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Y te ví en el vergel tú carita la luz matinal de verano vislumbraba tu hermosura, llevabas en la frente un ramillete de tulipán y alhelí. Te ví en el vergel y tú rostro a la luz de la tarde naranja, atisban de tus ojos unas perlas brillantes. Te ví en el vergel y la luna y las estrellas junto a tu tez brillaban como nunca. Será tal vez que conjugaban ese día el gran amor que sentía y quiso pensar que no fuera pasajero, que el sol brillaba, que la tarde era naranja y que la luna era diáfana.
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Poeta
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Un Día Melancólico Y entro esa mañana por el ventanal pavonada de aquel cuarto vetusto y pequeño, un aire frio y húmedo que jamás había sentido. presagio tal vez que más tarde volcar en un papel los sentimientos más tristes.
De carne viva su alma, su espíritu y su cuerpo un dolor las palabras le hacían.
Muy crecido el cabello y la barba tenía y desemperezar y levantarse del lecho un gran esfuerzo le producía, se bañó y se vistió y ese presentimiento que llega, encrespo hasta las más pequeñas fibras nerviosas.
Se acercó al abismo y al filo trémulo de miedo, el viento húmedo soplaba y él ni un gesto ni un escalofrío.
Era uno solo con el abismo las rocas, la tierra, el musgo suyo eran, un largo rato quieto estuvo y el día era gris, gris como el ánimo que tuvo todo el día.
Y otra vez ese viento frio y húmedo reacciono y miro a lontananza agacho la cabeza, su corazón palpitó con fuerza, cerró sus ojos, frunce el ceño, tensa el cuerpo, aprieta los puños, era el abismo y él, dio un respiro hondo y profundo se resignó y se alejó del abismo, de aquel abismo tortuoso y profundo.
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Poeta
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Oh Alma que estas desesperada que caes por un abismo sin fin la soledad está por donde miras y mina cada día que pasa tu ímpetu.
Oh Alma siento tú agonía tú llanto como los ríos bravos desbocados.
Oh Alma con frenesí arañas ido, como si estuvieras enterrado en vida la más terrible sensación ahogo, ira, frustración.
Oh Alma eximirte quisiera de todo este sufrimiento.
Oh Alma eximirte quisiera de todo esta desventura.
Oh Alma eximirte quisiera de toda estas cadenas.
Oh Alma no podemos.
Oh Alma todo hay que entregarlo.
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Poeta
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Se acabó, simplemente no se presentó, mustia se encuentran los pensamientos que obligan al cuerpo estar indiferente. Sentado apoyando sus brazos en la mesa con hendiduras y arañazos y alguno que otro apunte fugaz, una lámpara, un papel y un lápiz. Inclinando su cabeza hacia el frente como para hacer una oración hizo una introspección larga y profunda. Sintió la brisa del mar, esa brisa de mar con olor a una mañana de invierno que le hizo despertar. Volvió a su papel y su lápiz en el hizo unos trazo como tratando esbozar algún ensueño o recuerdo, inconsolable en su deseo de plasmar algo nuevo, más inerte testa y mano, se volvieron. Reviso libros y apuntes y cuanto tuvo al frente, acaso le pidió al silencio unas palabras de aliento y no cedió en su intento y él era de arrostrar al menor soplo de mal viento. Era ya tarde y el papel tan albo como una de las Calas solo pudo escribir cuatro letras simples y sencillas MAMÁ, y se dijo satisfecho ella es vida, ella es amor, ella es poesía.
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Poeta
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Con un rostro macilento Ojos tristes y deprimido, Veo niños trabajando como esclavos, Sin futuro y sin destino.
Desde pica piedras hasta estibadores desde el alba hasta que el sol se oculta, desamparados pregoneros de una aciaga realidad.
Con sus manos callosas y curtidas como un adulto, dan el jornal del día, a su madre querida.
De colegio ni hablar cansados por el trajín anterior, en su carpeta habitual se quedan dormidos.
De la escobilla hace su muñeca del ladrillo un coche, juegos ya olvidados y destruidos por labores que a su edad no deberían hacer.
¿ Pero hay al final una luz de esperanza? ¿Habrá en el fondo de sus almas una recompensa?
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Poeta
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Será tal vez tu tez de alabastro, Será acaso la luz tenue de tus ojos pardos, Será acaso tu rostro de niña, Será tu sonrisa coqueta, Será tus manos tersas que me acarician, Será todo tu cuerpo que extasía hasta última célula de mi cuerpo Será tal vez la luna celosa de tu blancura, Será el Amor en toda su acepción, engrupido al saber que tus sentimientos no se comparan con él.
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Poeta
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Exánime en el viento, tus brazos cual magia se apoyaban, me brindo tu amor una paz, me brindo tu amor una luz, que esta alma esperaba.
Vesánico pasaba noches interminables por encontrarte, en la penumbra amarga.
Eras tu ninfa, mezcla de alelíes y de rosas, la inspiración de poemas y de prosas.
Surcan mis manos tus cabellos castaños, en un afán por recoger tus pensamientos, en un afán por acariciarte.
En la profundidad de tu complaciente corazón, me abrigue. Oh dulce amor mío que exiguo es mi amor.
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Poeta
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Las cortinas enmarrocadas, a un lado de la pared, dejaban ver el hermoso paisaje estival, atisbando el fin del ciclo invernal. El corazón lleno de alegría, que jamás sintió, sublime, perfecto en su latir. Cogió un papel y empezó a escribir, la inspiración broto en un arranque de querer plasmar un sentimiento, que inimaginable forzaba por saber. Sus ojos penetrantes y oscuros veía, su boca incitante al beso le inducían, y sus manos tersas como el pétalo de una rosa, en ese hermoso paisaje estival veía.
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Poeta
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No se puede despejar los deseos de la mente, ni la bruma de la desesperanza. Fue la mala suerte, seguida de esa terrible desgracia. Un abismo interminable y un alma vacía, algún lenitivo clama, suspira ante lo más horrendo y espantoso. Triste, melancólico, fenecer quisiera. Lúgubre reflejo; no se puede ver. Crepita, llora, suplica la angustia lo acompaña.
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Poeta
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