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Mi muerte duele
Mientras más muero, mi muerte me duele más. Trance de ásperas ruinas, alud y duelo. La grave sinrazón domina. El obscuro pánico recuerda Entre crepúsculo y campana. Corazón glacial marchito.
Mientras más muero, el firmamento sangra. Y las colmenas se apuñalan. Y las manos cargan rostros yertos. Y las piedras mueren sus arenas.
Mientras mueren conmigo manos y colmenas. Mientras las arenas pudren piedras. Mientras marchan los relojes rojos. Más mueren los milagros de la vida. ¡Más viscosa la rapiña y la malicia!.
Hay heridas en el cielo gangrenado. En el suelo moribundo de panteones. Melodía de sombra y cauterio.¡Tiernas primaveras degolladas!. ...En un después de lamentos...
Muchos abruptos abismos. ¡Camino y caminos de gusanos!. ...Amanecer sin sol... ¡Tiempo paralítico!. El alma llora sus pupilas. El cuerpo suda lágrimas.
Mientras más muero mis dolores son... ¡Es más voraz el duelo!. ¡Es más rapaz el cielo!. ...Hay tan grandes dolores y corazón pequeño. ¡Cuantas almas enfermas!. ¡Cuanto dolor inmundo!. ¡Dolor que pudre... Al dolor eterno!. Mientras más muero...
***Me duelen más otras muertes***
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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ANOCHE TE SOÑÉ
Anoche. Anoche. ¡Oh, anoche!. ¡Que soñaba, y soñaba!. Te soñé, sueño y ensueño. Con el manto blanco de nube. Con la belleza y la noche. ¡Te soñé anoche!.
Fuente del dulce eco. Tiempo de mil fragancias. Camino y manos blandas. Blandas, y blancos ecos. Manos en mi corazón. Por la mañana.
Compañera de la vida. Alegría, dolor y cobijo. Océano amoroso y hermoso. Por la vida y la existencia. ¡Sedosos y turbios días!. Por la tarde.
Anoche que te soñé. Soñaba que soñaba ensoñado. Luna y lentejuela desnuda. No te olvidan mis insomnios. ¡Con ése!...¡Tu manto blanco!. Por la mañana.
Y tu mágico mensaje. Mágico, si mágico mágico. ¡Despierta el cristal que duerme!. Bajo mi secreta. Secreta frente. Y eres siembra y cosecha. Por la tarde.
Ola y ala. Ala de cielo. Raíz de medianoche. Hoy, hoy cuando recuerdo. ¡Qué anoche. Amándote. Soñé!. Mañanas y tardes...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EN ÉSTA BARBA ANIDAS
En esta canosa barba anidas. Almohada de tus mejillas. Pajarillo de pupilas infinitas.
*****¡Agua...Blanca!*****
Cruz de manos pensativas. Los azules vientos y nostalgia. Dolor de vino obscuro.
*****¡Agua...Rosa!*****
Con los párpados plateados. En esta barba...Barba cana. Anidas con tus lechos.
*****¡Agua... Plata!*****
Mejillas y pupilas. Dulce, sonriente, tranquila. Sereno pajarillo infinito.
*****¡Agua... Oro!*****
Pupilas de nostalgia pensativa. Azul de plateados vinos. Momentos del alma.
*****¡Blanca y Rosa!*****
Instante de cielo. Blanca libertad sin niebla. Mirada de luna llena.
*****¡Plata y Oro!*****
Cada segundo de firmamento. Cada color enjoyado. ¡En ésta barba anidas!. Agua Multicolor. Agua, agua. ¡Amor!.Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Confituras del cauterio
Ese niño harapiento cubierto de hambres anidaba un pescado seco en las manos en tanto corrupta la red sonreía y de gozo las marionetas hablaban.
¡Confituras del cauterio!.
Esa vez los cocodrilos perfumaron un hilo entre los corazones de goma y lodo arrancando gotas a los filos oxidados y triturando los cristales subterráneos.
¡Del cauterio confituras!.
Allá lejos otra niña flotaba cigüeñas para la máscara sacra del vecino ¡Donde las armas agrietan cualquier alma! Y los orfebres apagan velas negra...
¡Confituras del cauterio!.
Más acá los números daban conferencias por las heridas millonarias del bosque ¡Cuándo los caimanes y topos aplaudían! y las últimas hojalatas rezaron...
¡Del cauterio confituras!.
Luego callaron las gallinas sus sombreros clavando médulas amargas y tintas rojas a través de tulipanes en llamas grises con alfabetos zumbadores y arrugados...
¡Confituras del cauterio!.
Otra vez los trigos tragaron arenas bebiendo los sesos de cabo a rabo entre lirios esqueletos y pétalos raquíticos cómo arañando los viejos cardos cerdos...
¡Del cauterio confituras!.
Debemos fermentar la escarlatina... Dijeron ¡Con las orejas de salmones espantados! ¡Con las manos de alacranes espaciales! ¡Ya verán, las orcas, muchos dromedarios!.
Confituras del cauterio, del cauterio confituras Confituras, confituras, muchas confituras. Cuanto más cauterio, menos criterio.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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*** MANUAL DE AMOR ***
En las manos vacías están mejores. Los peces que los dedos tejen. Las redes que los aires atrapan. Las ausencias destruidas.¡Sin jaulas!.
Inocentes conciertos en gotas urgentes. Pueden con la lluvia de cien espejos. Dejar las ausencias de las nubes. Paisajes inmemoriales, túneles, túnicas. Mientras bordadas alfombran las lágrimas. ¡Secan relojes esféricos al alba!.
Creo amor, amarte y en Venus bañarte. Escultural y musical pintura escrita. En la lira de los años. ¡Qué no importan!.
Creo de corazón a corazón. ¡Un nuevo rubí!. Con el espacio insaciable de distancias. Con el jardín enjoyado. ¡Caricia y latido!. Sitio sin pretexto. ¡Campo qué ondula infinitos!. Amor, amor. ¡Sin retórica cadera!. Solo latidos, encuadernados, de libro abierto. ¡Al tiempo de péndulas ediciones!.
En las manos el tiempo se escurre. Amor, sin amarte. ¡Inexorables burbujas!. Los siglos cierran las puertas. De signos, sierras y valles. Amor, amándonos. ¡Las cadenas son libres!. Corazón, corazón. ¡Qué nada traiciona!. Amor. ¡Amando la cáscara y el fruto!. El terciopelo sinfónico. ¡De un momento!.
Momento transparente. ¡Eco palpitante cultivado entre dioses!. Amor... Amor... Amor... ¡Amor más allá de la muerte!. Amor que... ¡En las manos tenemos!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Oda de manos temporales
¿Cómo es qué te fuiste?. Tiempo. De mis manos. Mismas que dejaste. Arrugadas. Al irte...
¡Quedamente, y sin oírte!.
Lo digo...¿Cómo ha sido?. ¡Tiempo!...¿Qué te fuiste?. De mis manos. Arrugándote. ¡En mis recuerdos!. ¿Cómo, cómo?.
¡Cómo!. ¿Cómo?. No lo sé. ¡Ni tengo hambre!. Solo. Te recuerdo. ¡Tiempo!. ¡Qué te has ido!. Sin oírte.
Sin ¡Oírte!. Y quedamente... ¡Solo!. Y en mis... ¡Manos!. ¡Arrugado has quedado!.
Como un recuerdo. Como un tiempo. ¡Qué te fuiste!.
Dímelo, si sabes. Tiempo. ¿Cómo te recuerdo?. ¿Cómo?. ¡Si te has ido!. Quedando y sin oírte en mis manos. ¡Qué no oyen!. Sordas.
¡Sordas, sordas, por el siempre!.
¿Me recuerdas, acaso?. Tu paso. Por cada una de mis manos. ¿Dónde has anidado?. ¡Cómo un pájaro que vuela!. Y Deja.
Y deja. Un nido. Un nido como arruga. Una rama, un árbol. Una hoja seca. Y deja. ¡En el otoño!. Hojas. ¡Qué también vuelan!.
Vuelan. ¡Cómo pájaros!. ¡Por el tiempo, por el aire, por la vida!.
Por ¡El viento!. Y En ¡Primavera!. ¡Cómo la primera vez!. Regresan. ¡Cómo retoñan!.
Las ramas, los nidos, los días. Los recuerdos, principios y ocasos. Del Nido. ¡Qué recuerda!. El vuelo. ¡Del pájaro!. ¡Cómo ahora, el tiempo en cada mano!.
Como una nueva hoja, como una nueva mano. ¡Cómo el nuevo ó el viejo tiempo!. La Rama Del árbol. ¡Qué soy!.
Sí, sí... La rama del árbol. Del árbol que soy, y que siempre he sido. Y Que cree. ¡Qué manos tiene!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Degeneración Organizada
En las manos de la tarde se desteje. El horizonte de caminos circulares. En las hojas de la noche se desata. El infinito de fragmentos presos. En las nubes de la sombra se destila. El solitario de frágiles telares.
Como tampoco ha servido enterrar los olvidos Y derramar las horas nacidas del ocaso ¡Con la esbelta sonrisa del silencio! ¡Con la estatua líquida de ensueños! Y derretir las hojas heridas del acaso ¡Cómo tampoco devorar el firmamento!.
Vamos ya enriquecidos de un letal quebranto, mascando impávidas mandíbulas. Con la faz adversa entre las uñas, con la paz inversa entre las tumbas, meciendo inflamados resplandores. Vamos ya empobrecidos a un futuro incierto.
De abundantes marañas son las mañanas. De arrogantes pañuelos son las patrañas. ¡Muchos hay tendidos bajo el suelo!. ¡Muchos son sembrados sobre el polvo!. Solo el odio y la ira relucen granos, solo cosechan amargura y corajes cautivos.
Destejido desatado destila destrucción. Las manos que deshojan las nubes. ¡Inocencias!. El horizonte infinito y solitario, abundante de fragmentos y sombras frágiles. ¡Las esqueléticas conciencias de escombros hombres!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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A veces, pienso como sería que mis manos supieran divagar por la calle veteada de dioses legibles, sin novedad entre los arcos del margen, en el espejo donde traspaso mi propia frente hasta perder el eco del alma en recintos secretos.
Recuerdo tu sexo, simplificado ante carambolas recientes y estruendos sonoros, evocando aquel rincón donde dormimos, tantas noches en diametrales abracadabras.
En el mundo de la salud perfecta, se reirían de la perspectiva que padezco, y encontrarían en el mismo abismo una queja bordando síncopes, arrancados de fronteras excesivas, cuando el amor y la carne inauguran la discordia de una conversación.
¿Quién me preguntó por mi palabra? Por el sentido instantáneo de lo eterno, lo mutable, en el encuentro de la despedida temporal.
Cavilando en esfuerzo, el torrente que adivino ofrece un lugar a la existencia, envuelta en clave de gesta, premonición planetaria.
Todo está alegre menos tu alegría y mi incertidumbre cojeando debajo del aliento.
Ignoro lo que será de ti si enfermas, y no puedas sanar con un beso.
Cuando te mire y no pueda curarte con los ojos.
Y, cuando los cirujanos te ausculten horas enteras, hasta que sus manos cesen los movimientos pautados y comiencen a jugar, a tientas, rozando tu piel, sus párpados científicos vibrarán, precisamente, en largos diagnósticos.
Dosis exactas, rigurosos análisis, pizarras tristes cruzarán miradas, como si más irreparable fuese morir de un modo u otro.
O, tal vez, civilizadamente.
¿Por qué no morir al sesgo del paso de los hombres, despareciendo?
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Poeta
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