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Siempre la rosa. Siempre agonizante. Inclinada o erguida, turbadora. Al filo de la tarde o de fa aurora, coronada en sereno de diamante.
Estancia del amor, rosa fragante. El fango no la ve y ella lo ignora. Estancia triste donde apenas mora la rosa silenciosa y el instante.
Aquí vivió la rosa. Noche y día en la saudade del recuerdo crece y se copia y dilata en su perfume.
y sigue prolongando su agonía por el mal de la espina que padece y fa llama de amor que la consume.
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Poeta
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Yo se que eres una ave fugitiva, Un pez dorado que en las ondas juega, Una nube del alba que desplega Su miraje de rosa y me cautiva.
Se que res flor que la niñez cultiva Y el hombre con sus lágrimas la riega, Sombra del porvenir que nunca llega, Bella a los ojos, y a la mano esquiva.
Yo se que eres la estrella de la tarde Que ve el anciano entre celajes de oro, Cual postrera ilusión de su alma, bella.
Y aunque tu luz para mis ojos no arde, Engáñame ¡oh mentira! Yo te adoro, Ave o pez, sombra o flor, nube o estrella.
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Poeta
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Ya ves que no te suelto, que me ato a tu recuerdo rubio y vaporoso, fugitivo en la calle y silencioso, yo, que era poderío y arrebato.
Me estiro lo que puedo; dudo y trato de asir tu traje, por ser tuyo, hermoso; ceñido siempre y a la vez pomposo, tentación por aquí y allí recato.
Mírame en un café de esta plazuela en que el tránsito al sol crepita y arde y en la que todo, hasta un tranvía, vuela.
Pienso en ti, en tus ojos, en tu tarde... Y me quisiera henchir como una vela y me refugio en mi interior, cobarde.
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Poeta
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Hondo en mí, lo esconderé del mundo, dejaré su perfil sólo en los sueños, habitará en la casa de los dueños, en las estrellas será su vagabundo.
Pero desde dentro gritará a mi oído para no poder olvidar de donde vengo, que todo lo que fue y es, es lo que tengo, que la eternidad es y será, lo que ya he sido.
No puedo envejecer, mi ser ya es cano, pero acabo de nacer a esta alegría el niño en mi interior como un arcano
me ha mostrado inmortal, que ya sabía que es olvidar el crecer y nada es vano volveré a beber de la fuente, cada día.
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Poeta
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Desnuda eres tan simple como una de tus manos: lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente. Tienes líneas de luna, caminos de manzana. Desnuda eres delgada como el trigo desnudo.
Desnuda eres azul como la noche en Cuba: tienes enredaderas y estrellas en el pelo. Desnuda eres redonda y amarilla como el verano en una iglesia de oro.
Desnuda eres pequeña como una de tus uñas: curva, sutil, rosada hasta que nace el día y te metes en el subterráneo del mundo
como en un largo túnel de trajes y trabajos: tu claridad se apaga, se viste, se deshoja y otra vez vuelve a ser una mano desnuda.
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Poeta
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Cuando Preciosa el panderete toca y hiere el dulce son los aires vanos, perlas son que derrama con las manos; flores son que despide de la boca.
Suspensa el alma, y la cordura loca, queda a los dulces actos sobrehumanos, que, de limpios, de honestos y de sanos, su fama al cielo levantado toca.
Colgadas del menor de sus cabellos mil almas lleva, y a sus plantas tiene Amor rendidas una y otra flecha.
Ciega y alumbra con sus soles bellos, su imperio Amor por ellos le mantiene, y aún más grandezas de su ser sospecha.
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Poeta
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Me das tu pan en tu mano amasado, me das tu pan en tu fogón cocido, me das tu pan en tu piedra molido, me das tu pan en tu pilón pilado.
Me das tu rancho en tu palma arropado, me das tu lecho en tu rincón sumido, me das tu sorbo, a tu sed exprimido, me das tu traje, en tu sudor sudado.
Me das, oh Juan, tu dame de mendigo, me das, oh Juan, tu toma de pobrero, tu clara fe, tu oscuro desabrigo,
y yo te doy, por lo que dando espero, el oscuro esperar con que te sigo y el claro corazón con que te quiero.
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Poeta
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O meu pecado é não ser disciplinado. Não gosto de seguir nenhum caminho traçado.
Quando sou forçado, sigo até onde aguento... Quando não dá, arrebento e tomo o rumo do vento.
Nem acorrentado estou preso. Meu sonho, meu pensamento, satisfazem meu desejo.
Minha poesia é o momento. Tudo que sinto ou vejo transforma-se em meu alimento.
A.J. Cardiais
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Poeta
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Padre viejo y triste, rey de las divinas canciones: son en mi camino focos de una luz enigmática tus pupilas mustias, vagas de pensar y abstracciones, y el límpido y noble marfil de tu testa socrática.
Flota, como el tuyo, mi afán entre dos aguijones: alma y carne; y brega con doble corriente simpática para hallar la ubicua beldad con nefandas uniones, y después expía y gime con lira hierática.
Padre, tú que hallaste por fin el sendero, que, arcano, a Jesús nos lleva, dame que mi numen doliente virgen sea, y sabio, a la vez que radioso y humano.
Tu virtud lo libre del mal de la antigua serpiente, para que, ya salvos al fin de la dura pelea, laudemos a Cristo en vida perenne. Así sea.
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Poeta
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-¿Queréis que todo esto vuelva a empezar? -Sí -responden a coro. Also Sprach Zarathustra
En todas las eternidades que a nuestro mundo precedieron, ¿cómo negar que ya existieron planetas con humanidades;
y hubo Homeros que describieron las primeras heroicidades, y hubo Shakespeares que ahondar supieron del alma en las profundidades.?
Serpiente que muerdes tu cola, inflexible círculo, bola negra, que giras sin cesar,
refrán monótono del mismo canto, marea del abismo, ¿sois cuento de nunca acabar?...
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Poeta
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