Es la voz de la esperanza La que sembrada en mi garganta canta Que nuevos tiempos de amor vendrán Remozando los valles ahora yertos De tu joven corazón aprisionado En la pronta ambarina hojarasca Que mis versos dejaran en tu alma.
Pajarillo, rojo y amarillo, los azules años Se fueron con premura, con un afán Que ni siquiera el viento lleva Arrancándote de golpe la inocencia Dejando el estigma en tu cuerpo ¡De no ser más, niña virtuosa! Como si eso, a alguien le importara.
Yo no puedo recordarte, porque aún no he conseguido olvidarte Tú vives dentro de mí, sin hacer ningún reproche Y me basta con mirar en noches como esta El rojo planeta bajo cuya égida naciste…
Y vuelvo a verte después tan bellamente coqueta Vivaz y sonriente, escapando a la terraza Ocultándote en las buhardillas que a hurtadillas construías Para al encontrarte, prisionera te hiciera de mis brazos.
¡Oye… que locura de amor construimos! Si… mira… ¡cómo me haces reír todavía!... Cuando te veo en pleno frío, casi desnuda ¡tentándome! y yo con mi saco en la mano, corriendo tras de ti…
Tu cabello suave y fino, te lo cortaste por mí Me has regañado por eso, pero después me llenaste de besos Te olvidaste del enojo y luego, hicimos el amor Y fue tanta la pasión que esa noche clara provocara… ¿Recuerdas?…
Que amanecimos mojados por la lluvia Pero tu vientre y el mío satisfechos de ese plenilunio En que desbordamos todo nuestro amor enamorado… Bien pagada fue la noche, que de nuestro amor, todo lo aprendió.
[right]Cuanto el deleite suma a lo vivido acrecentado se lo resta el pecho, pues la ilusión se va por el sentido.
Y en ese hacer y deshacer lo hecho, sólo un amor se salva del olvido, y es el amor que queda insatisfecho. José Ángel Buesa
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Si sobre la tierra ya no hay nada… Ni nada en el cielo infinito Que te pueda convencer a que te quedes Dejaré morir estas ganas mías Estos locos sueños, de llamarte… ¡mi esposa!
Yo por mi parte, tal vez encontraré a otra Con la cual he de vivir el eterno brillo de la luna Rodeado de luceros encendidos Que podrían haber sido… hijos tuyos y míos con los nombres que, acariciamos juntos.
¡Márchate… si así pretendes!… Me evitarás la molestia de tener que agradecerle a Dios y a la vida El haberte conocido… ¡Márchate!... Para cubrir de luto mí agonía Y esperar sea absuelta el alma mía Por haberte amado con cadenas de prisión Implorando muchas veces tu perdón.
Encontrarás amantes… tantos como piedras hay en el camino Pero el cuerpo… el cuerpo que se entrega sin amor Es mercancía sin valor… Y no digas más que fue un accidente o una equivocación Porque si los buscas, es por adicción.
Y cuando te marches, no olvides Te convertirás en la falsa moneda que… Todos quieren usar, pero nadie quiere poseer, Y aunque tarde tú comprenderás Que el amor verdadero, nunca estuvo al acecho de tu sexo.
Ve, arrastra tu dignidad y tu desdicha Pero lejos de mis ojos, lejos de mi corazón. Que aunque no quisiera, siento… Y me aterra pensar que podría, en mal momento Soltar la fiera que, en mí mora enjaulada, queriendo su furia desatar.
Antes de olvidarte, preferiría morir Y si la muerte llega, que me olvides tú. Tal vez mi amor por ti, no fue un cariño santo Por eso hoy camino sobre un tapiz de cardos Así vivir me toca, bajo la sombra de tu amor, pero sin ti.
Llévame en tu mente, como las olas llevan pompas Y cuando te alejes de mis playas Desaparéceme en segundos Como desaparecen ellas, brillantes e irreales En los broncos murmullos de la fiera mar.
Tal vez te traiga el viento, crujidos de cristales Será mi voz partida en miles de pedazos Llegando a despedirse porque así tú lo quisiste Y en esa despedida mi voz aun doliente Te diga solamente… ¡adiós, adiós mi amor!
Se azucara en mí la vida Preñada de sofismas y de alegrías Llenándome de flores y de primaveras, Luego con violencia me despoja De los colores y las mariposas Con la brutal tesis de los dogmas.
¿Qué se cree que es la vida Para hacerme hoy sufrir Lo que hasta ayer jamás nunca antes sufrí? Hay retoños inciertos A la vera del camino Esperando a brazo abierto Un poquito de calor Pronto aprenderán que el camino es largo y dura la batalla Cuando glosen uno a uno Sus pétalos al sol.
Atravesarán los rayos la corola de la flor Y en esa horrenda travesía, tal vez Cuando lleguen al fondo, al corazón En punto aparte queden Los recuerdos y el dolor.
Con la misma avidez de un sediento Voy a beber de tu amor… hasta saciar mis deseos… Hurgando en los límites de tu cuerpo Hasta el último de tus suspiros.
Voy a besar tu espalda con ardor Hasta ver brotar cada letra de mí nombre Como rojos botones de claveles prendidos En la magna blancura de tu piel encendida.
Pero no me hagas caso, aun no quiero verte excitada Entornado tus ojos bonitos o mordiéndote las uñas Tranquila, que todo a su momento llega Es sólo que digo, lo que pronto va a acontecer.
Cerraré la alcoba para amanecer contigo Sobre sábanas blancas que hendirás con tus senos Ese tiempo vendrá entregándonos todo… El tiempo aquel, cuando no nos tuvimos.
Con cada gemido que des Tu aliento será fuego quemando mi piel Y en estertores de muerte con mis brazos te apresaré Y te haré regresar a la vida, al amor y al placer.
Cierra ya la boca… no me escuches… Son tonterías que se me ocurren decirte Porque cuando llegue el momento…. Ni lo pensado se parecerá… ¡no te rías bebé!
Sé que vendrá La he llamado ya tantas veces Que a sus oídos tal vez, mi voz cansará Ella me escucha y en sus sueños me tiene.
Yo no quiero de ella, una sola lágrima de tristeza, Quiero reír con su risa, que se llene de gozo Abrazarla, mecerla en el aire, llenarla de besos… ¡Unir nuestras almas con devoción!…
¡Cuando ella vuelva… Yo aun estaré!... ¡Si no en el aire… en cada amanecer!... Porque sé que vendrá.
Pero no viene mi luz… No aparece el génesis de mis inquietudes El día va perdiendo fulgor y yo siento miedo ¿Será que su brillo está elevando otra luz?
No quiero desatar una tempestad Con pensares sin fundamento, Quiero mi corazón tranquilo… Para ser sólo paz, cuando ella llegue…
Me alegre el día con su alma de niña y el rezo en sus besos, Ella me aguarda… pero ahora no está ¡No está… no vendrá!... ¡ y yo tendré que morir… para que ella nunca muera!...
Ella tiene la piel color del sol Fundida en una sola con su pelo Con brillo transparente leonado Dulce, como la miel de las abejas.
No hay nada parecido en el cielo Ni en las aguas quietas de los lagos Que se llenen de amor en cada espera Como el azul sereno de sus ojos.
Ella es amorosa como una paloma Y se vuelve mariposa, cuando yo le bajo el pecho. Celosa cuida el nido recién tejido Para albergar cuando vengan a, los críos.
Me despierta y me habla como a un niño Cuando en sueños yo la llevo aun Entre los azahares de las sedas y pañuelos En las alas de un vals, por la sala de mi casa.
Ella tiene la virtud de hacerme soñar más Cuando, despierto, yo la miro en ajetreos Preparando el desayuno o limpiando Esta casa que ella sola ha llenado como diez.
Siempre alegre va entonando una canción En una lengua que no entiendo, pero trato, De sentir la melodía en la tesitura de su voz… ¡Es un río de agua dulce a través de la montaña!
¡Una cascada inagotable de pureza Con los sueños aun en mente de vestirse de princesa! Descontando va las horas de una promesa Para ser la majestad de mi vida que ahora empieza.
Ella pinta con singular destreza Ilusiones en su canto que va haciendo realidad, Sólo queda celebrar sus esponsales con el hombre que ama Y verla caminar feliz, bajo un arco de espadas.
Porque ya no estás Ahora rasgo las cuerdas de mi corazón fibrilado Esperando escuchar nuevas notas… ¡Pero él, no sabe decir otra cosa…. Más que tu nombre!
Y por eso ya... le he peleado algunas veces Pero me vence, sin más argumentos… que nombrarte Dejándome el alma al aire, haciendo más grande la herida con el hechizo de la espera, porque tú, jamás volverás…
¡Hoy tu amor me está costando la vida, pero antes Un millón de lágrimas vertidas!... Y creo que no fueron tantas alegrías las que me diste Como pa’ devolverte en cada lágrima, cada una de ellas.
Y ni siquiera he tenido tiempo de odiarte… como pa’ maldecirte Y no creo que algún día lo tenga… Porque sigues llenando el espacio que, en tu caso por ejemplo, Por mí, ya con otro… lo llenaste.
Y mis rezos son que… cada suspiro que doy Llegue al fondo de tu corazón, para que nunca me olvides… ¡Mira lo que has hecho de mí, voy pidiendo migajas… Cuando tuve el trigal, a punto de siega, en mis manos!
Delalma 11/02/2013 11:46 a.m.
Algunos poemas en verdad me cuestan lágrimas el escribirlos, como este por ejemplo. Por los recuerdos... no?... en fin.
Amor, no sé qué bicho, en la cabeza te picó Porque eso de andar preguntando Que si te quiero o te he dejado de querer Es insanía que alguien siniestro sembró En el más limpio de los corazones Que para mí suerte, me ama a muerte.
Y como no habría de quererte mujer si tú eres la luz que inunda mis días la fuente que calma mi sed la estrella que Dios me dio y no preguntes cuanto ni como te amo, con que lo sepas... te basta.
Llénate de alegría y esboza tu mejor sonrisa que tu cara refleje mi amor... mata la envidia con tu mirada y entiérrala lejos de tu corazón. Tú: mi cielo y mi reino Yo: tu penitente esclavo. y qué?