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IMPASIBLE SIENDO
Lo que más importa es morir menos entre la vida ingrata del celestial ausente en la vida despreciada en la feroz ambición en el engaño infuso en el magnánimo desdén...
Impasible y desdichado en el desvelo generoso queda el vuelo que nada espera de las plumas ni de la presa estridente ni del espacio jadeante con las ramas bulliciosas de los semblantes en la clemencia afilada de los cementerios en la noche despavorida de las estrellas
Impasible entre la acerba carcajada del trino a contraluz que se despoja del alma inútil con paso vacilante ¡Una mariposa encadenada corre! ¡Entre una consoladora puerta falsa! Una mariposa ingenuamente corre.
Siendo En el suave corazón del infinito Impasible En la carne misma de la avaricia Siendo Fragua del silencio y la amargura.
Siendo impasible siendo La frescura de los polvos y los dolores El aroma postrero de los ausentes La luz de los sepulcros que se estremecen Por el andar tardío del estrépito y del eco Por la holgura del ímpetu cavernario.
Porque impasible siendo impasible Un ruiseñor destiñe al fin cercano en el fuego que llueve sin sosiego en la veloz jornada sin rostro en el inefable encanto sin tiempo en la atroz campanada sin hielo.
Lo que menos importa es morir,
demasiado en el minúsculo olvido, derramado en el mayúsculo recuerdo. Aquéllo que hace los mares dulces. Aquéllo que hace de la saña virtud. ¡Y del engaño mortal su negocio expansivo!. Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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FLAGRANTE FALACIA (Experimental Neosurrealista)
Anoche salió volando ese sueño distraído por el espacio viejo del nácar enamorado.
Por el sentido místico del rombo, admirablemente conservado, que aparece y desaparece en su concha, con sus atributos ligeros, que se complementan mutuamente, durante el ascenso gradual, que devora las penas en secreto, y con furia cruel desata infiernos, que no encuentran la sombra, ni con ayuda de la milagrosa luz.
Es la verdad comestible al alcance del combustible en el plato sensible del presente aborrecible. Porque solo el temor se decide, a obedecer del trueno acompañado, bajo la forma de un toro, que lleva sobre sí el signo de un rayo, en cierto número de pinturas, que piden las perlas del fondo del océano, como los segadores hacen con las espigas, en la cosecha de retinas, creando simetrías, analogías, en símbolos y alegorías.Porqué... Intocables las palabras destejen, a las letras inasibles, el jardín de las penumbras, en las pupilas del fuego. Con la flagrante independencia, para perderlo todo, en un tono aguamarina, de matiz inmaterial feroz, que subyace debajo del dosel monocromático, en el mismo momento que se repite mensual, con los engaños de las falsas mentiras.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PARSIMONIOSO PARÉNTESIS (Texto Neosurrealista)
El cadáver del tiempo yace en el silencio sin pena ni pan de olvido de pana en las perplejas telarañas del espacio perdido en la luz.
Por la esencia de la sombra, que su pensamiento esconde, entre el brillo de los imposibles tejiendo a la eternidad sus mejillas. Allá donde las flores sueñan impacientes los jardines, en mapas de par en par, las paredes a todo color, durante un año de segundos diminutos, entre los viejos relojes que viajan por carretera, con el crédito de una pisada publicada, con las botas de alta definición.
Con la calma que duele al verde por ser rojo con el olor de presente y el pesar renovado en cada pasado reciente.
Por la derrota que olvida su recompensa en la orilla, de añales de observación, y en la especulación ligera, que compra en las esquinas de un suspiro influido, por las variables constantes, del alcohol lleno de frío. Por el pasado que ha ocultado su rostro, en el retorno perdido que conmueve, dibujando a las noches estrellas, en cuatro supremas ilusiones azules, mediante la fuerza del exterminio, del cielo que sueña enrojecido.
Por la manzana que devora serpientes virtuosas corriendo en la luz envenenada con la ignorancia condenada en los días dibujados de noche.
En las ciudades y los anaqueles, que se pandean por miles de curalotodo, en los anuncios de cualquier cosa, y la candidez de los compradores de los indómitos ríos, que levantan un arpón, mientras los pescados escuchan un águila durante el deshielo, que se resquebraja por las nubes traicioneras en las cabañas de vanguardia, metidas en problemas con los sicomoros y las linternas de pollos, para aliviar el bárbaro destino, de la sinceridad en el techo.
Parsimonioso paréntesis incauto del caballete de perfil fino que abarata las madrugadas por el exquisito fenecer de la estadística audaz.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DESENMASCARADO
En esa faz de la ola fugitiva el tiempo no puede vivir furtivo en el breve espacio de los ojos en el brillo que desteje su transparencia en el rostro que cultiva sus ausencias el tiempo no puede no puede negar petrificado el pasado que cuelga del vuelo de las tapias que anida por el suelo nublado en el jardín de las lágrimas absortas con el único nogal de las cobijas con el último fresno de las noches con el virtual roble de los vientos. . . . . . Des En Mas Ca Ra Do
En esa faz de los relojes disidentes el tiempo tiembla en el templo con la luz evaporada del silencio con la voz azulada del olvido con la paz ahuecada del graznido el tiempo, tiembla tiembla afirmando blando el presente que despega del cielo las estrellas que ocultan por el piso los tornados en el ligero verde de las penas en el suave rojo de los prados en el grave blanco de las cadenas. ¡La ola fugitiva apresó el morir furtivo!. . . . . . Des En Mas Ca Ra Do
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CLARIDAD INEXPLICABLE
Es Claro ¡Qué no entiendo!. Como la quietud destella. Como diminuta transparencia. En el espacio imborrable de memoria.
¡Amor indestructible de sangre a sangre!.
Porqué la vieja sombra era de papel en ella, en su intento de ser luz, de tinta limitada ya, por las camisas de una lasca pulida que vio, la atención de las vértebras circunstancias, durante el primer año de refugio desnudas, las montañas en su profunda incredulidad.
¡Recuerdo qué no muere de tiempo a tiempo!.
Porque en un plato el tiempo plata desayunaba, unos desdichados relojes inmunes y coloridos, labios amasando al amor la garganta delicada, del dinero propenso a sufrir relámpagos lentos, del mismo quebranto del hambre del hombre, donde saltamontes en bicicleta, comían nubes.
¡Pedestal de sentimientos en báscula rústica!.
Porque los geranios saltaban por los picos, de las primeras alas del agua, y en los gorriones de pobreza, los gusanos merendaban enormes huecos, con un sabor de almendra amarga, vestidos de libros olvidados. Claridad que duele.
De Mil Modos Meridianos Impermeables ¡Lágrimas temporales!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Acielado Cincelado
Allá donde el viento escribe, párpados del fuego acuoso, a las flores fieras, blancas golondrinas, la verdad de los trineos, el murmullo de las nubes, la sonrisa de los velos, el corazón de las pestañas.
¡Cincelado, acielado, cincelado!.
Allá donde la tierra calla, pupilas del hielo ardiente, a las cándidas cadenas, grises adioses, la soledad de las arenas, el dolor de las paredes, la espera de las grutas, el espacio de los huecos.
¡Acielado, cincelado, acielado!.
Por ese allá. Donde la noche se duerme. Donde la aurora se dora. Y empuña estrofas imborrables. Y labra lágrimas imberbes. En las sombras heridas de penas. En los sobres ardidos de panes. Por ese allá del más allá.
¡Cincelado, cincelado, cincelado!.
Es Ese Cielo Que la luz llora Que la tierra cultiva Que el polvo goza Que el vacío vibra Es ese acielado cincelado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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UN ARCANO HETEROGÉNEO
Quería volar, y se fue de leopardo vestido con el presentimiento de que el medio esponjoso quedaría asombrado en las retinas. Hacía varios días que estaba muy tranquilo. Ni él mismo sabía lo que describían los timbres postales falsos terminados en casa. Ni de las lágrimas petrificando sueños presos. De vez en cuando, por un momento, el espacio crecía y se achicaba entre resortes sorprendidos al salir de las realidades alternas, retrasando el destino con descuido, como la mirada de un ciprés al cielo que ha mandado parar al sol alerta y puro.
Otras veces caminaba asido a circunstancias incandescente, ensimismado, deslizándose en los velos despojados de la música perdida, en un claro enrejado bajo las nubes provocando un torbellino con la disciplina de las generaciones por venir, inclinando con su peso la llanura de sus pupilas. Quería imponerse, a fuerza de ignorar las excursiones masivas a las interioridades ajenas, abriendo y cerrando las ventanas triangulares y sus palcos. Que caminan sobre el dorso de las olas.
__¡Lo mejor es no pensar en ello!__ Se dijo calladamente al empezar a brotarle el par de alas negociadas en la noche por el largo camino de las nubes.
Estuvo mucho tiempo sumergido en la cabeza de la estatua colosal, ahí donde vio dibujado su rostro con inscripciones destruidas por terremotos y mareas. Algunos las explicaban desparramando promesas de saberlo por haber desatado misteriosas correspondencias.
Conocedor de la profundidad del absurdo, y decorado además por las nítidas paradojas rechazando amablemente la acusación de los celos profesionales. Como los bosques ignotos bajo el cabello cano y escaso.
Los días siguientes no fueron diferentes al mes anterior, en la vorágine incesante del espacio mínimo comprado en las calles como historias verdaderas, a los rostros anhelantes en el cementerio de los pozos. Parecido al fruto de una huerta de casa embrujada, acompañado del tiempo sin fin, con el dulce placer del deseo todavía en espera.
Todo había andado excesivamente bien como el alfabeto fonético más antiguo que se conozca, desde la pintura rupestre de los perturbados caracoles marinos creados por las corpulentas bacterias sin tomar en consideración la edad en forma de pirámide que salta evocando a los parásitos por el desconcierto de la imagen mencionada.
Pero todo ello solo duró unos minutos, fue un vértigo verdoso en un claro de selva nadando en el aire. Como el ritmo rotundo de múltiples piruetas, apretando en la garras un cerebro potente que electriza su espacio y maravilla la tierra.
Súbitamente, la roja luz lunar perdió mucho de su intensidad. En ella aparecieron visiones apacibles mecedoras de penumbras en una especie de preámbulo magnánimo, representando la sonrisa doblada por los años con las llamas de la espalda a los talones.
___¡Claro qué les diré todo lo qué pasó!___ Pues los vidrios de las ventanas se han fundido liberando las escaleras que permiten llegar al fondo del lago escondido en la piedra de la que sale la voz, y agita la luz intensa en el hervor general de la nieve, en el inmenso territorio inacabado del resto de la vida.
Por otra parte, ya no quiero volar, y mucho menos vestido de leopardo con el par de alas baratas cinco horas después de aquel suceso que claramente he olvidado por ver el oxígeno atómico eliminando el hollín de las pinturas de mis memorias antiguas, resultado del buen cuidado que me dan en este museo, ahora mi hogar permanente. __¡No obstante, hablaré esta noche con Seth!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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I.N.F.I.G.U.R.A.B.L.E.
En los ojos Del mañana La esperanza teje El pasado Veleidoso En la memoria infiel Del tiempo Circular En una aguja ¡Décadas pétreas, lustros blandos!. Instantes... Milenarios. ¡Hechos de hoy!. Un recuerdo, una esfera, un mundo Universo de asombro peregrino Anverso de vividos tiempos Inverso de ignotos espacios In Fi Gu Ra Ble... El mañana siempre Será un siempre, siempre. ¡Mañana, mañana!. Qué tal vez... Vea El Futuro De La Esperanza Ciega ¡Ante la certeza!. Del Ignoto Imposible ¡Bajo la piel eterna!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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El colofón equitativo
Fue cuando el tiempo colgó sus relojes en la nada, sin fe, en el collar del espacio dejando saltar sus gestos grises, desvalidos, extendiendo el significado de las palabras estrechas, en torno a la negra figura en medio de la pálida faz dispuesta a salir sin destino, entre las grandes franjas de niebla que una tarde reunió con mucho valor.
Resultando difícil despertarse de esa manera más de una vez, en toda la angustia que emigra de la realidad invisible, tratando de ocultarse a medida que la noche caía, llenando con ligeras eternidades su mirada fría, en la imagen de la propia muerte, entre las flores de fósforo y ceniza, donde todo puede fácil recordarse con el suspiro de los caprichos prolongados, en una gota de relámpago, soberbio que dicta a la muerte sus dogmas, con las palabras encendidas mucho más que en la vida irreductible, en el deseo de un buen viaje. Y sin embargo, de repente se sabe que nunca volverá sin transición alguna, en la punta de los abetos que quema el viento en el extremo de un instante.
Un poco más tarde, atravesó de nuevo el cementerio y llegó al lugar donde la había esperado... Entonces nos paramos juntos, al fin, con la meta ante nuestros ojos empapados de sudor, terminando de desprenderse dónde hubo una vez unos muertos, que caminaban juntos, en cualquier parte del aire. Si bien brotaron tiernos laureles, su voz al mar llamaba bajo un mundo que agoniza, y se resigna a ver pasar la vida malgastando los años de grandeza, con sus salpicaduras tristes en el lóbrego montón que trepan los nublados, que bogan en tropel que se afana contra un arroyo plantando las langostas con sus ojos espantados en la fatal jornada.
Equitativo, estaba descansando tanto como se lo habían propuesto al rededor de una suave pendiente, los valles ondulantes cubriendo con sus huellas frescas las manchas prisioneras entre los barrotes de luz que pasaban presurosos por nuestro lado, haciendo innecesaria la sombra compañera del olvido que no reaccionaba en la uniformidad gris, de un ángulo cerrado de tonalidades centelleantes, que nunca imaginé nos cambiaría en los pasillos del futuro.
¡Sí!. Si ése futuro atroz e inaplazable cuando se platica, y como si fuera llorando, la obscuridad en el suculento banquete, de unas páginas no escritas, en arrullos de oro de cuna humilde, con el emblema de la esperanza, que las virtudes coronaron por la sed de amor divino, postrado a los pies de finales sin entrega, y de principios que prosperan en la libertad de una gota en el océano. Así sucedió, y por tanto así se dijo: Fue superando bien el rechazo viéndole la cara todos los días, sin saber que hacer, para que por fin se aclararan las cosas, en el fuego no encendido dos veces, con los labios agitados, y trémulos los golpes extraviados del remolino que desde hacia horas apretaba en la mano, y que como siempre murmura en la próxima parada.
En el rincón tibio, en la primera calavera enemiga de la luna, cultivó los siglos de esmeraldas, escarlatas, y de tiempo en tiempo consideraba el paisaje de pirámide de lágrimas dónde se acomodan los ayeres, sobre las mañanas derrotando a lo largo de los años, el desgraciado matrimonio del alma y la materia en el justo final del tiempo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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EN UN SIMULACRO QUIMÉRICO
Nadie lo esperaba. Desde la escotilla impermeable lo vi subir por el agreste camino del anómalo montículo, por el astro, en tanto en su órbita corría la vivísima luz entre un torrente, y él dobló sus rodillas en la región interestelar extraña. Donde la selección natural ha conspirado contra un vínculo instantáneo entre el bioplasma cibernético y los ácidos nucléicos modificados. Como las enredaderas trepan la melancolía metálicas.
A medida que las naves eran sacadas del agua, al pie de las montañas helicoidales del neoformado Saturno que ya veían el sol, se iba atenuando la mala impresión en la quinta pantalla plegable, sin duda debida al campo holográfico interferido. Como la frescura penetrante de un vaho fosforescente. Cuando llegó a su refugio lo único que traía, además de la ropa del plástico magnético de tercera generación que tenía puesta y algunos microchips encapsulados, era un pequeño cofre de antimateria color violeta, de valor incalculable, pues era lo único que conservaba de una edad más dichosa... A través de la transparente secuencia de los siglos se creaban ciudades, rumores, civilizaciones, historias y seguramente burbujas de tiempo escogido.
Nadie tenía claro que, al filo del milenio los antropomorfos heterogéneos difícilmente salían sin defectos de la hibernación haciendo todo tipo de rarezas. Alejándose un tanto del entorno ancestral. Él entonces solo tenía veintiseis años reprogramables en espiral, y ahora contaba treinta y dos, cuando ya podía darse cuenta que estaba atrapado en una fisura del espacio-tiempo... Como una pequeña y fugitiva pincelada consoladora a medias. Ninguno, cuando llegó, lo miró como un objeto extraño, y nada se había movido, ni los planetoides habían crecido porque el clima primordial subsistía en el Caos parcial, dando a luz creaciones y destrucciones microscópicas. Como una inocente gracia que se agita... Y donde el tronco creativo anega su primera aurora. Le costó mucho decidirse, pero por fin dejó de interrogarse a solas. Mientras esto sucedía recordaba las cataratas de la tierra abandonada, y miraba las formas confusas del ambiente que le rodeaba destacándose apenas una breve brillantez titilante, como una flama transductora electrostática.
Sus movimientos eran lentos pues los miembros se veían rígidos, y extraños, y el cuerpo flotaba ligeramente en los lugares menos indicados e inesperados. Nadie estaba desconcertado dejando una huella completa de la duda esparcida en el aire, como una eclosión de vida de un instante vacilante y ciega esperanza. Después de analizar el problema de la restauración durante años estáticos, y verdaderamente catastróficos, como el llanto mudo que resbala sobre una faz doliente. ¡Cómo un mundo desintegrado que se esquiva a solas con sus ojos de piedra turbados!. Nadie se desmoronaba después de seleccionar la última propuesta de su inexistencia, que era tanto como perpetuarse en el Caos, por lo que abordaron entonces la nave desintegradora, de pesadillas espaciales, para cambiar los planes hechos en ese espacio-tiempo, en esa fisura, subyugando la voluntad indefensa. __ ¡Imposible llenar una cesta de hambre y colgar el apetito de la historia en una mandarina!. __
Las marionetas en este ciberespacio neoformado no tenemos procedimientos, ni remotamente analógicos, estamos servilmente enredados, atrapados en los más mínimos hilos de los pseudosociales vínculos patogénicos. Tan virtual como fugaz es el torpe sensualismo, la escoria temeraria e incendiaria en los cálidos torrentes, que tiemblan. Bien podría tratarse de un burocrático retroceso, inalcanzable, por la presión, y el espanto.
Y nadie y ninguno se refugiaron en la nada. La nada en su esplendor creador que espera solo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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