Carmelina Vizcarrondo

Poemas, frases y mensajes de Carmelina Vizcarrondo

Selección de poemas, frases y mensajes mais populares de Carmelina Vizcarrondo

Nacimiento: 9 de enero de 1906
Fajardo, Puerto Rico

Fallecimiento: 1983

El rayo de sol

¡Que se escondió un rayo de sol
por debajo del árbol en flor!
Van las niñas a cogerlo,
pero es lagarto y veloz
y no deja que las manos
le apaguen su resplandor.
Cinco pares de manitas,
diez manitas y un cartón.
Una sobre de la otra,
sobre de ellas el cartón,
¡y todo a la vez
sobre el sol!...
...mas el sol dando un saltito
se trepó sobre el cartón
como una puñaladita
de luces y de emoción.
¡Qué inútil las diez manitas
contra los juegos de Dios!

LOÍZA ALDEA

La carretera asfaltada
le va coqueteando al río
y le hace seña en la curva
con su codo de peligro

Los árboles espinosos
hacen punzante el camino
y un automóvil glotón
se traga el paisaje vivo.

La ceja negra del puente
sobre el agua en remolinos
va remolcando cantares
y poemas vitalicios.

Atrás un dragón de azúcar,
en sus marfiles pulidos,
lleva una carga amargada
por contrapesos de hipos.

Más acá nube de pájaros
con nostalgias en los picos,
Cerca del cerro, a lo lejos,
martilleos de relinchos

Búscame

Búscame

¿Qué no me encuentras?
¡Si es que no me has buscado!

Búscame tras tu sombra
o en las retinas de tus ojos claros.
Búscame entre tus dedos
o en tu boca de sándalo.

Yo soy un soplo vivo
a tu vida arraigado.

Búscame por tu alcoba
entre tu sueño alado,
o por la senda rosa
de aquel amor lejano.

Por sobre tu orgullo,
en las flores azules de los prados.
Yo estoy dentro de ti
como un amor sellado.

¿Que no me encuentras dices?
Siendo en tu misma vida
que me pierdo…
¡Si es que no me has buscado!

Duerme alma mía

Duerme alma mía, y descansa.
Desde hoy velaré yo.

Duerme que te estoy cantando
nanas de mi corazón.

Sosiega tu vida inquieta
saturada de dolor.

Velará mi cuerpo sano
tu sueño reparador.

¡Ya bastante has trasnochado
por esas calles de Dios!...

Duerme que te estoy cantando
nanas de mi corazón.

Duérmete que si no duermes,
volverá por ti mi amor.

Es el mar, aquí está, y te impregna todo el alma

Es el mar, aquí está, y te impregna todo el alma

desde la última luz buena de espejo a aurora

y desde el pabellón amado en los anhelos

de algunos vientos suaves casi humanos y puros,

igual que los amores y esperanza en la música

con el total consuelo de la estival fragancia;

así es tu caudal, mira manecillas del sueño

dibujadas al tiempo de las olas halladas

con el instrumental lego de las flores blancas.

Se expone en la alabanza la rama de las nieblas

imprecisas y secas justo detrás del mundo,

la ciudad disimula alguna tarde en tinieblas

sin eludir letargo que la fama acarrea,

al resumen ardiente de toda ceremonia

limada en el encuentro del aire y el deseo

de un verso de fortuna tan tierno y obediente

sobresale en el cielo justo el último verso

el monumento libre que silva desde el aire

Conmigo es fácil siempre multiplicar encuentros

ausentes de lisonjas conducidas al son

de olores derramados en la rosa atrevida,

se decora el invierno con algunos chichones

de clavel y de águila sabiendo incertidumbre

en el prado de la casa escrita entre los labios

del diluvio pudiente hospedado en el escrito

que te sigue en razón celebrando utilidad:

bien sin vivir bien sin nacer la voz encendida,

te sigue hasta la gloria de la fe y del amor

oriente embelesado en arenas amarillas.



José Pómez