León de Greiff

Poemas, frases y mensajes de León de Greiff

Selección de poemas, frases y mensajes mais populares de León de Greiff

Nacimiento: 22 de julio de 1895
Medellín, Antioquia, Colombia

Fallecimiento: 11 de julio de 1976 (80 años)
Bogotá, Colombia

Vieja romanza

Oh gracia de tu rítmico cuerpo gozado un día!
Oh misterio inasible de tus ojos sedeños!
(Me persiguió tu hechizo por ilusos y lueños
países encantados que holló mi fantasía...)

Oh gracia de tu cuerpo que ritmó la alegría
para danzar la Danza Única de mis Sueños!
(Cuando adivino la dura negación de tus ceños
me refugié en las nébulas de la Melancolía...)

Perfume de tu cuerpo, que lo sexual integra!
Perfume de tu tórrida cabellera nocturna!
Y tu boca! ( En tu boca naufragó mi albedrío )

No perfuma tu boca mi inútil noche negra!
(Tal vez con ella tope mi boca taciturna
en algún ilusorio lunario señorío...)

Ritornelo

"Esta rosa fue testigo"
de ése, que si amor no fue;
ninguno otro amor sería.
¡Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía¡
El día, ya no lo sé
-sí lo sé, mas no lo digo-
Esta rosa fue testigo.

De tus labios escuché
la más dulce melodía.
¡Esta rosa fue testigo:
todo en tu ser sonreía!
Todo cuanto yo soñé
de ti, lo tuve conmigo...
Esta rosa fue testigo.

¡En tus ojos naufragué
donde la noche cabía!
Esta rosa fue testigo.
En mis brazos te oprimía,
entre tus brazos me hallé,
luego hallé más tibio abrigo...
Esta rosa fue testigo.

¡Tu fresca boca besé
donde triscó la alegría!
Esta rosa fue testigo
de tu amorosa agonía
cuando del amor gocé
la vez primera contigo!
Esta rosa fue testigo .

"Esta rosa fue testigo"
de ése, que si amor no fue,
ninguno otro amor sería.
Esta rosa fue testigo

de cuando te diste mía!
El día, ya no lo sé
-sí lo sé, mas no lo digo-
Esta rosa fue testigo.

Mi pobre amor se está yendo...

Mi pobre amor se está yendo...
yo me quedaré llorando...
La lluvia, leve, cayendo;
una nube, allá, glisando...

Mi pobre amor se está yendo.

Lejos, muy lejos!, soñando
la dulce amada, y tejiendo
su ilusión, me va matando...
Mi pobre amor se está yendo...

¿Qué pasa, que nada entiendo?
Qué pena se va a acercando?

La lluvia, leve, cayendo...
Una nube, allá, glisando...
La dulce amada tejiendo
su ilusión, que voy matando!

Mi pobre amor se está yendo...
Yo me quedaré llorando!

Canción ligera

Me quedas tú, y me donas tu alegría
con el dolor, y tu miel deleitable
con el acerbo aloe.
Me quedas tú, y la luz que tu alma cría
dentro la tenebrura inenarrable
de mi yo solitario:

Siempre loe
tu don ilusionario.

Me quedas tú, y el claro sortilegio
de tus ojos rïentes: con su hechizo
mi soledad se puebla.

Me quedas tú, y tu risa, cuyo arpegio
me embriaga, y tu tesoro de oro cobrizo
solaz del alma sola:

La gris niebla
tu regalo aureola.

Me quedas tú, y el filtro que tu ardida
boca frutal, sombreada, en mis febriles
resecos labios vierte.

Me quedas tú, la ingenua enardecida,
me quedas tú, la experta, de sutiles
tácticas retrecheras:

Vida. Muerte.
Lo que quieras.

Balada del mar no visto, ritmada en versos diversos

No he visto el mar.

Mis ojos
–vigías horadantes, fantásticas luciérnagas;
mis ojos avizores entre la noche; dueños
de la estrellada comba;
de los astrales mundos;
mis ojos errabundos
familiares del hórrido vértigo del abismo;
mis ojos acerados de viking, oteantes;
mis ojos vagabundos
no han visto el mar...

La cántiga ondulosa de su trémula curva
no ha mecido mis sueños;
ni oí de sus sirenas la erótica quejumbre;
ni aturdió mi retina con el rútilo azogue
que rueda por su dorso...
Sus resonantes trombas,
sus silencios, yo nunca pude oír...:
sus cóleras ciclópeas, sus quejas o sus himnos;
ni su mutismo impávido cuando argentos y oros
de los soles y lunas , como perennes lloros
diluyen sus riquezas por el glauco zafir...!

No aspiré su perfume!

Yo sé de los aromas
de amadas cabelleras...
Yo sé de los perfumes de los cuellos esbeltos
y frágiles y tibios;
de senos donde esconden sus hálitos las pomas
preferidas de Venus!
Yo aspiré las redomas
donde el Nirvana enciende los sándalos simbólicos;
las zábilas y mirras del mago Zoroastro...
Mas no aspiré las sales ni los iodos del mar.

Mis labios sitibundos
no en sus odres la sed
apagaron:
no en sus odres acerbos
mitigaron la sed...
Mis labios, locos, ebrios, ávidos, vagabundos,
labios cogitabundos
que amargaron los ayes y gestos iracundos
y que unos labios –vírgenes- captaron en su red!

Hermano de las nubes
yo soy.
Hermano de las nubes,
de las errantes nubes, de las ilusas del espacio:
vagarosos navíos
que empujan acres soplos anónimos y fríos,
que impelen recios ímpetus voltarios y sombríos!
Viajero de las noches
yo soy.

Viajero de las noches embriagadas; nauta
de sus golfos ilímites,
de sus golfos ilímites, delirantes, vacíos,
- vacíos de infinito..., vacíos...-Dócil nauta
yo soy,
y mis soñares derrotados navíos...
Derrotados navíos, rumbos ignotos, antros
de piratas...!el mar!
Mis ojos vagabundos
–viajeros insaciados- conocen cielos, mundos,
conocen noches hondas, ingraves y serenas,
conocen noches trágicas,
ensueños deliciosos,
sueños inverecundos...
Saben de penas únicas,
de goces y de llantos,
de mitos y de ciencia,
del odio y la clemencia,
del dolor
y el amar...!

Mis ojos vagabundos,
mis ojos infecundos...:
no han visto el mar mis ojos,
no he visto el mar!

Más breve

No te me vas que apenas te me llegas,
leve ilusión de ensueño, densa, intensa flor viva.

Mi ardido corazón, para las siegas
duro es y audaz...; para el dominio, blando...

Mi ardido corazón a la deriva...
No te me vas, apenas en llegando.

Si te me vas, si te me fuiste...: cuando
regreses, volverás aún más lasciva
y me hallarás, lascivo, te esperando...

Balada del disparatorio báquico, impregnada de múltiples romanticismos

Dícela "El Ebrio"

Aquesto dixo “El Ebrio”, una vegada.
Aquesto dixo con su voz cansada.
Aquesto dixo por la madrugada.

Yo dello non sé nada.

Bebamos en las cráteras de oro
que laboró el cincel benvenutino,
champagne, bulbente y bullicioso vino .

Bebamos en las ánforas de barro
doria hidromiel; en el panzudo jarro
blonda cerveza, y en las cristalinas
frágiles copas el anís sonoro
así como las finas
mixturas sibilinas.

"Porque es dulce olvidar".

Bebamos en las cráteras de oro
el líquido tesoro
que enloquece las mentes
y elide los deseos,
y que sume los sueños impotentes
en helados Leteos!.

Porque es dulce olvidar. ¿Algo esculpido
quedar merece en el cerebro? Nada!
Porque es dulce olvidar...

El viento azota
la cima de los árboles, tedioso;
vacila el corazón ante la rota!
El espíritu vago!
¡La voluntad errátil
es un tortuoso Yago!
y el soñar aterido...:
¡el soñar aterido y no vibrátil
ni altanero!... y nostálgico, anheloso
de una distinta vida...

Los jardines románticos
horros están de idilios.
Y son hueros los cánticos
jocundos de Himeneo!

Dormita ya el Deseo!
Ya dormita el Amor!
Y yerra -enloquecida-
por sus ludies exilios
de Dolor,
l’alma pura de Ofelia,
mientras Hamlet, moroso y taciturno
sepultóse en sí mismo!”

Ya no existe
la verdad, si ha existido... Ya no es nada
la belleza, y lo es todo! y la tristeza
¡cómo es asaz vulgar y adocenada!

Yo buceo un abismo
y el tal abismo es hueco!
Todo es superficial, mentido y triste.
Todo: el Amor y la Naturaleza,
el Mar, las Nubes, la ideal Belleza:
sólo restan cinismo,
rutina, y el enteco
sentido de lo práctico y la cómica
metafísica vómica!

Es preciso beber la sangre cálida
de los magos elixires!
Complicados brebajes, quinta-esencia,
sudor de las retortas y alambiques;
todos los filtros químicos y alquímicos
el díctamo, el nepentes,
súmanme en la demencia!

En el absintio quiero que se esconda
-tras de sus de sirena glaucos ojos-
mi espíritu arbitrario,
mi corazón, y toda la amargura
de abolidos despojos!

Es preciso beber la sangre cálida,
sangre morena
o sangre blonda!
En el absintio quiero que se esconda
-tras de sus glaucos ojos de sirena–
mi corazón, y toda la amargura!

"La azul locura pálida,
soberana locura,
se asile en mi cerebro solitario!"

Bebamos en las cráteras de oro
todo el licor que corre por la vena
de la pródiga uva;
y hagamos la serena
-la serena o la loca-
vida del que en sí propio no se toca
y que en nada se halla...

-Búdico ser en éxtasis,
Jaiyám bajo los astros,
Edgar en la taberna,
Diógenes en su cuba...
Desdeñosos e impávidos,
sonrientes,
mirando la batalla
sempiterna, mirando la batalla
de apetitos, la gresca y el estridir de dientes
y el vulgar forcejeo
para ascender, para medrar, para vivir...

"Nosotros -sí, nosotros-
olímpicos yazgamos sobre el trípode sacro:
claudicantes e irónicos,
sonrientes espectadores del simulacro,
sin recordar, sin añorar,
sin anhelar,
¡sin un solo deseo!"

Brúña el trágico véspero
con sus hórridas lumbres
incendiarias;
dóre el amanecer con vagas lumbres
y medias-tintas de atediada suavidad;
o aljofáre la luna
del bebedor la cabellera bruna
o la blonda o endrina cabellera
nimbada de doliente claridad,
y bebamos el vino,
y bebamos el vino,
y bebamos el vino!

Aquesto dixo el Ebrio una vegada.
Aquesto dixo con su voz cansada.
Aquesto dixo por la madrugada.

Yo dello non me curo. Yo dello non sé nada

Señora, Dama, dueña de mis votos...

Señora, Dama, dueña de mis votos!
¿cuándo veré tus ojos encantados,
tus manos inasibles, tus dedos abusados,
y tus cabellos -piélagos ignotos-

Cuándo veré tus ojos encantados,
y oiré tu voz de ritmos sosegados...!
Pero serán todos mis sueños rotos
por el furor de inevitables notos...
y tus manos pequeñas -los dedos ahusados-
no curarán mis rudos alborotos,
ni darán paz a mis martirizados
labios, que ardieron odios y sedes y pecados...!

Señora, Dama, dueña de mis votos!
nunca veré tus ojos encantados,
ni tus cabellos -piélagos ignotos-
ni oiré tu voz de ritmos sosegados...,
ni besarán tus labios ambiciados,
sobre mi frente, mis ensueños rotos...!

Divagación nocturna

Riela en mi alma tu recuerdo
como la luna sobre el mar...

En el silencio de mis noches
oigo tu voz aletear,
tu voz que me dice muy paso
que no me quieres olvidar...

En el silencio de mis noches,
-como la luna sobre el mar-
riela en mi alma tu recuerdo...

Veo el undívago vibrar
de las estrellas, en tus ojos...

Me embriaga el cálido aromar
de tu melena tenebrosa...
Tu frente, -un milagro lunar-
trasluce los puros anhelos
de tu querer, de tu ensoñar.

Se van mis horas solitarias
tras tu recuerdo, en un girar
de sueño y sueños ilusos...
(No los podremos realizar?...)

Melancólico ensueño ilusorio
que justifica el vegetar
del ánima mía soberbia,
de mi espíritu singular...
Melancólico ensueño ilusorio...
(no lo podremos realizar...?)

Riela en mi alma tu recuerdo...
Siento en mi boca palpitar
el beso trémulo y perenne
con que nos hemos de besar...
miro en tus ojos de misterio
-como si fueran a llorar...-
todo el poema de la vida
que no pudimos realizar...
En tu nocturna cabellera
-nardos y lirios y azahar-
aspiro todos los perfumes
con que quisiera aletargar
mi quimérica pantomima
de soñar y soñar y soñar!
Está en tu grácil cuerpo fino
toda la euritmia del rimar...
Son tus manos palidecidad
-parece que fuera a nevar...-,
tus manos, lánguidas y breves,
pareja de lirios sin par!
Tus manos, que bendijeron
con su perdón, mi divagar
por arduos caminos oscuros
y muelles sendas del pescar...

Riela en mi alma tu recuerdo
como la luna sobre el mar...
En el silencio de mis noches
oigo tu voz aletear...,
tu voz, que me dice muy paso
que no me quieren olvidar!

Siento en mi frente ensombrecida
tus manos cándidas posar...
Siento en mi ardida frente gélida
el balsámico palpitar
de tus labios, que borran culpas
y que me quieren perdonar...

¡Melancólico ensueño ilusorio
de mi incoherente divagar!
Fantasía disparatada
de mi espíritu singular!
Delirio ingenuo que se trueca
-irónico y duro- en pesar...
¡Melancólico ensueño ilusorio
que no podremos realizar...!

Riela en mi alma tu recuerdo
como la luna sobre el mar...!

Canción nocturna 2

Mañana sí veré con ojos jubilosos
la luz, la luz del día;

en pleno día miraré la noche fúlgida,
en pleno día oiré sus cánticos, absorto,
los cantos de la noche única!
en pleno día
respiraré el aroma de la noche estremecida!

Yo besaré los labios de la noche:
y mis manos febriles
pondrán presas sus manos tibias
y oprimirán los flancos de la noche
y los muslos -vía láctea-, los muslos siderales de la noche;
y mis manos febriles
retozarán en cálidos oteros
y odorantes colinas
y jardines ocultos de la noche...

Yo escrutaré los ojos de la noche:
me beberé el fulgor de sus pupilas
por saber si es amor ese fulgor...:
-por saber si es amor el hondo efluvio,
el tormentoso exálito que efunde la melena de la noche,
me embriagaré en su bruna cabellera...:
por saber si es amor todo el perfume
que envuelve el cuerpo en ascuas de la noche,
yo estrecharé en mis brazos el cuerpo de la noche...

Mañana sí veré con ojos jubilosos
la luz, la luz del día:

en pleno día miraré la noche fúlgida,
en pleno día oiré sus cánticos, absorto,
los cantos de la noche única!
en pleno día
aspiraré el aroma de la noche estremecida!

Esta mujer es una urna...

Esta mujer es una urna
llena de místico perfume,
como Annabel, como Ulalume...

Esta mujer es una urna.

Y para mi alma taciturna
por el dolor que la consume,
esta mujer es una urna
llena de místico perfume...!

Soneto

No te besé la boca sino cuando
me decías que el viento te besaba...
Si te gocé, ello fue si te gozaba
también Eros....: con él te iba gozando.

Yo sólo se decir como es "amando"
ni supe ni sabré como es "amaba"....
Más libre soy si tengo el alma esclava:
y esclavo soy, joyoso, duro y blando.

No te besé la boca, alta Fonoe
reticente, si no porque venusta
quemada del deseo, la ofrecías:

si te gocé, Belinda ( o Nice, o Cloe
o Altacira ) fue cuando combusta
pira de Eros, lujuriante, ardías...

Rimas

Tímida, la palabra
de tus labios caía,
y en mi pálida frente
dolorosa y macabra,
toda melancolía
se regó, evanescente,
blanda, como un arrullo...

Oh tu voz adorable...
¡Voz única entre tantas!
(Bajo el influjo suyo
fue placer inefable
mi dolor...) -Hoy no encantas
este fúnebre yermo...

( No sé dónde se riega
-toda melancolía-
tu voz... ) -Y estoy enfermo
porque tu voz no llega
a bañar de alegría
mi sufrir... en mi vida
dolorosa y macabra,
tal vez hubieran sido
para curar la herida,
tu voz y tu palabra
que yo jamás olvido...!

La luna blanca... y el frío...

La luna blanca... y el frío...
y el dulce corazón mío
tan lejano... tan lejano...

¡tanto distante su mano...!

La luna blanca, y el frío
y el dulce corazón mío
tan lejano...

Y vagas notas del piano...
Del bosque un aroma arcano...
Y el remurmurar del río...

Y el dulce corazón mío
tan lejano...!

Nocturno N° 2 en mi bemol

I
Tiro los dados en el azul tapete de la noche
para jugar el albur supremo!

Juego mi vida!
La llevo perdida
sin remedio...!
Bien poco valía!

II
Juego mi vida contra una sonrisa de Venus Cipriota
hembra madura, parpadeante en acecho del primer cupido;
o contra la Osa Mayor
que ha de bailar en las ferias al són del adufe;
o contra el anillo de latón de Saturno, viejo verde,
taimado prestamista, insigne usurero;
o contra el rebaño de las Pléyades,
-vírgenes necias, capretinas locas-.

Juego mi vida contra la Cruz del Sur,
condecoración barata,
o contra un guiñar de ojos de Urano,
andrógino, equívoco planeta, ebrio Narciso;
o contra el diablo Aigoi,
veleta de Perseo, ágil funámbulo;
o contra la farola pintarrajeada
de Sirio, trovador nocharniego;
o contra el Cinto de Orión que apresa los flancos voluptuosos
de la Noche: febril sacerdotisa de los ritos secretos,
de las íntimas lides;
o contra un beso frío de la Luna
ofélida!

Tiro los dados en la azul alcatifa de la noche
para jugar el albur supremo!

Juego mi vida!
Bien poco valía!
La llevo perdida
sin remedio!

III
Para la burla de Venus Veleta
mi corazón es el premio;
y mi sonrisa -flor de indiferencia-.

Para las fechas del Sagitario
el amplio pecho,
y mi sonrisa -flor de cansancio-.

Para Scorpio
traicionero,
mis zancajos, y mi risa sin odio.

Para Shylock y su balanza,
mi carne, que es el precio,
y mi sangre -adehala.

Y para Zoilo y Compañía
-en el estuche del silencio-
la flor de la sonrisa.

Juego mi vida!
Bien poco valía!
La llevo perdida
sin remedio!

Juego mi vida, oh Noche, contra el abrazo perenne
de tu cuerpo moreno y felino, fogoso
o hecho ascuas de nieve!
Contra tu abrazo, oh Noche, Oh Sheherazada!
oh tú, Sacerdotisa de las íntimas lides,
de los ritos secretos!

Me extenúen tus besos profundos!
Me extinga entre tus brazos de terciopelo!
En tu seno aromoso me sepulte!
y naufrague en tus ojos de sombra y de lascivia y de misterio!

Ritmos

Atardecer.
Temor crepuscular...
Inquietudes que el véspero insinúa...
Luces violadas. Nombre de mujer
que escucho musitar
cuando el silencio se acentúa...

Angustia tremulenta.
Indeciso dolor
que no se nombra...
Indeciso dolor que se aposenta
-frío y taimado- en lo interior
de nuestra sombra!

Parpadear
lento,
undívago, ingrávido, en la penumbra...
y el mismo musitar
yel mismo acento
del nombre y de la voz que mi cansancio
/ apesadumbra!
Atardecer.
Campanas augurales.
Tristeza insomne, múltiple, que en su gris me
/ circuye:
y un rostro de mujer
tras los cristales,
que me mira y me nombra... y que me huye!

Abulia; anhelos
de languidez, de sueño..., ¡no sentir!
Escancio
tu licor, oh crepúsculo!, en los hielos
del cansancio...
tu licor en los hielos del morir!

Atardecer.
Temor crepuscular.
Inquietudes que el véspero insinúa.
Luces violadas. Nombre de mujer
que escucho musitar
cuando el silencio se acentúa!

Atardecer...

Arieta II

A Pepe Mexia

Perfumes, aromas ya idos. ..
Aromas, perfumes... Aromas
de áloes, sándalos y gomas,
suaves perfumes abolidos:
¿en cuáles Edenes perdidos,
en cuáles Pompeyas, Sodomas,
Lutecias, Corintos y Romas,
estáis?

De etéreas, gráciles redomas,
de pebeteros encendidos
en noches de goces ardidos,
cuando los senos eran pomas
de áloes, sándalos y gomas...;
perfumes, aromas huidos,
suaves perfumes... ¿abolidos
estáis?

De una guedeja desprendidos;
de candideces de palomas...;
olor de los besos que tomas
de los labios estremecidos
de Eva o Lilith...; olor de nidos;
de etéreas, gráciles redomas...
¿en dónde -perfumes, aromas-
estáis?

Variaciones sobre un añejo temilla

Venías de tan lejos que ya olvidé tu nombre.

Venías de tan lejos... Mejor que no llegaras...
Sonatas de silencio y en claves inaudibles
contúrbanme el sentido con tácita latencia.
Cantatas de silencio, con voces abolidas
me inundan, cataratas sordas, mudas, de hielo...

Venías de tan lejos... Mejor que no llegaras,
mejor que no advinieras...: llegabas de mí mismo.
Función, mito, entelequia, trasunto, resonancia
de malhadados sueños sin apenas relieves,
sin apenas volumen: fantasma de quimera,
claridad incorpórea, sombra de fantasía:
eco, luz, cavilancia
-verberación del sueño-,
poema sin raigambre para en jamás escrito.
Venías de tan lejos que ya olvidé tu nombre.

Venías de tan lejos... Mejor que te quedaras...

Sonatas de sortílego fervor -imperfectibles-
contúrbanme el sentido -substancia sin presencia-.
Cantatas jubilosas, patéticas, transidas,
me invaden, cataratas de pasión sin anhelo.

Venías de tan lejos, mejor que te quedaras,
mejor que no advinieras: te nutría mi abismo.

Eras trasunto: recolmaste mi espíritu y mi estancia.
Eras mis sueños y resueños inútiles y densos o asaz leves.
Función o Cavilancia. Fata irreal, y única, y verdadera.
Claridad, eco, sombra, lumbre: si todo a ti me asía!
Substancia, resonancia,
ficción... Cordial, filtro o beleño...

Poema incorporado. Rito sensual, Sollozo, Extasis. Grito.
Venías de tan lejos que ya olvidé tu nombre.

Variación N° 5

Doble canción

I
Tengo una sed de vinos capitosos
-venusino furor, pugnas salaces,
ojos enloquecidos por el éxtasis,
bocas ebrias, frenéticos enlaces-.

Tú, Dinarzada, tú, fogosa mía,
tú, Melusina, vid de mis deseos:

¡dóname tu lagar tibio y recóndito!
quiero oprimir tus uvas!

Y tus vinos
exprimir!
-fulgurante filtro cálido
para mi sed de zumos citereos!

II
Tengo una sed de búdicos nirvanas
-xahareño no oír, callada acidia,
ojos enceguecidos por el éxtasis,
espiritual ardor, psíquica lidia-.

Tú, viaje azul, deliquio, noche intacta,
música..., oh tú, mi inasequible dueño:

¡llévame a tus refugios ataráxicos!
quiero tañer tus fibras!

y el prodigio
de tu entraña exprimir!
-don inefable
para mi sed de fugas y de ensueño.

Cancioncilla 2

Tú coronas mis quince lustros
con el cíngulo de tus brazos,
con el cíngulo de tus muslos,
con el perfume de tus labios,
con el éxtasis de tu júbilo
-cabrilleante por los lagos
auriendrinos, hondos carbundos-.

Con la tersura de tus manos,
con el ardor de tu combusto
tesoro en flor, que orna melado
toisón en rizos: el refugio
fragante, que al híspido fauno
tú le donas, -intercolumnio-:
oasis tibio entre alabastros.

Tú coronas mis quince lustros
con el hechizo de tus labios;
con el cíngulo de tus muslos,
con el cíngulo de tus brazos,
con tus fulgentes ojos rútilos,
con tus besos trémulos, ávidos,
-ora lustrales, ora lúbricos...-

Con la tersura de tus manos,
con tu voz rauca en el susurro,
con tus ímpetus inexhaustos,
con tus anhelos sitibundos
que el corazón hinchente: heraldos
de los mis goces y los tuyos,
-nuestra embriaguez y nuestro gaudio-.

Con el cíngulo de tus muslos,
con el cíngulo de tus brazos,
con el prodigio intercolumnio
con el regusto de tus labios...
Tú coronas mis quince lustros
con el brillo de tus ojazos,
-gémulas de móvil mercurio-.

Con tu voz grave, con tu osado
corazón fiero, con tu iluso
férvido ensueño, con tu claro
zahareño espíritu agudo.
Con el oreo de tu cálido
sexual exhálito y efluvio,
y prístino efluvio y exhálito.

con tu severo rictus duro,
con tu sonrisa en sobresalto,
con tu silencio o tu murmurio,
-tu pasional mezzo-soprano
que se asordina en el connubio...-
Con el cíngulo de tus brazos,
con el cíngulo de tus muslos...

con la caricia de tus manos,
con el éxtasis de tu júbilo,
con el éxtasis de mi gaudio,
con nuestros éxtasis en uno,
con el embrujo de tus labios,
coronaste mis quince lustros
y continúas coronándolos...