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LA HORA
Tómame ahora que aun es temprano y que llevo dalias nuevas en la mano.
Tómame ahora que aun es sombría esta taciturna cabellera mía.
Ahora que tengo la carne olorosa y los ojos limpios y la piel de rosa.
Ahora que calza mi planta ligra la sandalia viva de la primavera.
Ahora que mis labios repica la risa como una campana sacudida a prisa.
Después..., ¡ah, yo sé que ya nada de eso mas tarde tendré!
Que entonces inútil será tu deseo, como ofrenda puesta sobre un mausoleo.
¡Tómame ahora que aun es temprano y que tengo rica de nardos la mano!
Hoy, y no mas tarde. Antes que anochezca y se vuelva mustia la corola fresca.
Hoy, y no mañana. ¡Oh amante! ¿no ves que la enredadera crecerá ciprés?
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Poeta
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LA HIGUERA
Porque es áspera y fea, porque todas sus ramas son grises, yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta hay cien árboles bellos: ciruelos redondos, limoneros rectos y naranjos de brotes lustrosos.
En las primaveras, todos ellos se cubren de flores en torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste con sus gajos torcidos que nunca de apretados capullos se visten...
Por eso, cada verz que yo paso a su lado, digo, procurando hacer dulce y alegre mi acento: -Es la higuera el más bello de los árboles en el huerto.
Si ella escucha, si comprende el idioma en que hablo, ¡qué dulzura tan honda hará nido en su alma sensible de árbol!
Y tal vez a la noche, cuando el viento abanique su copa, embriagada de gozo, le cuente: -Hoy a mi me dijeron hermosa.
Juana de Ibarbourou
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Poeta
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EL POZO
Asiento de musgo florido sobre el viejo brocal derruido. Sitio que elegimos para hablar de amor, bajo el enorme paraíso en flor.
¡Ay, pobre del agua que del fondo mira, tal vez envidiosa, quizás dolorida! ¡Tan triste la pobre, tan muda, tan quieta bajo esta nerviosa ramazón violeta!
-Vámonos. No quiero que el agua nos vea cuando me acaricies. Tal vez eso sea darle una tortura. ¿Quién la ama a ella? -Tonta! ¡Si de noche la besa una estrella!
Juana de Ibarbourou
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Poeta
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DESPECHO
¡Ah, que estoy cansada! Me he reído tanto, tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto; tanto, que este rictus que contrae mi boca es un rastro extraño de mi risa loca.
Tanto, que esta intensa palidez que tengo (como en los retratos de viejo abolengo), es por la fatiga de la loca risa que en todos mis nervios su sopor desliza.
¡Ah, que estoy cansada! Déjame que duerma, pues como la angustia, la alegría enferma. ¡Qué rara ocurrencia decir que estoy triste! ¿Cuándo más alegre que ahora me viste?
¡Mentira! No tengo ni dudas, ni celos, ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos. Si brilla en mis ojos la humedad del llanto, es por el esfuerzo de reírme tanto...
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Poeta
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CUAL LA MUJER DE LOT
Un perfume de amor me acompañaba. Volvía hacia la aldea de la cita, bajo la paz suprema e infinita que el ocaso en el campo destilaba.
En mis labios ardientes aleteaba la caricia final, pura y bendita, y era como una alegre Sulamita que a su lar, entre trigos regresaba.
Y al llegar a un recodo del camino tras el cual queda oculto ya el molino, el puente y la represa bullidora,
volví atrás la cabeza un breve instante, y bajo el tilo en flor, ¡vi a mi amante que besaba en la sien a una pastora!
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Poeta
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ASÍ ES LA ROSA
De la matriz del día se alzó la rosa vertical y blanca mientras todo rugía: la tierra, el aire, el agua.
Tendí la mano para protegerla, criatura de paz y de armonía, completa, virgen, intocable, exacta en la extensión total del mediodía.
Y me llevó el brazo la metralla. Impávida seguía en su serenidad y su victoria, aunque en mi sangre la embebía.
Ni mi alarido hizo temblar sus pétalos ni apagó su fragancia mi agonía. Era la rosa, la perfecta y única. Nada la detenía.
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Poeta
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Tómame ahora que aún es temprano y que llevo dalias nuevas en la mano.
Tómame ahora que aún es sombría esta taciturna cabellera mía.
Ahora, que tengo la carne olorosa y los ojos limpios y la piel de rosa.
Ahora, que calza mi planta ligera la sandalia viva de la primavera.
Ahora, que en mis labios repica la risa como una campana sacudida aprisa.
Después...¡ah, yo sé que ya nada de eso más tarde tendré!
Que entonces inútil será tu deseo como ofrenda puesta sobre un mausoleo.
¡Tómame ahora que aún es temprano y que tengo rica de nardos la mano!
Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca y se vuelva mustia la corola fresca.
Hoy, y no mañana. Oh, amante,¿no ves que la enredadera crecerá ciprés?
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Poeta
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