Fieros guerreros portando katanas
Custodiaron tus pasos al partir de tu tierra
Dichosas las olas con su vaivén te arrullaron
Mientras la luna celosa tu travesía alumbró
En mi puerto te recibieron regocijadas las palmas
ninfa de oriente, al desembarcar soberana

dichosos los ojos que tu belleza cegó
dichosas aceras que amortiguaron tus pasos
dichosa tu presencia alegrando la tarde
luceros atrapados en oval azabache

¡Quién pudiera probar las cerezas
que rellenan tus labios!
¿quién aspirar tus oscuros cabellos
Cuando juegan traviesos
Cual teatro de sombras
emanando incienso?
Dichoso el dragón que a tu llamado acude
y dócil se echa a dormir a tus pies

A cuántas reinas opaca tu gracia
Cuántos delirios ocasiona tu encuentro
Dichoso el kimono que recubre tu piel
Dichoso el koto donde deslizas tus dedos
pricesa Kaguya
tallada en marfil

Si un día en el edén haces falta
Y presurosa retornas
Allá donde los techos apuntan al sol
Llévate mi pesar y mi gozo
Llévate también mis suspiros
ninfa de oriente
La joya más cara

Gracias por la invitación

ULTRAMAR

Eres mar embravecido, olas encrespadas
Sobre ti el cielo desbarata sus densos nubarrones
Embistes, dominas
El horizonte no existe todavía
iluminan tus ráfagas continuas
Amo tu voz que ruge
Amo tus abismos insondables
Amo tus silencios y tinieblas
Contigo es el caos
la pangea, el holocausto

Eres mar en calma, susurro nocturno
Sobre ti se extiende la plateada alfombra
Sus luces titilan,
Incitas, intrigas
Amo tus sueños, tu mar crecido
En cada crepúsculo, en cada aurora
Dejas caracoles rebozando en mi regazo
Contigo es el comienzo
El mundo primigenio

ADELITA

Mujer que tomaste cartuchera y carabina
en cruentas batallas fuiste paño y musa
símbolo de la mexicana por excelencia
junto a tus padres, tus hermanos o tu hombre
empeñada en defender tu tierra, tus derechos y futuro

Hoy no sales con morrales ni rebozos
no cocinas bajo los vagones de los trenes
en el combate no cargas a tus hijos a la espalda
en el closet guardas el gran sombrero y la guitarra
pero todavía cantas mientras bregas
a sabiendas de que la guadaña pende sobre tu cabeza

Tu ímpetu aún está vigente
te armas de conocimientos en las aulas
enarbolando por bandera los ideales
de ver soberana y próspera a la patria

las balas has suplido por los libros
y los blandes frente al enemigo
como antes con coraje y con valor
sueñas hacer que la letra renazca con su fuerza
sueñas construir en el país lo que no ha podido
a pesar de la sangre vertida en continua lucha

Adelita que con sudor riegas los campos de labranza
y prefieres la muerte antes que abandonarlo
a ningún precio te compran ni te vendes
por más poderoso que sea el opresor en turno
mujer que sus ancestros lleva en las venas
mujer que los escucha gemir bajo sus pies

mujer curandera, obrera o artesana
no es menor tu mérito en la batalla
Adelita de dulces versos y sensible alma
no es menor tu consuelo al atribulado
cuando cansado está de no ver resultados

Adelita que enormes pesares lleva a cuestas
pero con dignidad mantiene alta la frente
mujer que disfrutas citadina calma
mujer que acostumbrada estás a los colchones
pero reaccionas si la tranquilidad se turba
y la razón convoca a encender la llama
dejas tu pedestal y te plantas firme
decidida a ofrecer tu vida en aras de justicia

Adelita que no morirá porque su espíritu persiste
Adelita que dejó su sello permanente
de amor, filantropía y heroísmo
de norte a sur en mi país eres leyenda viva
y en cada niña concebida estás latente

RABITO

De pequeña solía desear una muñeca grande, suave al tacto, que abriera y cerrara los ojos, con cabello sedoso y largo para poderla peinar, recuerdo que cuando pasaba en las tiendas veía con decepción los anaqueles exhibiendo grandes peluches y muñecas de mejillas sonrosadas, largos rizos y hermosos vestidos porque para entonces ya sabía que nunca recibiría un regalo de esos; mis muñecas siempre fueron de plástico, pequeñas y calvas, con el tiempo crecí y olvidé esa ilusión infantil hasta que ya adulta y con motivo de un intercambio navideño recibí de regalo un gran conejo de peluche, fue una verdadera sorpresa y la disfruté. Era todo blanco, su cabeza redonda, de vivaces ojos cafés y sonrisa ingenua, sus patas delanteras abiertas invitaban al abrazo, hasta el rabito me pareció gracioso por lo cual lo bauticé precisamente como Rabito y fue el primero que compartió mi cama, el sillón para ver el televisor o leer, un asiento propio en el comedor, solía también hablarle y abrazarlo con aquélla nostalgia infantil de cierta forma compensada, todo ello antes de su extraño comportamiento, sé que suena extraño, porque debo confesar que a mí esas historias de muñecos vivientes me parecían temas de películas o recursos maternales para aquietar chamacos.
Todo comenzó muy sutilmente; con cambios de postura que bien podían pasar desapercibidos para una persona tan distraída como yo, como por ejemplo encontrarlo acostado cuando yo creía haberlo dejado sentado, boca abajo cuando yo recordaba haberlo visto boca arriba, etc. Aunque no era algo serio ya presentía que algo no era normal y comencé incluso a fotografiar esos cambios de postura para convencerme de que eran reales, lo tomé con extrañeza mas no con alarma, pero empecé a preocuparme cuando no solamente cambiaba de postura sino también de lugar como de la cama al sillón, del sillón al comedor o la cocina y viceversa, eso comenzó a ponerme nerviosa, porque tener la seguridad de dejar un objeto en un lugar y después encontrarlo en otro diferente parecía más propio de personas con lagunas mentales que inofensivos descuidos, recordé sin querer cuentos de entes atrapados en muñecos capaces de causar daño y comencé a mirar a Rabito con desconfianza, traté de recordar alguna sensación extraña al recibirlo, al abrazarlo o cuando solía tener diálogos con él a manera de juego, pero no hubo en esos días temor o escalofríos, por lo cual trataba de minimizar un comportamiento a todas luces anómalo para un objeto supuestamente inanimado, aún así me daba vergüenza recurrir a algún esoterista o ministro eclesiástico, era inaudito que en pleno siglo veinte, en una ciudad moderna y a una persona de lo más común le ocurrieran esas cosas.
Así como me acostumbré a sus cambios de postura también me acostumbré a sus desplazamientos, trataba de no darle importancia, pero él avanzaba en su atrevimiento, porque despúes comencé a sentir en esos ojos de plástico algo siniestro, un brillo inquisidor y burlón que me seguía por toda la casa y eso sí me alteraba; entonces intenté encerrarlo con llave en el armario, pero en vano, de alguna manera salía y me lo encontrara cómodamente instalado entre las sábanas de mi cama, esperándome en el sillón frente al televisor o en su silla del comedor. Su desfachatez era evidente y uno de esos días, en un arrebato de desesperación lo agarré de las orejas y lo estrellé con todas mis fuerzas contra la pared, Rabito no rebotó, simplemente cayó boca abajo en el piso, me encerré en mi habitación culpándome de cobarde por no arreglar definitivamente la situación simplemente quemándolo, pero había dejado pasar mucho tiempo y en el fondo temía que al igual que en las películas de terror abriera sin dificultad la puerta de mi cuarto (cerrada con seguro) y saltara sobre mí para apuñalarme o estrangularme, desperté a cada rato, pero esa noche nada pasó y al otro día me levanté y abrí sigilosamente la puerta: Rabito no estaba donde había caído y respiré aliviada, repitiéndome ingenuamente que en realidad no había recibido ningún conejo de peluche como regalo, que todo había sido un mal sueño y muy tranquila, entré al baño y me desvestí para ducharme, pero cuando corrí la cortina de la regadera encontré al pervertido Rabito observándome con ojos burlones; eso ya era demasiado, lo tomé de las orejas para abofetearlo con saña, le grité todo mi repertorio de leperadas y lo tiré por la ventanita, mr fui calmando poco a poco mientras el agua refrescaba mi mente y mis nervios, pero al salir del baño ahí estaba otra vez, acomodado en plena sala, con unas cuantas pajitas de hierba adheridas a su albo cuerpo.
Desde entonces su descaro fue abierto: me lo encontraba siempre espiándome a donde fuera con esos ojos burlones desde encima del televisor, sobre el refrigerador, en la mesa de la cocina, desde la ventana del patio, en una silla del comedor, junto a la computadora, en la cómoda, en la cabecera de la cama, etc. De nada me servía aventarlo, el maldito siempre aparecía impecable esperándome a donde me dirigiera; ante ese acoso perdí la tranquilidad de mi hogar, mis rutinas siempre estaban siendo escrutadas por Rabito; no pude repetir la explosión de furia que tuve cuando corrí la cortina para ducharme, había perdido todo temple ante esos ojos morbosos que me seguían todo el tiempo, y aunque reconozco que mi situación era ridícula, más me hubiera avergonzado exponerla ante mis escasas amistades o a algún brujo o psíquico de la ciudad, era increíble que un muñeco tan bonito pudiera contener el espíritu de un acosador y quién sabe si hasta asesino, me tacharían de esquizofrénica y me recetarían calmantes, seguramente me sugerirían sabiamente que me deshiciera de él. Y en teoría era muy fácil hacer una fogata en e patio y quemarlo de una buena vez o aventarlo como basura cuando pasara el camión recolector, pero un absurdo temor me detenía, como si el endemoniado muñeco leyera esos pensamientos y me advirtiera de una implacable venganza, podía jurar que sus ojos chispeaban diabólicamente cuando sentía tales impulsos, quizá me las tuviera que ver con un ejército de Rabitos dispuestos a secuestrarme y quemar mi casa o me convirtieran mediante un satánico rito en una Rabita como ellos, todas esas ideas descabelladas me torturaban, lo reconozco; Rabito se había adueñado de mi casa y ahora de mi voluntad, y yo sin poder desahogarme con nadie, yo que siempre me reí de quienes consultaban hechiceros cuando enfermaban o tenían una mala racha o se sobresaltaban al ver películas de terror, ahora la grotesca era yo pero me sentí imposibilitada para actuar , mi nerviosismo llegó al punto en que bastaba la figura de cualquier conejo en cualquier presentación y de cualquier tamaño para que mis dedos comenzaran a temblar y mi corazón palpitara aprisa, sudaba frío y varias veces estuve a punto de soltarme a llorar.
Esta situación duró tal vez unos meses que a mí me parecieron eternos, y fue una hermana que llegó de vacaciones con su hija a casa de mi madre la que propició la oportunidad de librarme de Rabito, cuando mi hermana llegó a mi casa para saludarme, el causante de mi desgracia se encontraba cómodamente descansando en el sofá, a mi sobrina le gustó tanto que se lo regalé de inmediato, a pesar de las advertencias de mi hermana, yo sabía que mi sobrina era de esas niñas caprichosas a las que ningún juguete les dura porque les gusta desbaratar, ensuciar, lanzar, pintar, jalar y demás rudas acciones a sabiendas de que no habrá reprimenda, ella era capaz de bañar a Rabito en lodo haciéndolo pasar por cerdo y luego remojarlo en cloro y tallarlo con cepillo de cerdas duras para que volviera a quedar como conejo blanco, ese solo pensamiento me hizo sonreír y cuando por fin dio por terminada la visita y se retiró balanceando descuidadamente su peluche nuevo por fin pude respirar en paz .
Lo lógico era que una vez con Rabito lejos yo volviera a ser la de antes, libre de entes acosadores, pero a la alegría inicial por haber creído recuperar el control de mi vida siguió una inexplicable nostalgia, como si la casa estuviera vacía, al ver la televisión movía la cabeza de un lado a otro, buscando; al acostarme palpaba las sábanas, me sorprendía revisando cajones sin motivo, soñaba a Rabito en manos de mi sobrina, sin una oreja, sin un ojo, sucio y roto, luego despertaba con remordimientos, la dulce venganza se transformaba en pena y angustia, sus ojos antes amenazadores suplicaban piedad, quizá a esas horas ya exhibiera tatuajes hechos con plumón permanente o estuviera lleno de piercins hasta el rabo, tal vez le hubiera costurado un parche en el ojo y colocado una pata de palo, era absurdo pensar todo eso pero no podía evitarlo, mentalmente me acusaba de haber exagerado la actitud de Rabito, de que mi terror anterior nunca hubiera tenido fundamentos, que él siempre me buscaba por fidelidad y yo era una ingrata paranoica que aprovechó la primera oportunidad para deshacerse de un cándido obsequio, recordé el día que me lo regalaron y lloré sinceramente por su suerte, ¿cómo había llegado a eso? ¿Cómo se me había ocurrido considerarlo un ente demoniaco? ahora me imaginaba y desesperaba su sufrimiento (si eso era posible) o de plano me había vuelto masoquista, era inaudito que lo extrañara y sufriera como si se tratara de mi primer novio, ya las imágenes y las figuras de conejos me hacían sentir ruin y me quedaba mirando estúpidamente los aparadores donde se exhibía alguno. Se acercaba el fin de las vacaciones y con él el regreso de mi hermana a su ciudad, cuando me avisó que saldrían en el camión de las diez de la mañana me propuse recuperarlo a como diera lugar, Salí de la casa y en lugar de irme a trabajar me dirigí a la estación, llegando allí diez minutos antes de que partiera el autobús, había mucha gente y seguramente mi hermana y sobrina ya se hallaban en la sala de espera, por lo que irrumpí desesperadamente en el preciso momento en un empleado de limpieza sacaba la bolsa de basura de uno de los botes y siendo ésta transparente pude ver a mi martirizado peluche, no me importó el espectáculo que hice al arrebatarle la bolsa y sacar el muñeco roto y apestoso todavía con restos de spaguetti, lo abracé como a un bebé a pesar de las hormigas que lo invadían y lloré de alegría, ni siquiera me despedí de mi hermana, me alejé de ahí con el corazón alborozado; rellenaría a Rabito, lo costuraría, lo lavaría en el baño mientras me duchara y lo perfumaría con mi propia loción, ahora sí, querido, ya nada nos separará…

HOLOCAUSTO

A cualquier hora pero diario una patrulla anuncia

al pasar aprisa una desgracia que a nadie turba

me deja dudando si a ciencia cierta

su sirena tan constante es signo alarmante

de un caos que de tan cotidiano se hizo norma

y por eso nadie lo toma como augurio

del fin tenebroso a donde se conduce

la extinción de ésta especie tan inconsciente

Que vive parásita a expensas de otros seres

de los recursos que una vez abundaron en su faz

tan necios somos para quejaros de los efectos

que los elementos nos muestras sin descanso

cuando hartos de las mismas necias actitudes

los volcanes rugen en respuesta a los insultos

y vomitaran todos juntos sepultando las ciudades

Los moluscos, los peces y ballenas

para regresarnos de sus océanos tanta porquería

tanta rapacidad, crueldad y también descuidos

lavaran la afrenta y con enormes olas nos barrieran

Siglos de guerras, de esclavitud y epidemias

y el cavernícola no aprende a comportarse como humano

la madre tierra, antes venerada

constantemente recibe puñaladas

dejando su rostro agrietado

día y noche escarban monstruosas grúas

sacando insaciables de su vientre las riquezas

Los mandos arteros que nos rigen

nada saben de ética o idealismo

hasta fraguan planes de invadir otros planetas

modificando su atmósfera a conveniencia

pues ya el suyo no les alcanza

para saciar su ambición y poderío

Aprevechándose del miedo y apatía

manipulando el fanatismo e ignorancia

constantemente siembran odios y prejuicios

y cuando todos alucinados

desencadenen la épica matanza fratricida

la noble madre doblegada

caerá arrastrando sus hijos al averno.

OPTIMISMO

Qué bonito se ve el sol una vez que me has llamado
De no sé donde llega una canción después de oírte
Hay rebaños de nubes blancas y una alfombra de flores salpicada
Diciendo que es bella la vida y maravilloso el amor
Cuando tu pensamiento me alcanza mis sienes palpitan
Mi cuerpo pesado se torna ligero
Y entro a un mundo de ensueño
Nada hay que mi alma atribule
El bosque siniestro se ha llenado de luz
Mis labios repiten: la vida es bella y maravilloso el amor
En las calles bullendo de gente apurada
Me empujan mientras sueño despierta
con sus agrios humores y mecánico andar
yo mientras llevo fijas sus amorosas palabras
y es tanto su ánimo, es tanta su magia
que como en una película las acciones se paran
miro los carros echando raíces
de sus ventanillas crecen decenas de ramas
y los edificios petrificados son altas montañas
de donde caen blancas cascadas
forman un río donde mi corazón navega
y avanza cantando: bella es la vida y maravilloso el amor

APARIENCIAS

Era un jardín rebosante de colores y formas, resultado del esmerado y paciente trabajo su dueño, a quien la tierra entregaba en profusión ramilletes de las más bellas flores, Éstas eran como niñas consentidas por él; nada más bello que verlas recibir los primeros rayos, reían con el viento, cantaban con la lluvia, las mariposas, las abejas y los chupaflores continuamente sobrevolaban tan suntuoso jardín; al anochecer besaban la oscuridad intensificando su aroma. Ahí en el brocal de la fuente reinaban las rosas, contemplándose en los ventanales platicaban los geranios, colgadas en los balcones se columpiaban las campánulas, escoltando los senderos inmaculadas azucenas alegraban el camino, todo, todo rincón estaba destinado a una especie y eran así un deleite para los ojos. Sin embargo la tierra no hace distinciones y entre toda esa comunidad floral brotó una hierba espinosa de color azul verdoso con hojas dentadas que creció dando unas pequeñas flores blancas; las demás, al verla comenzaron a cuchichear:
-¿Acaso nuestro querido jardinero no se ha percatado de esa planta? ¿Cómo puede permitir una hierba fea y espinoza en su jardín? Rosa es alabada por los enamorados, Lirio es espigado y elegante. Gardenia es apreciada por su aroma, todas tenemos atributos que nos hacen valiosas, pero, ¿y esa?
-Chicalote- Dijo silbando el viento a quien ningún cuchicheo se le escapa – ese es su nombre y toda ella es útil, por eso es amada.
Pasaban los días, como siempre, el jardinero prodigando sus cuidados a todas las flores, excepto a Chicalote que permanecía en un rincón pedregoso del muro, casi oculta por los rosales y macetas.

-A ti nadie te querrá-le dijo Violeta- no tienes aroma.
-Y eres espinosa- agregó Dalia
-Pequeña y sin tallo- continuó Hortensia.
-Ya basta, hijas- replicó la Tierra- cada quien es como es y a todas amo.
Chicalote se entristeció por la actitud de sus hermanas, todas se alzaban orgullosas para recibir los primeros rayos del Sol, mientras ella tenía que batallar entre el follaje y las macetas de las demás.
-Mirenla -dijo Camelia- de padre sólo heredó el color, apenas si la mira…
-Silencio, hijas -interrumpió él, cortando la risa incipiente que ocasionó su observación- cada quien es lo que es y a todas amo.
Chicalote dejó de reír cada vez que el Viento pasaba rozando su rígido tallo mientras sus hermanas bailaban graciosas con su brisa.
-Miren - dijo Nardo - Chicalote está tan tiesa como una roca…
-Ya basta hijas - replicó él, silbando entre las hojas- cada quien es lo que es y a todas amo.
Un día llegó el jardinero con su hijo a a recoger todas sus flores para llevarlas al mercado.
-Miren –dijo Orquídea- yo adornaré el cabello de una hermosa joven y todos compararán su belleza con la mía.
-Pues a mí un apuesto caballero me pondrá en el ojal de su bolsillo para llamar la atención de las damas- contestó Violeta.
-Pero yo formaré el ramo de la novia durante sus nupcias y por mi blancura y su vestido, todos dirán que su alma se halla rodeada por las nubes del cielo- replicó Azucena.
-Ah, pero a mí una mujer me pondrá a los pies de una Virgen- continuó Gladiola- como se ofrenda el oro a los reyes terrenales para suplicar algún favor…
-¿Y qué? A mí me pondrán en un jarrón chino en medio de la mesa – interrumpió Dalia- y después del almuerzo alguien me admirará tanto que querrá plasmarme en un dibujo.
Cuando los hombres se fueron, Chicalote se entristeció al ver que ni siquiera se habían fijado en ella, pero en esos momentos llegó una abejita en busca de polen y al verla se acercó muy contenta.
-Éstos hombres, por poco me dejan sin alimento, gracias a Dios todavía estás tú.
Al poco rato, una mariposa se posó cuidadosamente en su corola diciendo:
-Qué barbaridad, éstos hombres por poco me dejan sin abrigo, gracias a Dios todavía estás tú.
No pasó mucho tiempo cuando un chupaflor voló amistoso a su encuentro.
-Pero qué hombres tan egoístas, se llevaron a todas mis novias, gracias a Dios te dejaron a ti.
Chicalote recuperó nuevamente la alegría, después de todo, ¿qué satisfacción más grande puede existir que la de sentirse tan útil?, el día que sus pétalos cayeron supo que sus semillas también servirían y se imaginó a sus hermanas agonizando en una cabellera, en un ojal de bolsillo, en un ramo de novia, en un altar o en un jarrón chino, sin más mérito que el de haber sido hermosas y, seguramente sin recibir un solo agradecimiento antes de caer marchitas en el suelo o en el bote de basura; en cambio, ella había dado de comer al hambriento, había cobijado al peregrino y había conocido el amor, volvió al regazo de su madre repitiendo: “Soy lo que fui y así me amaron”.

MURMULLOS

En una hora llegué a tu morada

extraño viento soplaba entonces

murmurando en un idioma indescifrable

desde el umbral me anunciaba tu presencia

En otra hora me diste una esperanza

me ayudaste a desechar tantos temores

aunque fría y lejana me encontraba

oí al viento murmurando a mis espaldas

En otra hora acertaste al invitarme

a conocernos entre besos y caricias

no podía imaginar sorpresa tan más grata

las horas pasaban más aprisa

Cada hora plena de recorrernos

y poro a poro encontrarnos con un géiser

por haberme deparado tal delete

bienvenido sea el viento y su murmullo

La hora de despedirse llena estaba

de frases que sellamos con un beso

pasan horas, días y más días,

esperando la promesa de otra hora

otra hora acompañada de murmullos

en un idioma lejano e indescifrable.