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EL DEBER DE JUGAR
¡Qué de trompos y balero!. La rana. Y canicas. ¡De bolsillo!. ¡Es tan peligroso no jugar!.
El niño... Cuando niño ¡Cuando debe! Amiguitos. Caballitos y ... ¡Respeto!. ***Disciplina, salto y.. ¡Columpio!*** ¡Qué de cuentos y leyendas!.
En los bolsillos. ¡Muchas de ellas!. Niños y niñas bellas. Bellas ilusiones. Bellas sonrisas. Bellas inocencias.
Y en las canicas. ¡Honores!. ***Victorias, charcos y sapos*** Y en el habla... Del juego. ¡Elocuencia, amistad, alegría!. Tanto dado... ¡Como recibido!.
¡Qué de indagación!. Y... ¡Descubrimiento!. Una hoja. Un insecto. ¡Luz y sombras!.
Un fantasma. ¡Sin tos!. Sueño de dueño ¡Dragón y castillo!. Y otros con otros. ¡Brinco y grito!. Virtud de abeja. ¡Por el juego!.
Y participar. ¡Cuándo se pueda!. Y cuando no. ¡No desearlo!. ¡Qué de juegos!. Y deberes.
El niño, la niña. ¡Cuándo niños!. ¡Cuándo deben!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DE LA SOMBRA ...Mihaï Benuic ( Rumania ) 1907-1988.
Fué poeta, dramaturgo y novelista, licenciado en psicología, filosofía y sociología. Profesor universitario. Esta es versión de Rafael Alberti y María Teresa León.
De la sombra
Un día, por encima de los años, mi cuerpo abandonará penas, alegrías, la sed de ser, el sueño y los ensueños, y despojándome de todo igual que la serpiente de su vieja piel, me deslizaré entre la hierba de los grandes silencios fantasma de sátiro difunto, y desde la insondable sombra veré la vida, ella -con mozas gráciles y labios jóvenes, y yo- con una copa destrozada en la mano. Mis canciones, sonoras caracolas, sin mí se quedarán en el ribazo, amarillas, azules, rojas, blancas, las finas espirales agudas hacia arriba. En algunas, quizás, los cangrejos de blandas espaldas se acurrucarán dejando sus tijeras cortadoras afuera, temiendo a las estrellas de mar. Otras, sin embargo, los niños, dando saltos en la arena, las alzarán al sol, resplandecientes, y tal vez sobre una, alguna niña apoyará el oído para escuchar el son profundo de lo eterno, en tanto que el ardiente ímpetu del futuro, de una orilla a la otra, sobre los continentes, tejerá sus canciones nuevas sobre las ondas. ¡Ay! Y yo no estaré allí y de los agujeros de mis órbitas se escurrirán grandes granos de oscuridad. Pero las caracolas rojas, gualdas, azules, que los niños harán danzar al sol, brillarán más hermosas, y una muchacha encantará su oído con la sonora caracola oyendo el porvenir.
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Poeta
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?Como renuevos cuyos aliños un cierzo helado destruye en flor así cayeron los héroes niños ante las balas del invasor.
?Fugaz como un sueño, el plazo fue, de su infancia ideal; mas los durmió en su regazo la Gloria, madre inmortal.
Pronto la patria querida sus vidas necesitó, y uno tras otro la vida sonriendo le entregó.
En la risueña colina del Bosque, uno de otro en pos cayeron, con la divina majestad de un joven dios.
¿Quién, después que de tan pía oblación contar oyó, a la Patria negaría la sangre que ella le dio?
Niñez que hallaste un calvario de la vida en el albor: que te sirva de sudario la bandera tricolor.
Y que canten tus hazañas cielo y tierra sin cesar, el cóndor de las montañas y las ondas de la mar...
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Poeta
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ESCUCHANDO AL MAR
Deja los bosques del viejo mar. Y volverán. Espumas las calles. Burbujas los hombres. Sonrisas repartiendo los niños. ¡Corriendo, descubriendo, alegres!.
La vida sirena, es, primavera. Fogosa ternura, es, verdosa. En un plato pastel rebanada. Impalpable dulzor. Joven apetito narrador sin pereza. Sin mártires vientres. Sin promesas impacientes. Fabular enlatado relieve. Alineados cometas del sabio sillón.
Cuando el fuego reposa tiernamente. Cuando el agua mueve telares goteando. Cuando El aire duerme las hojas. Cuando El bosque matutino canta. Puliendo. Frutales. ¡Olores madera y leyendas invisibles!.
Déjalos vivir. Desenredando tinieblas hostiles. Y volverán___A la tierra. Anidando Sue Ños An Helos...Burbujas al mar escucha. N...D...O... ¡B-u-r-b-u-j-a-s...Al mar.
Burbujas, burbujas... ¡Burbujas del viejo mar repletas!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Confituras del cauterio
Ese niño harapiento cubierto de hambres anidaba un pescado seco en las manos en tanto corrupta la red sonreía y de gozo las marionetas hablaban.
¡Confituras del cauterio!.
Esa vez los cocodrilos perfumaron un hilo entre los corazones de goma y lodo arrancando gotas a los filos oxidados y triturando los cristales subterráneos.
¡Del cauterio confituras!.
Allá lejos otra niña flotaba cigüeñas para la máscara sacra del vecino ¡Donde las armas agrietan cualquier alma! Y los orfebres apagan velas negra...
¡Confituras del cauterio!.
Más acá los números daban conferencias por las heridas millonarias del bosque ¡Cuándo los caimanes y topos aplaudían! y las últimas hojalatas rezaron...
¡Del cauterio confituras!.
Luego callaron las gallinas sus sombreros clavando médulas amargas y tintas rojas a través de tulipanes en llamas grises con alfabetos zumbadores y arrugados...
¡Confituras del cauterio!.
Otra vez los trigos tragaron arenas bebiendo los sesos de cabo a rabo entre lirios esqueletos y pétalos raquíticos cómo arañando los viejos cardos cerdos...
¡Del cauterio confituras!.
Debemos fermentar la escarlatina... Dijeron ¡Con las orejas de salmones espantados! ¡Con las manos de alacranes espaciales! ¡Ya verán, las orcas, muchos dromedarios!.
Confituras del cauterio, del cauterio confituras Confituras, confituras, muchas confituras. Cuanto más cauterio, menos criterio.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DORMIR ALAMBRADO
Enjambres de sueños cubrieron las nubes De cada niño perdido de hogares De cada noche quemada y almohada Yo mismo, en mi mismo amarillo sahumerio Dormito la siesta provista de sombras La boca que luce polvorientos fantasmas La marcha impaciente con ritmo de muerte La huella que fue la esperanza vagabunda En el ser de un reflejo de boca bermeja En el mundo desgajado indolente infraganti...
Enjambres de alambres tapizan las almas Cansadas exhaustas meciendo amarguras Bebiendo estancados aromas marchitos ¡Las tintas de pálidos lirios degollados! ¡Las casas heridas desnudas del tiempo! ¡Qué cruzan las tardes fabricando imposibles! ¡Qué pintan las noches recortando recuerdos! Las playas secretas de brasas implacables Las nostalgias miedosas de rudas carnes ¡Tapizan las almas enjambres de alambres!
Y la lluvia redonda penetró Agujeros sin fondo Lágrimas perpetuas ¡Campanas de polvo! La lluvia del dormir Alambrado huérfano indefenso En los enjambres de sueños de alambres En los trajes de muertas estatuas En las cenizas de familias y niños En las entrañas desalmadas actualesAutor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Deliberada tragedia
Ella cantaba bajo el aaguaa de un recuerdo. Colmenas de guitarras dibujaban una nube En los barcos de pocas nueces Arropando la raíz de cada ccamaa.
A lo lejos la nieve de la nnochee. Saltaba clavos y violines. ¡Flamas aceradas!. Timones temerarios, limones ssecoss. Y una rueda fresa dulce.
Más acá los labios de una tarde. Desgranaban los números oocultoss. Con la luz salvaje por el rríoo. Un lirio duro, clavel dorado y destemplado.
Tantos eran los tambores blandos Y las esmeraldas en los pisos ¡Ranas de pecho, gatos escondidos! ladrillos incansables y niños fríos...
No hay remedio. ¡El hhogarr está vacío!. La vieja luz teje laberintos. El plato tiembla plato y techo. ¡Solo moluscos arañan las arenas!.
Por esos andamios la saliva aahogaa. Y gritan las corolas rumores de velero. Chimeneas de plomos caños. ¡La vvozz de los volcanes se ha perdido!.
Luego, luego, la cadena gana biombos. Y las retinas desayunan alfileres. Hay talcos de trigo y plazas ahorcadas. Y el carbón de libertad ppadecee náuseas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DULCE LUZ
Por las calles de unicornios. Van y vienen. Las orugas, las tortugas y las perlas. En las ostras. Son las hadas, aladas, sal y mar. Salientes cascadas de pupilas. Sonrientes lagos de hierbabuena.
Por. Los lirios. ¡De ruiseñores!. Van y vienen. Los amores, los aromas y los rubís.
Con el trópico brillante. Se defienden los delfines. ¡Se cubren los viejos peces y grillos!. Sí, sí, los grillos vanos. Pura lengua, lengua.
En el verano del durazno. ¡Profunda luz!. Amor. ¡Amor de fresa!.
Unicornios instalados en un semáforo. ¡Dibujaban y borraban Con plata, con cristales las azucenas. En los parques. Con los jades. Agrupados en caracoles.
Cantando las hormigas. En la higueras. Las tardes no se olvidan.. ¡De su gracia!. Y Desgracia La luz en la frente de los niños. ¡Llueve!.
Contando. Los sueños. Y... ¡Las paletas!. Y... ¡Los unicornios!. De las calles... ¡Solo dulce luz!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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