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UN POEMA
Soñaba en ese entonces en forjar un poema, de arte nervioso y nuevo, obra audaz y suprema.
Escogí entre un asunto grotesco y otro trágico, llamé a todos los ritmos con un conjuro mágico,
y los ritmos indóciles vinieron acercándose, juntándose en las sombras, huyéndose y buscándose.
ritmos sonoros, ritmos potentes, ritmos graves, unos cual choque de armas, otros cual canto de aves;
de Oriente hasta Occidente, desde el Sur hasta el Norte de metros y de formas se presentó la corte.
Tascando frenos áureos bajo las riendas frágiles cruzaron los tercetos, como corceles ágiles;
abriéndose ancho paso por entre aquélla grey, vestido de oro y púrpura llegó el soneto rey.
allí cantaron todos...Entre la algarabía me fascinó el espíritu por su coquetería, alguna estrofa aguda, que excitó mi deseo, con el retintin claro de un campanilleo.
Y la escogí entre todas. Por regalo nupcial le dí una rima rica, de plata y de cristal.
En ella conté un cuento, que huyendo lo servil, tomó un carácter trágico, fantástico y sutil;
era la historia triste, desprestigiada y cierta de una mujer hermosa, idolatrada y muerta;
y para que sintiera la amargura, exprofeso, junté sílabas dulces, como el sabor de un beso.
bordé las frases de oro, les dí música extraña, como de mandolinas que un laúd acompaña;
dejé en una luz vaga las hondas lejanías llenas de nieblas húmedas y de melancolías,
y por el fondo oscuro, como en mundana fiesta cruzan ágiles máscaras al compás de la orquesta,
envueltas en palabras que ocultan como un velo, y con caretas negras de raso y terciopelo;
cruzar hice en el fondo las vagas sugestiones... de sentimiento místicos y humanas tentaciones.
Complacido en mis versos, con orgullo de artista, le dí olor de heliotropos y color de amatista...
Le mostré mi poema a un crítico estupendo... Lo leyó cuatro veces, y me dijo... ¡No entiendo!
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Poeta
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Vuelcos diera...
De Lo Estruendoso Solo Un Poco Estupefacto Porqué en el vuelo tan lejos. Velos vuelcos. ¡Ya los diera, ya los quisiera!. Así, así, tan mucho han viajado. Vuelcos velos Diera Si ¡Tal vez lo qué quisiera!. Por lo que fuerce del grano un fruto. ¡Hacia dentro águila ardiente!. Antes Un poco... Tal vez después. Pero... ¡Antes qué forzáremos desconsolados!. Por la memoria en su nieve, del invierno verde, irredento el bronce, inocente la plata. Pues... ¿Quién lo diría?___ ¡Sí muero aquí! Crece.
La voz con el rostro del tiempo. ¡Gramo a grado!. Fría claridad del silencio que muere. Por ser, de lo mismo, un poco diferente. Y más débiles fuerzan solo omnipotencias. En Lo íntimo del diluvio que huye árido En El huésped perenne de la brisa del valle. Entre lo que forzarán al candado algodones. Franja espontánea de la sombra núbil. Vuelcos, vuelcos, vuelcos diera. Ya que... El trigo conmueve al tigre avena. Ya que... Quedaría el heno fugitivo del anís. Vuelcos, vuelcos, vuelcos diera. ¡Si, sí, si solo un poco supiera!. Aunque. ¡Más porqué habrá salido! Aunque. Menos porqué habrá llegado. Vuelcos Máscaras Moluscos ¡Ímpetu del hipocampo!. Ya vuelcos diera. En la fidelidad de las baldosas. Diera vuelcos ya. En las esquinas de las brumas.
¡Con todo lo unánime!. Son anónimas comunes las bifurcaciones de neblina.
En la diadema triste del barranco. Porqué, ya, ya. Vuela el páramo lejano. Y ya nada hubiese que pudiese ser forzado. ¡Solo, solo vuelcos diera, si supiera un poco!. De lo mayúsculo solo un poco de lo mínimo...Y Muy En Lo Profundo. ¡Su vuelo dentro, bronce níveo, plata verde!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Razonablemente solo....
Más qué miel suave vuela el dulzor de unas pupilas el palpitar enamorado desbordante anillo al dar a luz el mismo brillo al Dar De palabras ¡Lo qué escancia el vino! En el acto Sagrado Al ser Indivisible Irrepetible ¡Soledad fecundadora! Suave Vuela Y late El oro-plata ¡Ah, esencia! De la hierogamia La humanidad De la razón consagrada...¡Sólo, sólo, solo así!
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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EL FLAGELO
Amarga Sin cesar La plata el llanto Al cielo Aquél Junto a la luna Del fantasma ceniciento Sin retorno De la larva Verde Una fosa Ociosa De las cosas En el alma Cualquier día Desarmando Al desaliento Cargando La nieve Presa De luz Lágrimas Centellas sin audiencia Amargando Al cielo Verde Ceniciento El Flagelo Del anhelo Peninsular Tozudo Atroz aturdimiento
El Flagelo Zumbel Del alma ¡Témpano del tarso!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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VERDASCA
Por la impotencia del fragmento Enconchada. La mariposa interminable. Nada. Vivifica del hado la faceta. Irritando. La corriente preocupada. De la memoria. Del arroyo un tópico. Rincón. Con. La. Voz. Del espejo confesor... ¡Agudo!. La Verdad Delgada Vara. De los reflejos arrepentidos. Siervo. Del ermitaño hueco___Un manto. Del eco que al oírme trueco___Transparente. Plata en campanadas___Enemigas. En las horas amarilla orilla___¡Amiga!. Del otoño entre las hojas. Libros olvidados del árbol. Un instante____Del cielo. Un collar____Del polvo. Papel del tinto esclavo. Extinto. Texto. Interminable. Mariposa Del hado confesor Del espejo arrepentido ¡Voz qué la impotencia vivifica! Al Silencio Hueco campanear de la corriente
¡Al refocilar un relámpago!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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OSADO POLAR
C O ORO OVO O
Aovado caminar lejos dorado Al vislumbrale silencio Al sueño sucumbirse Del vulgo barro Ruleta trémula .¡Generosa!. Ingratitud Gratuita Osado Polar Osado
C Bruma Merma Ova A
La primera puerta paralizada Dónde la angustia se desinfla En la tela grotesca espinada El O Oro Ovo Salió al margen impaciente Donde lujosas violetas rumoran Los dientes de dalias y tulipanes Los remordimientos suavemente oro A la mesa de afeitar tocando plata A la enzarzada serpenteante garra Polar Osado Polar
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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A Nakawé...
La divina gran abuela Hichol. Hoy recuerdo. ¡Gran abuela crecimiento!. Nakawé...Nakawé. Hoy recuerdo.
Con el escribir del ojo. Hilos de plata____Caminos del oído. En el día qué decrece. Hilo qué se rompe. Y Es lo demasiado interiormente. lo qué se transforma interiormente.
A Nakawé...A Nakawé.
En ese día críptico, de la más remota noche, de la visión en ruinas, del rasgo absorto. Abuela crecimiento. Divina grandiosa. En la naturaleza. Con la semilla madre, de la mano, de la cosecha, parpadeando el agua, sobre fuegos de nubes. Y Por el interior abierto del umbral.
De pronto el alma descubre. Al volátil plomo desnuda. ¡Jungla de collares viajeros!. Por aquél día. ¡Qué empieza el final haciendo!. Por aquél día. ¡Inmensa gota con mil océanos dentro!. De la sangre inocente. ¡De lo intangible y de lo invisible!. Sepultado___Con___El___Plomo.
Nakawé. De forma primitiva y pura. Abuela crecimiento. Del interior solemne___Recinto solitario. ¡En el mundo____El mal se extiende!.
Mira. Escucha. Abuela crecimiento.
Mira, escucha, y como hoy, te recuerdo. Al entrar en la leyenda. Y ver. Bajo la sombra dorada, al sol arrodillado. En el techo interior al salir del campo. En el pico de la cólera al galopar del mango. Y ver. Sin poder. (Los soles de las noches solitarios). Luz de obscuridad. Relámpagos grises. Sin poder. ¡Ni salvar los amaneceres del eco!. ¡Ni de los poblados el sufrir!. Sin poder. ¡Ni cambiar todo el dolor fabricado!. ¡Ni el oculto exterminio!.
Nakawé--Nakawé. Hoy te recuerdo. Cómo... (Abuela crecimiento grandiosa Huichol). Cuando el tiempo se perdió entre las noches. Cómo... Cuando quitaron garras y colmillos a los guerreros. Cómo... Cuando los recuerdos solo duelen. En Los hogares desolados. Indefensos ya mueren, lentamente.
Nakawé Muchos hay muertos en vida. Nakawé Mira, escucha. Está Enferma el alma. Y_La consciencia extinta. Solo. Mira, escucha. Ya sólo se ve lo importante. ¡Más allá del cielo!. En otro sitio. ¡Más allá de las plegarias!.
Estamos. En el ahuecado vaho. Estamos. En la plenitud del tiempo, infame, suspendido.
Nakawé___Nakawé.
Abuela___Crecimiento___Nakawé___¡Espéranos!. Con la muerte y el renacimiento_ Simultáneos.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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MÚSICA DE ÓNIX
En primavera, de largos brazos, hay vuelos y libélulas, de novelas rosas, en la música, del ónix.
El que siembra. Que siembra. Siembra. Geométricos amores, alfombras sonoras y compasión acuática.
Cantos de manantial, río y océano en cada día, en el dolor ajeno, del mundo absorto que le rodea, y le socorre, como ciruelo, ámbar, árbol, mármol tibio.
¡Música de ónix!.
Y es de nube sin ceniza. Es nube sin ceniza... Constelación de almohadas fosforescentes. ¡Incógnito renacer de los reinos muertos nueva luz!. ¡Ceniza de plata incrustada de diamantes palpitares!. ¡Horizonte de todos los amaneceres en un latido solo!.
Luz de primavera, bañada de siglos, de milenios, de eones.
¡Música de ónix!. Árbol fresco, cubierto de doradas eternidades, de momentos. Del Profundo, reflejarse, de superficies enamoradas. Ocupando las esperanzas con la solo certeza.
Entre pinos blancos amores cristalinos, en amapola, margarita, clavel, lirio, en la esencia misma de la flores, pinos blancos y entre amores cristalinos.
¡Música de ónix!.
Roja sonrisa, verde olvido, amarilla cumbre, azul mármol, gris prohibido, salta todos los pensamientos, que vaguen solos y tejan imágenes, y cultiven los horizontes fecundos. Y dormidos se pregunten si despiertan, del jardín la sabiduría de los umbrales, en la brumosa noche fría de mañana.
La vida nos ha sido prestada, y la poseemos un tiempo y será bien vivida, si se respeta, se cuida, se comparte, y se completa lo que al nacer es incompleto, en la fuente de la existencia, de la posibilidades infinitas, del ser con otros, en la faz de la tierra al cielo útil, y necesario en el hoy, resultado de otras decisiones y elecciones. pasadas consecuencias de todos los actos previos.
Entre flores, puertas y ventanas, triunfos y derrotas, gema de aliento divino, y en la carne qué cambia, qué sufre, qué goza, qué sueña, y se realiza, en la riqueza inmensa de la humilde chispa de lo qué hayamos sido...
¡Ser la música del ónix y al mismo ónix dar música!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ACCESIBLES PUERTAS ...
De Roble Una Puerta dijo, creo, dijo:
No, ya, no, jamás, quiero ser descortezado que en poco quede, poco roble, luz de escasa sombre, fiebre helada, y las raíces como versos, verdad obscura, y en las hojas haya engaño, fuego líquido, que por el otoño vuele, y que muestre, amarillos el dolor seco tigre, cual le siente, cualquier clima, verano en feo sentimiento.
Embrión del génesis. Que mostrándole tal cual semilla, tal cual fruto, y le plante platas plenas el trabajo y lo que siente, será tanto, hoy, ayer, será, destruir al nuevo, al mundo, al deslenguado, y tan extraño, entrañe al extranjero, cedro, cerdo, cardo, cruento, calmo, que la memoria estruje taladrando, nogales, norias, nubes, nopales, solo de abundante daño, dueños, sauces, soplos, serpientes, sueños, antes que a muchos pondrá un sellado pasado, desarbolado, en caimanes y colmillos, sin aviso y escarmiento, en cada noche.
Así, leyendo el ayer, se hace una mañana, ventana, camino y puente siéndoles leves, enmaderados, hierros blandos, tesoros y perlas, contadas, esperan auténticas y nobles, las pasiones, por la paz genuina, puertas, puertos, valles, y podrán luego apartarse, las tinieblas de seguir falseando, el dolor y el error, al terror en el viento, de las pisadas, de cada casa indefensa, que descaminaron dezckalzos los posibles.
Congelados, impacientes las escarchas. Espiral y desabrigo.
Sin pensar ir. Zanjando cauces. Desenmascarando turbias transparencias, y a más seguro puerto partan las puertas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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TOCANDO ESPERO
Tu alma con mis dedos, mis labios, mis retinas. Adorada plata cristalina y diamantina. Vives en mis latidos. Y tocando, tocando te espero. Las puertas en los cielos. En los ojos las estrellas. En las arenas de playa.
Amor sin ocasión, amor perpetuo. Tocando los pétalos invisibles. La sangre de cada canto alegre. Alegre y dulce como tu piel y miel. En la vida, de esta vida, de este tiempo.
En la sinfonía inmortal. En el sonido del aire por las hojas. En el calor del fuego por los brazos. Espero y espero, en un siempre presente.
La melodía sagrada, donde el hombre sea cada nota. La música inmortal de la felicidad entre dioses. Todos, el que sea, con todos, o sin uno solo.
Solo la verdad serena del amor humano, el que se ve y se siente cada día. Sin egoísmo, el del polvo de hombre. Éste de carne, de sangre, frágil y desamparado. Que debe arrodillarse, humillarse, cargar las culpas en otro. Que confía alegre y fanático, la muerte, la injusticia, el dolor ajeno. Y pide. ¡Sí, solo!.
Pide al cielo que perdone, que lo haga todo, y se queda. En su culpa irresponsable, esperando y esperando. Tocando los sueños, pesadillas y temores. En un paralítico hoy, hoy de cada día del hace mucho.
Así toco, toco mis silencios, mis ausencias, mis dolores. Soy el cobarde que nunca conocí, soy la basura del templo. Iglesia y vergüenza juntas, entre sangre y miseria. Entre mi esperanza yerta, y los ideales vacíos.
Espero dejar de tocar las nubes y los desiertos. Y tocar las almas, los ángeles y demonios, o a todos los dioses juntos. Pedir que regresen. Si ya están muertos. Les buscaré. Y sí no hay. Haré con mis dolores esperanzas. Aunque mi polvo pierda, y el aliento que respiro se vaya. !Nada importa, cuando veo el sufrimiento, y nada. Pero nada puedo hacer.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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