Celedonio Flores

Poemas, frases y mensajes de Celedonio Flores

Selección de poemas, frases y mensajes mais populares de Celedonio Flores

Nacimiento: 3 de agosto de 1896
Villa Crespo
Buenos Aires, Argentina

Fallecimiento: 28 de julio de 1947(50 años)
Villa Crespo
Buenos Aires, Argentina

Sonatina

La bacana está triste, ¿qué tendrá la bacana?
Ha perdido la risa su carita de rana
y en sus ojos se nota yo no sé qué penar;
la bacana está sola en su silla sentada,
el fonógrafo calla y la viola colgada
aburrida parece de no verse tocar.

Puebla el patio el berrido de un pebete que llora,
tiran bronca dos viejas y chamuya una lora
mientras canta "I Pagliacci" un vecino manghín,
la bacana no ríe, la bacana no siente,
la bacana parece que ha quedado inconsciente
con el mate ocupado por algún berretín.

¿Piensa acaso en el coso que la espera en la esquina?
¿En aquel que le dijo que era muy bailarina
con tapín de mafioso, compadrito y ranún?
¿En aquel que una noche le propuso el espiante?
¿En aquel cajetilla, entallao de elegante?
¿O en aquel caferata que es un gran pelandrún?

¡Oh la pobre percanta de la bata rosa!
quiere tener menega, quiere ser poderosa,
tener departamento con mishé y gigoló,
muchas joyas debute, un peleche a la moda.
Porque en esta gran vida el que no se acomoda
y la vive de grupo, al final se embromó.

Ya no quiere la mugre de la pieza amueblada,
el bacán que la shaca ya la tiene cansada,
se aburrió de esa vida de continuo ragú;
quiere un pibe a la gurda que en el baile con corte
les dé contramoquillo a los reos del Norte,
los fifí del Oeste, los cafishios del Sú.

-"¡Vamos, vamos pelandra! -dice el coso que llega-,
esa cara de otaria que tenés no te pega,
levantate ligero y unos mangos pasá".
Está el patio en silencio, un rayito de luna.
se ha colado en la pieza mientras la pelandruna
saca vento de un mueble y le dice: -¡Tomá!

Chorro

Cantilena rasposa de tu triste miseria
que escuchastes de pibe en el vago bulín,
aguantando a tu vieja las fajadas de histeria
y a tu viejo el rosario de tarugo manghín.

Nadie tuvo un consejo pa' tu vida de reo,
tras el largo reproche iba el faje fatal,
malanfiaste de salto, pelechastes bien feo
y la escuela fue un mito de liturgia ancestral.

No tuviste respeto a la ley, a la hombría,
y al derecho ganado por herencia o acción;
por los pobres buracos de tus pilchas, un día
se piantó la nobleza de tu buen corazón.

Por diabluras de pibe conocistes la cana
y barristes las cuadras en más e una ocasión,
te tirastes en contra de la gente bacana
pues creístes que el rana es pequero o ladrón.

Vos nacistes pa' chorro como yo pa' hacer versos,
como el gato pa' gato, como el león pa' ser león,
el destino que rige tus instintos perversos
es el mismo que rige mi cordial vocación.

Pa' qué vas a decirme que sos manso y sos bueno
si yo sé que en el fondo sin querer me engrupís;
por vivir tu existencia sin medida y sin freno
te dirá "Caro fratte" San Francisco de Asís.

Azucena

Cachá cuatro compases de un tango rante,
de esos con más pelusa que un gato angora,
y el verso más lunfardo y más asonante
de este poeta reo: (Perdón, Señora...)

Metele unos pedazos de barrio bajo
cuando el Sol los pincela de poesía,
y la marca primera que marca el tajo
de dos guapos parejos de hombría a hombría.

La bronca de un cafiolo que quedó en banda,
la curda de un porteño que de parranda
sale a tirar, alegre, manteca al techo.

Mezclá todo con gloria, pasión y pena:
y tendrás el retrato de la Azucena
¡la tanguera más grande que Dios ha hecho!

Pinturita (b)

Pinturita de ambiente, brochazo rante
de las noches caneras de mi arrabal,
donde el barro te enchastra los caminantes
y se diluye en sombras la flor del mal.

Pasará un organito que mueve a risa
a babucha colgado de un cusifai,
donde un loro la oficia de pitonisa
y nos tira la manga un rengolai.

El morrongo de casa sorteando el barro
atraviesa la calle conquistador,
y en el bache profundo que dejó un carro
a la luna le bate no sé qué amor.

A unas cuadras el lujo del empedrado
deschava del progreso su loco afán...
Y en un mateo rante y destartalado
una mersa de crudos cantando van.

Y la nota de un tango, triste y doliente,
se hace carne, en la noche, artera y cruel...
Mientras el del bagayo Maffia se siente
y el que se canta un tango... Carlos Gardel...

Parece mentira

¿Que no cante en reo...
que pase a degüello la viola encordada
de mi inspiración?
¿Que mande a baraja
mis musas caneras,
mis paicas runfleras,
mis pobres malevos y la encrucijada
de mi callejón?
¿Que no cante en reo?
¿Que deje el suburbio
temeroso y turbio
que me vio nacer?
¿Que por qué en el fondo
de mi musa brava
siempre una garaba
abandona al hombre
que la quiere tanto
para no volver?

¿Que no cante en reo?
¿Que no glose el tajo
que de arriba 'bajo
le cruza la cara al viejo matón?
(que lleva en su hombría
la marca tajante
que es más denigrante
que aquel costurón).

¿Que deje tranquila a la pobre viejita?...
¿Que no haga sonetos para Milonguita
que no lo merece por mala y desleal?
¿Que por qué me ocupo de la vieja Lora
que es la entregadora
que pica más alto en el arrabal?

¿Que por qué pretendo entronar al tango
si según algunos es reo, guarango
y bajo y procaz?
¿Que si continúo cantando en lunfardo
el fragante nardo
de mi poesía se marchitará?

¡Y eso... me lo has dicho vos
que sos mi amigo,
que me querés tanto
y has sido conmigo
tan noble, tan leal!...
¡Parece mentira!...
Te pido por lo que más quieras
que me dejes solo con mis milongueras,
mis pobres malevos y con mi arrabal.

Guarda de ómnibus

Pa' fioca no sirvió, porque una mina
a quien le hizo un laburo deshonesto,
le dio el apuntamiento en una esquina
y delante del cana le dio el pesto...

Quiso hacer un "Scruche" y cuando fueron
a arreglar la cuestión de la viyuya
te le hicieron un "laburo", te le hicieron
que tuvo que poner menega suya.

Fue pintor albañil, bandoneonista,
cantor aficionado, fue cloaquista,
batidor, amargado y atorrante...

Hoy requinta una gorra, usa taquito,
se apila a una piolita y pega el grito:
"Se me quieren correr más adelante".

Desde el retazo blanco más amable

Desde el retazo blanco más amable
renace mi incongruencia que compite
con la próxima vez que me remite
a la junta agrupada detestable.

Como el viento o el calor insoportable
que revoca las copas y derrite
el alquitrán tachado se repite
en rincón de la vela desmontable.

La enemiga perfecta de sandalia
no soporta ni acepta los listones,
en la victoria como en la derrota
mucho saben los niños de invenciones,
su afirmación terrible es represalia
y ese amor no se vé pero se nota.

José Pómez
http://pomez.net

La percanta aquella

Entró por la rueda del milongamiento
una tarde, sola, porque se aburría,
y el candombe triste de un tango aquel día
le quitó la pena y el aburrimiento.

Así se dio el juego de remanyamiento
con un bacanejo que la requería,
embrión de cafishio, bacán de avería,
canchero en las lides de amarrocamiento.

Y hoy tiembla la alfombra si suena la orquesta
y sale a la pista la yunta dispuesta
a rayarse un tango y hacerse notar...

¡Casal de palomas manchadas de fango
que hilvanó un cariño al compás de un tango...
de un tango tan triste que hacía llorar!...

El café de mi barrio

No hace esquina, su rante mistonguería
se deschava en la mugre de las ventanas,
cortinas que en otrora fueran bacanas
ocultan interiores melancolías.

Una mersa de rantes que todo el día
ambula entre sus mesas de mala gana;
el mozo, un galleguete timbero y rana
que encanta a la parroquia porque les fía.

Al fondo, donde el foco poco ilumina,
timbean al codillo la meneguina
y al truco y a la escoba lo consumido.

Mientras la murga infame en la tarima
la tristeza infinita de un tango rima
que se mete en el alma por el oído.

Bandoneón

Dulcemente entre sus manos
te desdobla acompasado
el bacán que te acamala
y te sabe hacer llorar,
y tu llanto es un rezongo
dormilón, amilongado,
es el alma del suburbio
que se pianta en tu teclear.
Es la pena de una mina
que dejó la vieja sola,
es la bronca de un otario
amurado con su amor,
es el llanto de una madre
con el hijo en la gayola,
la tristeza del suburbio
rebosante de dolor...

Es el sueño de una noche
que un rendido canillita
descabeza amoratado
guarecido en un portón,
es el canto con que arrulla
una buena madrecita
a una piba que no duerme,
paliducha y enfermita,
en el triste conventillo
tan mistongo y tan tristón.

Muchacho

Muchacho
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Muchacho
(1926)

Celedonio Esteban ("Cele") Flores

Muchacho
que porque la suerte quiso
vivís en un primer piso
de un palacete central,
que pa' vicios y placeres,
para farras y mujeres
disponés de un capital.

Muchacho
que no sabés el encanto
de haber derramado llanto
sobre un pecho de mujer;
y no sabés qué es secarse
en una timba y armarse
para volverse a meter;

que decís que un tango rante
no te hace perder la calma
y que no te llora el alma
cuando gime un bandoneón;
que si tenés sentimiento
lo tenés adormecido
pues todo lo has conseguido
pagando como un chabón.

Decime
si en tu vida pelandruna,
bajo la luz de la Luna
o si no bajo un farol,
no te has sentido poeta
y le has dicho a una pebeta
que ella es más linda que el Sol.

Decime
si conocés la armonía,
la dulce policromía
de las tardes de arrabal,
cuando van las fabriqueras
tentadoras y diqueras
bajo el sonoro percal...

El as de los ases

La moza más linda del barrio orillero
con fama sentada de alegre y coqueta,
que fue la querida de aquel guitarrero
matón y biabista, cantor y poeta.

Tristemente evoca el recuerdo querido
de amores que fueron y triunfos fugaces,
es que ella no ignora que tuvo un "marido"
que fue entre los guapos el as de los ases.

El as, porque nunca en acción apurada
los taitas lo vieron ponerse amarillo;
se dio todo entero y su ágil visteada
remató en la marca de su fiel cuchillo.

¡Y cuando cantaba!, más bien parecía
su canto una airada protesta de pena
a la novia mala que no lo quería,
a la madrecita viejecita y buena.

Al Destino ingrato que no tuvo halago
para su existencia ruin, atrabiliaria...
¡Tradicionalmente se creyó un rezago
de gaucho bandido, perseguido y paria!

Por eso en las noches templadas de luna
pulsó su guitarra bajo el emparrado,
en una milonga deshojó una a una
las rosas marchitas del gaucho pasado.

Por eso la viola ya no es en la pieza
nada más que un mueble de adorno lujoso;
su dueño, una noche en gaucha proeza,
cayó bajo el plomo mortal de un bufoso.

Por eso la moza del barrio orillero,
bonita y con fama de alegre y coqueta,
recuerda a su guapo: aquel guitarrero
matón y biabista, cantor y poeta...

Bulín

Una catrera rante compadreando
en el ángulo norte del bulín,
y sobre ella un San Judas campaneando
la miseria de aquel piringundín.

Una mesa de pino en un costado,
un cajón que las va de aparador,
una silla de asiento desfondado
y otra silla "fané" pero mejor.

Yendo pa'l lao del Sud, como quien dice,
pa' que en él la mancada no aterrice,
una colcha tirándose a "placcar"

que oculta un traje negro, un funghi claro,
un par de caminantes y el sparo
de un vestido de baile verde mar...

Autorretrato

Pinta de "shushetín", visto a la moda
porque el sastre me cobra el mismo precio;
al pantalón planchado no lo desprecio,
y el "yuguillo" encolao no me incomoda...

Remato una verbena con whisky y soda;
encurdelao no soy matón ni necio.
Le tengo "al carro de la vida" aprecio,
pero emberretinao... ¡la juego toda!...

Como no soy vicioso, ni la "carpeta"
ni el burro más ligero ni el más maleta
le han sacao mucho vento a este bacán

Pero, artísticamente, soy "milonguero",
porque..., a una opereta de Lehar, prefiero
los canyengues que siempre tangueó Cobián...

Oro viejo

Soy el hijo natural
de no sé qué aberración
y de cuya tradición
puede hablar el arrabal;
he sido la flor del mal,
el tenorio del facón,
el que ganó la elección
cuando el caudillo imperaba
y el malevaje buscaba
para usarlo de escalón.
Fue el que tuvo por bandera,
como ley, como atavismo,
reconocer en sí mismo
a toda la hombría entera.
No tuve quien se opusiera
a mis odiosos antojos,
por mí bajaron los ojos
hombres que fueron muy machos
y marqué muchos escrachos
con largos barbijos rojos.

El comisario sagaz
me tuvo por un aliado,
fue mi tutor obligado
en el barrio, el Juez de Paz,
y fue mi apodo procaz
un insulto que altivaba
porque una historia guardaba
que era para mí un laurel
y me lucía con él
cuanto más me degradaba.

Neurótica

Se fajó una novela donde un príncipe rante
se quedaba en la vía por timbero y mishé,
pero como a la reina la tenía de amante
se aguantaba la mala con paciencia y con fe.

Cierto paje vivillo, batidor y atorrante,
campaneando el "affaire" dijo: ¡Araca, me armé!
Si la reina no quiere que el deschavo le cante
va a tener que arreglarme con mucho "parné".

Se hizo un lío debute. Cuando el rey cierto día
se enteró por el paje del merengue que había
a la reina y al coso los mandó envenenar.

¡Ah! las novias sublimes, ¡qué tragedias pasamos!
exclamó la lectora de los cien kilogramos
y largó la novela pa' ponerse a llorar...

Cuando llegue aquel día

Un cotorro coqueto en un barrio apartado
donde engrupa al Invierno la caricia solar,
y en Verano nos brinde su racimo rosado
en el medio del patio el parral familiar.

El bulín donde nunca falte un ramo de rosas
y un deseo constante de gozar y vivir...
Un chamuyo sencillo pa' batir muchas cosas
y otro alegre y chispeante que nos haga reír.

De una linda pebeta el cariño primero
que no sepa ni medio de cuestiones de Amor...
El amor inocente, francamente sincero
de una pebeta linda como un durazno en flor.

La bohemia sensible de otra alma gemela
que se una a la mía en un hondo querer,
que le gusten los pibes cuando van a la escuela
y se apene conmigo en un atardecer.

Que de noche, al regreso de la diaria faena
donde tan duramente me rebusco el bullón,
con un beso en la boca le dé el opio a una pena
si una pena me talla dentro del corazón.

Y si un día notara, que irremediablemente,
por sus sueños no soy...
Que me diga al besarme
con dulzura en la frente:
"Mirá, viejo, me aburro,
perdoname, me voy".

Villa Crespo

Barrio piringundín, barrio malevo
donde aprendí a mancar la vida maula
en mis días papusos de purrete
compadrito y piernún, callao y taura.

Barrio de contras bravas, tus hazañas
que rubricaron fieras puñaladas
deberían saberlas los mocosos...
En la escuela tendrían que enseñarlas...

Mirador de Seghezo, arquitectura
estilo medieval..., medio-romántica:
parecía decir con voz de macho:
el que no es malandrín, de aquí no pasa.

La quinta de la Lunga, los perales,
tentación de pandillas malandrasas,
entrevero de piernas y de alambres
cuando el tano tiraba la mancada.

La academia San Jorge, la academia...
donde cobraban cinco la bailada;
"Si me habré compadriao mis chirolitas
despatarrando cortes y quebradas".

El Mocho, el Cachafaz, Pata de Alambre,
David, La Portuguesa y el Lagaña;
los hermanos Balijas y Fresedo
(El pibe Paternal, de larga fama).

Allí manqué debute las miserias
de los fiocas varaos a pan y agua,
y el amor que se acaba en el ayuno
del que quiere vivir de salto y carta.

El café Venturita y los Istueta,
los matinés y los bailes de Peracca.
El café La Morocha y el barbijo
de Arolas, compadreándole en la cara.

Arroyo Maldonado, barbijo taura
que en las aguas del Plata desangraba,
cara al sol, como un hombre sin renuncios
del que acecha en la sombra y no da cara.

Arroyo Maldonado, cuneta rea,
agua-fuerte brutal de mi barriada,
hablar de Villa Crespo y no nombrarte
es tirar las palabras a una zanja...

Es decir que a este barrio milonguero
como a vos lo ha tapado la ignorancia...
Yo florezco en jardines con mis versos,
vos ahora no sos más que una cloaca...

Guitarra maleva

Guitarra maleva del barrio orillero
la musa del barrio tu historia cantó,
terciada la espalda de un gaucho trovero
en tiempos de gauchos la patria te vio.

Guitarra maleva que sale adornada
de blanco y celeste para Carnaval,
llevás en el cuello como dibujada
la marcha que un día te hiciera un puñal.

Yo ya sé que al son de un tango no empezaste tu existencia,
y que de una vidalita tu realidad no encarnó,
pero sé que una milonga de insolente prepotencia
hizo carne en tu armonía y el suburbio te adoptó.

Que sos su querida tal vez se figura
ilusoriamente tu dueño el matón,
por eso te pulsa con tanta dulzura
y te aprieta fuerte contra el corazón.

Yo he visto a ese hombre; malevo, valiente
pulsarte la noche que solo quedó,
y mientras le daba la Luna en la frente
llorar por la ingrata que nunca volvió.

El perro flaco

Esquelético, hambriento, el pobre tiene
los ojos tristes y el andar calmoso,
a ratos a la sombra se detiene
en procura de un poco de reposo.

La turba de pilletes atorrantes
lo acosa a cascotazos despiadada,
él los mira con ojos suplicantes
y continúa su infeliz jornada...

¡Esta rabioso!, grita una chicuela
que pasa en dirección para la escuela,
y huye del can, llorosa y asustada.

Y por instigación de una vecina,
el botón de parada en una esquina
le acelera su marcha hacia la Nada.