|
¡Oh!, dichosa tal zagala que hoy se ha dado a un tal Zagal que reina y ha de reinar.
Venturosa fue su suerte pues mereció tal Esposo: ya yo, Gil, estoy medroso, no la osaré más mirar, pues ha tomado marido que reina y ha de reinar.
Pregúntale qué le ha dado para que lleve a su aldea. El corazón le ha entregado muy de buena voluntad. Mi fe, poco le ha pagado que es muy hermoso el Zagal, que reina y ha de reinar.
Si más tuviera más diera. ¿Por qué le avisas, carillo? Tomemos el cobanillo, sírvanos, deja sacar, pues ha tomado marido, que reina y ha de reinar.
Pues vemos lo que dio ella, ¿qué le ha de dar el Zagal? Con su sangre la ha comprado. ¡Oh qué precioso caudal, y dichosa tal zagala, que contentó a este Zagal!
Mucho le debía de amar, pues le dio tan gran tesoro. ¿No ves que se lo da todo, hasta el vestir y calzar? Mira que es ya su marido, que reina y ha de reinar.
Bien será que la tomemos, para este nuestro rebaño, y que la regocijemos para ganar su amistad, pues ha tomado marido, que reina y ha de reinar.
|
Poeta
|
|
Sea mi gozo en el llanto, sobresalto mi reposo, mi sosiego doloroso, y mi bonanza el quebranto.
Entre borrascas mi amor, y mi regalo en la herida, esté en la muerte mi vida, y en desprecios mi favor.
Mis tesoros en pobreza, y mi triunfo en pelear, mi descanso en trabajar, y mi contento en tristeza.
En la oscuridad mi luz, mi grandeza en puesto bajo. De mi camino el atajo y mi gloria sea la cruz.
Mi honra el abatimiento, y mi palma padecer, en las menguas mi crecer, y en menoscabo mi aumento.
En el hambre mi hartura, mi esperanza en el temor, mis regalos en pavor, mis gustos en amargura.
En olvido mi memoria, mi alteza en humillación, en bajeza mi opinión, en afrenta mi victoria.
Mi lauro esté en el desprecio, en las penas mi afición, mi dignidad sea el rincón, y la soledad mi aprecio.
En Cristo mi confianza, y de El solo mi asimiento, en sus cansancios mi aliento, y en su imitación mi holganza.
Aquí estriba mi firmeza, aquí mi seguridad, la prueba de mi verdad, la muestra de mi firmeza.
|
Poeta
|
|
¡Oh gran amadora del Eterno Dios; estrella luciente, amparadnos vos!
Desde tierna edad tomastes Esposo; fue tanto el amor, que no os dio reposo. Quien es temeroso, no se llegue a vos, si estima la vida y el morir por vos.
Mirad los cobardes aquesta doncella, que no estima el oro ni verse tan bella: metida en la guerra de persecución, para padecer con gran corazón.
Más pena le da vivir sin su Esposo, y así en los tormentos hallaba reposo: todo le es gozoso, querría ya morir, pues que con la vida no puede vivir.
Las que pretendemos gozar de su gozo, nunca nos cansemos, por hallar reposo. ¡Oh engaño engañoso, y qué sin amor, es querer sanar, viviendo el dolor!
|
Poeta
|
|
Si el padecer con amor puede dar tan gran deleite, ¡qué gozo nos dará el verte!
¿Qué será cuando veamos a la inmensa y suma luz, pues de ver Andrés la cruz se pudo tanto alegrar? ¡Oh, que no puede faltar en el padecer deleite! ¡Qué gozo nos dará el verte!
El amor cuando es crecido no puede estar sin obrar, ni el fuerte sin pelear, por amor de su querido. Con esto le habrá vencido, y querrá que en todo acierte. ¡Qué gozo nos dará el verte!
Pues todos temen la muerte, ¿cómo te es dulce el morir? ¡Oh, que voy para vivir en más encumbrada suerte! ¡Oh mi Dios, que con tu muerte al más flaco hiciste fuerte! ¡Qué gozo nos dará el verte!
¡Oh cruz, madero precioso, lleno de gran majestad! Pues siendo de despreciar, tomaste a Dios por esposo, a ti vengo muy gozoso, sin merecer el quererte. Esme muy gran gozo el verte.
|
Poeta
|
|
En la cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo.
En la cruz está "el Señor de cielo y tierra", y el gozar de mucha paz, aunque haya guerra. Todos los males destierra en este suelo, y ella sola es el camino para el cielo.
De la cruz dice la Esposa a su Querido que es una "palma preciosa" donde ha subido, y su fruto le ha sabido a Dios del cielo, y ella sola es el camino para el cielo.
Es una "oliva preciosa" la santa cruz que con su aceite nos unta y nos da luz. Alma mía, toma la cruz con gran consuelo, que ella sola es el camino para el cielo.
Es la cruz el "árbol verde y deseado" de la Esposa, que a su sombra se ha sentado para gozar de su Amado, el Rey del cielo, y ella sola es el camino para el cielo.
El alma que a Dios está toda rendida, y muy de veras del mundo desasida, la cruz le es "árbol de vida" y de consuelo, y un camino deleitoso para el cielo.
Después que se puso en cruz el Salvador, en la cruz está "la gloria y el honor", y en el padecer dolor vida y consuelo, y el camino más seguro para el cielo.
|
Poeta
|
|
Cruz, descanso sabroso de mi vida vos seáis la bienvenida. Oh bandera, en cuyo amparo el más flaco será fuerte, oh vida de nuestra muerte, qué bien la has resucitado; al león has amansado, Pues por ti perdió la vida: vos seáis la bienvenida.
Quien no os ama está cautivo y ajeno de libertad; quien a vos quiere allegar no tendrá en nada desvío. Oh dichoso poderío, donde el mal no halla cabida, vos seáis la bienvenida.
Vos fuisteis la libertad de nuestro gran cautiverio; por vos se reparó mi mal con tan costoso remedio; para con Dios fuiste medio de alegría conseguida: vos seáis la bienvenida.
|
Poeta
|
|
Pues la estrella es ya llegada, vaya con los Reyes la mi manada.
Vamos todas juntas a ver el Mesías, pues vemos cumplidas ya las profecías. Pues en nuestros días, es ya llegada, vaya con los Reyes la mi manada.
Llevémosle dones de grande valor, pues vienen los Reyes, con tan gran hervor. Alégrese hoy nuestra gran Zagala, vaya con los Reyes la mi manada.
No cures, Llorente, de buscar razón, para ver que es Dios aqueste garzón. Dale el corazón, y yo esté empeñada: vaya con los Reyes la mi manada.
|
Poeta
|
|
Vertiendo está sangre, ¡Dominguillo, eh! Yo no sé por qué.
¿Por qué, te pregunto, hacen dél justicia, pues es inocente y no tiene malicia? Tuvo gran codicia, yo no sé por qué, de mucho amarmé, ¡Dominguillo, eh!
¿Pues luego en naciendo, le han de atormentar? Sí, que está muriendo por quitar el mal. ¡Oh, qué gran Zagal será, por mi fe! ¡Dominguillo, eh!
¿Tú no lo has mirado, que es niño inocente? Ya me lo han contado Brasillo y Llorente. Gran inconveniente será no amarlé, ¡Dominguillo, eh!
|
Poeta
|
|
Pues el amor nos ha dado Dios, ya no hay que temer, muramos los dos.
Danos el Padre a su único Hijo: hoy viene al mundo en pobre cortijo. ¡Oh gran regocijo, que ya el hombre es Dios! no hay que temer, muramos los dos.
Mira, Llorente qué fuerte amorío, viene el inocente a padecer frío; deja un señorío en fin, como Dios, ya no hay que temer, muramos los dos.
Pues ¿cómo, Pascual, hizo esa franqueza, que toma un sayal dejando riqueza? Mas quiere pobreza, sigámosle nos; pues ya viene hombre, muramos los dos.
Pues ¿qué le darán por esta grandeza? Grandes azotes con mucha crudeza. Oh, qué gran tristeza será para nos: si esto es verdad muramos los dos.
Pues ¿cómo se atreven siendo Omnipotente? ¿Ha de ser muerto de una mala gente? Pues si eso es, Llorente, hurtémosle nos. ¿No ves que El lo quiere? muramos los dos.
|
Poeta
|
|
Hoy nos viene a redimir un Zagal, nuestro pariente, Gil, que es Dios omnipotente.
Por eso nos ha sacado de prisión a Satanás; mas es pariente de Bras, y de Menga, y de Llorente. ¡Oh, que es Dios omnipotente!
Pues si es Dios, ¿cómo es vendido y muere crucificado? ¿No ves que mató el pecado, padeciendo el inocente? Gil, que es dios omnipotente.
Mi fe, yo lo vi nacido de una muy linda Zagala. Pues si es Dios ¿cómo ha querido estar con tan pobre gente? ¿No ves, que es omnipotente?
Déjate de esas preguntas, muramos por le servir, y pues El viene a morir muramos con El, Llorente, pues es Dios omnipotente.
|
Poeta
|
|