Poemas :  Canto a tu distancia
Yo he de sentir en mi escollera
el miedo,
golpear por mis costados,
cuando partas.
Levantarás el ancla
enganchada en mi limo caliente,
y arrancarás un tiempo de latido
y soltarás amarras.
Escucharé que partes,
tu sirena, una espiral opaca,
silenciará la lumbre de mi cuerpo.
Escalofrío de nieve,
me quedaré distante con el rostro en nostalgia
de los muelles.
Será un desmayo largo, y estremecido al fin,
como un abrazo.
Eco en blanco,
yo no sabré hasta donde
te llevarán las aguas y los vientos.
Solo sabré que desgarraste
del minuto inicial de mi comienzo,
desde el impulso que generó mi germen,
desde la huella de mi pie viniendo.
Tierra firme,
me dormiré en las rocas de la orilla,
y alguna vez retornarán las olas
ondulando un mensaje de regreso.
Romperán sobre mí en voces tuyas
y tu espuma
ha de nevar mi noche,
y una caricia ausente, sigilosa
transitará mi sombra.
Yo he de saber entonces,
que en alguna parte
te has quitado tu ropa de viajero
y aquietaste tu mar
para evocarme.
Yo sentiré tu mano abierta al tiempo,
y el resignado olvido de tu carne,
y tu misterio.
Te sentiré fluyendo entre las horas ásperas,
y ha de traerme el aire
la canción acostada que me cantes,
ávido pasto,
por un suelo de cal que resquebraja.
Inhallado rumor,
ausente imagen,
fibra mordida en la oxidada punta de la lanza,
he de crecer al cielo
por captarte,
dispersaré en girones por el viento,
y anclaré en tus pupilas,
y has de saber entonces,
que yo parto.
Poeta

Poemas :  Bajo tu lástima
Quiero huir de tu lástima, y tropiezo
con mis zarzas de miedo
y con mi nido
de alegrías dormidas, y desgarro.

Has tendido
tu sonrisa en piedad a mi costado,
y te quedas
a mirarme ceder, sombra inclinada
como un tronco crujido
de castigos.

Tus dos brazos cruzados, y ya ajenos,
y una boca de beso
que se guarda.

Nunca me vi pequeña como ahora,
a los pies de tu altura
compasiva.

Nunca, como hoy, descalza
y azotada,
a un instante del nunca, irremediable.

Ya no vibra mi carne
en paraísos,
ni en infiernos, ni en manzanas, serpientes,
ni en exilios.

Una lacia
sensación de desgano que me arrastra,
un insomne desorden
de cabello, una pena tremenda de estar triste,
y un deseo
de morirme mañana,
antes que partas, y dejarte
sonreír de piedad sobre mi ausencia.
Poeta

Poemas :  Aventura mayor
Me dieron un puñado de rosas
a la hora
del ánfora en la comba rupestre del estío,
y debo hacer un hombre con él,
y no se cómo.

Me dieron un arrullo torcaz
en el ocaso,
con rudos cazadores
debajo de sus alas,
y debo hacer un hombre con él
y no se cómo.

Me dieron un miedoso balido
en el descenso de cumbres,
cuando el lobo despierta
y agazapa,
y debo hacer un hombre con él
y no sé cómo.

Me dieron un remanso de peces
asombrados, y arenas,
y guijarros filosos en el fondo,
y debo hacer un hombre con él
y no sé cómo.

Me dieron un susurro mecido
de improviso
gritando
por la herida de corzas y de nardos,
y debo hacer un hombre con él
y no sé cómo.

Qué simple y que dramáticamente
aventurado
un hombre,
un hombre,
un hombre...

Me dieron todo esto
que traigo desde el fondo
del sueño que desborda
mis pobres brazos,
flechas,
y miedos, y tabúes, y mitos, y leyendas,
y hogueras y perfumes, y altares
y brutales
sangrientos sacrificios,
proezas, sumisiones, recuerdos,
profecías, castigos; traigo a todos
los hombres en este hombre fundamental
el hombre... !

El hombre,
el hombre
el hombre
que voy a hacer de mi hijo.
Poeta

Poemas :  Apuntes para un reproche
Te esperé hasta recién;
estás de fiesta.
Mi casi otoño
no me deja ambular
tu primavera.
Esperé tu regreso;
yo quería
escucharte contar, luz de alborozo
las campanas de amor
que resonaron
en tu trémulo espacio.
Te esperé hasta recién;
tú ni recuerdas
esta lámpara
lenta
que te aguarda.
Tu padre lee, él no sabe
de estas cosas
profundas
de mujeres. Tus hermanos,
florecidas cabezas
en la almohada
que parecen jugar
a estar durmiendo...

Tardas mucho; te esperé
hasta recién,
ya no te espero.
He de mirar tu lecho,
puro nardo,
el libro
que dejaste abierto,
tus todavía muñecos, las paredes,
y devuelta
de este inmóvil vagar
por un paisaje
de presencias sin nadie,
pensaré,
con la misma tristeza inevitable
de otras noches iguales,
que tal vez
no sé,
no fuera absurdo
que me hubieras llevado.

Tu padre lee; él no sabe, ni sufre.

Las mujeres
nos sentimos tan viejas
si quedamos.
Poeta