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Te digo adiós si acaso te quiero todavía Quizas no he de olvidarte... Pero te digo adiós No se si me quisiste... No se si te quería O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Este cariño triste y apasionado y loco Me lo sembré en el alma para quererte a tí. No se si te amé mucho... No se si te amé poco, Pero si sé que nunca volvere a amar así.
Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo Y el corazón me dice que no te olvidaré. Pero al quedarme solo... Sabiendo que te pierdo, Tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
Te digo adiós y acaso con esta despedida Mi más hermoso sueño muere dentro de mí. Pero te digo adiós para toda la vida, Aunque toda la vida siga pensando en tí.
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Poeta
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Momentos de luna, de estrellas, de sol de caricias, de besos, de amor y de fuego… de hondos suspiros de ternura embozada de versos divinos trayendo mentiras… Momentos de risas, de solaz y alegrías de tiernas palabras y dulces melodías, como la rosa más bella que esconde la espina traía en su corazón… la hoja escondida. Momentos de desilusión, desolación y de muerte todo eso me ha dado en tan sólo un día… aquella... que prometía ser sólo mía pero muero contento… porque yo si la quise. delalma.
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Poeta
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La noche morena indolente hoy te ha traído un presente, no sabe que estás ausente que vives solo en mi mente. La noche morena preciosa y la luna caminera vanidosa, vienen vestidas con prosa y lucen muy presuntuosas. La noche morena, la luna y su brillo… ¡Hacen cantar a los grillos, y en una mata de membrillo ha anidado un pajarillo! La noche morena está inquieta no te ha visto salir coqueta, la luna caminera se va… secreta y los grillos callan su cantaleta. ¡La noche morena escuchó un lamento! ¡Ay, y yo que la amaba tanto! ya no hay canto, solo llanto, él, es puro dolor y quebranto. La noche morena y noviembre en un ataúd grande de mimbre… velan los restos de un nombre cuatro candelabros y un hombre… delalma
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Poeta
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El amor que nos unió, sigue vivo y aquí está en el remanso de agua clara, los pájaros, la flor y en el follaje de los árboles… que no dejaron que se fuera. Tu mirada es cielo azul de esplendida belleza en ella se refleja el agua quieta de un lago cristalino mientras viejos troncos de abetos y abedules forman el marco predilecto para robarte un beso. Y yo te miro y escucho que preguntas pero no sé lo que preguntas… pues la mirada tengo puesta en ti y lo demás… ya no importa. Es el sueño que yo tengo cuando vengo a recordar a bordo de ésta barca que no me decido a abandonar porque aquí dejaste tu aroma y vacio tu lugar y yo te espero, hasta el día en que decidas regresar.
Delalma
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Poeta
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Apoyá en er quisio de la mansebía miraba ensenderse la noche de mayo; pasaban los hombres y yo sonreía hasta que a mi puerta paraste el caballo. «Serrana, ¿me das candela?» Y yo te dije: «Gaché, ven y tómala en mis labios que yo fuego te daré». Dejaste er caballo y lumbre te di, y fueron dos verdes luceros de mayo tus ojos pa mí.
Ojos verdes, verdes como la albahaca. Verdes como el trigo verde y el verde, verde limón. Ojos verdes, verdes, con brillo de faca, que están clavaítos en mi corazón. Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna, no hay más que unos ojos que mi vía son. Ojos verdes, verdes como la albahaca. Verdes como el trigo verde y el verde, verde limón.
II
Vimos desde el cuarto despertar el día y sonar el alba en la Torre la Vela. Dejaste mis brazos cuando amanecía y en mi boca un gusto de menta y canela. «Serrana, para un vestío yo te quiero regalá». Yo te dije: «Estás cumplío, no me tienes que dar na». Subiste ar caballo, te fuiste de mí y nunca una noche más bella de mayo he vuelto a viví.
Ojos verdes, verdes como la albahaca. Verdes como el trigo verde y el verde, verde limón. Ojos verdes, verdes, con brillo de faca, que están clavaítos en mi corazón. Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna, no hay más que unos ojos que mi vía son. Ojos verdes, verdes como la albahaca. Verdes como el trigo verde y el verde, verde limón.
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Poeta
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Dejaba correr el tiempo con la absurda esperanza de olvidar tu pasión enfebrecida… tu amor… quise olvidar el fuego de tus labios, y de tu cuerpo, la lisura de tu piel. Esa manera tuya, tu pensamiento sobre el sexo… en cualquier parte y alocada; no te importaba fuera en el coche, lo apagabas y… ¡varias multas cancelamos! Para vos… ¡el mundo era una alcoba! hubimos de cambiar mueble cada tres meses, ah! y la cocina… ¡un desquicio!… la vajilla, renovada a la semana; y por poco, de la lavadora nos caímos. El tango y la milonga que tu vida eran los aprendí con vos, como si míos fueran. Un café en el boliche arrabalero, llenándote del bandoneón y su tristeza… y ya, los ojos te brillaban. ¡Una copa!… y la danza fluía de tu cuerpo, imparables tus caderas me embriagaban, con tus senos pegados a mi pecho… ¡me matabas! y lerdo con mis pasos me enredaba en los ágiles malabares de tus rosadas piernas. Me recitabas poemas muy sensuales, incitándome en horarios matinales ¡y esas letras… esos tango que entonabas! despertaba en mí lo que callaba, y menos mal… que la lencería… no te gustaba. Eras mi gata consentida, muy amada te abrigabas en mi pecho algo cansada… y beso a beso entre mis brazos dormida te quedabas y una sonrisa de felicidad… tu rostro iluminaba. Pero pasó, y no sé ni cómo… ni por qué nos alejamos sin quererlo, sin saberlo... tal vez por la rutina o quizás por el trabajo pero fue una triste despedida… de un gran amor que viví, a tu manera. Delalma Domingo, 24 de octubre de 2010
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Poeta
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La rutina diaria… se va, y se viene por el mismo camino, las mismas caras, la misma gente y el trabajo que no espera, porque hay cuentas que pagar. Caminaba ensimismado por el parque, cuando vi a dos enamorados… ¡como palomas!... en amoroso ritual, sonrientes, tomados de la mano, rozaban sus narices… Abandoné el apuro y dejé mariposear el tiempo, me he sentado mirándolos de frente, él leía, ella escuchaba… pero se sentía, lo mucho que se amaban. La dama se me quedó mirando, y yo, me acerqué a congratularlos y a pedirles un favor… ¡el que tal vez otros esquivan!… Quisiera tomarles una foto – les pedí a los dos- ¿Sería tan amable y decirme usted su edad? -el caballero con gesto sonriente respondió- ¡mi novia tiene 80 y yo 85!... La foto está preciosa… ¡Que viva el amor! Delalma
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Poeta
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Tocando mi guitarra en el diván no sé… hoy de ti, me he acordado será porque era nuestra esa canción… la bailábamos pegados, alumbrados por la luna. No sé, es solo que me puse a recordar y me entró una nostalgia, como nunca alguna lágrima se deslizó por mi mejilla cavilando en lo que hubiera sido de los dos. Se me acongoja el alma al recordar que yo te presenté… al que sería tu marido, jugando a ser don Juan dije que eras mi amiga… y ya no te pude separar, de mi mejor amigo. Si la última vez que los vi, hasta me puse a llorar, tuve que decirle que era de felicidad, al ver la niña que llevaba en los brazos y por la alegría de encontrarlos. Con sutileza mordiste mis labios en un beso y los ojos te brillaron despidiéndote de mí, así dijimos adiós y hasta siempre con una lánguida mirada y una farsante sonrisa. Porque no quiero desunir lo que Dios unió, a tu marido, que es mi mejor amigo, nunca más lo he ido a visitar…. porque tengo miedo, que sólo te halles tú. Delalma
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Acompañada por la muerte,
esa es mi suerte,
largo trecho a quedado atrás,
el que falta con los ojos de mi amiga,
se ve sin terminar.
Dura suerte,
esa es mi muerte,
a un costado la tengo que llevar,
nada puedo ya esperar,
si he soportado todo
con ella al pasar.
Acompañada por la muerte,
esa es mi suerte,
por lo visto no me dejara,
ni yo la dejo de agarrar,
ambas juntas,
nos tenemos que aguantar.
Acostumbrada estoy,
pegada como sanguijuela
conmigo a todos lados siempre va,
muero si me quiere abandonar.
Acompañada por la muerte,
esa es mi suerte ,
no me asusta
cuando la tengo que tocar,
a mi lado callada,
mis quejas escuchando
siempre estará.
Acompañada por la muerte,
esa es mi suerte
me consuela en el dolor ,
ella me hace el honor,
un respiro no me da,
ni tampoco se decide a llevar.
Acompañada por la muerte ,
esa es mi suerte,
junto a ella se abren
caminos al andar.
aunque fastidiada al oírme,
me escucha , no me habla,
quiere que me pueda ya callar.
Pobre muerte,
soy su calvario,
soy su sufrir
soy su tormento
soy su pesar,
mientras viva,
soy su forma de existir.
Ella representa,
parte de mis pensamientos,
yo la cruz de sus lamentos sin oír,
espero no se muera,
antes de llegar,
gracia no tendria ,
ahora yo de nuevo,
con mis benditos años,
sus largos huesos
tenerlos que enterrar.
Muerte mía,
cansada le suplico ,
le imploro, lloro y le repito,
con mi fiel viejito,
primero a mí,
ella me pudiera ya entregar.
No la puedo convencer,
dura de matar,
ganas no me faltan
de poderla estrangular,
pero, sola,
no me quiero yo quedar.
Pobre de mí,
argumenta la muerte,
¿por que?,
¿por que precisamente a mi,
me tocó esta testaruda
ahora anciana toda la vida perseguir?
es mi fastidio,
es mi morir,
es mi penitencia para redimir,
quisiera que se pudiera ya dormir.
Acompañada por la muerte ,
esa es mi suerte,
para ambas falta
camino por andar,
pero con los ojos
de mi buena amiga se ve
sin terminar.
Acompañada por la muerte
esa es mi suerte,
de ella su nueva forma en la vida
de existir.
AUTOR: IRMA PERIBAN VILLA...MEXICO
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Soy el caballero de la noche,
tú alumbras mi morada,
soy la tristeza
que sin tí no vale nada.
Termina con migo,
espero tu llegada,
no me resisto,
tus encantos me confunden,
dando tiempo al desenfunde,
de tu embrujada espada.
Tan solo envuelveme
con la luz de tu mirada,
acariciame un poco ,
que sin ti no deseo nada,
no quiero tu partida,
ni la orden de guerra en retirada.
El tiempo esta ahí, pacifico como si nada,
soy el caballero de la noche
en busca del sentido,
que sin tí no tiene alivio
ni tiene nada.
Soy el caballero de la noche,
no busco despedida,
tú mi cleopatra,
¡Ho! cleopatra mía
alumbras mi morada.
AUTOR : IRMA PERIBAN VILLA...MEXICO
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