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SED EXCEDENTE
En este destejer, celeste remé. Pensé entender. En el deber. Del deber emerger. Del perder. En, el ser.
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En el, ser. Entender. En el emerger. Ver. En el perder. Ser. Entre el ver fenecer. ¡Velé peces, endeble!. Pez de tez. De ceder.
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¡He de perder!. Pensé. ¡He de emerger!. Creeré. El temple tensé. El envejecer estrellé. El eje, creé. ¡Elevé!. Remé. Pensé. ¡Pené!.
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¡He de creer, decreté! El ver fenecer es perenne. El verse, es sed. ¡De ser!. De tener excedentes. ¡De sed!. Sed de ver. De verse emerger. Del perder, es deber. ¡Entender!.
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De ser pez, enseñé peces. De este envejecer. ¡Enfrenté, excederme!. Entre ver, ejes, decrecer. Refrené lentes, tez, sed, ser. Pensé. El ser es sed, de ver, del deber ser.
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En el ver endeblez. ¡Ser, serme!. Entre este extenderme. Pensé perder, pensé embeberme. En el defenderme, rebelde, ser. De frente fenecer. ¡Pensé!. Enseñé. ¡El verme, en el tenerme me tensé!.
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Pensé reverdecer de vez en vez. Entender, el teje, extender, el desteje. Entre este deber, de frente decente, del ser. Del ceder, repeler, ennegrecer. Del temer enfermé. Pensé. Tener excelentes referentes, el ser, el serme.
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Reemprenderé el deber. De emerger del revés. Del deber, de ver, el envés. ¡Me cremé. Me regeneré!. ¡Me creé, en el serme, en el reverdecer!. ¡En tener sed excedente de ser!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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INVESTIDOS TRES
Aparecen desnudando la noche, bajo la cama, saltan, profundamente quietos, invisibles, en la soledad tras la puerta.
Desaparecen vistiéndose de mañana, sobre la cumbre, enterrada, inmóvil, en el tumulto boquiabierto.
No estarán presentes, tal vez, como ayer.
Dicen, palparon su ausencia, en el aire silencio y lejano. Dicen, que cada día es diferente. Y parecen no ser los mismos. ¡Nadie, ya lo duda seguramente!.
Aunque alguien verde lo siente, tocando el enigma del cuaderno, tocando la sed de sus raíces, tocando el perfume del olvido.
En la honesta moneda, que perdió el valor, al volar confiada por el brillo oculto, del mayor abandono en cualquier sitio.
Porqué, porque, por... ¡Qué!.
Tres veces dos vestidos caminaban, sin ser vistos. Tres eran solo ahora dos, sin ser iguales. Ni antes de conocerlos. Ni después de ser olvidados. Completamente.
¡Fragmento a fragmento!. Desnudos dos veces desvestidos. Inmersos en el exterior frío. Expulsados en el interior calcinado. ¡Fueron sin serlo rápidamente borrados!.
Tres veces dos acaso, solo una, voz que lo haya callado, voz que nada dijo, voz que nadie escuchó.
Cuando el silencio creció, cuando el silencio fue excesivo, cuando el silencio fue escuchado, cuando el silencio creció.
__¡Al bajar el cielo a la tierra, ___donde nadie estuvo atento!. Siendo así, investidos tres veces, ignorados uno a uno.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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El vigoroso desaliento
Es como el aire si lo leyeras____sacaría sus letras secas de polvo__húmedo del fuego del hielo del hilo hiel hoguera con la espina que rebana el lirio transparente, el ópalo orgulloso tímido maíz, trigo temeroso.
Por aquella cumbre amante de los ecos, donde la puerta descubre a las ventanas, el fondo del espejo escondido en las rocas, paredes, indemnes, entre un sabor verdoso, como la espuma anaranjada del primer sol.
El vigoroso desaliento es. Esto, eso, y otro tanto más.
Ahora que el vino se fue y regresó solo, el lino fino con el llanto vano, sin encontrar dados en la mano, sin encuadrar círculos en el triángulo, sin encubrir obscuridades en la noche, desnudando sombras temerosas rosas, desnudando nudos mudos rudos.
Como el aire es, si lo escucharas_______voz de polvos, de tiempos perdidos___ momentaniedad, mil veces____ ¡Manto de oro!. Trémulo invisible cuando el color resbala, allá en el fondo de los valles enardecido, el aliento florecido es un cisne destruido, por el vigor de marioneta consumido.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Muerto al fin
Olvido olvidar al olvido, de lo vivido, de lo sufrido. ¡Dolor dolido al doler!. La muerte muerta mortal, del ser siendo sido.
Al Fin Muerto en...
La pena de pana planeada, de lato de lata textura. ¡Cielo que se agita carne que se compacta!. En la tinta agrietada. En el diluvio enletrado.
Al Fin Muerto en...
¡Imágenes del nunca nervios de garras!. En la operación del qué te importa. Porqué a nadie ya le importa. Ya podrida la consciencia por la esquirla. En el flujo sulfuroso del alma yerta.
Muerto Al Fin.
Porqué retoña el otoño malestares.. Vitrificando especioso al convulso En la cabeza del orificio eclipse. Del concierto desierto inserto. ¡Trama de náusea lengua de sed!.
Muerto Al Fin.
Hormigueando a las uñas los guijarros. Palpitando a las mesas temblorosas. El aire agigantado enfermo infame. El olvido al olvidarse olvidado. ¡Por el morir que la muerte muere!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ARBORESCENTE LEJANÍA
Esa es la sombra olvidada lejos entre las muertes inocentes que amanecen por cada atardecer en la presencia frágil del resonar evaporadas las campanas en la solitaria flor suspendida del aire con los manantiales rendidos y expectantes que se inventan la existencia descifrando los secretos de las aves en la gota atrapada por los ecos hablando de la nadaen la distancia de acertijos y sortilegios de respuestas en los techos pechos hechos del recuerdo en la maleta complicada más abajo de cualquier duda en el rostro con rudeza con mejillas impetuosas por quién no ve la estampida enarbolada más etérea que la piedra en la escultura del humo que hace muecas al fundirse con la nube escondida en la maleza esperando los ayeres en sus parajes efímeros que corren a salvarse en el frío de los balcones y la luces en el círculo menos cuadrado y triangular, ¡Qué no hace daño a la respiración acompasada! En la superficie multicolor de los espejos ¡Qué se visten de relojes fantasmales! En el calabozo del reflejo sombra En la espalda de la tarde vana En el porvenir extraño ido Con la silla mecedora De la lluvia sin teclas Húmedas ni partitura Roble álamo encina Cedro higuera pino Troncos y raíces Fosforescentes Fluorescentes Florecientes Lamparerías Lacrimosas Laminosas Luminosas Lentejuelas
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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SOLILOQUIO DESCARNADO
Porque el silencio muerde al verde solo, más abajo de la onda gris al alejarse, el canto del hielo de guitarras mudo, en la carne del albedrío. ¡Sólo sueño!.
¡Hipnos en su lecho!. ¡Himnos de leche!.
Insistes, embalsamador de tu cadáver, matando el hambre con el apetito, del escarabajo, que dice tragar fuego, y escupir apagada hasta la sed, después de estar ahogado. ¡Vaya buena aurora!.
Harpócrates se ha inmolado al primer ensayo, en moriscos azulejos, en la mudanza del tortura,r la noche, tan mínima, tan breve, tan ajena en exceso. Sin rendirle culto al ritmo, ni a la espuma, de los abrojos, no se vende, no se compra, ni por las buenas ni por las malas, nada espera del odio o la envidia, ni enemigos tiene a pesar de todo, pues los enemigos él los selecciona y desemplea a voluntad.
¡Oh, soliloquio, monólogo de ventrílocuo!.
Porque... La muerte yace herida, y era el final creído cierto. ¡Oh, sorpresa!. El fantasmagórico efecto. A distancia vuelve, punzante dardo en la cola de la serpiente, que a sí misma se devora entre las melodías sonoras del panal seco, esmeralda labranza eutropélica en la impenetrable letra, que bien sabe ya del desaprender con exasperación, y al mismo que enardece innova, más que sea próspero en el oprobio nimio encolerizar insondable y que está más allá de victoria y derrota.
¡Descarnado, descarado, ni siquiera conoces, cual es tu rostro, antes de que nacieran tus padres!.
Soliloquio triste vas vagando, entre los dramas, ontogénicos, ni Y ni X, no llames a la llama, menos a que tu incendio apague, lo sabe el viento aquí. Pues él ya regresó a donde tu apenas vas, voz plañidera tal vez decapitada ilegible. ¡Soliloquio descarnado!. ¿Vas siendo voz que eres desorejada?.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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HUMIDIFICADORA
Como el llanto de la lágrima, que a la espina duele, descrucificando, la añoranza que al ser abrasa, ablando la dureza, dices: ¡Qué nada entiendo!. De los rastrojos secos, ecos pálidos de los débiles sonrojos, pestañeando al amanecer enajenado, que inunda con sed al viento.
De las ásperas manadas de azul violento. De los cráteres heridos de verde tierno. De los crótalos aliados de gris intento. Dices: Hablando del silencio duro. De las botellas desnudas de alfileres. De las bellotas vestidas de billares.
Humidi Fica Dora. Porque al dolor sangra la risa. Del marfil que afila la ceniza. Del fulgor que viste la noche. Del temblor que calla la tarde.
Dices: ¡Qué la lágrima sufre su sequía!. ¡Qué la lámina surte de arena!. ¡Qué la lápida asume su olvido!. Por Que Calla la calle cayendo en la esquina. Por La fe que estrangula la humildad humillada.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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UN TE AMO POR ENGAÑO
Me encanta jugar...
Saber que no tienes nada que perder, entender que no hay otro amanecer. Romper los corazones por placer, saber que nada produce en ti un querer.
Ya es tarde lo sé...
El fuego ya se fue, las heridas quedaron. Tú el temor de ayer, el juego de hoy, las pisadas de un te amo por engaño. y saber así, que no fue mi alma quien murió, sino tu corazón.
Autor: José A. Monnin Limpio-Paraguay Derechos reservados. 15/07/2013 Ley Nº 1328/98 https://www.facebook.com/pages/Poemas- ... 2209536190?ref=ts&fref=ts
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Poeta
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Oda al olvido incoloro
De mañana por el sol petrificado derribando las murallas del recuerdo impermeable por el agua perdida en cuanto gota seca hialina en diagonal en cuanto laguna oblicua entre zoquete en cuanto mar altisonante y barroco en el subsuelo.
Perdido entre palidez sin sombrero ni paraguas con chaleco de guerrero diminuto nave desdentada por ennoblecerse abribonado en la ígnea extensión del tedio encerado nácar de primavera.
En la nimiedad un churumbel fortuito remoto de pronto esfumada la tintura vibración por la niebla saturándose de huecos sobre tiempos secos años dentro del camino sin cifras por el vidrio plano entre charcas y lagunas, No sé ¿Quién? Está cribando al cedazo. ¿Cuándo?... El suelo tortuoso empezó a gritar era o no así repitiendo hasta el cansancio el relámpago.
¿Gris memoria extraviada?. Por las campanas que lloran la muerte insepulta palpitando en las hojas de los ecos impacientes por el mar golpeado ennumerando las burbujas del polvo triturado y sin aliento, soñoliento y sin amartelarse, truhán en la fimbria de franqueza por el suelo oprimido en la sed sucesiva de la sangre descabellada de la telaraña de la frente sin saberlo el hueso en el letargo abejas inmóviles hormigas sin negocio bebiendo indiferencia por las calles y los campos hechos añicos del grano obscuro, germen intemperante inexorable caída de nuevo ... No sé, soy invidente al horrísono ambiente de orfandad incólume vetusto retorcimiento, rumboso el tiempo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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H.U.M.A.N.O.I.D.E.
Porqué del viejo, futuro son los, vasallos ocultos al tiempo nuevo. Al escribirse con el agua siendo arena, los amores inesperados los primordiales, reparos los encuentros en peligro. El viejo futuro ya no habita su casa, estando la sed que aclama sola.
Humana no es. Desnudándose. Entre los ojos puros.
Al descubrirse el pelo anaranjado, en la curiosidad del higo. ¡Dónde suena verde el viento!. Al recuerdo gris donde se aferra, el barro mirándole plástica, en la física codicia perdida, al vestir la izquierda de la música salada.
Desnudándose. Entre los ojos puros. Humana no es.
La mirada la mesa enajenada la enarbolada conexión, una vez desunida imperturbable delicada, una vez impermeable deseada intrincada. ¡Con los ningunos hechos presentes!. Entre pasados por hacerse. Pesados los algodones y vapor el plomo. ¡Cuándo los días de nuevo se añejen!.
Entre los ojos puros. Desnudándose. Humana no es.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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