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PRELUDIO INUSITADO ( Neosurrealista)
Con el infinito huésped en el corazón de una gota, el vuelo sueña unas alas, y unas olas su mar, de cortezas como plumas de nieve, y la espuma en una burbuja, medita y anida, como el delirio en una sombra solitaria, que aún palpita de ansias, por amar su luz, en las entrañas de un eléctrico drama... En la quietud inerte, de un hondo arcano, que al fuego derrite, en su pecho. Por el latido encarcelado el aliento vertiginoso espiga irresistible fruta vistiendo anhelos de apresuradas llamas envueltas con la luna delicada, intacta...
¡Arpegio brillante, obertura relampagueante!. ¡Transfiguración... Procreadora. No como acto No como posibilidad de cumplimiento Sino Como Nostalgia Creadora. ¡Irreductible presa del momento!.
¡Tibia flor!. De pan nuevo el día con labios y caderas de miel con alfileres y cadenas tejidas con sigilo decimal, decorado, delante, delicioso, perfumado prólogo esférico, especial, estimulante, por el lecho tierno del susurro y movimiento... ¡Aterciopelado resonando!.
El pasado, es una mezcla extraordinaria de singularidad, y misterio, por una fértil llanura de materiales de aluvión, y la bondad humedecida, con el portento candoroso de la sonrisa, en un espejo sin reflejo, como estremece el vuelo de mariposa a las montañas lejanas, que por sus vivos colores palidecen, con el vigor de los robles, entre la vanidad y la envidia, regando las mustias azucenas, del arte malogrado. Al principio sólo tormentas arriba y abajo rompiendo los hilos de la vida con la consciencia triturada de los peores engendros de la tierra ahogando de azul al cielo blanqueando más la nieve contándole arenas al desierto ¡Por esta primicia, por este chispazo!. Cualquier dios es solo debut.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PORVENIR ESPOLEADO
Por ser del futuro una colección perdida. Por el rostro frío del puñal encendido. El eco al astro ora plata siendo oro. Donde el viento tiembla su aliento. Y se templan las aspas de la brisa.
En el trasluz castaño de promesas. Porvenir. Entre trémulas montañas sin entrañas. Espoleado. En el féretro sombrío cargado de laureles.
¡Oh, frescor soñoliento de la nieve!. ¡Oh, balas, botas, entre gotas rotas!. Los ladridos del cobre fallecen. En los lomos de las brumas. En los lobos con la espuma.
Con el rostro erubescente de dúlcido turpial. Porvenir. De arpegios donde hierven las pasiones. Espoleado. Con el son del pasodoble de la muerte.
El futuro viene con sus ecos. Por el cuello con sus fiebres. ¡Un paso que pesa que peca que opaca!. La ensordecedora plegaria del bosque. La ribera que al labriego embate.
Siendo la ilusión pesarosa rosa. Porvenir. Tambores que a la suerte imploran. Espoleado. Siendo la respuesta quejumbrosa rosa.
El futuro ha regresado engrasado. Y se encuentra en el pasado. En el deseo insondable del secreto. En el fuego que anida el hielo hilo. ¡Oh, fragua del mañana hecho agua!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EBRIA HISTORIETA
Hubo una vez una uva, que vino con el vino, combinada camuflada, convidada del viñedo, olvidada de añejarse, de alejarse de embriagarse.
¡Historieta!.
Porqué tuvo un tubo añejo, una vez tez nueva de pez. Donde hubiera nieve nuez. De uva ebria, jugo y voz. S lo supiera el fuego hilo. ¡Qué luego hubo del juego!.
¡Historieta!.
Donde tres triángulos tarde trinan. Donde cuatro cuadros cubos cuentan. Donde cinco circos ciruelas circulan. Y viendo al zapato su suela en el suelo. Y en el cielo sombrías cuevas amarillas. Y entre todas las ramas ranas raras.
¡Historietas, Oh, ebrias, historietas!.
Como la de ésta hubo en otras uvas. Desdeñosas descansando después. ¡Cómo la uva fue y vino y fue una vez!. Pez, nuez, voz, atroz, embriaguez, soez. ¡Cómo aquéllo hubo sido visto utópico!. En el tubo que la uva tuvo añejándose.
¡Ebria, ebria, ebria, historieta!.
Por la nieve que hubo camuflada de frío. Por el juego del jugo del fuego del gozo. ¡Qué combinada vino entre vitela vital!. Y fue convidada connatural conspicua. Y fue olvidada oligarca ominoso vacuo. ¡Qué combinado vino embriagado de mal!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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POR EL ACANTILADO FANTASMAL
Suspiros extendían al viento sinfonías, porqué me fui haciendo destino, destejiendo los otoños de una hoja, en la hora del invierno fuera, de la blanca noche de la nieve, en las flores del vaivén desventuradas.
Ilusionado clamo candoroso de la joya, ramas de sol astillas de luna, cánticos de estrellas y recuerdos, en el himno enamorado de los sueños. ¡Qué tiernos se borran y deshacen!. En el vuelo de una almohada adormilada.
Cristalino exclamo temeroso de la espera, hecha del delirio de un suspiro, con el idioma de un latido luminoso, en la fuente palpitante del instante, eco entre la luz enmudecida, humedecida mariposa que calla lento.
En éstas que te escribo, páginas doradas. ¡Qué se adhieren al olmo herido!. ¡Qué marcan las ventanas impaciente!. Incandescente del sonoro color frío, están las violetas de vírgenes alas, con la tempestad que se marchita.
Por aquéllos que dibujó, mieles paisajes, con el alba perfumada de murmullos, que pintaron al agua con sed amantes, sedas sanguíneas del alma sanas, latidos detenían al pecho enamorado. ¡Del hambre cándida del infinito ilusionados!.
Por Ser El Acantilado Fantasmal Acantilado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EL VERBO SER Autor: André Breton Normandía 1896 París 1966 Esta versión al castellano es de Armando Rojas
EL VERBO SER
Conozco la desesperación a grandes rasgos. La desesperación no tiene alas, no se halla necesariamente en una mesa servida en una terraza, en el atardecer, al borde del mar. Es la desesperación y no el regreso de una cantidad de hechos sin importancia como las semillas al caer la noche dejan un surco por otro. No es el musgo sobre una roca o el vaso para beber. Es un barco acribillado por la nieve si queréis, como los pájaros que caen y su sangre no tiene el más mínimo espesor. Conozco la desesperación a grandes rasgos. Una forma muy pequeña delimitada por joyas capilares. Es la desesperación. Un collar de perlas para el cual uno no sabría encontrar un broche y cuya existencia ni se sostiene en un hilo, tal la desesperación. Del resto no hablemos. No hemos terminado de desesperarnos si comenzáramos. Yo, me desespero por la pantalla a las cuatro, me desespero por el abanico a medianoche, me desespero por el cigarrillo de los condenados. Conozco la desesperación a grandes rasgos. La desesperación no tiene corazón, la mano queda siempre en la desesperación sin fuerza, en la desesperación cuyos hielos no nos dicen jamás si murió. Vivo de esta desesperación que me encanta. Amo esta mosca azul que vuela en el cielo a la hora que musitan las estrellas. A grandes rasgos conozco la desesperación, de vastos asombros menudos, la desesperación de la altivez, la desesperación de la cólera. Me levanto cada día como todo el mundo y descanso los brazos sobre un papel floreado, no me acuerdo de nada y siempre es con desesperación como descubro los hermosos árboles desarraigados de la noche. El aire de la habitación es bello como palillos de tambor. Hace un tiempo increíble. Conozco la desesperación a grandes rasgos. Es como el viento de la cortina que me asiste. ¡Se conoce semejante desesperación! ¡Fuego! Oh van a venir de nuevo... ¡Socorro! Helos aquí cayendo por la escalera... Y los anuncios del periódico y los avisos luminosos a lo largo del canal. ¡Montón de arena, vete, especie de montón de arena! En sus grandes rasgos la desesperación no tiene importancia. Es un hacinamiento de árboles que una vez más van a hacer una foresta, es un hacinamiento de estrellas que una vez más van a hacer un día de menos, es un hacinamiento de días que una vez más va a hacer mi vida.
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Poeta
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SUBLIMAR VOLÁTIL
No escondan la mirada los que sueñan. Dormida la nieve sin infancia. ¡Que tímida afila los rincones!. ¡Que blanda enfila los arcones!. No escondan no. El viento del espejo. Las estrellas del aliento. La mirada del vacío. ¡Que duerme, sí, que duerme!. Los sueños encarnados de las colinas. Las cadenas escarpadas de los valles. Los perfumes adornados de las cenizas. Las palabras esmeradas de los silencios.
Por El Sublimar Volátil.
No escondan la voz los que despiertan. Rústica la nube sin cielo. ¡Que habita huecos los recuerdos!. ¡Que decora vacíos los mañanas!. No escondan no. El jamás del nunca. Las esperanzas del siempre. La melodía del tiempo. ¡Que muere, sí, que muere!. Los futuros alfombrando de pasado. Las mañanas cultivando de noche. Los olvidos esparciendo de memoria. Las letras borrando de palabra.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ANDAMIO AL ÁPICE
Por esa ventana sin alas ni miedo, cae la nieve amando al tiempo, por el otoño sin demorar la sed, en la palabra fervorosa de la entrega. ¡Sólo natura que cura!... Sin piruetas. En los trenes erizados por el eléctrico drama. ¡Por la brisa maternal de una sonrisa!. En las íntimas dulzuras de un geranio. Una tibia acogida, madrugadora, complaciente. Bordando un laurel en calma.
¡Andamio al ápice de castalia fuente!.
Encarnada amena con presteza ágil. ¡Encarnada en travesía halagüeña!. Por ser virtud que inspira leal. Y estremece a los lamentos sepulcrales. Al cuidado inhabitual de las ovejas. ¡Oh, luz que ayuna del pudor falsificado!. ¡Cuanta sensatez hay en el amor maduro!. Con lo adusto, cauto y recatado. Con la materialidad espiritualizada. ¡Cierta claridad cierto compartirse!.
¡Andamio al ápice del caudaloso río!.
En la esplendidez de un espasmo perenne. Pletórico dar y recibir al cenit cediendo. Al pináculo copiosidad almendrada miel. Sin traficarse especulando. ¡Sólo!. Sin apropiarse nimio hábil. ¡Nada!. Sin alas, sin miedo, sin sueño. ¡Todo!. Con afán, con raíz, con alma. ¡Cada parte!. Dócil asequible cómodo satisfecho... ¡Cada poro!. Con lo más humano de la falibilidad insurrecta, dando y dando. ¡Serenata al sol y la luna!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CÍCLICA DESMAÑANADA
Eterna vuelve cada mañana, en la esperanza dormida en la noche, como cambia el verde en las hojas, el afán amarillento del otoño, donde se pierde cada verano. ¡En la blancura de la nieve áurea!. ¡En el rumor que corre en el agua!. ¡En el valle de calles de lunas crecientes!.
Cíclica desmañanada cíclica. Desmañanada cíclica desmañanada. Cíclica. Desmañanada. Cíclica.
Por la sonrisa de espumas de brisas. De olvidos de llamas de pianos. De gotas de campos de vientos. Agobiante desahogo indignante. Revivificante extrínseco núcleo. Diligente trajín y pigricia. En lo ingrávido con largueza regio. En lo efectista hinchado espiritoso.
Cíclica. Desmañanada. Cíclica. Desmañanada desmañanada. Cíclica cíclica.
Derramando al espejo reflejos vacíos, en la tarde magra y fría del detalle. ¡Soñador destello de extraña entraña!. Por la mirada temblorosa del embeleso, en las cúpulas sin límites de pájaro,s voraces, volátiles, fabricantes de pobreza, en racimos de palomas lavando ropas, por los aires de las culpas colectivas.
¡Cíclica desmañanada cíclica desmañanada!.
En los trenes repletos de preguntas, de panes acuñados con el hambre, con el vientre de los ojos lleno, en las manos que se decuelgan del suelo, del cielo poblado de serpientes y gusanos, de la oquedad mas cercana y purpurina, por la obscuridad que frenéticos cultivan, por la mañana incesante del agua seca.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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BUENAS NOCHES Antonio Cisneros Cámara (México)
BUENAS NOCHES (Soneto)
Después de una vigilia fatigosa ya casi a punto de entregarse al sueño gústame ver el cándido y risueño semblante de mis hijos y mi esposa. A su lecho con planta cautelosa me va acercando mi amoroso empeño... ¡ Ah, no tiene un dormir tan halagüeño el rocío en el cáliz de la rosa ! ¡No tiembla más la mano que se atreve a hurtar el bien ajeno, que yo cuando en sus frentes purísimas de nieve, feliz y conmovido, voy dejando un beso dulce, silencioso, leve, con labios que al besar están orando !
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Poeta
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FUE AYER
Autor: Juan Ignacio Macoñó Alba
Mirar tus ojos Desde los cristales Empañados por la nieve, Desolado campo de batalla.
Mirar caer copos de nieve, En aquel atardecer, del sol caído, Suspiro entre los viejos abolengos, Cual pasado que se extingue en tu mirada.
Arrugadas ya están esas mejillas Por el paso de historias a hurtadillas, Es vivir lejos, en el recuerdo del semblante, Que ahora se transforma, en huellas que le dejó el tiempo.
Fue ayer cuando eras joven todavía, Con sonrisas de flores escarlatas, Palpitante corazón lleno de vida, Perfumadas rosas de rocío, fueron tus besos. Fue ayer, cuando mis ojos, se quedaron Para siempre resplandeciendo tu mirada. Fue ayer cuando mi alma enamorada, Te dijo: ¡Te amo vida mía! Fue ayer.
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Poeta
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