Poemas :  A mi herma-madre

Solía pensar que alguien
me había premiado,
pues a más de la mami,
la del dulce y la ternura,
la de la dulce ternura,
... del cielo,
- debió de ser de allí –
llegó como lluvia que refresca,
como cedrón hirviendo,
como bálsamo, como brisa,
como caricia nomás,
llegó,... no, estaba allí
como el aire, como todo,
nació antes y nos esperaba,
sí, y mientras llegábamos
desarrollo su don
de entregar y amar y cuidar
y amar, siempre amar.

Mientras la mami
peleaba por la vida
del Tyrone,
- el artista de las formas
y las letras-
que se le estaban
destruyendo los riñones,
los demás niños
quienes sabíamos,
que no podíamos
reclamar por sus mimos,
que los necesitábamos
y mucho, es que también
estábamos asustados,
nuestro hermano
estaba en peligro,
alguien debía
regalarnos consuelo,
mentirnos aunque sea,
que todo iba a pasar,
... tú lo hiciste
y nos liberaste
del desconcierto,
la angustia y los miedos.

Mi hermana y madre
mi herma-madre,
mis ojos encontraron siempre
tu sonrisa hermosa
y unos ojos aunque negros
como cielo, como faros,
debiste crecer como espuma,
como nubes de tormenta
por lo amplias y potentes,
para cobijarnos y querernos,
como cáliz
para alimentar el alma,
como crisol
para fundir la adversidad
y templar como acero
nuestros espíritus.

Nívea
como picos de nevado
comulgando con el infinito,
clara y pura
como agua de remanso,
imponente y libre
como el vuelo del cóndor,
así es tu imagen,
tu presencia cálida,
tu ternura desbordante,
consejera consecuente,
amiga constante,
mis sueños tienen las alas
de tus cabellos azabaches,
mi canto y palabras
el ritmo y la sonoridad
de tu risa franca,
mis pasos la seguridad
de tu cobijo y compañía.

Pero quisiste parir
tus propios hijos,
para llenarlos de toda tú,
de tu capacidad de amar
y cultivar guerreros,
de tu ternura y alegría
para amasar soñadores,
de tu tesón y esperanza
para creer en el mañana
fecundo, nuevo...
esa fue tu más cara ambición,
que la naturaleza, la vida
se negó a darte
a devolverte,
a bendecir tus maternidades.

Tres hermanos perdiste
y tres fueron los hijos
que se fueron sin conocerte,
sin sentir lo maravillosa
que podías ser,
tras de ellos te fuiste
herma-madre,
explosionando el corazón
de tanto amar y esperar,
reventando el consuelo
por inútil, por vacío,
taladrando en nuestras almas
un vacío
más inmenso e intenso
que el hambre.

No pude bañar
tu cara bonita
con mis lágrimas,
las flores
conque quería cubrirte,
las pinté
para que no se marchiten
y el ave maría
jamás podré cantarte
porque mi voz no llegaría,
herma-madre,
deja que hoy dispare
esta ráfaga de versos roncos
buscándote en el cielo,
de allí viniste
allí te buscarán.
Poeta

Prosas poéticas :  Volver a los 17...
Hubo un tiempo en que entre los amigos, solo era ponerse de acuerdo y organizar algo, esa ocasión ese algo fue irnos de caza y pesca, el año de clases había terminado y había una suerte de comezón por hacer algo diferente.
Excursionar hacia La Bonita, era una aventura que se presentaba excitante, la existencia en la montaña entre otros de: osos de anteojos, venados, conejos, dantas y muchas truchas en el río El Carmelo, nos hizo soñar colectivamente, sobre muchas escenas hasta entonces únicamente vividas en la lectura de libros, anécdotas de los viejos y en alguna película ambientada en condiciones similares.
No teníamos que salir siquiera, para empezar a quemar adrenalina, así que dimos trámite a la salida sin más ni más; embarcarnos fue cosa de un día para el otro; contactamos al otro Milton, pues su familia trabajaba en armería artesanal y era el candidato perfecto para proveernos de alguna que otra arma de caza.
Cuando el otro Milton llegó a encontrarse con nosotros al Terminal de buses, traía en un envoltorio de cueros y trapos, una destartalada escopeta que parecía un trabajo manual; Arturo llevaba el machete pequeño de la abuela, el Lucho llevó su guitarra, ¿cómo iba a faltar semejante compañía?, los demás todo el ánimo para compartir ese paseo -cuasi safari-, con cuotas de víveres que al momento de embarcar no llegaron, ni aparecieron, varios salieron con la ropa puesta y la confianza de que los demás llevarían provisiones.
Nuestros padres aprobaron y accedieron a este viaje de dos días, el lugar estaba relativamente cerca y no presentaba potencialmente peligros importantes. Salimos a Julio Andrade un pueblito que estaba a 20 minutos de nuestro Tulcán, allí recogeríamos a Patricio que vivía con su madre y por una vía secundaria avanzaríamos a un refugio en la montaña cerca del pequeño poblado de La Bonita.
Estábamos completos, el otro Milton y su tremenda arma, Arturo y el machete de la abuela, Bladi que sabía de artes marciales, el Chito que no sabía de artes marciales, el Lucho y su guitarra, Patricio y yo - el Milton-.
Esta travesía que ya iniciaba con cambios en las expectativas iniciales, tendría otros olvidos desafortunados, que más tarde ¡vaya que pesarían!, es que tras comer algo en Julio Andrade en casa de Patricio, caminamos largamente hacia La Bonita; varias horas que no las sentimos por la variada y amena charla, por la ansiedad ¡de llegar ya! a la montaña y verificar por nosotros mismos, todo lo que nos habían contado; cantamos también a capela una y tantas otras canciones, que por variadas y emotivas, animaron intensamente nuestra caminata, el objetivo era llegar al refugio antes que obscurezca.
Cuando por fin alcanzamos La Bonita, la tarde moría y el cielo amenazaba con obscurecer pronto, de modo que decidimos pasar de largo internándonos en la montaña, sin saludar en el pueblo ni preguntar nada, ¡típica actitud de novatos! Tomamos el camino o trocha a la montaña y continuamos la tarde estaba nubosa y la oscuridad inundó la serranía más pronto de lo que imaginábamos, además el cielo amenazaba con lluvia y si no encontrábamos el refugio había que armar una carpa para protegernos.
Los que se creían cazadores expertos e iban adelante no encontraron el refugio, así que tuvimos que armar la carpa con la lluvia mojándonos y dificultando la tarea, escogimos un claro en la ladera de la montaña y nos apuramos en completar nuestra tienda de acampar; así como en recolectar ramas secas y algunos maderos, para avivar una hoguera que nos proteja del frío y de los insectos.
Una vez más la inexperiencia hacía presa de nuestras decisiones, la carpa fue armada con una de sus alas hacia la ladera de la montaña, lo cual sin tener una cuneta alrededor de ella, ocasionaría más tarde que toda el agua que escurría de la montaña se acumule en este lado de la carpa.
Como si esto fuera poco, los errores logísticos empezaban a notarse con todas sus secuelas, varios no llevaron víveres, pensando que otros llevarían; en Julio Andrade, Patricio olvidó un costal con una olla, papas y otros alimentos que nos había preparado su madre; hubo un encargado de llevar licor, que también se olvidó un garrafón de “puntas” (licor artesanal de caña), en algún lado de su casa, así que tuvimos un paseo -0 alcohol-, aunque no teníamos ningún hábito dependiente a ese consumo.
Nos salvó unos atunes que había llevado el otro Milton y una buena ración de pan que mi madre insistió en que lleve, así como una funda de caramelos, de modo que tuvimos pan y atún como nuestro alimento principal y caramelos para acompañar de postre; cigarrillos hubo suficiente al menos para ese primer día y noche.
La lluvia cayó moderada, pero continua mojándonos a todos y acompañándonos hasta más allá de la medianoche; su caída sobre los árboles, matorrales y demás vegetación hizo imposible escuchar algún ruido extraño; sólo cuando escampó y nos concentramos en tratar de distinguir los ruidos de la montaña, pudimos escuchar los rugidos de algún oso, bastante distante de donde estábamos; sin embargo aumentó nuestra tensión y la quema de más adrenalina, que a esa hora ya tenía una buena dosis provocada por las historias que uno y otro conocíamos de otros cazadores de verdad.
A alguna hora de la mañana me tocó el turno de dormir y la lluvia volvía moderada y continua, mojado, cansado y con mucho sueño, apenas encontré uno de los extremos de la carpa libre, me acomodé a descansar, sin percatarme que se trataba del ala de la carpa que daba a la pendiente de la montaña y que seguramente tenía sobre sí, una buena cantidad de agua, que con el paso del tiempo se convertiría en más peso y más frío, esto sobre una de mis rodillas, consiguió que me ocasionara una suerte de calambre con mucho dolor.
Después del susto –pues me desperté quejándome del dolor-, todos festejarían la anécdota, hasta una fotografía tomó el Luís, con todos tocando mi rodilla; pero como cada nueva anécdota, tuvo su corta duración hasta la siguiente historia, así que el ¡Ayayay mi rodillita! se perdió al amanecer.
Es que con la luz del nuevo día, los exploradores frustrados del día anterior, descubrirían que habíamos mal acampado a apenas unos 200 metros del refugio, que era una casita de montaña amplia con una chimenea y una cocina de leña.
Tampoco era momento para lamentarnos, las escasas provisiones se terminaron con el ilusorio desayuno, entonces había que bajar al pueblo a pedir ayuda, pedir qué comer para ser más exacto.
Allí en el pueblo nos esperaba la más curiosa de las anécdotas del viaje: unos niños que jugaban fútbol en la plaza del pueblo cuando nosotros pasamos de largo, nos habían observado pasar, primero con extraña apariencia, luego muy apurados y por nuestra edad seguramente parecíamos estudiantes o algo parecido.
A alguno de estos niños se le ocurrió decir que parecíamos de la Misión Geodésica y que tal vez habíamos ido a medir el cuadrante del meridiano; esta ocurrencia horas más tarde había corrido como pólvora por cada casa del pueblito, a la mañana siguiente, todos observaban con curiosidad galopante que apareciéramos, pues además esa mañana habían escuchado varios disparos, lo que seguramente aumentó la incertidumbre de los desconcertados parroquianos, que en algún momento hasta pensaron en salir en nuestra búsqueda.
Es que como de cualquier manera había que dejar la montaña y no volveríamos (sin provisiones ni pensarlo), entonces al menos había que acabar con las municiones de aquella singular escopeta de fabricación casera, intentamos cazar algún conejo al menos, que si alguien lo vio, se espantaron con el primer disparo y el resto fue disparar al aire o a la maleza pretendiendo haber visto algún animalito del monte.
Frustrados por no haber acertado como exploradores, como cazadores, como organizadores de este safari de hambre; mal dormidos, muertos del hambre, finalmente aparecimos regresando de la montaña.
Nuestro arribo al pueblito de La Bonita, se da en un ambiente de simpatía, pues la primera impresión, para aquellos que se habían quedado con la duda de la ocurrencia del niño con mucha fantasía en su charla, fue: “… pero si han sido muy jovencitos para ser de la Misión Geodésica…” Nuestro aspecto de hambrientos y mal dormidos, debió ser también muy notorio, que consiguió generar en los adultos del pueblo un sentimiento de solidaridad.
Tras las aclaraciones de rigor, las risas y burlas por nuestras peripecias y novatadas, ¡nos invitaron a comer!, algunas de las familias del poblado, habían organizado una comidita para esos jóvenes que ¿qué mismo serán?
Seguramente todos recordaremos esa comida por lo sencilla, caliente y abundante; nos brindaron sopa de pan con queso, papas cocinadas, habas tiernas, mellocos y más queso, ¡ah! y limonada, mucha limonada. El almuerzo fue acompañado de canciones a los acordes de la guitarra del Lucho, que finalmente pudo tocarla, pues con la lluvia de la noche anterior ni pensarlo; fue nuestra manera de retribuir tanta gentileza y generosidad, cantando nuestro mejor repertorio.
Bladi y el Chito, para completar nuestras demostraciones de inexpertos, osaron ir a sentarse a la rivera del río que cruzaba por el pueblo, ¡a pescar!, ¿pueden imaginarse eso?, pero sí, convencidos de que podían pescar al menos una trucha, pasaron algún buen arto, lanzando y relanzando los anzuelos, sin conseguir izar siquiera un zapato viejo.
Con esta nueva anécdota y desencanto, llegó la voz de prepararse, el camino a desandar hasta Julio Andrade estaba entero y la tarde se mostraba corta, así que agradecidos inmensamente de La Bonita, ese pueblito acogedor, generoso, de gentes amabilísimas, salimos con renovadas fuerzas de vuelta a casa.
Esta vez las canciones sonaban más claras, los cigarrillos se habían acabado en la larga noche anterior y ya nadie hacía pausas para fumar; los regresos siempre son más rápidos y a pesar de que fue la misma distancia que recorrimos a pie, alcanzamos pronto Julio Andrade, cuando la noche caía ya.
Preferimos no molestar más en casa de Patricio y buscamos el primer bus que nos lleve de regreso a Tulcán; Patricio se quedó con su madre y nosotros buscamos urgente un asiento, para descansar de la caminata, del viaje, de tantas peripecias; ya vendrían nuevas incursiones, tal vez las hagamos en minga y soñemos otra vez colectivamente o simplemente las enfrentemos solos como Quijote a sus molinos de viento.
En la vera del camino donde nos embarcamos quedaba olvidado el machete pequeño de la abuela de Arturo, especial porque era corto y tenía un mango tallado en bajo relieve, clavado en el suelo, protagonista de la última anécdota de este viaje, que seguramente le trajo un nuevo dueño y hogar y seguramente también nuevas anécdotas…
Poeta

Poemas de amor :  Para amarte a cualquier edad y distancia...
La taquicardia, las manos sudorosas,
las palabras enredadas,
las angustiosas horas de espera,
las ganas por parar y expresar libremente
la razón de esos fenómenos secundarios,
parecen no haber cesado,
las mariposas en el estómago y las innumerables estrellas
me acompañan como ayer, cuando estás cerca
y aún en la distancia, porque tu presencia es fresca,
porque flotas en mi entorno e inundas mis pensamientos.

No pasa el tiempo cuando aquello que nos abstrae es único,
cuando la vida tiene mejores derroteros
porque la compartimos con un ser amado,
cuando queremos ser buenos y mejores,
cuando la felicidad se la admira en tus pupilas,
y te contagia como sed de besos,
cuando te acoge como remanso para reposar el alma;
no, no han pasado los días desde entonces,
porque amarte se transformó en forma de vida
en posibilidades infinitas de compartir, de entrega.

Hace minutos nomás cerramos una vez más los ojos
para recibir y darnos otro beso,
para que sigan siendo nuestros labios los protagonistas
de esta forma de expresarse nuestras almas,
ahora mismo quisiera saborear tus labios
y comulgar con ellos una vez más y otra más,
es que besándote aprendí también
a bendecir a la vida por juntarnos, por enseñarnos
que aprender a querer es una tarea inacabable,
como infinita mi sed de tus besos.

Así, bendigo haber podido besarte
cuando el rictus del dolor
alguna vez ensombreció tus labios,
tratando de hacer mía cualquier laceración
que te agobiara, que te lastimara,
qué bueno haber tenido cerca tus labios
cuando la magia de la vida llegó a través de tu cuerpo pequeño
y cuando no estuve cerca
busque desdoblar mi alma para que rauda,
lleve con mis labios besadores,
mis palabras y promesas para amarte más,
para reafirmar en tu ser, que camino con la aurora,
que el amanecer nos descubrirá juntos una vez más.

Cómo no comulgar tus labios frutales,
si por no aceptar que pudieran ser un sueño,
he trasnochado atesorándolos con tu cara bonita,
tatuando en mi memoria su extensión, color y forma,
pues las sensaciones que producen son tantas
y siempre nuevas, imposibles de grabar ni aprender,
igual son río caudaloso, que océano de orquídeas,
panales interminables, fuentes de mi fortaleza,
bálsamos de consuelo y ternura
fuego abrasador de pasión y deseos.

Y es que con los cándidos besos,
llegó el lenguaje de nuestros cuerpos
las caricias, el contacto, la curiosidad,
por develar y descubrir
que tras de una niña adolescente,
había toda una mujer, una geografía virgen
la incertidumbre de nuevos paisajes,
la certidumbre de otras formas de nerviosismo
que debía vencer para explorar y aprender a amar
tus exuberantes parajes.

No puede pasar el tiempo,
cuando éste sólo sirve para multiplicar,
para regalarnos más posibilidades,
de que nuestros cuerpos se amalgamen,
de que nuestras almas crezcan juntas,
de continuar aprendiendo a amarnos más,
de conseguir en la ternura y el consuelo
dos fortalezas más para recibir los vientos,
para enfrentar la nostalgia
y minimizar las distancias.

Que vengan entonces los años y sus noches,
hemos abrazado instantes únicos,
que están grabados en nuestras almas,
que trascienden a los calendarios.
La sonrisa y nuestro calor
viven en nuestro baúl de tesoros,
también los sueños y las ilusiones innúmeras
allí, no pueden llegar sus huellas vanas,
vengan entonces los lustros y las décadas,
¿Qué importa si vienen?, Somos felices.

Hemos derrotado tantas veces la distancia
que no importa si son millas o miles de ellas,
nos ha permitido sí,
saber cuán amplios y fuertes son nuestros lazos
hemos podido conocer desde donde sea,
que hay un mismo cielo y una misma luna
que nos cobija y nos une con tan solo
cerrar los ojos y añorar un beso, con tan solo
recordarnos juntos y escribirte un verso,
con tan solo abstraer tu embeleso.

Aún el tiempo camina derrotado, cabizbajo,
nos ha visto crecer y mantener el paso,
ha vivido todas nuestras estaciones:
el florecer eterno de la primavera
en tus rasgos perfectos, tu vientre y la luna,
los veranos inquietos en tu risa loca
en la luz vigía de tus ojos lindos,
en los otoños que agitan tu cabellera
en el calor intenso de nuestros inviernos
para ignorar el frío, la nostalgia y la tristeza.

No hay pues distancias imposibles,
no existen períodos lo suficientemente largos
que puedan hacer aciagos nuestros días,
la muerte solo llega con el olvido
y ese, es un planeta desconocido,
para quienes amamos, para quienes vivimos,
no se puede entender de otra manera la vida
si no es amando desde cualquier punto
de este universo pequeño
y a cualquier edad que nuestro ser lo decida.

Para amarte a cualquier edad y distancia,
basta que pueda respirar,
que mi cerebro funcione y que en mis ojos
empiece una sonrisa cuando te veo,
basta la luna cobijando mis delirios
y mis desvaríos de infatigable juglar,
basta mis manos pretendiendo dibujarte,
basta que la lluvia caiga,
que llegue el trino vagabundo de cualquier ave,
basta, que amanezca una vez más.
Poeta

Poemas :  Mi viejo, mi amigo
No sé ni cómo empezar,
siento como cuando niño
que hubiese ...
hecho alguna travesura
y no atinara como confesarlo,
siento que debiera y no decirlo,
esperando que mis pensamientos
te llegaran como luz,
como rocío,
que tan sólo llegaran
y sin leerlos te sonrieras,
sabrías que son míos.

Esto de conocernos
de toda la vida,
de soñar despiertos
y construir locuras,
de amasar los días
golpeando las suelas
y luchar por el pan
trabajando el azúcar;
esto de ser equipo,
esto de sentir tu abrigo
y tú mi sombra,
esto de ser los dos un mismo árbol.

Recibimos la misma savia,
aunque mis ramas
sean más verdes,
es que han tenido
el soporte de las tuyas
su cobijo y su sombra
tu cercanía y constancia
eres el mejor referente,
de crecimiento, de coraje,
de izar la frente y blandir el pecho
para recibir los vientos, los retos,
para luchar por lo que ame.

No encuentro las palabras,
adecuadas, oportunas,
y me esfuerzo en buscarlas,
es que muchas veces
no las hemos necesitado,
solo ha bastado estar allí,
como un café caliente
recién colado y un pan
apenas horneado,
como tus abrazos amigo,
como tus bendiciones
y tus miradas vigías.

Hay tantos años
que se podrían citar,
hay sobre todo
tanta vida y corazón,
que no te ha importado
derrochar por mí,
como toda tu fuerza
para empujar el alba,
para que se cumpla el sueño
todavía tibio,
recién pintado
mi viejo, mi amigo.

Quiero solo charlar
como tantas veces,
hurgar en tu memoria
y los recuerdos únicos,
compartir todo lo grato
de los pasajes felices,
descubrir
algún brillo especial
en tus cansados ojos,
o respetar tu silencio
mientras estos
se anegan en la nostalgia,

Quiero extender nuestras raíces,
pues nuevas ramas
deben nutrirse de nosotros
tres ramales fuertes,
torrentosos
abrazan la vida con devoción,
casi con furia,
la savia fluye como lava
con nuevo vigor,
vamos mi viejo amigo
arriba los brazos
el árbol sigue creciendo.

Tan solo deja
que ahora sea yo tu sombra,
que observe y sonría,
para que tú también
sonrías y me observes;
quisiera que en mis días
pueda demostrarte
todo mi respeto y devoción,
por la vida recibida,
que vibres
con mis aventuras
y los desproporcionados sueños,

Padre, mi viejo amigo,
conoces toda mi vida,
ojalá alcance la mía
para conocer
y entender la tuya,
para hacer míos
tus sueños, tu tesón
y disfrutar la vida,
para tener tu corazón
y amarla sin medida
para tener tu coraje
y pelearla cada día.

Mi entrañable amigo
no han cambiado los papeles,
tu fortaleza quizás
ya no es física,
más lo que importa
son tus vivencias,
los caminos abiertos,
las jornadas triunfantes,
los golpes recibidos
las luchas constantes,
importa el tiempo mi viejo,
que pueda escucharte
que puedas hablarme,
que pueda nutrirme
más de ti, mi roble eterno.

Poeta

Poemas :  Como volcán
Amaneció y me encontré ausente
de tu encanto y del ensueño,
del exquisito cobijo de tu piel,
de la luna y tu aroma,
sentí mi cuerpo incompleto,
es que sin tenerte cerca me falta el aire,
siento frío, me acosa la nostalgia,
siento secos los labios
sedientos de tu boca traviesa,
siento que todo me duele y no,
es que no es justo, en un momento
explosionar las estrellas,
con nuestro amor y pasión
y encontrarnos lejanos luego
en galaxias distintas.

Buscándote, quieren fugarse mis ojos
para no cansarse en tu ausencia
y gravitar en tu recuerdo,
quiero escudriñar en mi piel
cualquier pequeño rastro
de tus huellas, de tu perfume,
mientras un exquisito coro
de suspiros inaudibles me acompañan,
en el recuento placentero de tus imágenes,
del ritmo arrollador de tus movimientos,
del embrujo de tu olor,
de la magia de tus sonidos
y entonces, recibo como alimento
la furia del volcán de nuestra unión,
para romper nostalgias
y hacer inútiles las distancias,
para refrescar la certeza de tus besos
y soñar con los reencuentros,
para explosionar otras constelaciones
y volar entre tus brazos.
Poeta

Poemas :  Mujer...
¿Cuál es tu toque mujer,
cuáles las redes de tu encanto?,
es que no las encuentro
y sin embargo extasían,
ni siquiera estás cerca y...
el corazón absorto se desboca
queriendo derramarse por cada poro,
para buscarte, para conquistarte,
es que estás en la orilla de cada sensación,
parecería que vienes del otro lado de la luna,
sonriendo diamantina,
atrapando hasta mi aliento.

¿Por dónde caminas mujer,
en dónde encuentro tu rastro?,
deja que acaricie tu sombra
que se mueve delirante,
deja que me funda con ella
quiero aprender tu cadencia,
deja que me ayude el viento
quiero volar entre tus cabellos,
permite que llegue al lago
donde reposa tu mirada,
donde cual fantástico cisne
te presentes como mi hada.

¿Qué haces con tu voz mujer,
que llega como canto de valkiria?
haciendo que mi voluntad
navegue a sus acordes,
sus sonidos son mi brújula,
mi radar y embeleso,
que ensueña con su textura,
que explosiona la cordura
soltando las amarras terrenas,
para volar más allá del infinito,
para solo abandonarme
cual gitano lucero.

Mujer, ¿Dónde están las miles de abejas
que anidaron en tu boca pequeña?,
¿Porqué, siendo tan pequeña,
es fuente inagotable de dulzura?,
y es que no hay que probarla,
basta mirar su estructura
y encontrar tus labios frutales,
que se ufanan de su pulpa y humedad,
basta soñar con pretender el maná
de la corola exquisita guardada,
basta alucinar su oasis
y sentir la bendita savia añorada.

Dime mujer, ¿cómo bucear
en el océano inmenso
de tus profundos ojos?,
deja que busque el reflejo de la luna
en sus aguas cristalinas
y que comulgue en ella,
para encontrar el reflejo
de este hombre feliz que te canta,
por la beatitud de la vida,
por el horizonte galáctico
que le has regalado a mi corazón,
a mis ojos y la inspiración.

Dime mujer, ¿Dónde quedó
la razón y la cordura?
Es que ya no importan,
quiero sumirme en la locura
y arremeter contra los dragones
del tiempo y la distancia,
bienvenida la paranoia
para reinventar los días,
para moldear nuestro paisaje,
para dirigir embriagado
la sinfonía progresiva
de nuestros suspiros y susurros.
Poeta

Poemas :  Atardeceres
Atardeceres

Terminar una jornada
presenta cada vez la compañía
de un cielo irisado
que hace grata la lasitud.
Ambiente de luz tenue
que sugiere tu compañía,
que por cálido, sabe a ti,
se siente como el hogar
abrigado, íntimo, nuestro.

Lenguas serpenteantes y agónicas
del astro rey viajando silente
a otras longitudes y hogares
a despertar otras voluntades
y descubrir otros amantes,
como él mismo, galanteando
con la tierra de por medio
a su amada luna,
sempiterna compañera cósmica.

Perfecto contraste naranja,
para que las azucenas y margaritas
resalten el camino a tu abrigo,
al remanso de tu ternura,
a la fuente que calme mi sed de ti
y cicatrice las heridas de tu ausencia,
para enmarcar con delirio
tu silueta adorada y acogedora
y acompañar un beso tuyo.

Atardeceres que se van suaves
como batir de alas,
como quieto vado,
para acoger algo también único,
abandonar lo refulgente
y ser cómplice de la intimidad
del regreso, de tu compañía,
de completar nuestra fortaleza,
tallados como uno solo, tu cuerpo y el mío.
Poeta

Poemas :  Amada mía
Amada mía

La distancia dejó hace mucho
de ser un obstáculo para amarnos,
aprendimos a compensar con calidad
los días que no podremos recuperar,
a desnudar y explosionar en una noche
todas las fases de la luna,
a recuperar con cada amanecer
la tentación de alcanzar los nuevos retos,
a saciar sin compasión
nuestra sed de besos y deseos.

Hemos buscado encontrar en la voz,
un poco en las palabras y siempre
en un mismo cielo que nos cobija,
la fuerza de los detalles, del ensueño,
el encanto de los sonidos y susurros
provocados en los momentos únicos,
la magia de las sensaciones y
el vendaval de la inspiración
que llega y se desborda contigo
en cada instante compartido.

Ambientar por ejemplo un abrazo cálido
y un beso que acaricie tus pestañas en fuga,
tiene el compromiso de hacerte volar,
como cuando juntos reinventamos el tiempo,
delirando con la caricia que llega nueva,
a descubrir paisajes de ensoñación
y manjares exquisitos,
tiene la urgencia de sentir aquellos:
te quiero … sin sonido y con tanta fuerza
que soñar pareciera innecesario.

Hablarte, escribir o soñarte siempre,
son las armas para enfrentar el tiempo:
impasible y definitivo,
espacio irreducible que angustia,
que pretende corroer la memoria,
más inútil sus esfuerzos,
porque nuestro amor crece incesante, vive
y se nutre aún más con las expectativas
de los días y de cualquier espacio
para agigantarse, por ti amada mía...
Poeta

Poemas :  Quiero... te quiero
Quiero… te quiero…

Que la fiebre atisba tu lecho me dices
y una alarma absoluta me angustia,
quiero hacer mía aquella inoportuna,
quiero fundirla en el crisol de mi pecho,
que me consuman sus secuelas si es preciso
y todos los demonios que pretendan abrasarte.

Para enfrentar desde este impotente destierro
no me quedan sino, las armas de mis letras
que llevar a tu lado pretenden,
como abanicos gigantes, todos mis cuidados
para refrescarte y apagar sus serpenteantes lenguas,
para si es preciso, congelar hasta al mismo astro rey.

Déjame llevarte entonces en el vuelo ágil
de mil colibríes, estos renglones como cascada,
quiero también el aleteo juguetón de las mariposas
para llevarte la brisa de la floresta,
que acaricien con devoción tu cara bonita,
quiero llevar refrescante a tu memoria
nuestros delirios en las frías montañas.

Quiero tus sueños de pajarito libre,
mientras busco atesorar tus lindos ojos somnolientos,
tus hermosas pestañas volando ligeras,
mientras intento humedecer tus labios con los míos,
para recuperar tu sonrisa extraviada,
para calmar y consolar tu frente agobiada.


Quiero las imágenes de nuestro mar plateado
sosteniéndote entre mis brazos,
mientras estallan a nuestros pies las locas olas,
trayendo en su algarabía la brisa bendita
y el vuelo extasiante de las gaviotas,
invitando a perdernos en los bordes de sus alas.

Quiero tu imagen juguetona disfrutando
del burbujeante refresco del agua,
que endulce aún más tu boquita inquietante,
quiero que juntes tus manos a las mías,
para explorar los misterios de la luna
y entrelazarnos con su cómplice compañía.

Quiero que corras conmigo sin fatigarte
a recibir y abrazar el alba
que con su manto frío nos acerque más
quiero que cierres los ojos y recibas
las caricias de mis labios
para invitarte a seguir soñando que estoy contigo.

Quiero que sepa la odiosa distancia y sus demonios
que no puede con la presencia tierna
como mar bravío, de nuestro amor y toda la ternura
como lluvia humedeciendo nuestra piel y la esperanza,
como un beso tuyo, que hace levitar y soñar sin limites,
como caricia que ensueña y no termina.
Poeta

Poemas :  Volé, solo volé...
Volé solo volé

Quiero que sepas que estuve solo,
era la máquina, su rugir sonoro
y algunas nubes como manada,
sueltos a un mismo instante en el infinito,
abrazando juntos la inspiración.

Fueron segundos, más bien minutos
estaba muy solo y volaba solo
no vi. ni una ave y no importaba
era mi cielo y lo cruzaba
me acompañaba tu bendición.

Me sentía libre, no tuve miedo
recibía el viento y el azul pleno,
encontraba el medio de mi interior
allí en el aire percibí tu voz
que me alentaba de corazón.

Quise traerte tan solo un poco
de aquella nube o del azul profundo,
un algodón etéreo o
un poquito del aire que acaricié
quise traerte algún testigo,
que comulgando allí en el cielo
he prometido amarte siempre,
llevarte al infinito, y en ese santuario
volver a entregarte mi corazón.
Poeta