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Cerrar podrá mis ojos la postrera Sombra que me llevare el blanco día, Y podrá desatar esta alma mía Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera Dejará la memoria, en donde ardía: Nadar sabe mi llama el agua fría, Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido, Venas, que humor a tanto fuego han dado, Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado; Serán ceniza, mas tendrá sentido; Polvo serán, mas polvo enamorado.
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Poeta
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Letrilla satírica
Madre, yo al oro me humillo; él es mi amante y mi amado, pues, de puro enamorado, de contino anda amarillo. Que pues, doblón o sencillo, hace todo cuanto quiero poderoso caballero es don Dinero.
Nace en las Indias honrado, donde el mundo le acompaña; viene a morir en España, y es en Génova enterrado. Y pues quien le trae al lado es hermoso, aunque sea fiero, poderoso caballero es don Dinero.
Es galán y es como un oro, tiene quebrado el color persona de gran valor, tan cristiano como moro. Pues que da y quita el decoro y quebranta cualquier fuero poderoso caballero es don Dinero.
Son sus padres principales, y es de nobles descendientes, porque en las venas de Oriente todas las sangres son reales. Y pues es quien hace iguales al duque y al ganadero poderoso caballero es don Dinero.
Mas ¿a quién no maravilla ver en su gloria, sin tasa, que es lo menos de su casa doña Blanca de Castilla? Pero pues da al bajo silla y al cobarde hace guerrero poderoso caballero es don Dinero.
Sus escudos de armas nobles son siempre tan principales, que sin sus escudos reales no hay escudos de armas dobles. Y pues a los mismos robles da codicia su minero, poderoso caballero es don Dinero.
Por importar en los tratos y dar tan buenos consejos, en las casas de los viejos gatos le guardan de gatos. Y pues él rompe recatos y ablanda al juez más severo, poderoso caballero es don Dinero.
Y es tanta su majestad (aunque son sus duelos hartos) que con haberle hecho cuartos, no pierde su autoridad. Pero pues da calidad al noble y al pordiosero, poderoso caballero es don Dinero.
Nunca vi damas ingratas a su gusto y afición, que a las caras de un doblón hacen sus caras baratas. Y pues las hace bravatas desde una bolsa de cuero, poderoso caballero es don Dinero.
Más valen en cualquier tierra (mirad si es harto sagaz) sus escudos en la paz que rodelas en la guerra. Y pues al pobre le entierra y hace propio al forastero, poderoso caballero es don Dinero.
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Poeta
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Yace en esta tierra fría, digna de toda crianza, la vieja cuya alabanza tantas plumas merecía.
No quiso en el cielo entrar a gozar de las estrellas, por no estar entre doncellas que no pudiese manchar.
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Poeta
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[ I ]
Con tres estilos alanos quiero asirte de la oreja, porque te tenga mi queja ya que no pueden mis manos. La habla de los cristianos es lenguaje de ramplón; por eso va la razón de un circunloquio discreto en retruécano y concepto, como en calzas y en jubón.
[ II ]
Amar y no merecer, temer y desconfiar, dichas son para obligar, penas son para ofender. Acobardar el querer, cuando más valor aplique, es hacer que multiplique el miedo su calidad , para más seguridad. (¡Tómate este tique-mique!)
Lágrimas desconsoladas son descanso sin sosiego, y diligencias del fuego, más vivas cuando anegadas. Las memorias olvidadas en la voluntad sencilla son golfo que miente orilla, son tormenta lisonjera, en donde expira el que espera. (¡Qué linda recancanilla!)
El tener desconfianza es tener y presumir, y apetecer el morir mucho de grosero alcanza. Quien osa tener mudanza, se culpa en el bien que asiste; y quien se precia de triste, goza con satisfacción la pena por galardón. (¡Pues pápate aqueste chiste!)
[ III ]
Pero, siendo tú en la villa dama de demanda y trote, bien puede ser que del mote no hayas visto la cartilla. Va del estilo, que brilla en la culterana prosa, grecizante y latinosa: mucho será si me entiendes. Yo vacío piras, y asciendes: culto va, señora hermosa.
[ IV ]
Si bien el palor ligustre desfallece los candores, cuando muchos esplendores, conduce a poco palustre. Construye el aroma ilustre víctima de tanto culto, presintiendo de tu bulto que rayos fulmina horrendo. me entiendes, ni te entiendo: pues cátate que soy culto.)
[ V ]
No me va bien con lenguaje tan de grados y corona: hablemos prosa fregona que en las orejas se encaje. Yo no escribo con plumaje, sino con pluma; pues ya tanto bien barbado da en escribir al revés, óyeme tu dos por tres lo que digo de pe a pa.
[ VI ]
Digo, pues, que yo te quiero, y que quiero que me quieras, sin dineros, ni dineras, ni resabios de tendero. De muy mala gana espero: date prisa, que si no, luego me cansaré yo y perderás este lance. (¡Bien haya tan buen romance, y el padre que le engendró!)
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Poeta
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Está la ave en el aire con sosiego, en la agua el pez, la salamandra en fuego, y el hombre, en cuyo ser todo se encierra, está en sola la tierra. Yo sólo, que nací para tormentos, estoy en todos estos elementos: la boca tengo en aire suspirando, el cuerpo en tierra está peregrinando, los ojos tengo en llanto noche y día, y en fuego el corazón y la alma mía.
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Poeta
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Este amor, que yo alimento de mi propio corazón, no nace de inclinación sino de conocimiento. Que amor de cosa tan bella, y gracia que es infinita, si es elección, me acredita; si no, acredita mi estrella. Y, ¿qué deidad me pudiera inclinar a que te amara, que ese poder no tomara para sí, si le tuviera? Corrido, señora, escribo en el estado presente, de que estando de ti ausente, aún parezca que estoy vivo. Pues ya en mi pena y pasión, dulce Tirsi, tengo hechas de las plumas de tus flechas las alas del corazón. Y sin poder consolarme, ausente y amando firme, más hago yo en no morirme que hará el dolor en matarme. Tanto he llegado a quererte, que siento igual pena en mí del ver, no viéndote a ti, que adorándote, no verte, si bien recelo, señora, que a este amor serás infiel, pues ser hermosa y cruel te pronostica traidora. Pero traiciones dichosas serán, Tirsi, para mí, por ver dos caras en ti, que han de ser por fuerza hermosas. Y advierte, que en mi pasión se puede tener por cierto que es decir ausente, y muerto, dos veces una razón.
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Poeta
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[ I ]
Flor que cantas, flor que vuelas, y tienes por facistol el laurel, ¿para qué al sol con tan sonoras cautelas, le madrugas y desvelas? Dígame, dulce jilguero, ¿por que?
Dime, cantor ramillete, lira de pluma volante, silbo alado y elegante, que en el rizado copete luces flor, suenas falsete, ¿por qué cantas con porfía envidia, que llora el día, con lágrimas de la aurora, si en la risa de Lidora su amanecer desconsuelas?
Flor que cantas, flor que vuelas, etc… …
¿En un átomo de pluma, como tal concento cabe? ¿Cómo se esconde en una ave cuanto el contrapunto suma? ¿Qué dolor hay, que presuma tanto mal de su rigor, que no suspenda el dolor al Iris breve, que canta, llena tan chica garganta de orfeos y de vigüelas?
Flor que cantas, flor que vuelas, etc… …
Voz pintada, canto alado, poco al ver, mucho al oído, ¿ dónde tienes escondido tanto instrumento templado? Recata de mi cuidado tus músicas y alegrías, que las malas compañías te volverán los cantares en lágrimas y pesares, por más que a sirena anhelas.
Flor que cantas, flor que vuelas, etc… …
[ II ]
Rosal, menos presunción, donde están las clavellinas, pues serán mañana espinas las que ahora rosas son.
¿De qué sirve presumir, rosal, de buen parecer, si aún no acabas de nacer cuando empiezas a morir? Hace llorar y reír vivo y muerto tu arrebol, en un día o en un sol; desde el oriente al ocaso va tu hermosura en un paso, y en menos tu perfección.
Rosal, menos presunción, etc… …
No es muy grande la ventaja que tu calidad mejora: si es tu mantilla la aurora, es la noche tu mortaja: no hay florecilla tan baja que no te alcance de días, y de tus caballerías, por descendiente del alba, se está riendo la malva, caballera de un terrón.
Rosal, menos presunción, etc… …
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Poeta
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¡ Qué verdadero dolor y qué apurado sufrir ! ¡ Qué mentiroso vivir! ¡Qué puro morir de amor!
¡Qué cuidados a millares! ¡Qué encuentro de pareceres! ¡Qué limitados placeres y qué colmados pesares!
¡Qué amor y qué desamor! ¡Qué ofensas! ¡Qué resistir! ¡Qué mentiroso vivir! ¡Qué puro morir de amor!
¡Qué admitidos devaneos! ¡Qué amados desabrimientos! ¡Qué atrevidos pensamientos y qué cobardes deseos!
¡Qué adorado disfavor! ¡Qué enmudecido sufrir! ¡Qué mentiroso vivir! ¡Qué puro morir de amor!
¡Qué negociados engaños y qué forzados tormentos! ¡Qué aborrecidos alientos y qué apetecidos daños!
¡Y qué esfuerzo y qué temor! ¡Y qué no ver! ¡Qué prevenir! ¡Qué mentiroso vivir! ¡Qué puro morir de amor!
¡Qué enredos, ansias, asaltos, y qué conformes contrarios!
Y que no hay muerte mayor que tenerla y no morir. ¡Qué mentiroso vivir! ¡Qué puro morir de amor!
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Poeta
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