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La vida es un suspiro macilento te tiene arrodillado en tus hinojos La vida se te infiltra con abrojos seguidos de un fatal presentimiento
El no creer en nada es un tormento de cuitas y dolores con enojos y sólo quedarán tristes despojos por causa del suicidio y su lamento
Serás asi el esclavo de tu inercia buscándote la muerte como andanza postrado ante el pesar de ser vacío.
Y en vano abusarás de tu solercia y ufano tú expiarás sin más tardanza el craso error de hundirte en un hastío.
Y todo será frío marmóreo , tenebroso, desquiciado, porque te faltó fe te has inmolado
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Poeta
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Cabalgo entusiasmado galopando sobre vientos… Habiendo resistido los embates de canallas, he visto la caída de paredes y murallas tejiendo letanías entre cuitas y lamentos.
He visto tantos llantos, tantos gritos y tormentos pasearse forajidos bajo fuego de metrallas y luego resistirse a los asedios de atalayas usando catapultas, cañonazos y aspavientos.
He visto la embestida de dragones comodoros arrear sus llamaradas al umbral de la memoria sin más piedad que el hambre de desdenes y desplantes.
He visto ya el asedio de los persas y los moros barrer a los cristianos de los libros de la historia dejando en mí silencios y dolores trepidantes.
Hoy viajo serenado sobre brisas ondulantes: Crecido, madurado, tan solemne como vasto pues me ha fortalecido ese pasado tan nefasto.
Hoy soy mejor persona, ¡tan juicioso como casto!
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Poeta
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Palabras escritas, teoremas de amor ingenuos placeres de cándida pluma. No todos los seres conocen la bruma ni todas las citas producen dolor.
Tras gozos y cuitas, recuerdos en flor de tantos quereres bañados de espuma y luego te mueres atado a la suma de tantas benditas traiciones al cor.
Audacias asiduas , tenaz osadía repites historias de vanos afectos. Angustias residuas sin clara valía
empañan memorias, producen efectos de penas espurias y vana aflicción. Buscando lujurias hallé perdición.
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Poeta
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Ecuórea fantasía de pleamares, en tus versos que el piélago recita, revive la pasión que en ti palpita la suave calidez de tus cantares.
En todos los auténticos lugares en que este corazón se precipita, encuentro la emoción que nos invita la lluvia de ilusiones singulares.
Y es que aunque me rodeen brazos tiernos no creo ya en edenes ni en infiernos , ni creo en las tinieblas del olvido.
Sí creo en el dolor que ha corrompido con llanto de camelias y de rosas la furia de claveles y de fosas.
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Poeta
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Soy un alma que busca la certeza de Dios, nada queda en el mundo que me pueda agradar ni me siento ya oriundo de este basto lugar y me irrita y me ofusca lo que tarda mi adiós.
Soy la sombra pardusca, denodada y en pos de un saber más profundo que el saber escolar; y segundo a segundo ya me acerco a un altar que el pecado chamusca, que acrisola mi tos.
Soy mi vana sentencia, mi latido final una llama ya extinta desde un fuego servil; solo pido licencia para un vuelo jovial
que no sea falsa finta sino viaje gentil hacia sitios distantes, hacia orbes serenos con aromas fragantes y con cantos amenos.
Ya no aguanto más frenos: Solo ruego al edén que reciba mi andanza y deshaga el vaivén que al infierno me lanza.
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Poeta
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Yo que abrazo mis penas y el dolor que las viste, te regalo un acaso, te prometo un quizás, porque llueve en mi ocaso tu fulgor; además que me enciendes las venas y me quitas lo triste.
En mis ansias resuenas como brisa que asiste al silencio Pegaso con su suave compás y en su vuelo repaso lo que no callarás cuando las cantilenas me retiren su alpiste.
Me dirás: ¿no comiste ya bastantes engaños? Te diré: ¡solo pido la pasión que me das!, el amor forajido que me ofreces sin más
y el fragor que escondiste en mis huesos huraños. Te diré que mi duelo se consume en tu alteza y no hay verde en mi suelo sin tu gracia y belleza.
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Poeta
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Pasarás a la historia sin saber que pasaste; entrarás al parnaso de los dioses que escriben, llegarás con retraso de poemas que viven de tu pluma notoria; del fulgor que abonaste.
Y será con tu gloria que el barniz y el contraste hallarán su repaso de dolores que inscriben los amores de ocaso que en tu verso reviven; como luz purgatoria de tu agudo desgaste.
Estarás en secreto, dormitando en las nubes. El clamor que acedaste con denuncia sincera; y el sentir que afirmaste con delicia guerrera
te darán el respeto de los lindos querubes y el amor de las ninfas y el silbido del viento, mientras libas las linfas del cabal firmamento.
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Poeta
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Regreso de la muerte bañado de infinito y traigo de equipaje; misterio de arrebato, los golpes que me diera un mundo tan ingrato que pide realidades y da tan sólo un mito.
Regreso de la muerte, un viaje tan bonito que siendo yo un turista gozaba a cada rato de luces sin penumbra, de sombras sin recato de varias osadías y un sueño de erudito.
Regreso de la muerte sin extrañar medida y vuelvo a respirar contándole a la vida que vida y muerte son dos caras de lo mismo.
Y miro esperanzado, ya lejos del abismo los dones que Dios presta a toda su creación llenándome de dicha y de nueva inspiración.
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Poeta
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Ya basta de condenas impuestas por mi mismo; no acepto letanías sembrándome dolor ni quiero agorerías de interno acusador; ya basta de cadenas vertiéndose en cinismo.
Luchando en las arenas del viejo conformismo me asedian apatías que dejan mal sabor, me atacan baterías de fuego abrasador, me cubren las gangrenas que evocan masoquismo.
Y es que la voz que escucho no dice nada bueno: del auto sabotaje soy víctima paciente, tal vez falta el coraje de ser mi confidente.
Volverme diestro y ducho de ambages de galeno buscando la solvencia de aquesta situación es pues la referencia, tal vez la solución.
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Poeta
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¿Es pecado; Dios mío, el quererla besar? Con su talle de musa, con su boca de rosa y esa voz con que acusa su tersura fogosa, sacudiéndome el frío con tan sólo pensar.
¿Es pecado que el río se retire hacia el mar? Cuando miro su blusa me parece una diosa que mi abrazo rehúsa con malicia preciosa y en mi tímido hastío se me quiere espejar.
¿Es pecado que el agua riegue surcos en flor? En sus piernas bruñidas y en sus ojos lluviosos se detienen las vidas de dolores cargosos.
Y en su vientre de fragua se acrisola mi amor cada vez que el destino nos da tregua y razón, allanando el camino para nuestra pasión.
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Poeta
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