Poemas :  TUS CINCO TORITOS NEGROS
Contra mis cinco sentíos,
tus cinco toritos negros:
torito negro tus ojos,
torito negro tu pelo, ..
torito negro tu boca,
torito negro tu beso,
y el más negro de los cinco
tu cuerpo, torito negro.

Barreras puse a mis ojos,
tus ojos me las rompieron.
Barreras puse a mi boca,
tu boca las hizo leño.
Puse mi beso en barreras,
tu beso las prendió fuego.
Barreras puse a mis manos,
las hizo sombra tu pelo.
y puse barreras duras
de zarzamora a mi cuerpo,
y saltó sobre las zarzas
el tuyo, torito negro.

¡Deja, que no quiero verte!
¡Déjame, que no te quiero!

Y luego monté mis ojos
sobre un caballo de miedo;
tus ojos me perseguían
como dos toritos negros.
y luego metí mis manos
bajo un embozo de fuego;
...tu pelo se me enredaba
igual que un torito negro.
y luego junté mi boca'
contra la cal de mi encierro;
...tu boca estaba acechando
igual que un torito negro.
y luego mordí mi almohada
para contener mi beso;
tu beso me corneaba
igual que un torito negro.
y luego arañé mi carne,
de tentación y deseo,
para que no gritara
que yo te estaba queriendo;
y tu cuerpo encandilado
mimbre, luna, bronce y fuego
se me plantó ante mis ojos
igual que un torito negro.

¡Deja, que no quiero verte!
¡Déjame, que no te quiero!

El aire del cuarto estaba
temblando con tu recuerdo.
Cien caballos en mis venas,
al galope por mi cuerpo;
y yo, jinete sin rienda,
luchando por contenerlos.
Cien herreros en mi boca,
trabajando con mis besos,
y yo queriendo ser fragua
para poder deshacerlos.

Cien voces en mi garganta
gritándome que te quiero,
y yo, ¡mentira infinita!,
gritando que no te quiero.
Salí a por aire al balcón...
me tropecé con el cielo;
aquel cielo quieto y hondo,
verde, blanco, azul y negro,
igual que el de aquella noche
de nuestro primer encuentro,
en que me hirieron al paso
tus cinco toritos negros.

Y me acordé de aquel aire
que jugaba con tu pelo
como un niño a quien le gustan
los caracolillos negros.

Y me acordé de aquel rayo
de luna, fino y torero,
que puso dos banderillas
de luz en tus ojos negros.

Y de aquel dolor de labios
que nos quedó de aquel beso,
y de aquel dolor de brazos,
y de aquel dolor de huesos
y de aquella caracola
de amor, que quedó por dentro
con un mar de amor dormido;
" ¡que te quiero!, ¡que te quiero!"
y se me escapó la voz… grité:
" ¡Te quiero!, ¡Te quiero!"

Y ya no junté mi boca
contra la cal de mi encierro,
y ya no mordí mi almohada
para contener mi beso,
y ya no arañé mi carne
de tentación y deseo.
Pegué mi boca a tu boca,
junté mi beso a tu beso,
y otra vez aquel dolor
de cintura, brazo y huesos...
pensando en aquella noche
de nuestro primer encuentro.

¡Te quise siempre! ¡Te quise!
¡Te quiero siempre! ¡Te quiero!

Aunque no puedo quererte,
¡Te quiero!.
Aunque no debo quererte,
¡Te quiero!
Aunque en cunas de tu casa
se está meciendo un almendro
¡Te quiero!
Aunque yo tengo dos lirios
que se me cuelgan del cuello,
¡Te quiero!

y aunque ponga mis barreras
de zarzamora y sarmiento
para que nunca la salten
tus cinco toritos negros:
torito negro tus ojos,
torito negro tu pelo,
torito negro tu boca,
torito negro tu beso,
y el más negro de los cinco
tu cuerpo, torito negro.
¡Te quise siempre! ¡Te quise!
¡Te quiero siempre! ¡Te quiero!
Poeta

Poemas :  TOROS EN EL CAMPO
Cuando un toro perdonado
regresa a su ganadería
si el ganadero cantara,
seguro le cantaría:

“Yo bien sabía torillo, yo bien sabía,
que al portarte tan cabal, volverías, volverías.”

Y si los toros cantaran, seguro
que aquel torillo le cantaría:

“No es que el perdón yo pedía
Al portarme tan cabal
no es que el perdón yo pedía
es que pensé que tenía
muchas vacas que rondar
en el campo todavía, todavía.”
Poeta

Poemas :  TENGO EL CABALLO A LA PUERTA
Tengo el caballo a la puerta,
¿te quieres venir conmigo?.
Yo no te obligo.
Sólo te brindo ocasión
de darte en mi soledad
una casa, un corazón
y un cariño de verdad.

¿Qué no quieres...? Allá penas.
Mientras yo tenga en mis venas
sangre de piropo y ronda;
mientras, por mas que se esconda,
no haya mujer que resista
este pase de conquista
de los vuelos de mi capa;
mientras la flor que se tapa
con clavel y celosía
se asome a verme pasar
pensando en la Vicaría;
y mientras de par en par
se abran a mi reclamo
el corazón donde llamo
y la boca donde toco...
a mi se me importa poco
que quieras o que no quieras
ser dueña de mi fortuna.
Hay mucha espiga en las eras
para pensar sólo en una

Y mira lo que te digo:
un día deje la luna
porque no quiso venir
conmigo.

Y no me costó ninguna
fatiga romper cadenas.
Con esto quiero decir
que a ti, que no eres la luna,
me costará menos pena
dejarte, si lo prefieres.
Me sobran a mí mujeres.

De modo que tú dirás;
si me das el sí, tendrás
beso blando, brazo fuerte,
casa, cariño y corona
y, si es preciso, mi muerte
por defender tu persona.

¿Qué no quieres...?
No hay que hablar
de olvidos ni sufrimientos:
que tengo yo muchos vientos
por donde poder volar.
Y me iré calle adelante,
sin fatiga y sin desplante,
con una copla de mayo
saltando en el corazón
mientras me acompaña el son
el paso de mi caballo:

-Voy a la esquina a cambiar
por una rosa otra rosa,
y a ver quien lo va a notar;
que si una rosa es hermosa...
la otra... no se queda atrás

En fin; no quiero hablar más
de lo que ya no precisa
más explicación.

Mi corazón va deprisa
y no le gusta perder
tiempo en la conversación,
mientras se pueda entender
a besos por los balcones,
Y, torero sin fracaso,
pueda torear al paso
cinturas y corazones.

Ya lo sabes; junto al río
tengo un huerto de limones
Y un arroyito de frío
que va sembrando canciones.
Y en la loma
tengo un blanco caserío
como una blanca paloma
que se asoma
para beber en el río

Y entre arrayán y romero
un beso sin estrenar
que está diciendo “me muero”
porque no puede aguardar.


Y creciendo junto a una
rosita sin jardinero
tengo la flor de un “te quiero”
para tu pelo de luna

Todo esto, junto al río,
en mi cabaña desierta
Piénsalo bien, amor mío...
Tengo el caballo a la puerta.
Poeta

Poemas :  SOLEÁ DEL AMOR INDIFERENTE
¿Rencores?... ¿Por qué rencores?
No le va a mi señorío
guardarle rencor a un río
que fue regando mis flores.
Tú me diste los mejores
cristales de tu corriente,
y no sería decente
maldecirte por despecho,
si sé que tienes derecho
a dar o negar la fuente.
Debo estarte agradecido
por tu generosidad;
tú me diste por bondad
lo que yo di por cumplido.
Me brindaste tu latido,
tu boca nunca besada,
tu carne nunca estrenada,
tus ojos siempre empañados
y los potros alocados
de tu amor en llamarada.
Me diste el beso primero
que es el que más atosiga,
y me diste la fatiga
de un cariño verdadero.
Me diste luna y estero,
tu corazón sin celaje,
me diste todo el encaje
de tu caricia en mi pelo,
y me regalaste el cielo
en tus ojos sin paisaje.
Por eso yo, bien nacido,
ni te odio ni te aborrezco,
al contrario, te agradezco
todo lo que me has querido.
No me importa si te has ido
con tu barca hacia otro mar,
que yo no te puedo odiar
por esa mala partida,
ya que odiar es, en la vida,
un cierto modo de amar.
Ni te vengas a mi lado
para pedirme perdón,
el perdón es la razón
de volver a lo pasado,
y lo pasado... acabado,
que pasó... porque pasó.
¡Déjame que viva yo
sin perdón y sin rencores,
porque... por más que me llores
lo nuestro ya se acabó!
Poeta

Poemas :  SOLEÁ DEL AMOR GENEROSO
"Todo es cuestión de hidalguía:
tú me lo negaste todo
yo te di cuanto tenía. "


Ni un suspiro a mi cuidado
contestando a mi suspiro;
fuiste de duro zafiro
siendo de vidrio quebrado.
Ni un rosal viejo y gastado
merecí de tus antojos;
sólo me diste despojos
de tu zarzal y tu roca
que me sangraron la boca
y me cegaron los ojos.
Ni una mirada siquiera
ni una palabra sencilla,
ni siquiera la semilla
de una sonrisa ligera.
Cuando yo te daba entera
mi flor de luna y de todo
tú... pagabas a tu modo,
y así, mientras mi hidalguía
te daba cuanto tenía,
te di mi templo y mis ritos,
mi boca llena de gritos,
mis ojos llenos de llanto,
te di tanto... ¡tanto, tanto!
que darte más no podía,
y cuando ya no había
nada en casa que pidieras,
yo para que no dijeras
tú me lo negabas todo.
¿Qué te di? ¡Nada...! ¡Nada!
Mi beso recién comprado
y en la fragua del costado
una hoguera desbocada.
Te di mi huerta cercada
llena de rosas y lirios,
te di la voz y los cirios
de mis noches en desvela,
y un corazón sin cancela
roto de tantos martirios.
Te di mi risa y mi canto,
te di la casa vacía.
Pero... ¿para qué te digo
cosas que no han de llegarte?
Caña frágil que se parte
no entiende de mi buen trigo,
y ya ves: ni te maldigo.
¿Para qué? Desde aquel día,
tu bajeza y mi hidalguía
se definen de este modo:
Tú me lo negaste todo,
yo te di cuanto tenía.
Poeta

Poemas :  SOLEÁ DEL AMOR DESPRENDÍO
«Mira si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río».


Y tú bien sabes por qué
tiré tu cariño al río:
porque era hebilla de esparto
de un cinturón de cuchillos;
porque era anillo de barro
mal tasao y mal vendío,
y porque era flor sin alma
de un abril en compromiso,
que puso, en zarzas y espinas,
un fingimiento de lirios.

Tiré tu cariño al río,
porque era una planta amarga
dentro de mi huerto lírico.

Tiré tu cariño al agua,
porque era una mancha negra
sobre mi fachada blanca.

Tiré tu cariño al río
porque era mala cizaña
quitando savia a mi trigo;

y tiré todo tu amor,
porque era muerte en mi carne
y era agonía en mi voz.

Tú fuiste flor de verano,
sol de un beso, luz de un día;
yo te cuidaba en mi mano,

y en mi mano te acunaba,
y tu, por pagarme, herías
la mano que te cuidaba.

Pero al hacerlo, olvidabas
(tal vez por ingenuidad),
que te di mis sentimientos
no por tus merecimientos
sino por mi voluntad.

Yo no puse en compraventa
mi corazón encendío;
y has de tener muy en cuenta

que mi cariño no fue
ni comprao ni vendío,
sino que lo regalé.

Porque yo soy desprendío;
por eso te di mi rosa
sin habérmela pedío.

Porque yo soy desprendío
y doy las cosas sin ver
si se las han merecío.

Por eso te di mi vela,
te di el vino de mi jarro,
las llaves de mi cancela
y el látigo de mi carro.

Ya ves si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río.
Poeta

Poemas :  LA BARCA
La barca...la barca...
con sólo decir... la barca...
huele a marisma la boca
y sabe a sal la palabra.
Así...La barca...la barca...
con sólo decir... la barca...
¿Qué cuánto quiero por ella?
Venga conmigo a la playa.
Por una quilla de oro
y dos remos de esmeralda
le vendo... el aire que lleva dentro
por una rosa de nácar...
la arena donde se acuesta,
y por un timón de plata...
ese mar en duermevela
en el fondo de la barca
donde estrellas marineras
reman de noche a sus anchas.
Aire, arenas y agua
¡todo le vendo!... menos la barca.
Aquí la tiene: bonita,
como una mujer casada;
por la quilla, sueño verde;
por la vela, nieve blanca.
Cuando está en la playa
pienso si soñará con el agua;
cuando está en el agua
digo si soñará con la playa.
La trato como una mujer
y así está ella;
le saltan la presunción y el orgullo
cuando duerme y cuando anda.
Con decirle, que le viene pequeña
¡toda la playa!
Que en esto de los amores
mujer y barca se pasan
de orgullosas, por queridas;
de presumidas, por guapas.
Y cuando se lanza al mar
además de guapa, brava.
Mete el pecho, hunde el casco;
se enjoya de espuma blanca,
cruje el agua en las amuras,
ella, altiva, la rechaza,
y cuando se deja atrás
la nieve, el oro y el nácar,
se esponja, se espuma,
se contonea y se acicala,
como hembra que se sabe fina,
bonita y andas.
Una reina no sería tan reina
¡como mi barca!
Y si viera cuando corre¡
Caballo con la crin blanca
que va levantando polvo
de espuma sobre esmeralda.
¿Qué cuánto quiero por ella?
¡Mi barca no es solo barca!
Cuña, mástil, timón, remo,
quilla verde y vela blanca.
Mi barca es la sal del mar
que se hizo piropo y gracia,
con un nombre: soledad
sobre este nombre: mi barca.
La barca...la barca...
con sólo decir... la barca...
huele a marisma la boca
y sabe a sal la palabra.
Así...La barca...la barca...
con sólo decir... mi barca...
¿Qué cuánto quiero por ella?
¡Mi barca no es sólo barca!
Poeta

Poemas :  GRANADA
Mexicana para cantar tu canción
sueño a Granada.
Para cantar tu canción
Granada se pondrá un día
sus ríos como zarcillos
de menuda platería,
Taxcos filigranas de la morería.
Antes de cantar ha de probarse
la voz en la Alhambra
con el arroyo y el ruiseñor.
Como un mariachi lorquiano
la acompañarán los yunques
del Sacromonte gitano.
Puritito corazón el Albaicín
en sus brazos será el guitarrón
y tendrá ritmos tristes y sones verdes
en los verdes violines de los cipreses.
Y a los hombros el rebozo blanco
de Sierra Nevada, así mi Granada
ha de cantarte algún día tu Granada
Poeta

Poemas :  EL TORO DEL SONETO
¡Tenerte miedo a tí, tenerte miedo,
cuando al burlar tu acometida rara
mientras te ponen la tercera vara
un verso maletilla salta al ruedo!...

¡Rimas al quite! Y clavaré, si puedo,
dos banderillas sin volver la cara.
Y. ..rosa en mano.. ¡si ella me ayudara!
Solo en la plaza y sin temblar me quedo

Puedes toro pasar. Yo no me quito.
Catorce pases te daré aunque quedes
a medio verso para más aprieto.

Un desplante. Y ya sólo necesito
un feliz volapié para que ruedes,
¡oh toro!, agonizando en mi soneto.
Poeta

Poemas :  EL PUENTE
¡Qué mansa pena me da!
El puente siempre se queda y el agua siempre se va.

I

El río es andar, andar
hacia lo desconocido;
ir entre orillas vencido
y por vencido, llorar.
El río es pasar, pasar
y ver todo de pasada;
nacer en la madrugada
de un manantial transparente
y morirse tristemente
sobre una arena salada.
El puente es como clavar
voluntad y fundamento;
ser piedra en vilo en el viento,
ver pasar y no pasar.

El puente es como
cruzar aguas que van de vencida;
es darle la despedida
a la vida y a la muerte
y quedarse firme y fuerte
sobre la muerte y la vida.
Espejo tienen y hechura
mi espíritu y mi flaqueza,
en este puente, firmeza,
y en este río, amargura.

En esta doble pintura
mírate, corazón mío,
para luego alzar con brío
y llorar amargamente,
esto que tienes de puente
y esto que tienes de río.


II

¡Qué mansa pena me da!
El puente siempre se queda y el agua siempre se va.
Tristemente para los dos, amor mío,
en el amor, uno es puente y otro, río.
Bajo un puente de suspiros agua de nuestro querer;
el puente sigue tendido, el agua no ha de volver.
¿Sabes tú, acaso, amor mío,
quién de los dos es el puente, quién, el río?
Si fui yo río, qué pena
de no ser puente, amor mío;
si fui yo puente, qué pena de que se me fuera el río.

Agua del desengaño,
puente de olvido;
ya casi ni me acuerdo
que te he querido.
Puente de olvido.
Qué dolor olvidarse
de haber querido.

III

Ruinas de mi claridad,
derrumbado en mi memoria tengo un puente de cristal.
Yo era como un agua clara cantando a todo cantar,
y sin que me diera cuenta pasando a todo pasar.
El puente de mi inocencia se me iba quedando atrás;
un día volví los ojos,
¡qué pena!, y no lo vi más.

IV

Y seguramente,
y seguramente
que no lo sabía;
de haberlo sabido...
no se hubiera roto el puente.
Ay... pero este puente...
¿pero es que no lo sabía...?
¿pero no sabía el puente
que yo te quería... ?
y seguramente que no lo sabía;
de haberlo sabido...
no se hubiera roto el puente.
¡Pero este maldito puente...!
¿Pero es que no lo sabía?
Pero no sabía el puente
que yo lo quise pasar
tan sólo por verte;
y seguramente
que no lo sabía;
de haberlo sabido...
no se hubiera roto el puente.

V

¡Qué miedo me da pensar!
y mientras se van los ríos
qué miedo me da pensar
que hay un gran río que pasa
pero que nunca se va.
Dios lo ve desde su puente
y lo llama: eternidad.


VI

Difícil conformidad:
el puente dice del río:
¡quién se pudiera marchar!
y el río dice del puente:
¡quién se pudiera quedar!

VII

Agua, paso por la vida;
piedra, huella de su paso;
río, terrible fracaso;
puente, esperanza cumplida.
En esta doble partida
procura, corazón mío,
ganarle al agua con brío
esto que tienes de puente,
y que pase buenamente
esto que tienes de río.
y aquí termino el cantar
de los puentes que se quedan,
de las aguas que se van.
Poeta