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Esta casa suja, este frio aqui dentro... Este agouro, este lamento...
Este viver torto por linhas certas. Estas ideias complexas à procura de vida...
Esta necessidade de ser: ser alguém, ser algum e acabar sendo nenhum...
Esta necessidade de lutar para “se realizar”... Viver, é como guerrear.
A.J. Cardiais imagem: google
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Poeta
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Nunca mais eu cantei, e faz tempo que dancei... Nunca mais eu fiz nada que "simbolizasse" alegria.
A alegria que me traz a poesia, fica incrustada no papel... Eu não solto a voz, e nem balanço o corpo.
A poesia não me deixa morto de prazer, como quando canto ou danço.
A poesia me deixa num canto, com meu canto mudo. Só minhas mãos que dançam.
A.J. Cardiais
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Poeta
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Mente ociosa, la mente de tornillo Este cuerpo estresado, el cuerpo confunde En la ciudad de hinchado de tomar la azada Busque el pomo de la puerta, una vida privada:
La soledad me dio un folleto Atrapa a un intercambio cambiado por crack No sea simplemente otro yonqui En este lugar Soy #ELADICTO
Vivir el "no vivir" de la calle La calle no está muerto, la calle es mortal La resistencia es doloroso como el corte
Esta es la rutina de una ciudad sucia: (...) Esta aquí. Esta Tierra Estar aquí es estar en guerra (...)
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Poeta
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Me acuerdo de tu rostro que se fijó en mis días, mujer de saya azul y de tostada frente, que en mi niñez y sobre mi tierra de ambrosía vi abrir el surco negro en un abril ardiente.
Alzaba en la taberna, honda, la copa impura el que te apegó un hijo al pecho de azucena, y bajo ese recuerdo, que te era quemadura, caía la simiente de tu mano, serena.
Segar te vi en enero los trigos de tu hijo, y sin comprender tuve en ti los ojos fijos, agrandados al par, de maravilla y llanto.
Y el lodo de tus pies todavía besara, porque entre cien mundanas no he encontrado tu cara ¡y aun te sigo en los surcos la sombra con mi canto!
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Poeta
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Tan unidas están nuestras cabezas y tan atados nuestros corazones, ya concertadas las inclinaciones y confundidas las naturalezas,
que nuestros argumentos y razones y nuestras alegrías y tristezas están jugando al ajedrez con piezas iguales en color y proporciones.
En el tablero de la vida vemos empeñados a dos que conocemos, a pesar de que no diferenciamos,
En un juego amoroso que sabemos sin ganador, porque los dos perdemos, ni perdedor, porque los dos ganamos.
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Poeta
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Ante el viejo retablo donde lloras, mi madre se postraba de rodillas, y, lo mismo que en ti, vi en sus mejillas rodar el llanto en las amargas horas.
Como un rayo de luz de dos auroras, de ella y del cielo en que sin mancha brillas, bajaba con mis súplicas sencillas la compasión que tú de Dios imploras.
Muerta mi madre, en noches de amargura ante el cuadro a caer vuelvo de hinojos, y cuando el alma su oración murmura,
se aplacan de mi vida los enojos, porque al rogarte a ti, se me figura que ella me está mirando con tus ojos.
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Poeta
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Sí, vecina: te puedes dar la mano, esa mano que un día fuera hermosa, con aquella otra eterna silenciosa «que se cansara de aguardar en vano».
Tú también, como ella, acaso fuiste la bondadosa amante, la primera, de un estudiante pobre, aquel que era un poco chacotón y un poco triste.
O no faltó el muchacho periodista que allá en tus buenos tiempos de modista en ocios melancólicos te amó
y que una fría noche ya lejana, te dijo, como siempre: «Hasta mañana...» pero que no volvió.
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Poeta
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Amo y al amar yo siento que existo, que tengo vida y soy mi fuga encendida en constante nacimiento.
Amo y en cada momento amar, es mi muerte urgida, por un amor sin medida en incesante ardimiento.
Mas cuando amar ya no intente porque mi cuerpo apagado vuelva a la tierra absorbente:
todo será devorado, pero no el amor ardiente de mi polvo enamorado.
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Poeta
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Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París -y no me corro- tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso estos versos, los húmeros me he puesto a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban todos sin que él les haga nada; le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos los días jueves y los huesos húmeros, la soledad, la lluvia, los caminos...
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Poeta
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Esta rosa que pongo entre tu mano es una breve rosa sin espina. Y esta canción de oscura golondrina, como la flor, es un presente vano.
Porque un día, este día de verano con su sol y su tarde diamantina, se tornará frontera de neblina y yo estaré lejana y tú lejano.
Apenas de la rosa por su huella de perfume, dirás: cómo era ella que así me duele de invisible espina?
Y yo al fin en el verso recordando, sin comprenderlo bien, iré olvidando entre rosa, perfume y golondrina.
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Poeta
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