Poemas de sombríos :  HOLOCAUSTO
A cualquier hora pero diario una patrulla anuncia

al pasar aprisa una desgracia que a nadie turba

me deja dudando si a ciencia cierta

su sirena tan constante es signo alarmante

de un caos que de tan cotidiano se hizo norma

y por eso nadie lo toma como augurio

del fin tenebroso a donde se conduce

la extinción de ésta especie tan inconsciente


Que vive parásita a expensas de otros seres

de los recursos que una vez abundaron en su faz

tan necios somos para quejaros de los efectos

que los elementos nos muestras sin descanso

cuando hartos de las mismas necias actitudes

los volcanes rugen en respuesta a los insultos

y vomitaran todos juntos sepultando las ciudades


Los moluscos, los peces y ballenas

para regresarnos de sus océanos tanta porquería

tanta rapacidad, crueldad y también descuidos

lavaran la afrenta y con enormes olas nos barrieran


Siglos de guerras, de esclavitud y epidemias

y el cavernícola no aprende a comportarse como humano

la madre tierra, antes venerada

constantemente recibe puñaladas

dejando su rostro agrietado

día y noche escarban monstruosas grúas

sacando insaciables de su vientre las riquezas


Los mandos arteros que nos rigen

nada saben de ética o idealismo

hasta fraguan planes de invadir otros planetas

modificando su atmósfera a conveniencia

pues ya el suyo no les alcanza

para saciar su ambición y poderío


Aprevechándose del miedo y apatía

manipulando el fanatismo e ignorancia

constantemente siembran odios y prejuicios

y cuando todos alucinados

desencadenen la épica matanza fratricida

la noble madre doblegada

caerá arrastrando sus hijos al averno.
Poeta

Poemas de despedida :  DESPEDIDA
Te has ido
y en todo el perímetro de tu anterior dominio
no se nota
te fuiste sin siquiera presentarte
¿quién eras?
acaso tú mismo lo ignorabas
hay una caja hermética (como tú mismo eras)
contenieniendo cenizas que nadie llora
te has ido sin yo conocerte y tú sin despedirte
un misterio impenetrable para mi fue tu vida
me hubiera gustado
que la compartieras conmigo
sin importar lo banal o trágica que fuera
(para ti nunca tuve la edad o los méritos
que me hicieran digna de escucharla)
yo pude sin embargo, contarla con gran pompa
agregarle pinceladas de cariño
improvisarte gestas y jolgorios
pude darte dotes de alcurnia y heroismo
como si de mi personaje favorito se tratara
bastaba tu sonrisa
bastaba solo tu palabra
es irónico
que conozcamos más de ti ahora que no estás
pero no hay puente que cruce la laguna
formada con tanta lágrima acumulada
de tan estancada ya pestilente y cenagosa
¿Qué piensas ahora?
¿Ahora que en esa dimensión te hallas
imposibilitado para volver sobre tus pasos?
Existías
pero la orfandad para nosotros era patente
estabas entronado en ese espacio que sin ti
ahora es igual a cualquier otro
estabas empeñado en que los demás
acataran tus designios sin remilgos
¿Has escuchado ya el eco de tu voz?
¿Has podido soportarla al sentirla
penetrar en tus oídos como dagas?
¿Sabrás entonces cómo gritan las paredes?
¿Sabes que día y noche
vaga el alma atormentada que nos legaste?
¿Que en los linderos de la razón
hay una piedra con la cual siempre tropiezo?
no es un reproche ni es un rencor calcificado
(eso quedó disuelto hace mucho)
es, tal vez una incertidumbre
un hilo que venías arrastrando
y siento también que a mi me jala
¿Qué más puedo decirte?
te has ido
como se va la paloma o el cuervo
que se posan brevemente en un árbol
y por su apariencia y sin motivo
a unos enternece o amedrenta
eso solo Dios lo sabe
Te has ido
y hemos de seguir nuestra existencia
con la mancha informe de tu sombra
Te has ido
y hemos de incluirte con respeto
en el mismo altar donde agasajamos
cada año a los que vienen de visita
junto a los humildes y amorosos
o que por lo memos una breve reseña
de su paso por el mundo conocemos
Poeta

Cartas :  ESPACIO
Ya sé que te hubiera gustado otro lugar, más lejos, donde nadie te conociera, pero aquí, como en cualquier otro sitio nos empiezan a conocer en el momento en que nos topamos con otro y nos estudiamos con la mirada durante unos momentos, pero no te preocupes, aquí, como en cualquier otro lugar, en realidad no nos importa quién se cruza en nuestro camino, muchos no somos más que otra cara de las miles que a diario vemos; para ti al menos ya no serán miles, de hecho serán muy pocas y por fortuna estarán tan fuera de tu vida como tú de la de ellos.
Te adaptarás, aquí hay espacio, silencio y por la noche también oscuridad, espacio para caminar, yo sé que sólo eso harás, y si acaso corres como en otros tiempos te da por correr tus carreras serán cortas, hay espacio suficiente para oírte tu mismo y escuchar tu voz recién desprendida como algo ajeno a tu cuerpo, tu voz cuyo timbre te identifica y que verás trepar los muros, reptar entre las copas de los árboles, buscar un escondrijo entre la ranura entre las rocas o diluirse en los charcos que dejó la lluvia, quizá se deslice por alguna puerta, pero todos aquí están acostumbrados y a ti seguramente te dará gusto verla libre, dirás, que por lo menos ella lo es y eso te animará, podrán salir más si así lo deseas, más de esa voz medrosa tantas veces reprimida , la irás sacando hasta quedar vacío,tanto como un globo desinflado; pero no te preocupes,respirarás muy a tu pesar para reiniciar el ciclo. No es tan malo, aquí tienes espacio para que esa voz siga brotando como la hierba mala, solo que ya no tratarán de arrancarla y serás solo tú quien le de forma, color e intensidad, quizá te ataque sólo por diversión, con sus odiosas e inoportunas preguntas, no importa, no las necesitas ahora, ni siquiera la que te trajo aquí; por fin te has dado cuenta de que ni siquiera tú las puedes responder, tienes toda una madeja revuelta en tu cabeza llena de ellas así que tienes tiempo suficiente para desenredarlas o simplemente desecharlas como se sesazolva la suciedad de un drenaje y si eso no funciona ya se te ocurrirá otra estrategia, lo importante es que ya no tendrás que dedicarte a otra cosa.
Aquí puedes formular todas las preguntas que quieras y asignarles así mismo una respuesta, ¿Qué más da? existen infinitas posibilidades para combinar si alguna no te satisface simplemente la sueltas, a lo mejor te deja herido mientras la manipulas,a lo mejor trata de aferrarse como una lapa y tratas de alejarla con desesperación, si te pones violento no te preocupes, alguien vendrá a tranquilizarte y te hundirás en la inconsciencia aunque tu cuerpo todavía sufra espasmos, pasará porque ahora tu mente no está estancada en la realidad que antes te exigían, solo tienes que recordar, recordar esas imágenes que te cautivaron hace mucho tiempo, los paisajes donde tus ojos se clavaron con tristeza, las personas que tuvieron contigo un gesto amable, los libros que devorabas y a los que te aferrabas para no ver lo que a tu alrededor te deprimía; te mantendrán ocupado, porque aquí solo existe lo que tú creas, eres desde ahora dueño y señor de tu espacio.
Poeta

Cuentos :  RABITO
De pequeña solía desear una muñeca grande, suave al tacto, que abriera y cerrara los ojos, con cabello sedoso y largo para poderla peinar, recuerdo que cuando pasaba en las tiendas veía con decepción los anaqueles exhibiendo grandes peluches y muñecas de mejillas sonrosadas, largos rizos y hermosos vestidos porque para entonces ya sabía que nunca recibiría un regalo de esos; mis muñecas siempre fueron de plástico, pequeñas y calvas, con el tiempo crecí y olvidé esa ilusión infantil hasta que ya adulta y con motivo de un intercambio navideño recibí de regalo un gran conejo de peluche, fue una verdadera sorpresa y la disfruté. Era todo blanco, su cabeza redonda, de vivaces ojos cafés y sonrisa ingenua, sus patas delanteras abiertas invitaban al abrazo, hasta el rabito me pareció gracioso por lo cual lo bauticé precisamente como Rabito y fue el primero que compartió mi cama, el sillón para ver el televisor o leer, un asiento propio en el comedor, solía también hablarle y abrazarlo con aquélla nostalgia infantil de cierta forma compensada, todo ello antes de su extraño comportamiento, sé que suena extraño, porque debo confesar que a mí esas historias de muñecos vivientes me parecían temas de películas o recursos maternales para aquietar chamacos.
Todo comenzó muy sutilmente; con cambios de postura que bien podían pasar desapercibidos para una persona tan distraída como yo, como por ejemplo encontrarlo acostado cuando yo creía haberlo dejado sentado, boca abajo cuando yo recordaba haberlo visto boca arriba, etc. Aunque no era algo serio ya presentía que algo no era normal y comencé incluso a fotografiar esos cambios de postura para convencerme de que eran reales, lo tomé con extrañeza mas no con alarma, pero empecé a preocuparme cuando no solamente cambiaba de postura sino también de lugar como de la cama al sillón, del sillón al comedor o la cocina y viceversa, eso comenzó a ponerme nerviosa, porque tener la seguridad de dejar un objeto en un lugar y después encontrarlo en otro diferente parecía más propio de personas con lagunas mentales que inofensivos descuidos, recordé sin querer cuentos de entes atrapados en muñecos capaces de causar daño y comencé a mirar a Rabito con desconfianza, traté de recordar alguna sensación extraña al recibirlo, al abrazarlo o cuando solía tener diálogos con él a manera de juego, pero no hubo en esos días temor o escalofríos, por lo cual trataba de minimizar un comportamiento a todas luces anómalo para un objeto supuestamente inanimado, aún así me daba vergüenza recurrir a algún esoterista o ministro eclesiástico, era inaudito que en pleno siglo veinte, en una ciudad moderna y a una persona de lo más común le ocurrieran esas cosas.
Así como me acostumbré a sus cambios de postura también me acostumbré a sus desplazamientos, trataba de no darle importancia, pero él avanzaba en su atrevimiento, porque despúes comencé a sentir en esos ojos de plástico algo siniestro, un brillo inquisidor y burlón que me seguía por toda la casa y eso sí me alteraba; entonces intenté encerrarlo con llave en el armario, pero en vano, de alguna manera salía y me lo encontrara cómodamente instalado entre las sábanas de mi cama, esperándome en el sillón frente al televisor o en su silla del comedor. Su desfachatez era evidente y uno de esos días, en un arrebato de desesperación lo agarré de las orejas y lo estrellé con todas mis fuerzas contra la pared, Rabito no rebotó, simplemente cayó boca abajo en el piso, me encerré en mi habitación culpándome de cobarde por no arreglar definitivamente la situación simplemente quemándolo, pero había dejado pasar mucho tiempo y en el fondo temía que al igual que en las películas de terror abriera sin dificultad la puerta de mi cuarto (cerrada con seguro) y saltara sobre mí para apuñalarme o estrangularme, desperté a cada rato, pero esa noche nada pasó y al otro día me levanté y abrí sigilosamente la puerta: Rabito no estaba donde había caído y respiré aliviada, repitiéndome ingenuamente que en realidad no había recibido ningún conejo de peluche como regalo, que todo había sido un mal sueño y muy tranquila, entré al baño y me desvestí para ducharme, pero cuando corrí la cortina de la regadera encontré al pervertido Rabito observándome con ojos burlones; eso ya era demasiado, lo tomé de las orejas para abofetearlo con saña, le grité todo mi repertorio de leperadas y lo tiré por la ventanita, mr fui calmando poco a poco mientras el agua refrescaba mi mente y mis nervios, pero al salir del baño ahí estaba otra vez, acomodado en plena sala, con unas cuantas pajitas de hierba adheridas a su albo cuerpo.
Desde entonces su descaro fue abierto: me lo encontraba siempre espiándome a donde fuera con esos ojos burlones desde encima del televisor, sobre el refrigerador, en la mesa de la cocina, desde la ventana del patio, en una silla del comedor, junto a la computadora, en la cómoda, en la cabecera de la cama, etc. De nada me servía aventarlo, el maldito siempre aparecía impecable esperándome a donde me dirigiera; ante ese acoso perdí la tranquilidad de mi hogar, mis rutinas siempre estaban siendo escrutadas por Rabito; no pude repetir la explosión de furia que tuve cuando corrí la cortina para ducharme, había perdido todo temple ante esos ojos morbosos que me seguían todo el tiempo, y aunque reconozco que mi situación era ridícula, más me hubiera avergonzado exponerla ante mis escasas amistades o a algún brujo o psíquico de la ciudad, era increíble que un muñeco tan bonito pudiera contener el espíritu de un acosador y quién sabe si hasta asesino, me tacharían de esquizofrénica y me recetarían calmantes, seguramente me sugerirían sabiamente que me deshiciera de él. Y en teoría era muy fácil hacer una fogata en e patio y quemarlo de una buena vez o aventarlo como basura cuando pasara el camión recolector, pero un absurdo temor me detenía, como si el endemoniado muñeco leyera esos pensamientos y me advirtiera de una implacable venganza, podía jurar que sus ojos chispeaban diabólicamente cuando sentía tales impulsos, quizá me las tuviera que ver con un ejército de Rabitos dispuestos a secuestrarme y quemar mi casa o me convirtieran mediante un satánico rito en una Rabita como ellos, todas esas ideas descabelladas me torturaban, lo reconozco; Rabito se había adueñado de mi casa y ahora de mi voluntad, y yo sin poder desahogarme con nadie, yo que siempre me reí de quienes consultaban hechiceros cuando enfermaban o tenían una mala racha o se sobresaltaban al ver películas de terror, ahora la grotesca era yo pero me sentí imposibilitada para actuar , mi nerviosismo llegó al punto en que bastaba la figura de cualquier conejo en cualquier presentación y de cualquier tamaño para que mis dedos comenzaran a temblar y mi corazón palpitara aprisa, sudaba frío y varias veces estuve a punto de soltarme a llorar.
Esta situación duró tal vez unos meses que a mí me parecieron eternos, y fue una hermana que llegó de vacaciones con su hija a casa de mi madre la que propició la oportunidad de librarme de Rabito, cuando mi hermana llegó a mi casa para saludarme, el causante de mi desgracia se encontraba cómodamente descansando en el sofá, a mi sobrina le gustó tanto que se lo regalé de inmediato, a pesar de las advertencias de mi hermana, yo sabía que mi sobrina era de esas niñas caprichosas a las que ningún juguete les dura porque les gusta desbaratar, ensuciar, lanzar, pintar, jalar y demás rudas acciones a sabiendas de que no habrá reprimenda, ella era capaz de bañar a Rabito en lodo haciéndolo pasar por cerdo y luego remojarlo en cloro y tallarlo con cepillo de cerdas duras para que volviera a quedar como conejo blanco, ese solo pensamiento me hizo sonreír y cuando por fin dio por terminada la visita y se retiró balanceando descuidadamente su peluche nuevo por fin pude respirar en paz .
Lo lógico era que una vez con Rabito lejos yo volviera a ser la de antes, libre de entes acosadores, pero a la alegría inicial por haber creído recuperar el control de mi vida siguió una inexplicable nostalgia, como si la casa estuviera vacía, al ver la televisión movía la cabeza de un lado a otro, buscando; al acostarme palpaba las sábanas, me sorprendía revisando cajones sin motivo, soñaba a Rabito en manos de mi sobrina, sin una oreja, sin un ojo, sucio y roto, luego despertaba con remordimientos, la dulce venganza se transformaba en pena y angustia, sus ojos antes amenazadores suplicaban piedad, quizá a esas horas ya exhibiera tatuajes hechos con plumón permanente o estuviera lleno de piercins hasta el rabo, tal vez le hubiera costurado un parche en el ojo y colocado una pata de palo, era absurdo pensar todo eso pero no podía evitarlo, mentalmente me acusaba de haber exagerado la actitud de Rabito, de que mi terror anterior nunca hubiera tenido fundamentos, que él siempre me buscaba por fidelidad y yo era una ingrata paranoica que aprovechó la primera oportunidad para deshacerse de un cándido obsequio, recordé el día que me lo regalaron y lloré sinceramente por su suerte, ¿cómo había llegado a eso? ¿Cómo se me había ocurrido considerarlo un ente demoniaco? ahora me imaginaba y desesperaba su sufrimiento (si eso era posible) o de plano me había vuelto masoquista, era inaudito que lo extrañara y sufriera como si se tratara de mi primer novio, ya las imágenes y las figuras de conejos me hacían sentir ruin y me quedaba mirando estúpidamente los aparadores donde se exhibía alguno. Se acercaba el fin de las vacaciones y con él el regreso de mi hermana a su ciudad, cuando me avisó que saldrían en el camión de las diez de la mañana me propuse recuperarlo a como diera lugar, Salí de la casa y en lugar de irme a trabajar me dirigí a la estación, llegando allí diez minutos antes de que partiera el autobús, había mucha gente y seguramente mi hermana y sobrina ya se hallaban en la sala de espera, por lo que irrumpí desesperadamente en el preciso momento en un empleado de limpieza sacaba la bolsa de basura de uno de los botes y siendo ésta transparente pude ver a mi martirizado peluche, no me importó el espectáculo que hice al arrebatarle la bolsa y sacar el muñeco roto y apestoso todavía con restos de spaguetti, lo abracé como a un bebé a pesar de las hormigas que lo invadían y lloré de alegría, ni siquiera me despedí de mi hermana, me alejé de ahí con el corazón alborozado; rellenaría a Rabito, lo costuraría, lo lavaría en el baño mientras me duchara y lo perfumaría con mi propia loción, ahora sí, querido, ya nada nos separará…
Poeta

Poemas de amor :  ACUARELA
Un día de campo es llegar cada vez
A posar las mariposas de mis manos
en el llano recién llovido de tu espalda
bajo los cálidos rayos de tu mirada
libar el exótico elíxir de tus labios
envolverme en el fresco rocío de tus brazos

Llegar a la tierra prometida
Es recorrer juntos una playa solitaria
escalar una pirámide, cruzar un bosque
saber que en sus arenas, en su roca o su verdor
nuestras huellas, nuestra risa y algo más
quedará grabado
una choza, una cueva o hierba seca, da igual
el placer no requiere de fotografías ni testigos

Conocer el limbo es ofrecer mi espacio
flotar a tu lado, fluir contigo
retroceder a la primera infancia
Cuando todo era curiosidad y juego
Cuando el temor se desvanecía
Como pavesas dispersados por el viento

El último beso siempre es el primero
comprimido para durar así una semana
un mes o el tiempo necesario
tiempo estival de ramas quietas
donde hibernan los latidos en el pecho
Poeta

Poemas surrealistas :  UN CUENTO PARA DOS
En la orilla de un cenote
Se bañaba una mestiza
De repente sintió una punzada
Como cuando clava sus aguijones el pesar
Rodó entonces una lágrima
Encerrado en ella un trocito de corazón
La sintió tan ligero el agua
Que desde el fondo la corriente lo arrastró
Oh milagro de los cielos!
Al pedacito salieron aletas y por océanos viajó
Quedó varado luego en un río
El río de la Plata habrá sido
Y como para Dios no hay imposibles
Las aletas transformó en alas
Y así las pampas sobrevoló
Hasta el hogar de cierto gaucho
Dónde en versos su historia le narró
Lo escuchó muy atento el noble gaucho
Y en su mismo pecho preparó
Un rinconcito que fuera solamente para él
Y soñó desde entonces con aluxes y con selva
Soñó tambores y pirámides
Y con una mestiza que sin verla cautivaba
Ella meciéndose en su hamaca se imaginaba
Al galope abrazando la cintura
De un vaquero de las pampas
Se sorprendía en las mañanas
Sosteniendo en sus manos boleadoras
Y en las brumas de sus sueños repetía:
Argentina, Argentina
Poeta

Poemas de amistad :  SENDERO DEL ALMA
Si te cansa caminar
Si te duele recordar
Piensa, cariño, que no estás tan solo
Somos tantos, tantos...
Y aquí están mis brazos que con fuerza te estrecharán

A veces el fango nos llega al cuello
La herida más profunda no se puede ver
Y aunque la mente evada
Y aunque la mente intente
A través de los años continúa sangrando sin cicatrizar

Si no hay cimiento que sostenga
Si los muros amenazan con caer
Piensa, cariño, que a alguien importas
Y si la distancia es mucha
De alguna forma te acompañaré

A veces el gentío abruma
Y nadie es capaz de insuflar aliento
Pero yo estoy contigo
Y si nos aplastan juntos no me quejaré


Amor, si de impotencia lloras
Y confundido no sabes que hacer
En el planeta estás para dejar tus huellas
De ti depende sean dignas de seguir
Tiene sentido todo tu esfuerzo
Tiene sentido soportar derrotas
Aprende a quererlo a pesar de su maldad

Amor, si estás agotado
Si en el suelo te hallas
Si es necesario me acostaré contigo
Hasta que estés listo para continuar
No importa si tardas un siglo
En sutiles mundos el tiempo no transcurre y tú sonrisa plena lo compensará
Poeta

Poemas :  ULTRAMAR
Eres mar embravecido, olas encrespadas
Sobre ti el cielo desbarata sus densos nubarrones
Embistes, dominas
El horizonte no existe todavía
iluminan tus ráfagas continuas
Amo tu voz que ruge
Amo tus abismos insondables
Amo tus silencios y tinieblas
Contigo es el caos
la pangea, el holocausto

Eres mar en calma, susurro nocturno
Sobre ti se extiende la plateada alfombra
Sus luces titilan,
Incitas, intrigas
Amo tus sueños, tu mar crecido
En cada crepúsculo, en cada aurora
Dejas caracoles rebozando en mi regazo
Contigo es el comienzo
El mundo primigenio
Poeta

Cuentos :  EL MANTO INVISIBLE
Una de esas noches en las cuales se busca un sitio solitario para no pensar, una de esas llenas de hastío en las cuales la soledad es la compañía más noble mis pasos se dirigieron a un parque de grandes árboles, eran más de las diez de la noche y la mayoría de los vecinos ya se habían retirado con sus niños, yo caminaba descuidadamente cuando mis pasos se dirigieron a un gran árbol, era magnífico: su tronco tendría un diámetro de casi dos metros y era muy frondoso, recordé que en mi infancia solía desear una casita en un árbol, un sueño nunca cumplido, tal vez por ese motivo tuve ganas de treparme, no era difícil, el tronco se ramificaba a poca altura del suelo por lo que sin mucho esfuerzo me vi montada en una de sus gruesas ramas, ahí estuve muy tranquila hasta que sentí un fuerte golpe en la frente, me sacudí y busqué a mi alrededor la posible causa pero estaba oscuro y casi no se podía distinguir nada entre el follaje, entonces, sentí de nuevo otro golpe, esta vez en la nuca, confusa giré de nuevo pero fue inútil, a los pocos minutos el golpe me llegó de costado en una sien, con mi mano abaniqué el aire y fue entonces cuando oí una risa chillona a poca distancia de mí, al concentrarme y fijar mi vista hacia donde se escuchaba la risa observé una figurita oscura con alas colgada en una rama, se trataba indudablemente de un murciélago divirtiéndose con su travesura, lo cual me molestó y le grité :
-¿Tú me estuviste golpeando bicho feo?¿Por qué si no te hacía nada?
Para mi sorpresa el animal respondió sin dejar de reír:
-Estás en mi árbol y me estorbas cuando paso, no tengo la culpa que seas tan torpe y no me veas acercarme cuando vuelo.
-¿Te estorbo? Se supone que ustedes pueden detectar los objetos precisamente para no chocar, entonces el torpe eres tú.
-Yo no tengo por qué esquivarte, estás en mi árbol, ya te dije.
-Los árboles no tienen dueño.
-¿No? entonces tú no tienes casa.
-Eso es diferente.
-Es lo mismo, ¿por qué te subiste?
-Porque quería estar sola, relajarme, sin que nadie me vea.
-¿No quieres que te vean? Hubo una mujer que se hizo invisible con un manto.
-¿En serio? ¿y por casualidad no salía a pasear en alfombra voladora? –inquirí con sorna, pero el murciélago, muy formal continuó sin inmutarse.
-Era una mujer hermosa que tenía por esposo a un mago el cual la amaba sin medida, tanto que usaba incluso sus poderes para complacer todos sus caprichos y vaya que era caprichosa, lo que más le gustaban eran las joyas y el mago tenía el poder de materializar cualquier objeto, por lo cual su mujer podía lucir las joyas más costosas, joyas que por otros medios hubieran mermado su fortuna, fortuna que comenzó desde muy joven, cuando descubrió sus cualidades y se unió a un circo ambulante, el cual dejó al cabo de unos años para presentarse por su cuenta, logrando hacerse famoso con el tiempo, luego conoció a su mujer y se enamoró perdidamente, no le fue difícil conquistarla dada su capacidad de materializar cualquier cosa y se casaron al poco tiempo, la mujer no sabía cómo podía regalarle tantas joyas y tampoco le interesaba, como tampoco sabía que al materializarlas disminuían también las capacidades de su esposo, capacidades que ni te imaginas, pero que guardaba en riguroso secreto precisamente para evitar que ella abusara, hasta que un día no le bastó su vida lujosa ni el amor desmedido de su mago…
-Nunca oí hablar de tal mago – dije, pero no me hizo caso y prosiguió su narración.
-Vivian en una mansión y viajaban constantemente, sus trucos eran impresionantes y atraían gran cantidad de gente, bastaba anunciarse para asegurar un lleno total; luego de las presentaciones a las que ella siempre asistía, él se dedicaba a atenderla y consentirla, cenaban en restaurantes lujosos, la llevaba a teatros y fiestas donde lucía sus valiosas joyas y ella, coqueta, se ponía melosa, contoneándose provocativa, su encanto y sensualidad no pasaban desapercibidos, cualquiera pensaría que eran la pareja perfecta, él por su parte no se cansaba de acariciarla, de halagarla, estaba siempre pendiente de sus deseos, sí, la amaba con delicadeza, con delirio, pues para él era lo más valioso que tenía en la vida…
-Seguramente era un mago feo, chaparro y barrigón.
-Eran muy pocas las ocasiones en que él salía solo para atender sus asuntos, y entonces ella buscaba otras actividades para entretenerse, un aciago día, durante una exposición de obras de arte le presentaron a un herrero, pero éste herrero era muy especial pues hacía aleaciones increíbles, elaboraba complicados diseños y fabricaba objetos como juguetes, maquinaria, instrumentos musicales, esculturas y toda clase de trabajos para residencias o fábricas, sus cualidades misteriosas lo hacían muy cotizados y ella quedó impresionada con sus creaciones, pero lo que más la impresionó fue cuando le dio la mano para saludarlo, sintió como su temperatura corporal se elevaba, y cuando le miró a los ojos se sobresaltó al creer ver en sus pupilas oscuras chispas doradas, como si en ellas hubiera una pequeña fogata, eso la ruborizó, porque por primera vez alguien le hacía sentir vulnerable, así fue como se encaprichó con él, pues se trataba de un hombre de fuego…
-¿Has dicho un hombre de fuego?
-Sí, de ésos que pueden crear fuego con las manos, manipular las llamas, conducir el calor, por eso sus trabajos eran tan especiales, no requería instrumentos o moldes especiales para manipular el metal fundido y podía fusionarlos creando nuevos con propiedades desconocidas, era un ser solitario y silencioso como los volcanes, pero a ella descubrió también su temperamento explosivo durante las noches de pasión que siguieron a ese encuentro: imagínate la sensación de hervir por dentro, de que todas tus átomos giren a gran velocidad como si literalmente hirvieran, ser como el metal fundido, así de maleable, así de brillante sí, tocar el fuego sin quemarse, algo intenso, tan diferente al dulce vaivén del mago.
-No hay hombres así.
-Oh, sí que los hay. hombres y mujeres también, así como los hay de aire, tierra y agua, yo los he visto, nacen aparentemente normales pero no lo son, las llamas les atraen desde pequeños y pueden pasarse horas jugando en el sol sin sentir hambre, yo supe de un caso donde una mujer estaba tan enfadada que literalmente le saltaron chispas de la cabeza e incendió su casa sin querer, siendo una casa de madera y paja ardió rápidamente, pero ella salió ilesa, sí, esos individuos existen.
-Dices puros disparates, mejor cuéntame qué pasó con el mago.
-Ella se dejó llevar por la pasión del hombre de fuego, traicionando la devoción de su mago, quien había empobrecido sus dones con tal de complacerla, por eso, al ver que ya no era la misma, que ya no le correspondía como antes supo que algo había pasado y no tardó en descubrir su engaño, la decepción y rencor fue tan grande que usó todo su talento para fabricar un manto especial, fabricado con hilos de oro, incrustado de diamantes y piedras preciosas, algo que sabía que su mujer no podría resistir, sin avisarle dio la noche libre a todos los sirvientes y le entregó el manto fingiendo ignorar sus relaciones e inventando un viaje intempestivo mientras ella quedó fascinada mirándose en el espejo con su nuevo regalo, no pudo esperar para estrenarlo y en la noche, cuando su esposo ya había partido para siempre decidió salir a exhibirlo ante su amante.
-¿A dónde fue el mago?
-No se supo, pero aquél manto representó lo último que podía materializar, tal vez dejó se ser mago y haya muerto, herido de amor y de celos, o tal vez no esté muerto aún y viva en alguna parte, a salvo de las mujeres pérfidas.
-¿Y qué pasó con el hombre de fuego?
-La mujer llegó deslumbrante y hermosa a su encuentro a su mansión, una mansión con altas rejas de herrería artísticamente trabajada, todas las ventanas y las puertas estaban así mismo profusamente decoradas y exhibían vitrales de colores donde predominaba el rojo, y el amarrillo, la gente del lugar no se acercaba porque decía que eran los colores del infierno y que el herrero había construido su casa de ese modo porque había vendido su alma al diablo, ¡qué tontería!, él la esperaba en el porche metálico de su mansión, que a la luz de la luna relumbraba como si fuera todo hecho de oro, en un sillón plateado muy mono, jugaba con sus dedos, tronándolos para producir chispitas que caían y rebotaban en el suelo, las chispitas se enfriaban quedando duras y negras como balines que usaba como canicas, frente al porche había un huerto con limoneros llenos de azahares que despedían un delicioso aroma, todo propicio para otra candente noche; ella se acercó sigilosa y le rodeó el cuello, pero él sólo sintió una leve brisa, ella se sorprendió, habló con seductor acento, le acarició el rostro, le besó los labios, pero el hombre permanecía inmutable, entonces se alarmó y lo abrazó con fuerza sin lograr asirlo, entonces gritó, trató de sacudirlo pero el hombre seguía sin percatarse de su presencia, concentrado en su juego mientras ella lloraba y gritaba a sus pies, tratando de comprender qué estaba pasando pero de nada sirvió, luego el hombre, aburrido, se levantó y entró a su mansión ignorándola; ella salió a la calle y se dio cuenta que la gente y los carros la atravesaban sin herirla, en su desesperación trató de quitarse el manto pero no pudo, estaba fuertemente adherido como si fuera una extensión de su piel, y entonces comprendió lo que el mago había hecho, pero era tarde, jaló y tiró del manto tan fuerte que éste se rasgó pero lo único que consiguió fue lastimarse, hilos de sangre corrían por sus pliegues dorados tiñéndolo de rojo, entonces arrepentida decidió regresar a su mansión y esperar a su esposo para pedirle perdón, una vez ahí, al verla vacía, silenciosa y oscura tuvo miedo, se dirigió a su habitación temblando y en el gran lecho conyugal descubrió un conejito blanco, ella sintió una desolación enorme al pensar que se trataba de una implícita despedida y desesperada trató de atraparlo, pero éste escapó corriendo, ella lo persiguió, pero el conejo siempre la esquivaba, corrió toda la noche por las calles desesperada, sin importarle ya su aspecto ni el peligro hasta las afueras de la ciudad, adentrándose al bosque hasta que lo perdió de vista, entonces, exhausta se dejó cerca de una gruta, durmiéndose enseguida mientras amanecía.
-¿Y entonces llegaron los tres osos y la adoptaron? –pregunté sin importarme la desgracia de la mujer, el murciélago, como si no me hubiera oído prosiguió:
-Estaba sola y cansada, con la ropa hecha jirones, casi desnuda, demacrada, pero aún así, ¿sabes? seguía siendo hermosa, no sabía que había llegado a la morada del rey murciélago y cuando éste regresó de sus correrías nocturnas y la encontró, la introdujo a su cueva, estuvo todo el día durmiendo intranquila y al despertar ya entrada la noche se sentía tan desdichada que ya no le importó dónde ni con quién estaba, cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra pudo distinguir las formas de ésta nueva mansión, era grande y todo estaba hecho de piedra tallada y pulida con columnas y cúpulas, habían fuentes esculpidas que se alimentaban del agua que escurría de las paredes, no había luz pero sí destellos, la habían curado y dejado alimentos a su alcance, la mujer estuvo un tiempo deprimida por lo que había sucedido, añoraba al mago por todo el inmenso amor que no supo corresponder pero también recordaba con estremecimientos sus encuentros fogosos con el hombre de fuego, cuando el rey murciélago regresó ella se sobresaltó al verlo transformarse de una criatura pequeña en un ser alto y fornido, claro que no era guapo como los otros hombres, físicamente era mitad humano y mitad bestia, pero sumamente inteligente e intuitivo, tanto que él sí era capaz de verla y sentirla, podía leer sus pensamientos y comunicarse al principio con ademanes, luego le enseñó su lenguaje, no se trataba de un ser agresivo y salvaje, sino gentil y ameno, así ella aprendió a apreciar su compañía, descubrió que vivir aislado no lo hacía ignorante, su morfología era de por sí fantástica y sus vastos conocimientos abarcaban diferentes áreas, poco a poco superó su depresión, hasta perder el interés de regresar a su antigua vida, gozando con él además una nueva forma de amar: en la oscuridad ella podía sentir su cuerpo peludo como un abrigo de piel que la envolvía y la enardecía, sus ojos rojos se le figuraban dos brazas ardientes y eso también la excitaba, su larga lengua llegaba a lugares hasta entonces inalcanzables para otro, en fin, ella descubrió con satisfacción que el rey contenía todo lo necesario para hacerla feliz y aceptó de buena gana su destino; empezó a explorar los túneles y galerías como la nueva reina que ya era y le gustó, pues en ellos había tesoros escondidos y en muchas paredes la roca tenía incrustaciones de oro y piedras preciosas que no se cansaba de tocar, dejó de ser ambiciosa, pero no por eso perdió su atracción hacia las joyas aún cuando no fuesen para exhibir y en su nuevo hogar abundaban; luego, cuando sus heridas cicatrizaron por completo pudo usar el manto como alas, aprendió a moverse en la oscuridad, acompañaba al rey en sus correrías, jugaban bajo el cielo nocturno, era maravilloso ver la ciudad dormida sentir la fresca brisa, no sentirse ya más humana y no estar ligada a los vicios que ello conlleva, había renacido en muchos sentidos y no volvió a poner sus ojos en nadie más ni le importó el mundo al cual había pertenecido hasta entonces, ¿sabes? Ella siguió siendo hermosa y sus descendientes también lo fueron, aunque con la apariencia de su progenitor.
-No pude evitar una sonora carcajada y dije: ¡Qué ridículo! ¿quién te contó ese cuento?
A pesar de su color negro, el murciélago se oscureció aún más si eso es posible y sus ojos enrojecidos brillaron intensamente como brasas, lo cual me hizo más gracia, enervando más al animal que exclamó:
-¡Te estoy hablando de mi familia!, ¡eres una humana muy incrédula y estúpida!, ¡mira que burlarse así de mi ilustre linaje, pero ahora mismo llamo a mis hermanos y entre todos te tiramos de esa rama y te dejamos más calva que un balón!
Y diciendo este comenzó a revolotear emitiendo agudos chillidos, nunca se sabe de lo que es capaz un murciélago ofendido, mucho menos si se trata de un príncipe con quizá decenas de hermanos, por eso me bajé rápidamente del árbol y me alejé corriendo sin voltear a ver por si acaso había un ejército real lista para atacarme, más adelante me alegré de ver unos muchachos jugando basket ball en la cancha, eso me tranquilizó y en adelante me abstuve de andar subiéndome a los árboles.
Poeta

Poemas :  EL TLACUACHE
Como pidiendo perdón
Por su existencia inmunda
Se la pasa escondido
Entre cerros de basura
Hasta que el hambre aprieta
Mejor que no salga la luna

No es la calle el mayor peligro
Aunque constantemente
Sus huesos crujan bajo las ruedas
Ni los perros montaraces
Cuando entre zarandeos
Les clavan los colmillos
Exprimiéndole la vida

Hay otra bestia peor
Pues con gran saña lo tortura
Con piedras, con cuerdas o con palos
Si por desgracia es avistado

A las madres le desprenden
De su bolsa una a una a sus crías
Y juegan, arrojándolos entre risas
O simplemente las atraviesan con barretas

Mira sus manos de marsupial
Tan parecidas a las nuestras
Sus orejas, finas y delgadas como pétalos
Sus ojos de niño abandonado
Su andar lento, en busca de su monte
El monte que se haya fraccionado
Dividido por muros y paredes
Donde ni un árbol crece
Pues no hay ni un trozo de tierra sin tapar
Donde él es ahora un intruso
Un indeseable portador de virus
No hay alimento, sólo desechos
Mejor es para él, si no amanece mañana
Poeta