Poemas :  Mea culpa
Sin querer,
fui perdiendo la razón
en un torbellino,
de vida material.

Sin querer,
fui perdiendo a la sazón
el ser lo esencial.

Sin querer,
perdí el alma y corazón,
el cuarto mandamiento
“Honrar padre y madre”.

Sin querer
pero en el querer consciente,
perdí lo vital, lo esencial,
el alma, el corazón,

Queriendo,
no honre padre y madre,
no vi lágrimas en sus ojos,
pero presentí un escalofrío
de mea culpa,
que muy dentro de ambas almas
el inexpugnable vórtice,
de un ahogado llanto mortal.
Poeta

Poemas de amor :  Fertilización
Revoloteando un candil,
una mariposa,
y al pie de la puerta,
un racimo de campanillas hermosas.

La candelilla azul observa
absorta de lo alto,
la campanilla olvidada,
no salió la amada,
y el amante chasqueado
en un rincón oscuro del mesón,
está sin razón dio por terminar.

Se acercó timorata la candelilla,
a la flor azul como ella,
y más por instinto, que razón,
quiso a la campanilla polinizar
llevando en sus patitas
el grano de vida a su ser,
a su estigma para que no se
marchitara sin afán.

Mas la mariposa no pudo
remediar lo que la amada
y el amante, con sus egos
terminaron por matar.
Poeta

Poemas de tristeza :  Tus labios
Tus labios encarnados aconsejan,
y a veces susurran melancolía y pena.

Mi paso cansino,
la mirada fija en el vacío,
entrando a mi lar
las flores marchitas,
un pétalo en el cristal.

Tumbado en cama
a través de la ventana
nubes acurrucadas, grisáceas,
el gorgoteo de la lluvia,
y de cubito prenatal
añorando el vientre maternal.

Tus labios encarnados meditan,
y a veces susurran lúgubre oscuridad.

Relámpagos centellean,
palpitan estrepitosos,
como la ira de los mundos
de un mundo,
y en cada palpitar luminoso
sombras de angustia, sombras
de miedo, sombras de un pasado pesaroso.

Tus labios encarnados callan,
y a veces susurran silencio, silencio
Poeta

Poemas de amor :  Décima I
De mi amor una morena,
callejón de un solo caño
donde yo, viví antaño,
canté, recité y plena.

De malambo hui de pena
y a su hermano chato
regalé pisco y gato
y cuidara a mi samba
y por no meter la gamba
ella me diera pacato.

A mi barrio de regreso
con guitarra y cajón
y debajo del balcón
un valse, mi amor preso,
si salió, su padre obeso
con guitarra y cajón
fui a otro callejón
donde una linda galena
me dio un beso, Elena,
y olvide la razón.
Poeta

Poemas de tristeza :  Sin explicación
En aquel rincón
el alma en meditación
donde las gotas.
Lluvias forman sin dilación
una fina ruta, camino donde
van aquellas, aquella combinación
de cadenas y libertad.
Confusión, eterna confusión,
la serenidad del pequeño manantial
formada por las gotas, no es sinónimo,
por fuera explicación,
sino en el fondo una falacia, una desilusión.
Poeta

Poemas de amor :  Platónico
Si acaso cruzar el umbral
de lo no permitido,
me fuera prohibido,
menester sería guardar
mis más secretas pasiones.

Si acaso el sol
no se me permitiera ver,
ora, por jamás no verte,
será menester que el sol
no brille más.

Si acaso la luna
no volviera su luz ver
ora, por perder tú
recuerdo, en noches sombrías,
será menester que su diáfana
luz, no resplandezca más mis días,

Ora por cruzar el umbral,
ora por no ver el sol,
ora por no salir la luna,
no se me permitiera mostrar
mi amor, será menester perder,
perder y acumular en la buhardilla
del alma, todo lo que por ti yo siento,
junto a mis demás pasiones.
Poeta

Prosas poéticas :  Sincera Amistad
Ayer cuando daba la hora nona, me
encontré con un amigo mío
de aquellos reglones torcidos de Dios. (Torcuato Luca De Tena)
como siempre con la mirada ida,
sus pupilas dilatadas, sin zapatos
y unos pantalones raídos.

Algunas palabras intentaba
decirme, pero al parecer tanta
medicina no se lo permitían.

Lo tome del hombro y nos
sentamos como siempre en la vera,
lugar de tantas conversaciones idas.
Se fijaron sus ojos en mí, atención era
lo que quería, pidió un cigarro, no se
porque pero, pero el cigarro le daba una
sensación de calma. Yo tenía en el bolsillo
del chaleco dos que compraba cada noche
antes de dormir.

Al parecer con el pasar de los
minutos los síntomas del placebo
químico se fueron diluyendo y él
palabras me fue diciendo.
En su imaginación se veía él con
nombre egregio.
Me conto de su vida pasada de sus
años mozos de los halagos que
recibía y las amantes que tenía que
le querían que lo mimaban.

De repente exploto en un sollozo
inconsolable su cara adusta denotaba
la tristeza que sentía muy dentro del alma,
temblaba, me asuste por un momento,
y él tomando un segundo aire me tranquilizó.

Ah! Me dijo en un susurro, como si en un instante
la razón volviera a él como si las persianas de su vida
se abrieran, como si aquellos reglones se volvieran
a enderezar, y a guisa de reflexión me dijo: “en mi
largo caminar de nadie ni de nada me queje, no pedí
más de lo que me podían dar, no di más de lo que no
tenía, ahora menos “.
Y me abrazo con fuerza se levantó y se fue, fumando
El otro cigarro que yo tenía.
Poeta

Poemas de nostalgia :  Siempre estas
Como la hoja que el
viento surca, anunciando
el fin del estío y la llegada
otoñal.

Como el cactus que en el
desierto se mantiene bajo
el rubicundo sol,
sandio y tozudo,
esperando las siguientes lluvias.

Así como el agua de los ríos
que nacen en la cúspide de
un nevado y siente la incertidumbre
de su destino.

Su alma cual hoja, cactus y
agua, buscan desesperada
el rumbo en esta senda
que es corta y a veces larga.
Poeta

Poemas de amor :  Cvmv v tv
Su bella tez
su aptitud altiva
contrastaba con su
angelical humildad
que de sus ojos diáfanos
refulgían denuedo. V

Del salón revestido
por la hierba y árboles
bebiendo del rocío mañanero
las ninfas y colibríes revolotean
sobre claveles, nardos y mozas. V

En ese reverbero de magia,
encanto, ensueños, realidad
y forma, estabas, con tu
cuerpo de fino azahar andaluz
cabello de azafrán ensortijados
que resbalaban hasta tus
senos que nos une a la vida. V

Desnuda como la ninfa y el colibrí
como las flores los árboles y el manantial
impoluta, si porque eres pura mujer,
y mujer como la naturaleza toda,
que engendra y forma vida. V
Poeta

Poemas :  Árboles sin miente
Las manos cruzadas,
veo hojas caídas
de árboles sin miente,
y sus quejas ardientes,
no hablo, no escucho, no veo.

En la cima del monte,
gemidos y gritos de
una parturienta,
y una hoja caída
de un árbol sin miente.

En la vera de aquel,
los ojos de mi hermano,
atisban el abismo de la pendiente,
y una hoja caída
de un árbol sin miente.

Y la niña que va sonriente,
en la mano la azucena y la orquídea,
una hoja, en el árbol con miente.
Poeta