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DESCAMINADO
El camino nuevo, odiado, se niega a ser nublado debajo del otoño entre los cantos de las jaulas.
Con la esperanza del zapato entre las piedras tristes acordeones seducidos por el polvo que espera el fin dichoso en un recuerdo.
En la quietud del lucero en medio de la luna o como la montaña inseparable corre verde y escribe en cada espuela su congoja rosa tan prematura en desengaños bajo la puerta.
Por el olvido que sucumbe ante la tumba respirando los dolores de una lápida ligera quedó la calle callada el domingo de descanso sin quebrarse una costilla del florero gris sereno el puente de púrpura vestido nieva su perfume.
Más con la soledad de los pinos penan pobres las horas del mar que reposa en una nube roja con el ritmo que corre a ponerse a salvo solo como el tambor habla de la madera del barco que piensa en la campana del campo frío en la porcelana de la sombra de la hierba.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Ventanal Privilegiado
En ese sueño que se filtra por la ventana, corre el humo cargando almohadas, encarnadas por espasmos compartidos, fresas con crema con fuego juegan, las manadas de cabellos ensemillados.
De miel en cataratas en fuente fragua, los pétalos tranquilos del otoño tibio, acrisolado el tronco madura la guadaña, año con año cultivando el tiempo, el regreso al ayer con traje nuevo.
Donde las jaulas escapan del viento, en el sendero que mece la seda, desnudando la memoria callada. ¡Qué cabalga la caldera con palabras!. ¡Qué endulzan al amargor relampagueando!.
El sudor que asalta el lecho. Una ola un recuerdo un instante. Del caminar del faro del pan del gozo. ¡Negándose a morir mordiendo nubes!. Fabricándose un vivir tejiendo ayeres.
En un racimo de latidos de pestañas. Y noches necias nácar núbil nardo. Y días inquietos ínclitos intactos. En el croquis en el cruce en el cuarteo. ¡Por la ventana que se filtra en ese sueño!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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MEMORANDUM INGENUO
Una mirada se detuvo en el vacío, en espera de lo nuevo, lo viejo. Nadie llega, con desesperación de terminar, no fuimos ninguno, esperando ser otro. No fuimos arena, esperando ser desierto. No fuimos soledad, esperando ser tumulto.
Porqué indignos son los silencios, de ser oídos, por el pelo sordo del bolsillo, y el monedero que halague y destruya, y escape y albergue la ingratitud, cruda del hielo ebrio, diciéndome y diciéndome:
Tú, cuyas lágrimas secan el mar, en el desierto latir de la luna, y acribillas el grano del anhelo, entronado en pantanos enjoyado.
No esperes que tus recuerdos mueran, en las penas lejanas, causadas, infames.
El dolor baña éstas nubes, el sufrimiento mueve al viento, abajo y encima del suelo, mezclando pasado y presente, hasta en la miel que compras, con la hiel bajo la piel, y los escombros de la consciencia.
¡Sí, y sólo sí!. Te existió alguna vez, en algún lado.
Por eso dices que digo: Que ésto te envío...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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LENTEJUELO VELOZ
Ya viene del suelo, la memoria sepultada en el olvido de la esperanza ingenua fiebre de nuez prurito de arroyo con alas de armario espejos de abismo... Con el alivio efectivo, de la farmacocinética predecible, en cuatro meta-análisis independientes del plomo dulce, como un tratamiento alternativo del suspiro convincente, que se niega a que le suban la dosis, del plumaje de cisne, con la rítmica espiral de ave de presa, de testa moribunda, que surge en la tempestad de verdades inmoladas, en la lírica mandíbula, donde palpitan los ánimos risueños, y a lo lejos muchos enhebran las culebras incombustas, en varios lustros opacos, bajo el ciprés y del acanto estremecido, por la suerte infiel del consuelo que da risa, flaca, paupérrima, al macilento sauce, que murmura al viento de seda tribunicia.Con la premura pelma premiosa en las esquinas del crepúsculo arquitecto de las últimas cavernas en racimos repletos de amenazas del susurro con ganchos del saludo con agujas del dedo con dados cargados por la furiosa cortina saliendo de la noche, naranja, novia nublada novata. Por supuesto, a la hora de la comida indispensable del silbato, con la ayuda desinteresada de los minerales y las hierbas secas, educadas por el collar de perlas para fumar en el salón de lectura, que no arriesgan la garganta de las vacas, en el clima tropical de la malaria, de mayor éxito en la calle, con el diseño de los menús bilingües del placer más ancho, original y exclusivo, en la mesa del silencio en turno. En la protesta decapitada del recurso, del sabor de temporada, fusiones de camarón con salmón, cacahuates, cocos tímidos y pistaches inquietos, bañados con el apio cálido. Cosas solo de cocina en bolsas de plástico, para los momentos más especiales, del arte culinario con hojitas de parra, pierna y bebida. Y mañana siguen igual asesinando al aire junto al mar indiferente temeroso de las bolsas encarceladas en la tarde de insectos indefensos paludismos riendo a las ballenas hasta morirse los hilos desangrados de fe de metal y billete fanático con vestido nuevo cíclope minúsculo gris de escalera envenenada, y un buen saldo, de sonrisas baratas. ¡Más allá del viejo cristal!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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(Fotografía de la Colección “Joyas de emoción” que se puede ver en: www.jpellicer.com)
Mirando al cielo encuentro la belleza que la tierra – noches y días huérfanos de color- me roba; sus silencios, los de aquellos cielos escondidos, son los mismos que se ofrecen a perdidos y vencidos, los que siempre están por llegar los que sueña el enamorado en su afligida noche -maldita condena- ni querer ni poder escapar. Entre los árboles, como entre los días, pierdo mis pasos que parecen no llevarme, inventándose las preguntas unas tras otras quedando amontonadas las respuestas en las cunetas de ningún camino conocido sin importar a nadie, como los restos desfigurados de cualquier sin nombre, como alma errante que perdió su sombra, como la propia vida que por vivir murió de amor. Es la razón esclava de una ilusión, el hombre travestido de anacoreta por un día, por un segundo, aquél que se escapa confundido entre lamentos, el que se sabe desposeído de su ayer mirándose sin llegarse a entender. Mirando al cielo, que sin ver sé que está, gozo la paz que me hace sentir la grandeza de poder mirar y la importancia de saber decir ahora… …aquí de nuevo me siento junto a ti. ©Jpellicer
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Poeta
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MEMORIA DEL POLVO (Experimental Neosurrealista)
Natural de la tierra en los surcos del agua en las esquinas. Del viento. Del cielo. ¡Misteriosa!. Frontera nocturna De Las olas Tatuadas en las nubes.
¡El polvo recuerda su polvo!.
Porque al desnudar al tiempo se llega tarde, a la cortina de las nubes dentro, de la noche vestida de verde, sin rumbo, cenizas de nieve, amarilla, la sonrisa, que vive fuera de la fosa, con el terciopelo del olvido esbelto.
Por el complicado sistema de diques, estanques y canales, que atienden los más mínimos sentimientos, del suspiro, cuando está demasiado duro, y enfriarlo cuando está caliente, bajo los dedos, y sus compuertas y depósitos.
Del mismo modo, que su actitud hacia la muerte, es una clave, para comprender las brumas, escalonadas junto a sus hermanas las sombras, demostrando la existencia de la luz, que mantiene sus restricciones a las pétreas retinas.
Con el rostro nuevo, de los viejos versos azucarados, con los limones salvajes inquietos. ¡Por los cántaros llenos de sueños!. En el polvo que muere confuso.
Con los ingredientes invisibles, que entran en la fabricación, de la salida, de la vida del cuerpo, que ha saltado el aliento, en un esfuerzo gigantesco, para comprender, que el polvo es solo polvo, en la memoria, liberado de los caprichos, de la producción natural, que sirve de garantía a las divinas especificaciones.
Del control de calidad, del olvido, de todo lo negado, de todo lo callado, de todo lo omitido.
El ser, del engaño un privilegio, del embuste glorificado. Al atardecer. ¡Qué viejo reaparece!. Como el ganado, de siglos, con la ruda voz de los milenios, del tiempo de sol a sol, solo pasando.
¡Del polvo de la vida recordada, al polvo de la muerte olvidado!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PRELUDIO INUSITADO ( Neosurrealista)
Con el infinito huésped en el corazón de una gota, el vuelo sueña unas alas, y unas olas su mar, de cortezas como plumas de nieve, y la espuma en una burbuja, medita y anida, como el delirio en una sombra solitaria, que aún palpita de ansias, por amar su luz, en las entrañas de un eléctrico drama... En la quietud inerte, de un hondo arcano, que al fuego derrite, en su pecho. Por el latido encarcelado el aliento vertiginoso espiga irresistible fruta vistiendo anhelos de apresuradas llamas envueltas con la luna delicada, intacta...
¡Arpegio brillante, obertura relampagueante!. ¡Transfiguración... Procreadora. No como acto No como posibilidad de cumplimiento Sino Como Nostalgia Creadora. ¡Irreductible presa del momento!.
¡Tibia flor!. De pan nuevo el día con labios y caderas de miel con alfileres y cadenas tejidas con sigilo decimal, decorado, delante, delicioso, perfumado prólogo esférico, especial, estimulante, por el lecho tierno del susurro y movimiento... ¡Aterciopelado resonando!.
El pasado, es una mezcla extraordinaria de singularidad, y misterio, por una fértil llanura de materiales de aluvión, y la bondad humedecida, con el portento candoroso de la sonrisa, en un espejo sin reflejo, como estremece el vuelo de mariposa a las montañas lejanas, que por sus vivos colores palidecen, con el vigor de los robles, entre la vanidad y la envidia, regando las mustias azucenas, del arte malogrado. Al principio sólo tormentas arriba y abajo rompiendo los hilos de la vida con la consciencia triturada de los peores engendros de la tierra ahogando de azul al cielo blanqueando más la nieve contándole arenas al desierto ¡Por esta primicia, por este chispazo!. Cualquier dios es solo debut.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ENTIGRECERSE LAXO ( Experimental Neosurrealista)
Por esas lágrimas que lloran de alegría con suavidad no quiero ser indiferente como cuando la inquietud sostiene la miel de una salada abeja.
Después de tantos ensayos, con un nuevo fracaso diario, tan interesado, predispuesto y poco diestro, al comer el hambre confundida con el apetito, determinando al presente por accidente, mucho más de prisa que la primera vez, por ser particularmente engañoso todo lo que es fácil y sencillo, como cuando el agua tiene sed, y un tejido teje al sol la sombra. En tanto que los tranquilizantes aparecen inquietos, y los ojos preguntan a los frascos las dosis que se hunden en el insomnio.
¡De la ceremonia cereza del cero con la cerradura del certamen!. ¡Desfilando con desgana por el deshielo y el designio desigual!. ¡Por el eco del eclipse edificado ejerciendo empeñoso el encargo!. ¡Fabricante fértil ferviente del fingir fogoso al fondo frigorífico!.
Tal vez sea imposible porque no se tocan ni ven los perfumes de las estatuas desde el agua con dientes y los números endurecidos. Atigrados camaleónicos tortugismos.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Revenir vacuo
Ahí donde estuvo bebiendo la sequía sus noches resentidas, del color caídas, por la vieja escena de lo nuevo, al culebrear, la oficiosidad evadiendo, las mañanas distanciando, las fatigas disgustando, las entradas desfigurando, las salidas desgastando.
¡Por el mayor menos!.
Cualquier idea, impertinente amargamente, en la carencia de abundantes espirales, belicosamente, empedernidas de apuro, de pendones basculantes alarde. ¡Del desamistarse impunemente!. Fastidiosos cicateros de parvo seso. Embelesados insufribles de parca testa. Con infinita determinación superflua y gris.
¡Por la trepidante caninez!.
Con el grito enrojecido un conejo vuela lejos, del agua sorprendida, en el amarillento éxito, de la sirena en huelga, por los meses ineptos, exclusivo,s de las pobres, crisis radicales, al saltar el río, el trémulo ramaje pertinaz, de la tarde indulgente, que al furor irrita, en el vergel arrepentido, del pincel mártir. ¡En la oleosa resistencia y la acuarela despistada!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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A.R.T.E.R.O.
Cuando miraba el viento El tren corría Por las sombras del abismo iluminado Por las estrellas del sueño ciego El tren corría Cuando saltaba el ocaso.
Artero, artero, el triste tren Va vagando por la región extraña, porque sus ojos doblaron las rodillas, porque sus hojas plantaron las estrellas. Artero, artero. El tren está triste.
Artero y triste el tren está, en la blanda incrustación de consonantes, en la banda incursión de catafalcos. El tren pasa por el valle de los cristales. El tren pasa, artero artero. En la consciencia torcida. De los pérfidos baluartes. En la caricia atrevida. De los pórticos prolíficos. En la mirada perdida. De los efímeros furores. Artero y triste el tren está.
Por el viento que miraba. Saltando el ocaso artero miraba. Y el tren ya no corría, ya no corría. En las sombras ciegas estaba. Y el viento artero y el tren ya no miraba. Ni a las estrellas del abismo...
Y el ataúd en el pecho de traje nuevo. Donde la luna se desviste de albura. Donde la noche se apaga de gris. Donde la danza se amarra de luces. Y el ataúd en el lecho de trampa vieja. Viaja entre las cenizas olvidadas. Viaja entre los mecánicos gemidos. Por los muslos subterráneos. Por los marcos camareros...
Ar Te Ro
Donde Solo nadie sabe Y nadie nació ayer De los muertos fusiles fermentados De las muestras fusibles fabricados Nadie, nadie. Solo nadie sabe Cuando miraba el viento Y el tren corría Por la sombra Del silencio ¡Estremecido!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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