Cartas :  Tambalean mis sentimientos
Tambalean mis sentimientos en este hostil y crudo universo que nos mantiene despiertos sin más remedio. Ondeo con garra la bandera de mis deseos, enarbolo bosques, mares y océanos pero el ancla de mis anhelos no encuentra tierra firme sin asperezas ni ramas tersas donde refugiarse de tantos miedos. Nunca sentí que me quedaba sin aliento; miento, si lo sentí pero no permití sumirme sin esperanzas en el
oscuro mundo de lo más imperfecto. Mantengo firme mis ideales sin súplicas ni sometimientos aparentes, yo puedo más que ellos pero no más que el destino, pienso.
Rodeo con mis secretos tus abrazos de silencio, mis manos con las tuyas y tu cuerpo con mi cuerpo. Agárrame con fuerza y no dejes que me vaya, que me deslice en el titubeo de lo incierto, en la desesperanza de la incertidumbre o en el odio de los insatisfechos.
No creo en la rotundidad de lo cierto y de lo falso, de lo malo y de lo bueno. Todo esto es mucho más que todo eso, no son tan simples las ecuaciones vitales ni tan exactas las fórmulas de los entresijos de nuestras almas.
Poeta

Poemas de tristeza :  Siempre pensé que huiría de mí
Siempre pensé que huiría de mi
Sin fecha pero sin falta, con garbo y esperanza
Con aplomo y sin vislumbrar nada claro.
Sin quererlo apareciste y me regalaste la esencia del deseo
Como jamás nadie me lo había ofrecido
Y ambos, sin reclamos ni explicaciones,
Nos entregamos al placer de nuestras caricias.
Pronto entendí que no podría retenerte,
No por falta de ganas, no por desinterés,
Quizá si que por la cruel incertidumbre de los tiempos convulsos,
De unos sentimientos alborotados, desordenados,
Dañinos al fin y al cabo.
Decidí pues exprimirte al máximo,
Saborear cada encuentro anónimo,
Secreto y lleno de nostalgia,
De sentir que te me escapabas,
Deslizándote poco a poco por un tiempo imparable,
Dispuesto a no volver nunca más.
Te pienso desde entonces.
Es cierto que soy feliz, vivo sin ti,
Y soy feliz pero esto traspasa la frontera de lo desmedido,
O de lo comedido, según se mire.
Te propongo ahora un encuentro casual e íntimo,
Unas miradas y algunos besos,
Un atardecer para nosotros donde todo desaparezca.
Y me resigno, de nuevo, a tu larga espera.
Poeta

Poemas de desamor :  Me rindo a esta selva de sentimientos inquietos
Me rindo a esta selva de sentimientos inquietos,
Me agarro a tu rama de deseos que oscila por mi cuerpo,
Me aferro, quizá, por un me muero de tus labios.
Me regalas sinceras palabras que estremecen mi alma,
Me avisas del siempre peligroso mundo de los placeres,
Me inventas con tu mirada, me seduces con tu voz,
Me invitas a pasar por tu vida, despacio pero con fuerza,
Me estremezco entonces y me impaciento demasiado,
Me reinvento por dentro y me vuelvo a estrenar,
Me transmites pensamientos de un posible estado mejor,
Me dices que mejorar el mundo tan es difícil como posible,
Me impresiona tu fuerza, tu garbo, tu coraje y
Me enamoras en esta lejanía más mía que tuya, o viceversa.

Tiro de este pedal que pega con fuerza por una vida llena de anhelos,
Empujo mi rabia hacia nuevos encuentros, sollozantes de júbilos
O más bien deseosos de una compenetración que nunca conocí
Pero que siempre, incansable, busqué sin éxito o si,
Sin más, desencantada de miserables intentos.

No me resigno a perderte antes de tenerte,
A amarte antes de acariciarte
O a admirarte antes de conocerte más.
Me inspiras confianza, ternura y sinceridad,
Me muestras a un hombre entregado, con valor y sed de justicia,
Navegante de este mundo desnudado y pertrecho de sinsabores,
Que más que vidas promete existencias sin frutos.

Añoro tus secretos sin saberlos,
Deseo tus caricias sin saber de tus dedos,
Mientras imagino que me pierdo en tus deseos,
Y colapso mi lívido con pieles sensibles
Al tacto de lo desconocido.

Me propongo arriesgarme y llegar hasta ti,
Encontrarte en un lugar tranquilo,
Quien sabe si para encontrarme a mi misma,
La inquebrantable línea de los anhelos,
De mis más sinceros deseos.
Te deseo si, te deseo.
Poeta

Poemas de nostalgia :  Me propuse navegar por el mar de mis sueños
Me propuse navegar por el mar de mis sueños,
Más bien un océano, de sentimientos que como olas salpicaban mi alma, este rostro marcado por los sinsabores de esta existencia no tan plena y aprovechada,
Pero de la que intento obtener el máximo partido,
En esos durables instantes de aquello que llamamos felicidad,
Plenitud, dicha o simplemente, tranquilidad.
Por un momento, contigo, o mejor dicho con los anhelos que de ti ocultaba durante corto pero intenso tiempo, conseguí, créeme que después de mucho tiempo, sentirme dichosa de vivir ese momento a tu lado, esa tarde de julio que nos hizo un hueco a los dos y que nos regaló una luna creciente, y no decreciente.
Me envolvió entonces un halo de escepticismo, un vapor de miedo pero con chispas de placer que bullían por todo mi cuerpo e incansables me iban regalando el aroma de tus deseos, quien sabe si más míos que tuyos,
En esa tarde de verano en la que hubiera parado el tiempo.
Noté en mi corazón algo que ya creía olvidado, ese puñal con garra con sabor a deseo que perpetró por mi alma y que pedía abrazos constantes, la eterna poesía de tus labios.
Rocé por un instante el placer del galanteo, esa mágica sensación de constantes intereses de un hombre apuesto,
Capaz de hacerme reir y sacar de mi todo lo que llevo dentro,
Escondido con esmero y cuidado, bajo la llave de mis ahnelos.
Pronto descubrí que el deseo de lo nuevo, de lo inesperado y de lo cierto traspasó nuestras ansias de besos,
Que uno tras otro estremecieron mi cuerpo,
Poco a poco, más rápido, más lento.
Me gustaba verte sonreir mientras fuimos uno,
Mientras me entregabas todo tu ser,
Dispuesto a darse una oportunidad, pensaba, quería, deseaba.
Logré por un momento dejarme llevar por tu cuerpo,
Mientras un gran maestro de la poesía y de los acordes,
Regalaba a nuestros oídos canciones llenas de verdades,
Tuyas y mías, nuestras al fin y al cabo.
Comprendí que de una unión tan especial,
Podía surgir algo bello y dichoso,
Pero de nuevo la osadía de lo incierto salpicó el espejo de lo claro, de lo limpio, de lo nuestro. Temores y cicatrices marcadas surgieron de tu interior, rasgado, traicionado.
Pensé entonces que éste quizá sería por fin el momento,
Con despacio y sin prisa, que nos brindaba el capricho de esta existencia que nos había unido a través de la casualidad,
De ese destino que nos separa y nos une a través de la vida.
No te resignes a no vivir conmigo esta historia,
Que puede dar sus frutos, o no, pero que apunta maneras.
Me niego a creer que nada sientes por mi,
Que no quieres conquistarme, que no quieres intentarlo,
A pesar de las circunstancias, a pesar....del presupuesto.

Poeta