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No puedo creer, que la vida sea tan complicada, cuando lo que quiero es sentarme aquí, y verte desnuda. Sentir tus caricias, tus suaves labios besandome, tocar tu cuerpo, sentir lo que es el placer. Esto es amor, algo mas alla de todo, una fantasia, un deleite. No puedo creer todo esto, el verte a mi lado, el verte desnuda, acariciarte. Vamos, ven, ayúdame a olvidar este dolor, mantén las paredes para que no se caigan, se están derrumbando, vamos cariño, no dejes que esta noche se termine. Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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Yo no te conozco, y no me importa realmente, se fija en ti, la perfección ideal, lo siento, esta es mi garantía, esto va a pasar, peor y en repetidas ocasiones. Angel de la noche, musa silenciosa, niña inocente por fuera, mujer oscura por dentro. Deporte para los cuervos, que patrocinan para su propia protección, de mente estrecha, cuello rojo con programa de sangradoa, estoy perdido y asombrado. Eres la princesa del caos, eres mi amante, seductora viuda negra, eres mi amor, eres mi tentacion. Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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EN LA CIUDAD FLOTANTE
Nunca se sabe cuando las noches lejanas vienen del futuro tras de ti, tan violentamente lentas son las... películas diminutas qué guardas en la... memoria de la cámara refinada, digitálica, con las rodillas en el micromotor lumínico alrededor del pasado, pálido lamento inútil.
Salían las palabras mecánicas, sin ritmo, ni entonación, frágilmente seductoras, blandas, en una lágrima brillante, restaurada, por la mejilla, metálica, de una arruga tierna, y en las caderas transparentes, oleosas, firmes. Así fue. En la ciudad, qué flota por los tiempos, en los espacios de húmedos sueños dócil, flotante, antes relegados por las cumbres, analógicas, entre dos elementos opuestos, en una síntesis de procesos inductivos. Se Veía, imaginando, los mínimos orbitales saltando cuánticos latidos en el bajo vientre vertical, pulsando. En el espejo cóncavo y cuadriculado del fondo, flexible, en el borde ajustable del encarnado traje.. Seguí mirándola a medida que avanzaba, y pensé, creo, en la irrealidad de la... sonrisa... En una isla, solos, con la energía, fotónica, abotonada, desnudando tres lunas, en la fresca miel de fresas noches, entre las botellas, añejas, del placer, libremente endodérmico, pleno, morfinesco, en cada molécula móvil y termoestable, acompañados de brisas juguetonas, en la piel de las olas. Como eran espumosos, los montes de Venus, en un elixir concentrado de "Afroditas y Mauinas", al volverse instantáneos los universos quedaban fundidos, en una enorme fisión, en cadena desencadenada, y el tiempo se contraía y el espacio en expansión, aparecía pequeño, en este momento, aparecía diciendo. Ginecoide, casi humana. ¡En el momento qué usted lo desee!. Solo piense en ello y suspire profundo. Es un viejo truco, electrónico y minúsculo, pero teletransferido. ¡Qué registro, ecográfico y micrométrico!. Y el mecanismo automático se autolubrica. Usted sabe. Durante el breve viaje apenas intercambiaron palabras y algunas frases convencionales. Las relaciones biomecánicas, humanoides juveniles y las termogénicas androides, no eran tan rápidamente ensamblables. A pesar de sentirme impulsado a ser tierno con ella___Pensaba, bueno, creo, qué pensaba, ó sentía el aceite multigrado en un tono enrojecido, cercano. Y especialmente para que en sus profundos circuitos de recubierta endorfínica auténticamente humana en su origen, no se sintiera desamparada.
Entonces fue cuando escribió él. El último renglón.. En un telón del teatro nebuloso, le temblaban las manos, el aliento ardía, en el vientre bajo un volcán submarino, polar y estrellado, fijo en los puntos del cosmos conocido... Y dejó, respetable la colección de... "Astroerótica ficción androide".
¡Yo no creo en Venus, ni en Eros!. ¡Solo soy un ingenuo Cupido cibernético!. Con todo lo flotante de esta Ciudad, sin nombre, perdida entre microscópicos teleféricos dementes. Y creo, voy a contarles, tal vez lo entiendan. ¡Creo recordar, ó localizar el archivo en la llamada perdida!. Éstas. Pulsátiles. Líneas. Versátiles. Datilescas. En ese microcósmico y orgasmático instante. Lo escrito."Los universos quedan reducidos a fuego. Volcánico Al instante derramando Se esculpe La eternidad anhelada Cuando La sonrisa nieva insaciable Y en el fuego helado el vapor renace En La belleza bajo una flor madura En Lo agudo. ¡Queda invisible reposando!. El amor inmaterial. Dónde... ¡Las transparencias, destilando, arden" Y cibernéticamente el Nuevo Cupido, regresó a la pantalla. ¡Nunca se sabe, en la ciudad flotante, las noches lejanas... Vienen del futuro tras de ti.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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El deleite de tus labios, el encanto de tu belleza, el aroma a rosas, el dulce sabor a noche. Disfruta de este momento, mi querida niña, esta noche es para ti, es para gozarla. El dulce aroma de tu cuerpo, la piel desnuda, encajes y satin en el piso, la noche mas ardiente empieza ya. El dulce sabor a oscuridad, la luna sera nuestro postre, es el momento de dormir a tu lado, porque de ti me he enamorado. Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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Ángel guardián, alma solitaria, doncella sombría, seductora y mortal.
Criatura de la noche, ángel de alas negras, eres mi amor, eres mi dolor.
Eres tu quien me inspiras, para escribir este poema, con la sangre de mis venas, con todo mi dolor.
Ángel de la oscuridad, criatura de la noche, bella y mortal, noble y siniestra.
Erick R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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Cada segundo que pasa. cada respiro que das, esperas el beso de mis labios, el roce de tu piel con la mía.
Noche tras noche, segundo a segundo, espero verte una vez mas, amada Alondra.
Mi bienaventurada musa, mi suspiro por ti, mirando tus bellos ojos, besando tus labios rojos.
Seductora, inocente y tímida, espero verte otra vez, al llegar la luna llena.
Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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DEL RITMO ESLABONADO....
En la memoria que sujeta el viento, musical dibujo, eslabonado, ritmo.¡Entre capítulos adversos!. El tiempo, se detiene. Por la obra pura de los diez años. ¡Un segundo primero, al último comienzo!. Con diez fronteras abundantes, generosas al zumbido agudo, los brazos desmoronan el plato roto, de la sábana ligera, arañando, las sombras de las arenas.
Ritmo, ritmo, eslabonado... ¡Atado!. A partir del fluir de los renglones, los motivos traspasando alegremente, las etiquetas del margen surgen.
Ritmo. ¡Con su espolvorizar de timbres!. Ritmo. ¡Con su racimo de lentos tiempos!. Es Labonado. Es... Ante la quimérica alusión curiosa. ¡Qué...! Cincela páginas y cultiva notas. ¡Estando!... Infinitos los siglos irradia, en la sencillez, desnuda, del preludio, en un epílogo, ardoroso es el prefacio. Y... ¡Es discreta de lo natural, armónica!.
Ritmo Es Labonado. Es... La tempestad al volver de los salterios, de los ruidos graves aromas.
Es Labonado. Es ritmo, ritmo eslabonado. En La carga cotidiana de la nieve, besando al fuego seriamente. Y los cabellos en los labios, los pétalos, la oración pegando, con el orgullo. Suspirante de sandalias, del deseo, al huracán, del pino, sauce triste, roble un buen rato, cánticos sembrando, párpados al mar batiendo, al vestir de coral. ¡Una burbuja!.
Es Labonado. Del ritmo. Un ademán inocente, mil corazones del regazo, viajan. En las praderas reservadas, aterciopeladas,vibrantes, diademas, dóciles y tiernos ríos. Del Ritmo Eslabonado En La magia del abanico En La piel, por el placer, sumergido en sueños. ¡Evaporando al mundo de los espejos!. La espada, cristalina, entre los frutos. ¡El escudo se desgrana!. La malla descubierta. ¡Desnudando al polvo!. En la humedad la plenitud desierta. Es Labonada. Es del ritmo. Y Dejando balsámicas, las envolturas, en la cueva dolorosa selva, una luz, amarga pálida, hecha de frágil algodón, la palabra salta luego. Y salta, salta... ¡La extraña melodía de primavera!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Palabras como violencia, rompen mi silencio, irrumpen en mi pequeño mundo, causándome dolor, atravesándome, ¿no puedes entender? oh mi pequeña chica. Esto se pone cada vez mejor, cada sonido que emites cuando estas frente a mí, respiras agitadamente, como en verdad gozaras del placer. Todo lo que siempre quise, todo lo que siempre necesité, está aquí en mis brazos, las palabras son muy innecesarias, sólo pueden hacer daño. Las veces que estás a mi lado, deleitándome la vista, al verte sentada sobre mis piernas, besando tus labios de color rojo carmesí. Cada segundo, cada suspiro, cuando toco tu hermosa piel, tu cuerpo encantador, estás enamorada de mí, mi amante y callada, mi chica de la noche solitaria. Encajes y prendas al suelo, sientes mis vibraciones, mis labios con los tuyos, disfruta este silencio, mientras llega el alba. Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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Señor, Tú regaste los campos de flores que llenan el aire de aroma y frescor, cubriste los cielos de inmensos fulgores y diste a los mares su eterno rumor.
Doquier resplandece tu amor sin segundo; la tierra proclama tu gloria doquier; y en medio a esos himnos que brotan del mundo, yo quiero elevarte mi voz de placer.
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Poeta
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ENSIMISMADO
Por Detrás del tiempo jinete Del cojín gelatinoso Quedó. Bebiendo del infierno el no saber Quedó.
Anhelando del placer el no saber. Sin sombra dúctil. Cabalgadura. En los años flexibles. Solitario. Jinete.
Entre puertas de atónitos engaños Rehén Entre puertas desvanecidas Magnífico escándalo monótono Al subir Sufriendo la profundidad del océano Y tomar la codicia de la montaña. Y ahogarla bajo el zapato del viejo lago.
Jinete De metal la sonrisa llevaba En el hombro de seda la sombra Por debajo del ocaso Cuándo el tiempo su olvido espera Por encima del acaso. El Jinete. A ratos perdidos Y el máximo vacío En sí, por dentro, en sí Sólo el jinete ve su sombra solo.
Exhaustivo Con el más íntimo después Exhalar Con el menos oculto secreto Sueña Con lo mínimo del nunca No embargante.
Sueña, sueña, solo sueña en sí. El Mismo, sueño que lo sueña, a él. Mismo.
En Sí Sueña ¡Qué desaparezcan los invisibles!. Donde las nubes dibujan los peces. ¡Hasta no poder más!. Donde los árboles sueñan las aves. ¡Jinetes de nubes!. Y pálidas agrias sombras. Detrás del tiempo alevoso. Del campo desierto y ciudad dormida.
Así A ésta sencilla respuesta Fue a buscarle mil preguntas Así A esta compleja salida Fue a encontrarle mil entradas.
En sí mismado. En sí. Mismado. El Mismo En Sí. Y así quedó. Al escuchar los colores del tiempo. Y destejerlo. Al anudar los dilemas del antes. Quedó. Jinete trepidante. ¡Solo rehén de sí mismo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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