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Seré tuya sin ti el día que los sueños alejen de mi senda tu mente creadora, el día que tu sed no pueda limitarse al hueco de mis manos.
¡Seré tuya aún sin ti! Dejaré de merecerte en la cuna encendida que tejieron mis besos. Se borrará en tus labios la forma de los míos, y el cielo de tu vida tendrá un color distinto al de mi corazón.
Pero sabré ser tuya sin nublar tu camino con la huella indecisa de mi andar solitario. Me ceñiré a tu sombra, y anudada por ella, te iré dando en silencio lo más puro de mí.
¡Con qué amarga dulzura repetiré, ya sola, esos gestos antiguos que pulió tu mirada! Me seguirás teniendo igual que me quisiste y acunaré en secreto tu amor eternizado.
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Poeta
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¡Toda la primavera dormía entre tus manos! Iniciaste en un gesto la fiesta de las rosas y erguiste, enajenada, esa flecha de luz que impregna los caminos. ¡Toda la primavera! Fervores del instante transido de capullos, gracia tímida y leve del perfume sin rastro, caricias que despiertan el sexo de las horas. Brotaron de tus palmas en éxtasis gozoso los trinos y las brisas. Y tu ademán secreto despertó en rubores la pubertad del mundo. ¡Todo vino por ti! Porque tus manos lentas ciñeron brevemente mi carne estremecida, porque al rozar mi cuerpo despertaste una flor que trae la primavera.
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Poeta
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No quiero saber nada... Ni de esa luz incierta que retrocede vaga ni de esa nube limpia con perfiles de cuento. Tampoco del magnolio que quizá aún perfume con su nieve insistente... No saber, no soñar, pero inventarlo todo.
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Poeta
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No fue para mí... Ya lo suponía. Pero sé engañarme tan bien con mentiras y jugar al juego de la falsa dicha, que a veces me olvido -ya ves si soy niña- que estaba jugando a que me querías.
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Poeta
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¡Los árboles contigo! Masas de hojas verdes traspasadas de luz y mi nombre allá lejos, murmurando allá lejos a la orilla del mar por voces que no saben qué página de un libro me estalla entre los labios.
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Poeta
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La tarde gris y triste me agobia, tengo sueño; estiro lentamente mis dos brazos abiertos que se prenden al aire; quieren cazar el tiempo, aprisionarlo pronto, robarle su secreto, deshacer bruscamente sus límites estrechos. Quiero llorar: no sé; quiero reír: no puedo. Los deseos se estrellan contra la inexorable inercia del silencio; sobre mi corazón rueda grávido al peso de la existencia toda. Al fin me desperezo. Logro romper el cerco del malsano sopor, pero apenas lo venzo ya me torna a invadir quedamente su tedio. Luego... Ya no sé más; suspiro, me paseo, exprimo el tormentoso lagar de mi cerebro, destilo el elixir de su inquietud en mi pecho... Sujeto en mi memoria repite el pensamiento; la tarde gris y triste me agobia, ¡tengo sueño!...
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Poeta
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Búscame en ti. La flecha de mi vida ha clavado sus rumbos en tu pecho y esquivo entre tus brazos el acecho de las cien rutas que mi paso olvida.
Despójame del ansia desmedida que abrasaba mi espíritu en barbecho. El roce de tus manos ha deshecho la audacia de mi frente envanecida.
Navegaré en tus pulsos. Dicha inerte del silencio total. Ávida muerte donde renacen, tuyos, mis sentidos.
Ahoga entre tus labios mi tristeza, y esta inquietud punzante que ya empieza a taladrar mi sien con sus latidos.
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Poeta
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Inercia de la muerte. ¡Qué distancia me aleja ya, segura, de lo humano! Aquella rosa que murió en mi mano será pronto recuerdo de fragancia.
Silencio de silencios. En mi estancia diluye su perfil lo cotidiano y retorna sin hieles a su arcano esa amargura que la vida escancia.
Nada será de todo lo que ha sido. Voy a ofrecer al sello del olvido mis párpados febriles y mis labios
que inmoviliza el rictus de lo eterno. ¡Quiero escapar indemne del infierno que arde en la trama de tus besos sabios!
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Poeta
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Hay algo -gota a gota- que nos llena el vacío ¡Hondones del deseo! ¡Qué colmo de esperanzas! El oleaje arrastra caudales sin objeto y hay muchos anaqueles que ningún libro ocupa. ¿A dónde vamos, dime? Aún nos quedan paisajes con frondas ignoradas y orquídeas que navegan en busca de su nombre. Quisiéramos al fin la belleza absoluta que rebosa verdad porque la luz es nueva. Se borran las fechas del momento incendiado, pero nos grabarán como inicial las sienes. Es el fin o el principio de las augustas ruinas circulares. ¿Se pierde o se gana? Hay manos que triunfan al quedarse vacías y otras como puños que no conservan nada.
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Poeta
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Y estás: en el vacío y en la ausencia presente, en la que es y vive sin dejar de ser única oquedad invisible con raíces eternas. No hay mundo que la llene pero sí algo vivo que la besa y la calma.
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Poeta
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