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Pido casa al desierto que al abrir su ventana sola palma mostrara la dimensión de arena.
Y por las noches quiero bajo su fría calma, la silueta de palma pedestal de una estrella.
Mi soledad pretendo para limpiarme el alma; de aquí no quiero nada que la nada me diera.
Si nómada en camello pasajero cruzara, leve señal de raza que su presencia fuera.
Y si un día regreso, lo haré mundo, si cambias, con mi razón humana ni sabio ni poeta.
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Poeta
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Me gusta el otoño; caminar su ocaso con un viento suave como éste de ahora que recita sombras de próximo invierno mientras a suspiros limpia al paraíso sus lágrimas gualdas.
Mirar la humareda gris perla, esfumada, nacida de hogueras de invisibles fuegos que en ralo conjunto figuran los álamos contra el verde ileso de los eucaliptos.
Como de costumbre, hoy me vuelvo solo del crepúsculo manso, con el suave arpegio de tu nombre amado tañendo en lo hondo de mi sentimiento y memorando aquellos tus ojos dorados de otoñal ternura, tú, la inolvidable…
Cuando de repente, a oficio de viento, una majadita de hojas ya caducas, (como el amor tuyo) rozando la calle su marrón crujiente, con raudo alborozo me sale a encontrar.
Y a mí me dan ganas de volverme calle y que sea el otoño, la estación perpetua que arrastre en mi pecho rozándome leve tu caricia yerta; si de mí se trata. (Mi pecho de asfalto).
Vuelvo como dije, acopiando mientras frases como hojas, al viento también, para éste poema que al gentil otoño, mi proyecto lírico el día de hoy, tenía en prioridad. Mas cual todo asunto de un tiempo a esta parte, a fin de nombrarte se sale de tema.
Por tanto retomo mi caro propósito y en verso prosigo: Me gusta, me gusta el otoño, y más… si estuvieras.
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Poeta
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Trato de encontrar palabras vivas en el fondo de mi alforja moribunda entre los restos de agónicas alegrías en un hato amarillento de recuerdos.
Todo es perfecto en este tiempo las madreselvas prendidas en las ramas huecas la soledad, la nostalgia y el olvido hasta el ácido sabor que me dejó tu dulce amor.
¿Dónde fueron a parar flor y primavera? ¿Dónde la voz aviada de oro y azucenas? y ese querer ser hasta después de muerto cuando al fin muerto ya… nada se es.
A veces, no es bien entendido el sacrificio cuando se da todo a cambio de nada… pero aunque el amor sólo te deje un mar de lágrimas ¡Este será un mar de recuerdos sólo tuyo!
Sè que hallarás la justa explicación si yo no pude ser lo que tu amor soñara mas una rosa no puede jamás palidecer ni perder su aroma en manos de cualquier ladrón.
Perdonarás si mi escrito te hace daño si tus bellos ojos se nublan con el viento son misterios de cuando el invierno llega porque hasta en el alma más ardiente, también nieva.
Delalma Viernes, 17 de abril de 2015 15
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Poeta
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La soledad es el rincón
donde el poeta llora
retorciéndose entre sus miedos,
donde el amor aún se espera
y la caricia vive empañando los espejos.
Los miedos del poeta
que se hacen voz, y viven, y llegan…
y no mueren.
El rincón del poeta,
universo donde vida y muerte
se cortejan arrebatándose
el soplo de esperanza
dejado por el recuerdo,
único espacio donde
arrastrado de sus versos
enzarzado en trágico y vital lance
con su yo desconocido,
se hace grande en su miseria
y fuerte en su pobreza,
viviendo para siempre
con la pena de no haber sabido
porqué luchar… y para qué vencer.
Jpellicer©2015
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Poeta
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Volver a la noche serena, al silencio eterno, la soledad emocional, he vuelto a la luna.
Cada segundo pasa, cada momento llega, es tiempo ya, de salir a la luz de la luna.
La noche comenzó, las horas pasan, los segundos corren, es hora de salir a la luz de luna.
La belleza de la luna llena, la canción melódica de una sirena, me llaman a pasar la noche, me llaman para calmar mi alma.
Erick R. R. Torres (Ángel Negro)
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Poeta
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Calado de lágrimas su pañuelo terrestre, no encuentra consuelo la tarde llorosa. Bate alas la ventana y filtra memorias coloridas de antaño. El aire es un suspiro de bocas desgranadas; son tu boca y mi boca que sangran aún, la quimera de juntos para siempre en el degolladero inclemente del fracaso. Pero tu boca todavía grita: imagino lo que no sé. Suspira: ignoro lo que sospecho. Arde: ignoro, deduzco, pienso por qué no me quisiste nocturnal como tú. Tu malicia exquisita enrosca lujurias; mordiscas lasciva el fruto inmemorial y tus ojos me miran diciendo: te lo perdiste. Y yo, ya no me asombro de hasta dónde he llegado con tanta soledad, porque la lluvia y el viento son pretextos, como excusas son el sol y la noche para tenerte en mí toda la vida. No importa que no estés en realidad, en esta tarde fría en que llueve y te llevo como tizón vehemente a la cama conmigo.
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Poeta
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A esos de adulterado ‘amor oficial’ amén deshonrado por su insaciable avidez sexo-aventura, codificados a vivir de por vida en tal infinidad,
les digo que, falaces, han logrado la perfecta armonía del doblez de su pasión desinhibida de deber, devota sólo del deseo puro y franco.
A esos de extravagante realidad sentimental, que se unen eruditos en pasión, ‘ilegítimos’, redundo, leales sólo a promiscua actividad,
les digo que han ganado de mano al desamor que a tantos deja solitarios, defraudados y dolidos por fieles y triviales y confiados.
A esos ‘corazón calidoscopio’, asimismo les prevengo que al final tentará su mixtura de pasiones espinar sin flores cuando solos.
No obstante, su acopio primordial de sensaciones, superando su saga decadente, los deleitará mentidos hasta el último destello de su afán
por espejos también de lo genuino. Yo, por amar veraz o equivocado, en irónico filete porteño reproduje sobre el feroz umbral de mi vacío:
“A mí, ¡que me quiten lo bailado!”
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Poeta
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Estoy solo, escribiendo en mi máquina, una y otra vez, cada verso y cada pensamiento.
La lluvia cae fuerte al suelo, el cielo esta atormentado, en mi cuarto me siento aislado, completamente solo.
Yo y mis pensamientos, esta noche solo espero, a que regreses amada mía, para dormir por la noche, lado a lado.
Las velas brillan, el cielo sigue oscuro, sigue lloviendo, no parará.
Quiero verte de nuevo, mi bella musa, mi hermosa princesa de la noche, que tanto extraño tus besos y caricias.
Erick R. R. Torres (Ángel Negro)
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Poeta
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A donde nos llevo nuestro amor, ¿Porque? si digo amarte, me siento Cada día más lejos de ti.
Tu distancia, no logra hacer que olvide Cada susurro del viento asemeja ah tu voz Cada canto del ave, me hace soñar, volar Y percibo el calor de tu piel.
A la distancia se escucha el canto del gallo Anunciando el nuevo día, tu mi primer Pensamiento, pero sin ti.
Si esto es prueba, ah me destroza Ah acabado mi paciencia, La agonía de mi corazón la escucho Entre estas cuatro paredes que son testigo De este amor callado.
Mis lágrimas brotan al ver la realidad Que soy ajena, y no estarás tú allí, Cuando al rodar por mis mejillas Saladas hirientes en mi rostro Se deslicen, amenazando Con inundar mis labios Entreabiertos que esperan impacientes Ese beso prometido deseado Que no vendrá ya más.
Coincidíamos en todo ¿que nos paso? Así como llegaste te has ido Mientras lloro cansada tu recuerdo De ese amor desconocido.
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Poeta
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Hoy, mi corazón recibió un portazo del desamor en pleno rostro, se ajustó la nariz, lo puteó y siguió latiendo.
Él está acostumbrado a los portazos y zancadillas de la vida. Así que se fue silbando calle abajo y ante la puerta roja de la esquina de Lealtad y Decepción, salivó un resto de sangre de dos dientes que perdió y entró al prostíbulo a tomarse la revancha con más sexo como el tuyo; sin amor.
Dice que no le importa el desafecto, pero sí, le importa; yo lo he visto en soledad lamerse las heridas como un perro.
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Poeta
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