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Quien te dijo que existen soles a medias si tus dedos cobijan miles de estrellas? noche es tu celo de azucarado mimo, mudo y travieso.
Por mayo te compones de sol y almendra, la tentación va al ritmo de tus caderas. Huele a pinares tu piel que a media fuga cura mis males.
Si acaso en la porfía de mis intentos soy el cardo baldío de un desconcierto calla y disculpa tu voz duerme en mis brazos siendo mi musa
Serial de compromisos de tomo y lomo es la rama de almendro de que dispongo y a plena tarde no encuentro dominguera que a mi me cuadre.
Por eso sólo opino que a allá, en la luna, un cantoral se nutre de tu figura, pan de concierto, sobre tu abecedario soy sólo intento.
Quién cortará la rosa de mi amargura, si a deshacer la espina nadie me ayuda? Salve de agosto, policromía al vivo de mis antojos.
Curandera de olivos, agua en mi frente, no te apague la noche cuando te duermes, ve a mi ventana en el cristal da el beso de tu mirada.
¿Quien te contó que anoche mientras dormía la llama de tu sombra conmigo ardía?, cálido intento para noches sin luna tu eres mi aliento.
De porcelana y rosa cuidas tus labios, para alcanzar tus besos sudo peldaños, dueña escarlata, tu nombre abre suspiros en mi garganta.
Dame tu mano ambigua, dedos crispados, un mimo de entrecejo y un calendario de hiedra y mirra, yo iré pasando páginas día tras día.
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Poeta
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El gancho del cortijo con la mirada obscena de polizón de marras grabado en calendarios. El latigazo en versos que exuda escapularios con la mudez de un zafio sirviéndose la cena.
El beso apasionado de aquel que te condena. El peripuesto antojo que nada en solitarios. La brújula pendiente de cuerpos centenarios a la parsimoniosa sesión de un alma en pena.
El reciclaje impuesto sin ley ni compromiso de estilizados humos y estilizada facha. Un campo que desvela a media luz su ocaso.
La voz de un pesimista mediada sin aviso, o del que izó proverbios mientras blandía el hacha, que por variar no importa, la vida es un fracaso.
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Poeta
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Hubo una vez un pájaro que aunque vivió escondido tuvo un trino sorpresa y un porte acicalado, nunca quiso cuidar la dimensión del lado que a flor de un mal recuerdo, puso en rama de olvido.
El aire de sus alas aligeraba el nido en el límite azul de su propio reinado, casta de verdes hojas y la quietud del prado como principio apuesto para evitar el ruido.
De silencioso ocaso y un lejano horizonte como el quehacer del pájaro me acostumbré a la vida, aunque en sus primaveras ni fui clavel ni rosa.
y sé que no fue fácil que floreciera el monte pero la savia brota de la rama escondida, y es que la soledad es a veces hermosa.
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Poeta
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Una cuna se mece al fulgor de una estrella, noche clara de luna que en el mar se recrea.
En la paz de los siglos se renueva la aldea, caminantes hambrientos de una luz que ya llega, una risa en los labios despejando las penas, horizontes dorados para una vida nueva.
Ese Niño que nace es humildad y fuerza, con los dones de reyes y el dolor de la tierra, acunado en los brazos de una tierna doncella.
Una música invade el aire de grandeza, siento una voz amiga, y una nostalgia inmensa, y un deseo infinito de paz en estas fiestas.
FELIZ NAVIDAD
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Poeta
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LA ROSA Y EL SAPO
Dedicado a Emilieta, que me contó este cuento
Dicen que fue una rosa que le creció a un espino en un erguido tallo, y al frescor de una fuente; si el temporal de fuego mermaba la corriente se arrimaba a la sombra de las ramas de un pino.
Por natural instinto fue creciendo la rosa conjugando armonía de luz en el paisaje; y aunque de espino fuera por su humilde linaje, al mirarse en el agua se contemplaba hermosa.
La fuente era un reclamo de las aves del cielo y animales del campo que del agua bebían; saludando a la rosa, unos y otros partían buscando sus guaridas o remontando el vuelo.
Con aquellas visitas se sentía halagada exhalando un suspiro de luz en la aureola de su sueño de reina, que aunque perdida y sola, era de aquel entorno la rosa más amada.
Y aconteció que un día por la rosa atraído y el agua de la fuente, un sapo a paso lento, buscando entre las hierbas frescura y alimento, encontraba el paraje de su sueño cumplido.
Y fue entonces el hado de una nota sombría, sin pretenderlo el sapo, sus modos ahuyentaban a las aves del cielo y los que allí llegaban, huían asustados de su fisonomía.
Irritada la rosa le dijo sin complejo: no naciste del nardo, ni tu cuerpo es un lujo, llevas puesto en la panza el emblema de un brujo; tu mundo es otro sitio, ¿te has mirado al espejo?
Al pobre sapo triste le hundió su cobardía, el complejo del feo, la vida sin sentido, apurada su angustia por lo hasta allí vivido notó que hacía daño a aquello que quería.
No respondió palabra, apartándose a un lado buscando en la maleza un humilde escondrijo, fue guardián de la rosa, y en su interior se dijo: ¿cómo podré ausentarme si estoy enamorado?
Se mantuvo al acecho, controlaba a la hormiga, evitando ser visto por no sufrir reproche; de voraces insectos por el día y la noche le libraba a la rosa llenando la barriga.
Y así la rosa puso corona a su mirada, que engarzaba a los aires con su aroma y su aliento, una reina en la palma del espino y del viento... la caricia de un sapo de una vida callada.
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Poeta
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YA NO ME QUEDA TARDE PARA CAMBIAR DE VIDA
Hay un sol de adivino que te observa latente donde se fue la magia de tu buenaventura y el rosal de mis dedos aleja tu cintura con los pétalos sueltos de otro adiós en mi mente.
Tu voz de crucigrama me deja indiferente ante el extraño embrujo de escasa arquitectura, pared que suda barro ni crece ni perdura y al temporal sin lluvias se nos seca la fuente.
Más allá de un presagio mi sentimiento espera el gris que da la tarde y un horizonte alado marca el rol de un camino de concordia asumida.
Mi cuerpo estrecha ya el gong de otra ribera con turbia voz lejana y el corazón helado, ya no me queda tarde para cambiar de vida.
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Poeta
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Cabuliwallah
Tagore hablaba un día de un mendigo en Calcuta con un saco nostálgico y un recuerdo sombrío, la pesadez del hambre colgaba en su atavío como la escarcha sórdida al final de la ruta.
De porcelana el hombro y los pies de recluta probó a ser transparente como el agua del río y en la conciencia clara de un puerto sin navío acabó siendo el reo detrás de una disputa.
Somos el papamoscas que busca en el sendero, mas allá del instinto de la burla o la risa, montañas de coraje con la esperanza en vano.
Hambre que azuza el vientre no tocará el pandero en las transpuestas sombras del agobio o la prisa. Mendigos de Tagore sin su samaritano.
Max
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Poeta
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De puentes
Madre, de puentes suspiro por un clavel apagado, que a mi edad deja en legado el aire que no respiro. Hay primaveras que admiro bebiendo a sorbos la fuente, el agua que da en mi frente baña el sol de mi recuerdo, manantial donde me pierdo soñando encima del puente.
Max
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Poeta
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HE VUELTO
He vuelto , mitad quebrado por la edad del compromiso, blusa absuelta de requiebros y alondras en los bolsillos. El aire azul me recita letanías que no olvido: caro ayer, con la nostalgia de campanario de amigos. De madrugada despierto atado al beso que admiro, un dado salta en mis dedos con las reglas del cumplido y una música trasluce las notas donde ahora vivo. Lejos voy, cara cubierta al temporal del destino, para burlarme me basto con la escasez de apellido, y para crecer me asomo al campo donde he nacido. Nunca fui cardo en ladera ni el pica-piedras del trillo, la ansiedad cubre mi espalda bajo la ley del cortijo y en abrevaderos de ópalo soy la canción del mendigo, la lágrima de un recuerdo y alforja de un peregrino.
He vuelto, nunca cansado ni ausente de lo que he sido.
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Poeta
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