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Cándido y travieso (Anticuento)
Llovía. Todo había pasado tan rápido. Las alas brotaron de repente, la puerta empalideció, la nube de humo buscaba una salida. No hay escapatoria posible; la noche reclama a grandes voces un plato de silencio sin los pe- ligros de la luna, asegurando que no va a dormir. Leyó un viejo libro, empezaba a tener insomnio, los ruidos de la calle eran extraños. __¿Pero cómo es posible?
No podía entender nada, estaba debajo de la puerta, con la pluma en la mano, pero necesitaba de la inspiración para volar a la ventana. Sin importar que haya aprendido a sondear entre los archivos, y deleitarse en descifrar documentos relamidos. Ahora estaba bajo la influencia del olvido, y de la incomprensión a su nueva visión a distancia. _¿Podría acaso escribirse de esa forma?.
Al volver del campo unos cuervos, se negaron a escuchar el rebuznar de los asnos inquietos. Después del desayuno frugal la sombra de aquel árbol saltaba entre las hojas, las mesas, y el escritorio, haciendo ruidos extraños, y repro- duciendo el último incendio del panteón cercano. La campana suena a lo lejos, tal vez vaya a misa. __ ¡Qué absurdo! ; Son las once de la noche, y todo se habrá olvidado en una hora. Una oleada de recuerdos le trae el aroma salado de la playa miserable atrás de aquel volcán. Limpio de adiciones y restauraciones, sin mandarlo remendar por la censura, ni falsificar de acuerdo a intereses perversos. Dicen que el agua fría está escribiendo cartas al polo, con el anhelo de la nieve enamorada del hielo. Su autoridad deriva de ciertas desviaciones deliberadas que se divierten amenazando ingenuos. Lo grotesco no es lo incongruente, debe de hecho evitarse en el momento que lo estético se este transformando en estático. Y claramente se este expresando la pared interna de la belleza exterior, invisible por si misma en una sola lectura. ___ Volví a dormir, según me recuerda el techo contrario a la lluvia, acusando a la sequía de estupidez. De hábitos vagabundos y mediocres.
El camino sobre el agua cayó al suelo creando una especie de escenario iluminado en el centro de aquel bosque... Los peces felices pescaban insectos en filas. Éstos últimos no ocultaban su ira, y su repugnancia por el vidrio ; algunos ni siquiera quisieron mirar ni una sola vez al espejo; otros se reunieron en círculos de luz y se dividieron entre las luciérnagas. ¡Asamblea!... ¡Qué se presenten los hombres!. Los pantalones arrugados contemplaron con gran disgusto aquellas disposiciones, pero no se atrevieron a despertar ni a los zapatos ni a las camisas; pues habrían tenido que ver a los fantasmas de nuevo. La noche se había aclarado un poco. Abrió de nuevo el viejo libro, y leyó torpemente, algunas palabras le recordaban su origen; sin embargo, seguía sin entender. Sí, sí, sin entender, y le molestó. __¿Serían sandeces o una realidad paralela?.
Creía escuchar con el rabillo del ojo ese olor dulce del pasado alegre. Una perplejidad como esta no hubiera sido imaginable fácilmente si el estilo nada indicara. Observó sus plumas que se empeñaban en volar escribiendo al aire, con la misma imposibilidad del ser. No era, en efecto, demasiado agradable, sobre todo después de haberse sentido humano. ¡Sí, sí, humano!. ___¡Sé lo que quieres decirme!. Dijo a la pared colgado del óleo en ese cuadro. En ese espacio policromo de ultramar y bermellón, entre la obediencia inmaterial de los relieves dispersos. ___¡Qué no hace falta contarle a nadie lo que nos
hemos confesado hoy!. ¡Qué ninguna representación visual permite percibir el molde, el diseño o el estilo de este tipo de relatos, incluso el edificio desconocido de cualquier anticuento que provoque el derrumbe de la realidad que más convenga a la pobreza prolongada!. Si bien ahora, yo aquí hago lo contrario; pensó un tanto indiferente, no queriendo permanecer pasivo por completo, ni dejando de ser receptivo o evitar responder. __ ¿Qué sería de mí si muero después de cinco días?. ___ ¡Así fue el año pasado, y nadie se encargó de revivirme!. Entre tanta hoja y polvo, árbol y mesa,
escritorio y camas... No obstante, aquel librero frío es buen amigo, a veces me comprende al sostener tanta enciclopedia y tratado, como también libretas y revistas orgullosas, periódicos horrorizados y demás. ___ ¿Qué eres tú?. Extraña cosa depositada sobre la imaginación de lectores distraídos o superficiales, y que solo esperan encontrarse a sí mismos en ti . __ ¡Déjenme en paz!. Historietas y chismes, noticias deformes, informes distorsionados a precio bajo, letras vanas amantes del engaño, discursos manipuladores, inútiles y serviles. Durante dos días tuvo la dicha de ser leído, de ser re-elaborado y revivido, de conversar con las pre- guntas y reflexiones, de descansar sus piernas en la fantasía algodonosa de algunos lectores agudos, sensibles, creativos y de especial inteligencia. Intentó tranquilizarse, el camión se puso en marcha, y la pesada caja fue sacudida; la calle estaba llena de baches, y los encargados de su mantenimiento los tenían bien decorados para las próximas elecciones.
Bajo una luz fantasmagórica las letras se escurrían de las frases, destruían las rimas, los poemas saltaban asustados, la censura aterrorizaba la creatividad más débil, los cuentos volaban por los aires, y las novelas estaban mudas, al salir del nido ya eran fósiles. A lo lejos, en el camino de la fantasía se oían unas carcajadas burlonas. ___ ¡Nadie te entenderá!. Y, nadie está ocupado en otras cosas. Todo mundo espera leer sin esfuerzo. ¡Comprender por ósmosis! Entre lo pueril y lo bárbaro. Si no es así... ___ ¿Desde cuando un anticuento tiene vida fuera del texto?.
Y cuantas veces el texto es ininteligible y corregido de acuerdo a los gustos de las épocas sucesivas, por más decadentes y regresivas que sean, dentro de los avances en otras áreas infames. ___Y ser cándido y travieso es lo que menos importa. Llovía y llovía. Todo había pasado tan rápido. Las alas brotaron, la puerta empalideció, la nube de humo buscaba una salida... Y la encontró, cuando él murió en el olvido.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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TRAVESÍA DE UN FANTASMA
Empezó con las ausencias que repiten su presencia, donde el olvido sale obligado del bolsillo incompleto, con sonrisas y gestos serviles en las manos, y en las cercanías el honor desertor será fusilado. En cada noche la luna cuelga sus lágrimas, permanece quieta, unas pestañas agonizan en el viento.
La naturaleza, así, acaricia los fusiles no exenta de violencia, triunfal, cobra su cuota robusta. La cámara y los medios son escuadrones domados, cómplices del espectáculo. La escena es tan común. En el fondo, acabaría por aburrir la decepción del silencio, quemado en las hojas de los viejos diarios. Es lo malo de ir por delante del pasado. El presente busca independencia afanoso, inútilmente, cándido e ingenuo como un gusano, explicando lo que ya se sabe, a su modo, desechando todo lo no deseado.
El nos ve lavarnos las manos, desmaquillar pesadillas, untar el pecho, ignorar el desconcierto, ocultar los secretos más evidentes. Por fin llegaron. Era un lugar cualquiera bajo un cielo mecánico, invadido de sombras descendiendo lentas, trabajosamente, abatido, sin sobresaltos, simple espectador riendo en el balcón. ¡Eso no es más que un ejercicio de estilo, juego calculado, pura bellaquería y basta!. En la plaza la tarde duerme, el polvo con su voz y diversidad no se le escapa a los viejos. ___ Amigo mío: Moriré como muchas otras veces, tal vez ésta sea la última, he cumplido mi pena, ya no escribiré más.
La sangre seca había dejado de llover y olía a olvido barato, a vulgar noche comprada. La luz, era muy lenta, torpe y opaca, caía en los rincones del murmullo lejano. Las ramas verdes azulaban grises, se balanceaban ahí, inquietas y las hojas desordenadas, secas, empezaron a cubrir su cuerpo. Fue fusilado al final de un largo viaje por la historia, dejó de parecerse a su abuelo y perderse en el rostro borrado que alguna vez creyó tener.
___ ¡No, por favor!. Ni lo pienses, la posteridad es pura inocencia. Los equívocos de ayer hoy siguen existiendo, imperturbables, con el vigor sutil más calculado, más vulgar y ostentoso. El valor, la prudencia y la consciencia limpia, arrastran su cadáver en el vagón de segunda clase, conocían perfectamente ese tren de humo tímido y pequeño. Gritos y alaridos chocan contra las paredes y el techo, y van ampliando poco a poco su circunferencia hasta morir, ahí donde se cruzan pies y brazos y el deber se tambalea en el averno, arrodillado y tapizado de perdones y plegarias costosas, enjoyadas con ceniza.
La humanidad contempla su aliento sangrando, las vestiduras desgarradas, y los labios enmudecidos, han quedado sepultados en la confusión cosechada, la maldad brillando, la crueldad y la injusticia rápida y arancelada expresan su gratitud. El futuro muestra el engranaje que lo ha triturado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Mi vida...
Mi Vida Mi Vida.
Se iba, seguido siguiendo a los años los sueños, mi piel también se hacía viento, volando, al fondo marino. ¡Luz te soy tan ciego!. ¡Muchas retinas he perdido en el cabello!.
Mi primer sueño fue un inmenso rubí. __ En la estepa un lobo dibujaba en mi
piel. Y mi polvo creía tener aliento __ Mis pesadillas esculpían con el agua algodones. Y ella se me iba, a la punta del abismo,
antes de salir la realidad del siglo, ignorando, el vacío en mis huesos, como un soplo yerto. Y esperando, ingenuo, por las nubes nieves,
anudaba los pensamientos, como flores finas, de mis lentes inútiles, bebiendo mis latidos.
Mi Vida Mi Vida. Se fue, atrapando a los muertos la memoria,
mis manos también se hicieron plumas, escribiendo, al árbol hojas. ¡Agua, la sed ahoga!.
¡Minúsculo polvo he regresado al futuro!.
Mi último recuerdo será un infinito olvido. __ En el cielo una paloma, anidará en mi ausencia. Y mi polvo será lo que siempre ha sido. __Mis ausencias destejerán con el vientoestrellas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.
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Poeta
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EL OJO AZUL
Se mira se mira en el espejo azul el ojo del mar en el cielo el rojo del ramo en la flor el azul del abedul en el sueño que sueña el silencio desnudo del mar hecho cielo en la mano de la mano en la frente azul tan azul que no cuesta nada a la mentira más verde vistiendo. El Ojo Azul No, no cuesta nada, no Al azul del reflejo en el ojo En el espejo azul azul Que tiñe a la luz engañando En la mirada que mira mirando El mar en el cielo En la flor en el sueño En la mano en la noche que duerme Que duerme que duerme azul azul El ojo el ojo se mira El Ojo Azul Donde la apariencia se cree verdadera Donde la experiencia certera lo niega Cuando la añoranza espera esperando Cuando la templanza flaca flaquea En la almohada menos azul En la noche menos negra En la consciencia menos vana En la esperanza menos inmunda Azul sabe que el ojo no es El espejo azul que lo refleja.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PANEGÍRICO ESTEREOTIPADO
Por El Sueño Peregrino Las almohadas Cambian De piel Entre las noches Entre las piernas Entre las nieblas Tibias Soledades Con esperanza Porque La Brisa Besa y...
Por la mirada del espejo respira esa sonrisa del piano bailando con los colores que suenan con los sabores que cantan con los suelos que vuelan en las nubes más frágiles e inocentes resplandores al fondo del pasado en el grito parpadeante del instante con el mundo en las pupilas del viento y el corazón del árbol hecho rama entre las sombras incrustadas saladas las manos susurran al bosque al sembrar sueños al desierto al húmedo lago al gastarse el zapato de infancia perdida el sombrero de viejas sonrisas el campo de múltiples semillas.
Panegírico Del humo Encorsetado Laudatorio Al encarcavinar tibio Al abribonarse ligero En la farsa avispado En el desánimo implantado Desnudan al desfalco Demuelen al alud Hasta el delirio Del espasmo ardiente Defensor Del placer repetitivo.
¡Monótono fracaso del clamor insano!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DEL HÁLITO LUCTUOSO
Habla de la infancia la ventana, sobre un abismo puntiagudo, tan pronto pan como esqueleto, germen ignorante del polvo, lleno de ausencias desiertas.
¡Exánime y fricativo luce!.
Entre los versos del vidrio, se inclina la soledad del piano, con la ternura roja del bosque, con la eterna angustia del barro, con la cuna canora del camello.
¡Fúnebre lucro lúbrico!.
Va corriendo un ahorcado suspiro, por comerse la clamorosa puerta, y pescar estrellas con las uñas, y anudar anhelos con los dedos, y beber latidos con los ojos.
¡Veleidoso guarismo informe!.
Por danzar los erizos bajo el vientre, por tener las risas sobre un diente, y entre las manos los pechos, y entre los alientos los ojos, ¡Tiñen las campanas con sangre!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Taciturna catarsis (Texto Neosurrealista)
Por atrapar los mañanas en un recuerdo de párpados nocturnos en los dulces labios del silencio en las manos cálidas del sueño donde el eco ansioso merienda un plácido silencio como hirviente cascada que desgarra.
Entre las noches un fuerte huracán que asoló islas, como la negación, la culpa, y todas las etapas del duelo, alimentado por cálidas aguas, junto a una zona arrasada por el fuego de la muerte, la ignorancia, y la indiferencia de las rocas impacientes, por los riesgos de la autopista, mientras caminaba sonriendo, trabajosamente hasta el buzón sepultado por la nieve. Encontrando una razón más para disfrutar del fracaso, que enriquece, la insensibilidad, del despojar al semejante de sus bienes, con todas las comodidades modernas, y el perdón a la vuelta de la esquina, decorado con monedas, como un terópodo depredador, pequeño y ágil, y el hábito de incubar polémicas suculentas, y controversias apetitosas.
En la virtud encendida y derramada la carne del fuego forja vientos en el íntimo fulgor del momento prematuro por el roce inadvertido que rosa y goza el clavel por las orquídeas.
Cavando en el pasado, con las pestañas que resuelven las incógnitas, hasta las mismas raíces de lo increíble, como animales mesozoicos jamás descubiertos, por un dátil codificado como tomate, ni por las siluetas de las nuevas nubes, con techo de paja y pequeños pastizales, preocupados por el propio cabello, que flota cuando las campanas dejan de sonar bajo el acantilado de acacias. Expulsar de raíz a las corbatas y camisas infames, es el canto, es la clave, es el tesoro ataviado con saco negro, como el cinodonte del Pérmico tardío, con patas torpes y sangre fría, por las cordilleras montañosas y los riscos agrupados... Sigilosa la noche serpentea bajo una almohada...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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OBNUBILACIÓN LUBRICADA
Neblina pura irresistible muro de matorrales muslos del horno de las plantas a las palmas pies de leña manos herreras de rincones relampagueando junto al aliento ardiente junto al silencio hoguera, higuera, horizontal, húmedo, huerto.
De tantas mieles de golondrinas, de luz cambiante mustia, en la más infeliz de sus regiones, paladar del alfiler salado, donde se traza la semirrecta, que forma el ángulo agudo, en el perímetro tibio, de las diagonales del eneágono frígido, por la demostración maravillosa, que no cabía en la estrechez del óleo incorporado, tan ácido yodhídrico, por el anverso y el reverso, siendo una misma y única reacción bajo el ombligo.
Del topacio que se derrama en la escalera del humo frágil oveja enredadera con tantas ganas en el fondo verde complicado contigo revive la luz que muerde al olvido escondido ensortijado en la humedad del monte, maquinal, manipulado.
Por la pupila del incauto molino, que trina por la mudanza del grano, a la noche bruna, que reclama las estrellas en el lecho, sin espuma, que apremia láctea la distancia del cobalto tenue, por la ilusión del tronco trémula, la falda y el sombrero péndulo, azulado ensueño del nido, y los sonrojos, al pedir que llueva oro, por las súplicas fervientes del zapato, que destella el orgullo vano, ¡Más allá de los estímulos multilaterales obligados!. Sin aceite.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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AL RECRUDECER TEMPESTUOSO (Texto Experimental Neosurrealista)
Por el gris que arrastra de la mano al año en la bonanza sangrienta una pesadilla despierta porqué amarillean los verdores secos ecos.
En la parte inferior de la escena, cinco veces repelente, especialmente en aquéllos de mayor autonomía, húmedos, por las tácticas brutales de la pobreza, de las presas y el viento, desprevenidos por el néctar de una polilla, cuando sacaba del polvo al cuervo curvo, en el crecimiento de los huecos olvidados, en la distancia escurridiza, que es el desliz desafiante del margen, en el domicilio de las controversias, con la discreción absoluta de todos los engaños, y la decisión inapelable del cementerio.
¡Al triptongar la tripulación las triquiñuelas triunfales!
En la voz que cubre la ceniza de las noches en la carne de la tierra con el sueño anegado en las raíces devoradas ¡Por la inocencia tierna!.
En los efectos visuales, que deforman la lengua en trance, por el poder portador de las señales, con la bendición de medio litro de sed, sobre cualquier hoja del aire, dónde los problemas tienen un precio razonable, para los panteones plagiados por el estiércol de un caballo, con la corteza de un sauce, en el amargor persuasivo, de cualquier planta o palma, pie o mano, virtud venenosa, siguiendo así la tendencia de los resultados impredecibles, en la repetición más fascinante de todo lo ignorado, y la mezcla complicada que más confunde.
¡Al reverberar la reverencia del revoloteo retrechero!.
Porqué el silencio se ha marchado al cielo desabrido y ocultado entre lámparas de sangre seca la consciencia abundante en el desprecio de la lengua al alma ajena.
Encerrando la verdad, al mundo de la sierra abierta, del bosque, del pasado omitido, en estos años que vencieron a los meses, y dejaron paralíticos los días, en el gran progreso hacia el abismo, con los cambios más espirituales, del plomo en manos del infierno, en los bordados funerarios, del ortoedro virtuoso, acomodado en el cálculo infinitesimal, de una lágrima regular, que ocupa las pocas funciones trascendentes, en la vinculación de los logaritmos con los números imaginarios, en la tangente respuesta, y la secante en los catetos indispuestos, por la tempestad en el plano simétrica... ¡Al recrudecer tempestuoso, de las relaciones, de sucesos aleatorios!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez .
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Poeta
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PRESENTE ESCABROSO
Porque ya nadie sufre por lo que haya visto, ni el sufrimiento imita, ni el fuego es concebido, en lo bello de lo siniestro, de los años deformados. Escabroso siendo.
En la primera intención de una efímera pintura que quiso ser vidente en la orilla de una chispa en la punta más profunda de la tristeza rosada siendo creadora aún más real que el absurdo artificio que entiende de la concepción cualquier insinuación en la evasión del imposible ligero como un fracaso estruendoso luce el ejercicio candoroso condenado a ser apología cerrada endeble compendio del circunloquio gris grito donde el asidero circunspecto es crasitud globosa.
No, no, nadie sufre ya por otro, menos que en la mano cercenada, menos que en el rostro desfigurado, en la peor fealdad obscena, de estos años fabricados.
Con el valor musical aglomerado en los rincones ligeros de la paz indefensa y taciturna con el duelo encubierto en el desacierto que las venas agiganta donde el carmín serpentea los pedazos del ensueño hecho capullo que naufraga en el terciopelo naranja de los vientos y los lamentos del escudriñar enjuto porque muerden los suspiros embriagados inactivos en los muros inundados de los párpados sedeños en la gloria despreciada de los épicos floreros escondiendo la espesura del turbión desesperado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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