Poemas de tristeza :  Malos momentos
Hoy se despertó mi corazón caminando por las veredas de mi alma. Esta parado de frente a un pasaje interminable, y esta mirando por fuera, a quien lo carga por dentro.
Y me ha pedido que calle, quiere ser él quien hable, quiere decirme unas cosas por las qué muy fuerte late.
Y se han sellado mis labios, se enmudeció mi boca
Se han apagado las luces, de toda mi cabeza loca
Y he cerrado mis ojos, le doy paso al guerrero
Vamos a ver que me dice, este que dice... te quiero.

Anoche anduve por las calles de tu alma y me detuve en la esquina de las penas. Allí te encontré. Apoyado sobre el farolito aquel, con tu piel helada de tristeza, un sollozo plañidero como el viento y mojado por la lluvia de tu llanto.
Allí te encontré. Destrozada el alma por largas llagas de silencio. Por largas noches de preguntas, y de amaneceres sin respuestas. Desnudo y frágil, solitario y triste, a la deriva, con la mirada perdida en el ocaso del desconsuelo.
Allí te encontré, sin los besos de su dulce boca, buscando amor en aquellos ojos color de miel que desnudan tu alma. Abrazando su almohada impregnada del aroma de su piel y viviendo de los recuerdos de una historia de amor que pudo ser mejor. Aun sabiendo que no es justo aceptar la distancia cuando se está tan cerca. Enjugando una ultima lagrima, admitiendo que ya llego la hora de que tu bella mariposa abra sus alas y dejarla volar hacia nuevos paisajes. Así te encontré. Buscando una calle solitaria para alejarte de todos y de todo. Queriendo acallar el soplar del viento y el rugir de las olas, para que no pronuncien su nombre. Cerrando tus ojos, quitando tu mirar del cielo y de las estrellas... porque usaste sus brillos para hacerle poesía, porque danzaste con ella bajo la luna llena, y tomados de la mano caminaron enamorados bajo el sol de primavera, porque fundieron sus cuerpos como se funde la nieve, porque anduvieron la playa como el vaivén de las olas, porque se gritaron “te amo” cual graznar de gaviotas.
Porque así te encontré, a la sombra de un viejo y derrumbado sauce que acompaña tu llanto, refugiado del calor del sol y de la nostalgia de sus besos, agarrado a sus ramas como a la esperanza de su regreso, y queriendo enterrar sus raíces como también sus recuerdos.


f.n.h.a.
Poeta

Cartas :  cincuenta años
Cincuenta años… dicen que es la mitad de la vida, que de ahí en adelante vivimos a diario el último día. Que vamos bajando, que nuestra espalda se va curvando con el peso de los años y que el pelo blanco es síntoma de vejez. Que hay arrugas en la piel, que se marchita la mirada, que llegamos a la curva de la vida, que se condiciona al corazón a querer lo que ya es querido.

Cincuenta años… ¿Qué es la mitad de la vida? Si es así, tengo que decir. ¡Gracias Señor por perdonarme cuando creí que podía andar esta vida sin ti!, sin tu compañía, sin tu protección, sin tu amor. ¡Gracias por considerarme tu hijo!, por no juzgarme, por enseñarme a amar aún a los que me odian, ¡Gracias Señor por permitirme llegar hasta aquí!, sano y salvo. Gracias por tenderme tu mano amiga cuando tropecé y no sabía como levantarme, cuando en mi horizonte solo veía tormentas, cuando busqué un oasis y tú me lo entregaste. ¡Gracias por ayudarme a llegar a esta isla llamada... cincuenta años!

¿Que es como el último día? Pues que sea. Y que venga otro para vivirlo a concho. Que quiero vivirlo contigo, contigo, y contigo también. Y ojalá te sirva lo que he vivido. Por que de niño descubrí el amanecer. Por que he andado muchos caminos y por que he sufrido también.
Que quiero la luz del sol besando mi ventana, que quiero las estrellas alumbrando mi alma, que quiero a mi corazón en los brazos de mi amada, que quiero pintar a besos... esta noche estrellada.

¿Que voy bajando? ¡Y que! si es la ley de la vida. Como decimos los camioneros, todo lo que sube tiene que bajar. ¡Y que! si la vida es una escala que debemos subir. Vamos peldaño a peldaño, pasito a pasito, tal como empezamos a caminar, titubeantes, dudosos, a veces con miedo a lo que vendrá más adelante, temerosos del futuro. Hasta cuando llega el momento en que te das cuenta de lo que quieres, hacia donde llevar tu vida. Y te esfuerzas, luchas y lo consigues. De pronto se te acaba la escala, y te tienes que devolver igual como empezaste. Peldaño a peldaño, pasito a pasito, temeroso del mañana, con miedo a llegar al ultimo peldaño que a diferencia de ayer, hoy... solo baja.
Pero yo estoy contento, subí a lo más alto de la montaña, tan alto que toqué el cielo, y cuando nadie me vio, me robé un lucero, y lo guardo en mi pecho con mucho celo, es quien me alumbrará el camino, si se me abren las puertas del cielo...

Cuan equivocados están cuando dicen que el peso de los años curva la espalda. No será que como adultos o como padres al querer resolver los problemas de los otros, los tomamos como si fuesen de nosotros ¿y los cargamos en nuestros hombros por años?
Quizás sea la pena silenciosa que dejaron los que ya no están, y los que no quieren estar.
Quizás es la forma que adoptas, cuando te conviertes en un peldaño más, para que tus hijos puedan llegar mucho más alto que tu.

¿Que el pelo es blanco? ¡Mira bien! Que es gris y plateado. Y lo llevo con orgullo, sin disimulos, que en él está la historia de mi vida, es como un libro abierto que puedes hojear cuando quieras y te puedo enseñar a leerlo.
Y te digo que cada pelo gris ha sido un problema en mi vida, y representa la lucha que sostuve con tesón para poder resolverlo, el esfuerzo y a veces las lagrimas que derramé cuando no encontraba la solución y daba todo por perdido.
Gris. Sinónimo de triste, así también a estado mi corazón con las perdidas que he enfrentado. No son perdidas materiales, esas que son muchas jamás me dolieron, hablo de las otras, de esas que te rompen el alma, de esas que a veces callas por que debes ser fuerte, de esas que darías tu vida para cambiar lo sucedido, de esas que te hacen mirar el cielo, de esas que te hacen; hablar con el viento.
Pero, también tengo cabellos plateados que representan la alegría del deber cumplido. Y son muchos, como muchos son los días felices que he vivido y que sigo viviendo. Porque tengo sus sonrisas, porque tengo sus miradas, porque tengo sus palabras, porque sé que aún me aman. Porque puedo mirar hacia atrás y no me avergüenza mi pasado, porque puedo ver a mis hijas caminando firme por la vida, porque tengo un hijo en algún lugar de la vía, porque tengo algunos nietos que me entregan su alegría.

¿Que hay arrugas en la piel? Cuantos sinónimos hay para la palabra arrugas, algunos de ellos son: Pliegues, estrías, rayas, surcos. Yo me quedo con este último. “Surcos.” Por una razón muy sencilla, los surcos de mi piel los hizo el arado del tiempo, y en ellos quiero sembrar: besos, abrazos, cariños y muchos te quiero. Para que se rieguen con tus besos, para que germinen con tus cariños y para que florezcan con tus te quiero.
Para que algún dia cultivemos lo que tengo para ti, aquí dentro de mi pecho.

¿Qué se marchita la mirada? ¡No!, es que quizás me viste abatido cuando recordé algún pasaje triste de mi vida. O cuando hice un largo alto en mi camino, para buscar donde perdí al mas grande de mis cachorros. O tal vez me viste en un sino de la vida. En uno de esos momentos en que tienes todo y nada a la vez, cuando tus manos están llenas y vacías también. Quizás fue cuando me acordé que tengo el privilegio de tener conmigo a mi mamaíta, pero que no la puedo abrazar por que lejos de mi está.
Es que mis ojos se empañan cuando miro la creación. Cuando tímidamente el sol se acerca a mi ventana. Cuando escucho a un pajarillo entonando una canción. Cuando siento que a mi alma se le escapan las palabras. Cuando entiendo que en la vida no vivimos sin amor.

¿Que es la curva de la vida? Si es así, que cada uno la enfrente lo mejor que pueda, que yo lo haré a mi manera y aquí aplicaré todo lo aprendido a lo largo del camino. Aquí pondré el sudor, la calma, aquí dejaré mis manos ajadas. Aquí seré el camionero, por que aquí correré por todos esos caminos que aún no conozco.
Porque aquí pararé, justo en esta curva y bajaré mi carga pesada, la mitad de mi vida, ese ultimo día, la famosa escalera, el peso de mi espalda, los cabellos grises, las arrugas de la piel y la mirada marchita.
Y seguiré viajando por la senda de mi vida, por lo ancho y lo angosto del camino, por esta ruta que me tocó recorrer. Pero no me apures, que mi andar es lento, no me apures, que quiero tiempo, déjame tomar la curva de mi vida con sigilo, que no esta señalada hacia que caminos me llevará…

Y aquí estoy, en un alto del camino que tengo que recorrer, a la orilla de el, sentado sobre una roca, tomando aliento para refrescar a mi corazón. Mirando al cielo y su río de estrellas, extendiendo mis manos para poder tocarlas, admirando a un lucero que se entrega a mis ojos y que ilumina mi vida en su brillante agonía.
Porque así quiero a mi corazón, hallando luz en la oscuridad de mi alma, arrancando de cuajo los odios, los temores, abrazando al viento para amainar la tormenta, y renovando el amor en cada amanecer.
Así quiero a mi corazón, que no este condicionado a lo mismo del ayer, a la soberbia y a la desidia, quiero un corazón capaz de sentir el amor en cada silencio del alba, en cada trinar de las aves, en cada suspiro del viento y en cada gota de lluvia al caer.
Porque voy a recorrer el futuro de la mano de mi amada. Y bailar con las espigas, rodeados de versos de amor.
Porque quiero navegar mi vida en un halo de su beso. Y correr por las veredas, de la entrega y la pasión.
Porque de mi alma en sus brazos, floreció la primavera. Porque con ella a mi lado soy un huerto en flor.
Porque así quiero a mi corazón, libre. Para saltar y correr por un plateado camino de luna, por la blanca estela dibujada en el mar, tomado de la mano de la amada mía, dejando mí esencia volar. Así quiero a mi corazón. Mojado por la lluvia de sus besos, en el silencio perpetuo del querer, y en el absurdo sosiego de la noche... repartiendo lisonjas de amor.




f.n.h.a.



















Poeta

Poemas de amor :  Te entrego a ti mis palabras
Te entrego a ti mis palabras, nacidas de esta noche oscura,
que taciturna como la luna, le hace sombra a mi corazón.
Tal vez no le encuentres razón,
a esta pena profunda, que en mi alma moribunda,
se funde como tizón.
Más si miras a mis ojos, sabrás que no es de antojo
lo que en ellos tu veras, y en un instante sabrás,
querida hermana del alma, que esto me roba la calma,
y me ataca como un león.
Yo, que he andado caminos enteros, bajo sombras y aguaceros,
con el sol, la luna y sus luceros, que he caminado solo y con el amor verdadero,
que he sido libre como el viento y a veces viento plañidero,
quiero hablarte de cosas, que a mi también me sucedieron.
Yo se bien que no hay flor mas linda que una hija, y aunque uno no la elija,
Dios, para uno las creó, y a esta tierra las mandó, para que busquen nuestros brazos,
y en un sensible abrazo, nos entreguen su corazón.
A veces, te dejan un beso, que es todo embeleso, porque nos aman de verdad,
y en su mirar no hay maldad, cuando agachan la mirada,
es por no decirnos nada, que nos pueda molestar, y aunque les lleguemos a fallar,
el tiempo curará sus heridas, y de sus almas dormidas,
nacerá de nuevo el amor.
Así es esta bella flor,
hermosa como ninguna, que en una noche de luna,
echó su inocencia a volar, y aunque la salgas a buscar,
no hallarás la niñita, hoy ya es señorita,
y tiene derecho de amar,
y si se llega a equivocar, que encuentre abiertos tus brazos,
que no hay peor zarpazo, que el desdén nos puede dar.
Hay cosas que no nos han de gustar, y se las vas a reclamar si no sabemos entenderlas,
y aunque se perdió la cuenta de lo que siempre se les dijo,
porque hoy espera un hijo, no haremos de un río un mar.
No nacen rosas de rosas, pero si del rosal,
y con esas gotas de sal, que hoy ruedan de tus ojos
veras lo mas hermoso, que el amor nos puede dar,
y con un simple suspirar,
vendrá contigo la luna y en suave canción de cuna
La bebé se dormirá.


Te amo hermanita

f.n.h.a.

Poeta

Poemas de desilusión :  Indiferente como el viento
Indiferente como el viento.

Silenciosa la noche escucha un lamento.
De un padre que llora…
Su oculto tormento.

Quien le mira... no sospecha.
No imagina siquiera
La triste pena que le acecha.

El comparte con el humo de un cigarrillo que se fuma con nostalgia.
El pasado tan presente.
De su vida, de su infancia.

Ya no puede contener las lágrimas.
Gota a gota se le van escapando.
Abatido y de rodillas le pide a la luna.
Que nadie sepa que está llorando.

Porque, indiferente como el viento pasa el hijo por su lado, el hielo de su corazón entristece a su alma. Le mira, y los polvorientos recuerdos de su infancia, quieren huir de la cárcel de sus memorias. Mas los retiene, no quiere que escapen. Es lo único que de él hoy tiene, y se aferra a ellos tal como se aferraba él de sus manos... cuando era un pequeño.

¿Que hizo mal para que lo ignores?
¿Acaso no te dio todo su amor, su respeto y enseñanza?
¿Acaso no puso en tu camino flores… para que cruzaras con confianza?
¿Qué hizo mal para que lo ignores?

Hoy. El padre va viajando su silencio por el largo camino del olvido.
La triste ruta que lleva está borrando los recuerdos.
Sabe que perdió la lucha, a caído en la batalla.
Se ha resignado a su suerte y su corazón sangra.
Y aun así quiere a su hijo.
Que indiferente como el viento; golpea su cara.



f.n.h.a.
Poeta