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Estaba echado yo en la tierra, enfrente el infinito campo de Castilla, que el otoño envolvía en la amarilla dulzura de su claro sol poniente.
Lento, el arado, paralelamente abría el haza oscura, y la sencilla mano abierta dejaba la semilla en su entraña partida honradamente
Pensé en arrancarme el corazón y echarlo, pleno de su sentir alto y profundo, el ancho surco del terruño tierno, a ver si con partirlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo el árbol puro del amor eterno.
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Poeta
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Arriba canta el pájaro y abajo canta el agua. (Arriba y abajo, se me abre el alma.)
Entre dos melodías la columna de plata. Hoja, pájaro, estrella; baja flor, raíz, agua. Entre dos conmociones la columna de plata. (Y tú, tronco ideal, entre mi alma y mi alma.)
Mece a la estrella el trino, la onda a la flor baja. (Abajo y arriba, me tiembla el alma.)
Poesía de amor de Juan Ramón Jimenéz
Pueden escuchar este poema en http://www.amorypoesia.es
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Poeta
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LA ROSA AZUL
¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía! Se me torna celeste la mano, me contagio de otra poesía Y las rosas de olor, que pongo como ella las ponía, exaltan su color; y los bellos cojínes, que pongo como ella los ponía, florecen sus jardines; Y si pongo mi mano -como ella la ponía- en el negro piano, surge como en un piano muy lejano, mas honda la diaria melodía.
¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía! me inclino a los cristales del balcón, con un gesto de ella y parece que el pobre corazón no está solo. Miro al jardín de la tarde, como ella, y el suspiro y la estrella se funden en romántica armonía.
¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía! Dolorido y con flores, voy, como un héroe de poesía mía. Por los desiertos corredores que despertaba ella con su blanco paso, y mis pies son de raso -¡oh! Ausencia hueca y fría!- y mis pisadas dejan resplandores.
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Poeta
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A tu abandono opongo la elevada torre de mi divino pensamiento; subido a ella, el corazón sangriento verá la mar por él empurpurada.
Fabricaré en mi sombra la alborada, mi lira guardaré del vano viento, buscaré en mis entrañas mi sustento... Mas, ¡ay!¿y si esta paz no fuera nada?
¡Nada, sí; nada, nada!...-O que cayera mi corazón al agua, y de este modo fuese el mundo un castillo hueco y frío...-
Que tú eres tú, la humana primavera, la tierra, el aire, el agua, el fuego,¡todo!... ¡y soy yo sólo el pensamiento mío!
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Poeta
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