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I.N.S.T.A.N.T.E.S.
Pasaba el tiempo inconstante, por un reloj descompuesto, en el cielo boca abajo, hiriendo la eternidad de un segundo, al sentirse primero en la luna, del agua que refleja el alma, seca más allá de las retinas, ahogadas de cristales las ventanas, llenas de instantes los siglos.
Por una luna de plata, el corazón teje pulseras con agua, con rabia quiere secarlas el viento, el viento del agua de plata, quiere invisible hacerse, quiere la manzana comerse, con el corazón algas frescas, con el melón algas dobles, con el monte de tiempo en tiempo.
De tanto en tanto la piel palpita, con la plata de miel chorreando, con la paloma que al cielo vuela, la plata de nube a nube, escribe al corazón con ojos, con la luz ardiente y turgente, de las praderas ligeras, del rosa al rojo se quema, de tiempo en tiempo los relojes.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ODA AL OLVIDO
Ya No recuerdo... ¿Dónde estás?. No recuerdo cuando nací fuera del tiempo del polvo donde estabas del pantano que corta corriendo los años en la piel arrugada, de los libros no leídos, entre las arenas del desierto de la niebla sal y abeja mar y miel lejanos, añejos, vinagres luchando sin bandera fuiste vestido de pasado seco, desangrado, borrado, alegre al frente, de espaldas.
Te escondiste en el blanco pelo en blanco como pétalo, perdido, seco, temible en la frescura del reloj de arena que rebrota, fuego, de la ceniza, en fragmentos, de obscuridad teñida en el molino cruel de la historia indefensa sepultando lo más exquisito del dolor recién lavado en la noche que sacude las estrellas de corbata y aplausos con monedas y billetes y nebulosas y balas.
Te vuelvo a encontrar perdido en las esquinas de rodillas lágrimas rodando en la sangre de nubes que pesan, espesas, pesadas, que no pasan ni se secan solo esperan la escritura de la verdad del sueño imposible en el aire inmóvil de las campanas que callan de los lutos decorados sumergidos en las islas de las lápidas del fracaso.
Olvido olvidarte cuando no quiero aceptar el fruto del futuro en el pasado de herradura y cicatriz de telarañas repetidas, perennes en el polvo, las cenizas, el viento en los latidos salvajes de la espina solitaria extraviada dulce y débil, dolor negado en la punta de cada retina de tanta ventana rota.
Dime, olvido, acaso, me he olvidado a mi mismo, recordándote, Qué sería del silencio!... Sin escucharlo. Encadenado a las cosas. Sin esperanza. Del regreso. Del tiempo azul. En el cielo invisible, incierto, borrado. En la gris memoria que lo alimenta yerta...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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L.A.P.I.D.I.F.I.C.A.D.O.
¡Dame!. Silencio, los labios de tus ecos, a veces, te veo, en la piel, quejándote, flor, en espera, de lo que pudo ser, después, sobre las alas de mil pretextos, dentro de la edad, olvidados, en el perfume de la noche, aguda, del agua que me duele, arenosa, en el espejo escondida, sombría, por la ausencia del mundo, magro, amarga larga viveza demorada cautelosamente indiscreta hoy.
¡Dame!. Despacio, los relámpagos de asombro, del cuarto, saliente, resbalando, infinitas, mil ausencias, apodícticas, dudosas, estés donde estés, incierto, seguro, en la madrugada por los tejados herida por el verde de los pinos llorando el río, por la estéril catarata, del trigo confundido por la noche, al despertar, sobresaltado, reseco, el eco, por el impulso, perdido, extraviado, en la paz quemada, inexistente, solo, creída precipitadamente, meditada en serio.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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SOBRIO Y BENÉVOLO
El polvo de la nada espera comer la mesa, del hambre de la cuchara exiliada la tarde, del mimbre de la cáscara verde la silla, del timbre de la casa sola la ventana.
Porque ya el cansancio del agua corre, humedecido el camino del destino yerto, fiel entre la piel del viento alegre, miel entre la hiel del aliento amargo.
Con el silencio que teje las canciones, del sabor de las noches difíciles, del dolor de las espadas olvidadas, del tiempo de las piedras encontradas.
Por las manos de los martes, entre los lunes de las lluvias, que brindan los tibios luceros, a las noches atrapadas y asustadas.
¡Sí, sí!. Mira como vuela ese sueño, escondido en las campanas gastadas, en las lágrimas inútiles del recuerdo, del brazo que carga la luna.
Ya fosforece el palpitar de los huecos, de los tibios ecos de los laberintos, en las dulces pupilas que las palpan, en los viejos tiempos que no mueren.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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OPULENTA MAJEZA (Neosurrealista)
Ayer el mar cayó, en la noche verde, aún penumbra en la semilla, del agua desprendida del cristal.
En los últimos años, y en el seno de una aurora, cenicienta, por un latido que florece, y asorda el pensamiento frágil, en la ciudad plagada de edificios, entre las costas árticas, de indiferencia implacable, y el hostigamiento arrinconado, en el aire de las esquinas, saturadas de vacíos en la ruina, que ocupan un lugar destacado, en las áridas pupilas.
Hoy que la espuma del viento, camina por detrás, del sol virginal fugaz, en el templo de la sombra.
Concebida de manera unilateral, y simplista, de aplicaciones estereotipadas, y artificiales de un mecanismo verbal. Siendo el fenómeno, por otra parte, mucho más frecuente, y más antiguo, de lo que lo dejarían, entrever los dedos de una mano. Como un regio tesoro, que se palpa, de tanto en tanto, apagado, y lejano, en el turbio oleaje, que bosteza en la empinada loma.
Por el cabello callado, en la piel de las palabras, en el clavel goteando, en la mirada pura de la brisa.
Con las marcas de cinceles, desnudos en la piedra, y poderosas cicatrices, vegetales, a tres metros de altura, de una gentil sonrisa, subiendo a tientas, por los obscuros corredores, de cabezas grises, esculpidas en el agua sin anteojos, dispuesta a retirarse por el humo, que viste sus atuendos cotidianos, enclavado entre las altas colinas, con ventanas sin vidrios, colgada de una jarra, y acusada de asalto.
Cuando el tiempo inventa, el corazón de los relojes, en el susurro de la sombra, que la sonrisa eterna deshace.
Entre las rocas sin hogar y las hojas salvajes del hielo civilizado del ninguno, en cualquier parte. ¡Qué empieza a ser olvido!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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F.O.R.T.U.I.T.O.
Entre la ronca tarde un gramo de hierba de cristal de río desnuda la luna en su seno como un lago en la terraza brilla próximo al membrillo... Más allá de la piel de aquella nube soñábamos estar despiertos sin luz ni sombras. De entusiasmo verde hoguera rosa noble azul De fontana dulce frescura del frontispicio al envés De ignición encarnada lozanía animosa modestia De atender con esmero al detalle compartido ¡Fortuito tal vez fortuito! Con El Silencio danzando lejos de los párpados del aire en la esfera temerosa de los huecos por el mar dormido y escondido en la cabellera de un bosque perdido...
¡Por Venus por Marte! ¡Ah, pasión obediente y sensata! ¡Oh, placer que purifica el fuego! ¡Por el compartir simultáneo! Al volcán entre las olas espumosas de lava serena y cauta de lana generosa dócil de luna satisfecha tibia de leña ensueño y cobijo del fuego ¡Sí, del fuego mismo! petrificado por ver la nieve durmiendo púrpura en las retinas de una oruga dibujando un elefante un canguro un suspiro un latido un momento prolongado un instante constante memoria y templanza Por ver al unicornio con azúcar apodíctico al terreno fértil complaciente fortín Como La miel azul preocupada por la sal... ¡Tal vez privilegio de la pureza de lo fortuito, de lo factible, de lo fantástico, de lo ferviente...!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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MEMORANDUM INGENUO
Una mirada se detuvo en el vacío, en espera de lo nuevo, lo viejo. Nadie llega, con desesperación de terminar, no fuimos ninguno, esperando ser otro. No fuimos arena, esperando ser desierto. No fuimos soledad, esperando ser tumulto.
Porqué indignos son los silencios, de ser oídos, por el pelo sordo del bolsillo, y el monedero que halague y destruya, y escape y albergue la ingratitud, cruda del hielo ebrio, diciéndome y diciéndome:
Tú, cuyas lágrimas secan el mar, en el desierto latir de la luna, y acribillas el grano del anhelo, entronado en pantanos enjoyado.
No esperes que tus recuerdos mueran, en las penas lejanas, causadas, infames.
El dolor baña éstas nubes, el sufrimiento mueve al viento, abajo y encima del suelo, mezclando pasado y presente, hasta en la miel que compras, con la hiel bajo la piel, y los escombros de la consciencia.
¡Sí, y sólo sí!. Te existió alguna vez, en algún lado.
Por eso dices que digo: Que ésto te envío...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Desequilibrio Astronómico
El cielo se levantó recto al dormirse. El aroma del recuerdo de la nieve. En los brazos fuertes de una nube. La voz del viento tejía la tarde. Con el rostro hecho de lunas. Con la piel del tiempo. Relámpago. Llegada. Fruta. Sentimiento. Palabra. Ramas. Sueños. Anhelos. Dolores.
¡De sol a sol!.
Con la sombra descansando bajo un árbol. El gris se pone su traje amarillo. Pálido. El fuego se viste de verde. Inquieto. Por el pasado sangriento. Oculto. Decorado con aplausos y sonrisas. Negociando el olvido con balas. Con el engaño comprado. Del volcán indefenso.
¡Entre la nieve tibia!.
De la cosecha abundante de los huecos. El cielo perdió la razón. Y solo rojas fueron sus venas. Y rectas las peores curvas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ALBANEGA ESFEROIDAL
Porqué Así Se Rehilarían Los Recuerdos.
Cuan risueños están los ruiseñores. Y las señoras en sueños ríen; Ruines. Los ríos irrisorios cantan; Raudos. Los cuencos contando cuentan; Sueños. De cisne en cisne cien cenizas; Albas. Heridos hierros hechos humo; Negado.
¡Pensando que hubimos rehilado sabores!.
En las arenas del cementerio alegre. Porqué la muerte cavó su tumba. En el cielo cubierto de sangre. Por los caminos que la tinta borra. En las palabras por nadie dichas. En el límite dónde el espejo descansa.
¡Cómo si rehiláremos ilusiones nuevas!.
Donde se mastica y entrega__Tiernas ausencias. Donde se traiciona y abandona__Hojas secas. Por cuatro minutos que piden socorro solo. En el cuello de la mirada minada miserable. En el tiempo de la noche ebria embrutecida. Con las culpas que huelen a eclipse en fuga.
¡Esferoidal es... Rehilad las esperanzas albas!.
Por la estatua que cambió de piel persuasiva. En la brisa de la zozobra zarabanda que muda. De cuerpo desplomado botarate en bronce. ¡Qué pronto desgrana y desengaña el olvido!. ¡Qué al agua desnuda y siembra la sombra!. En esta albanega esferoidal... ¿Qué haremos?.
¡Sí. Rehilaos entre los sueños. Sí puedes!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Invocación a la Osa Mayor Autora : Ingeborg Bachmann Austria 1926-1973. Escritora de poemas, cuentos, ensayos y libretos para Ópera. Obtuvo Doctorados en Filosofía, Psicología y Literatura. Una de las más importantes escritoras modernas en lengua alemana. Esta es versión de : Cecilia Dreymüller y Concha García. Ed. Hiperión 2001.
Invocación a la Osa Mayor.
Osa Mayor, baja, hirsuta noche, animal de piel de nubes con ojos viejos, ojos de estrellas, por la espesura irrumpen relucientes tus patas con las garras, garras de estrellas, mantenemos despiertos los rebaños, pero encantados por ti, desconfiamos de tus flancos cansados y de tus dientes agudos y semidescubiertos, vieja osa.
Una piña: vuestro mundo. Vosotros: sus escamas. Yo la muevo, la hago rodar desde los abetos del principio hasta los abetos del final, la resoplo, la pruebo en la boca y la agarro con las zarpas.
Ya tengáis miedo o no lo tengáis, pagad en la limosnera y dadle al ciego una buena palabra, para que sostenga a la osa de la correa. Y sazonad bien los corderos.
Podría ser que esta osa se soltara, no amenazara ya más y corriera tras todas las piñas caídas de los abetos grandes y alados que cayeron del paraíso.
Autora : Ingeborg Bachmann (Austria 1926-1973).
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Poeta
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